Habacuc 3: 17 – 19
“Aunque la higuera
no florezca, Ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y
los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no
haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en
el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies
como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”.
Cualquiera que sea el momento, por bueno que
sea, si viene algo no tan bueno me gozaré en tu presencia, Señor aunque vengan
muchas cosas en mi vida yo me alegraré en ti.
Cuando yo esté mal, si tengo una enfermedad,
por ejemplo, no es que me goce en la enfermedad, no, me gozo en el Dios de mi
salvación que está por encima de toda situación. Engrandecer a Dios en medio de
la dificultad. Tengo esta dificultad, pero Dios es mi Salvador. Si se puede con
la ayuda del Espíritu Santo
A veces enfocamos nuestra atención en los
problemas y no en Dios que es más grande que ellos.
Dios nos hace muchas promesas, pero si no las
creemos en nuestro corazón, si no marchamos en pos de ellas ahí no pasa nada
porque a Dios le gusta que nosotros nos levantemos y le digamos: Señor te creo.
Cuando nos sentimos desanimados nuestra fortaleza viene de Dios.
Dios nos ha dado poder sobre toda fuerza del
enemigo y nada nos dañará.
Habacuc 1: 4
“He aquí que aquel cuya alma no es recta, se
enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”.
Nosotros vivimos es por fe, nos movemos es
por fe.
Dios no quiere que retrocedamos, no quiere
que entreguemos la bendición de Dios en las manos de del enemigo.
Nehemías 1: 1-11
“Palabras de
Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte,
estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos,
con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado,
que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El
remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en
gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a
fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos
días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh
Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la
misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu
oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora
delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los
pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa
de mi padre hemos pecado. En extremo nos
hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y
preceptos que diste a Moisés tu siervo.
Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si
vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a
mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra
dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os
traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos, pues, son
tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano
poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu
siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre;
concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón.
Porque yo servía de copero al rey”.
Una situación difícil que estaba viviendo el
pueblo de Israel. Nehemías estaba pidiendo por su pueblo.
Declaró que su Dios era sumamente poderoso y
fuerte.
Reconocía que ese pueblo no tenía a Dios en
el primer lugar. Pedía por la misericordia de Dios.
Dios es demasiado misericordioso.
Nehemías 2: 19-20
“Pero cuanto lo
oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron
escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis
vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije: El Dios de los
cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y
edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en
Jerusalén”.
Les dijo que ellos no eran nada delante de
Dios.
Nehemías 4:1-2
“Cuando
oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran
manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del
ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá
volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los
montones del polvo las piedras que fueron quemadas?”
Los trataba de débiles judíos, pero la
palabra de Dios dice: diga el débil fuerte soy. Cuántas veces pasas por un
momento difícil de tu vida, pero el Espíritu Santo está ahí para levantarnos.
Resucitaremos del polvo y nos levantaremos porque Jesucristo nos llamó a
santidad. La obra que Dios empezó en mi vida será perfeccionada.
Nehemías 4: 3
“Y estaba junto a él
Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si
subiere una zorra lo derribará”.
El enemigo tiene que retroceder solo avanza
si nosotros se lo permitimos.
Nehemías 4: 7 – 8
“Pero
aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de
Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos
comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a una
para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño”.
Cuanto estás en la bendición no te puedes
dormir. Hay que orar por la bendición que Dios nos ha dado.
Nehemías 4: 9
“Entonces oramos a
nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de
noche”.
No se relajaron, trabajaron de día y de noche
y oraron.
Nehemías 4: 10 - 11
“Y dijo Judá: Las
fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no
podemos edificar el muro. Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta
que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra”.
El enemigo no quiere que nosotros sepamos de
las promesas de Dios.
El enemigo siempre está mirando cómo nos
aparta de la bendición. Siempre está maquinando y haciendo estrategias. Cuántas cosas hace el enemigo para destruir
nuestras vidas. Por la tecnología se mete en los hogares para dañar nuestras
vidas, en adulterio, en inmundicia, en fornicación. Se va metiendo tan
sutilmente en la tecnología, en las
complicaciones del mundo que no nos damos cuenta.
Nehemías 4:12 – 13
“Pero
sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían
hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre
vosotros. Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los
sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y
con sus arcos”.
Aquellos hombres que claman por sus esposas
Dios los levanta. Somos sacerdotes de Dios para ministrar las cosas de Dios, en
el poder de Dios.
Nehemías4: 14 – 15
“Después miré, y
me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No
temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por
vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras
mujeres y por vuestras casas. Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos
entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos
al muro, cada uno a su tarea”.
Dios nos ha comisionado para hacer la tarea.
Es un mandamiento de Dios que velemos y oremos para que no caigamos en
tentación, que en todo momento estemos en el Espíritu.
Nehemías 6: 1 – 2
“Cuando
oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos,
que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta
aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas), Sanbalat y Gesem
enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de
Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal”.
Sansón durmiendo en las piernas de Dalila
perdió, la comunión con Dios y perdió el
discernimiento. El en ningún momento pensó en recomponer su camino hasta tanto,
perdió la fuerza que Dios le había dado.
El enemigo te enreda te hace caer y luego te
acusa.
Nos buscamos en el mundo amistades que Dios
no nos ha dicho que busques.
Nehemías 6: 3-7
“Y les
envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque
cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. Y enviaron a mí con el mismo
asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera. Entonces
Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta
abierta en su mano, en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y
Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú
el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey; y que has puesto
profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y
Ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos
juntos Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu
corazón tú lo inventas. Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se
debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh
Dios, fortalece tú mis manos.”.
Dios nos fortalece si se lo pedimos.
Nehemías 6: 10-11
“Vine
luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba
encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y
cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche
vendrán a matarte. Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que
fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré”.
El enemigo quiere amedrentarnos. Nosotros le
tendremos que responder: “no moriré sino que viviré y contaré las obras de
Jehová”.
No te avergüences del poder que Dios te ha
dado. Nosotros somos bendecidos para siempre. Hasta el final yo voy con el
Señor.
Nehemías 6: 14
“Acuérdate,
Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también
acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban
infundirme miedo Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul,
en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron
todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron
humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.”
Quien nos llamó a servirle fue Dios. Él
nos llamó a servirle en el ministerio.
Hechos 16: 20 – 25
“y
presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos,
alborotan nuestra ciudad, y enseñan
costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. Y se
agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron
azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la
cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido
este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies
en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y
los presos los oían”.
Romano 8: 18
“Pues tengo por
cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse”.
Y también
Filipenses 4: 13
“Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece”.
Yo le creo a Dios que las promesas que él me
dio se cumplirán en mi vida.
Hechos 16: 26
“Entonces
sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la
cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas
de todos se soltaron”.
Yo le creo a Dios que esas puertas que han
estado cerradas se abren en mi vida. Las cadenas se soltaron, toda cadena de
ruina, de miseria, de enfermedad, de división en mi hogar caen por el poder de
la palabra.
Declaro que el Dios de los cielos me
prosperará.