lunes, 29 de mayo de 2017

Atletas de alto rendimiento

Usted va a pensar en estas palabras: Correr, luchar, Centro de alto rendimiento, conocimiento, disciplina, esfuerzo, resultados, premio.

De qué nos está hablando el Espíritu Santo de Dios ahí. Es llegar a la meta a través de un conocimiento de la palabra de Dios.

Todas esas palabras conciernen a un atleta, buscando un premio, se sacrifican y se esfuerzan por ese premio.

Nosotros estamos metidos, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, implantados en su Iglesia, en la Iglesia de los últimos tiempos, somos parte del cuerpo de Cristo y Dios nos está invitando a que, con todo le corazón, con todo el esfuerzo, tenemos que meternos definitivamente.

Los deportistas se esfuerzan y unos pierden y otros ganan, pero a nosotros, Dios no nos engendró en Cristo Jesús para perder, sino para ser más que vencedores. Esos son los genes nuevos que nosotros llevamos. Nos tenemos que llenar de ese pensamiento y saber que tenemos los genes de nuestro Señor Jesucristo pues tenemos el Espíritu Santo de Dios, estamos hechos para triunfar en cualquier faceta, si no es así algo está ocurriendo, no con Yahvé Dios, sin con usted.

Esos deportistas del Giro de Italia, dejan familia, dejar relaciones sexuales, deja absolutamente por concentrarse en ese premio, por concentrarse en esa cita de alto rendimiento, saben que no pueden ir allá de cualquier manera. Si los deportistas están con el premio en la cabeza, ¿cómo debemos estar nosotros en nuestra vida espiritual?: Vida eterna, salvación, la llenura del Espíritu Santo, nada nos va a separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús.

Miren: las almas están allá regadas y nosotros sinvergüenzas que no hemos sabido que somos atletas de alto rendimiento.

Nosotros somos vasos de barro, pero donde mora la excelencia del conocimiento de Dios.

Es hora de despertar porque le digo si usted después de esta palabra no la coge ya no la va a coger nunca, ojo que esto ya es un ultimátum de Dios para los que están acá con todo el conocimiento que tienen, si no la cogen están marcando gran tribulación.

Primer pensamiento: que somos atletas de alto rendimiento y en nosotros se tiene que ver la gloria de Dios.

Si alguien te ve y dice que estás lleno de luz y que vio algo sobrenatural en ti, sepa que empezó la unción real. La unción Real es la máxima de las unciones. Es cuando el Espíritu Santo dice: Permiso que voy a manifestar mi gloria en ti. Dele cabida al Espíritu Santo para que haga una explosión bien grande en su vida: Atletas de alto rendimiento.

I Corintios 9: 24 – 27

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.

Para llegar a ese premio se tiene que tener lucha, esfuerzo, disciplina; acá se está haciendo el paralelo con lo que se hace en el mundo. En el Giro de Italia, ¿Cuántos se llevan el premio?, uno. Recuerde en I Corintios 6: 17 dice: “el que se une al Señor un espíritu es con él”. Nosotros somos un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, unidos a una cabeza, somos una unidad con nuestro Señor Jesucristo.

Dice: “corred de tal manera que lo obtengáis”. Hay una tal manera, una sopla manera de obtener el gran premio. Hay que llegar a esa santidad, hay que llegar a la estatura de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Cuando usted despierta en la madrugada y sacrifica es carne y se pone a orar, esa es la tal manera de Dios, ahí se obtienen las grandes bendiciones.

Ahora cantábamos: “que tu gloria llene este lugar”. Pero cómo la va llenar, este pidiéndome eso, pero no se sacrifica.

“Todo aquel que lucha de todo se abstiene”. Estamos en la brega diariamente, en la lucha diariamente, pero con nosotros está el hermoso Espíritu Santo, estamos en la brega diaria, pero él nos hace más que vencedores.

Nosotros luchamos por una corona incorruptible, recuerde que en Apocalipsis dice que nos van a poner unas coronas de oro, tenemos como fin la vida eterna.

Hay que estar en el proceso de la santificación, para un deportista estar al cien por cien y conquistar esos olímpicos, esas medallas, esas exaltaciones, esas honras, él se tiene que sacrificar primero. Ya Jesucristo, en la cruz del Calvario derramó su sangre y ya nos hizo salvos, ahora nosotros tenemos que correr la carrera que él corrió, él nos enseñó y nos dotó de su Espíritu Santo y hay que correr esa carrera.

Al principio se puede torcer, pero tenemos que estar en la brecha que va enderezar lo torcido, hay que pagar un precio, hay que estar ahí porque la victoria está bien servida.

Dice: “de todo se abstiene” y nosotros casi no nos abstenemos de nada.

Hay que congregarse mucho, meterse mucho con Dios. Hay que estar en el espíritu para que esas tinieblas retrocedan, para que tengamos toda la autoridad de Dios: Atletas de alto rendimiento.

Nos tenemos que esforzar y decirnos a nosotros mismo sí se puede. El Espíritu Santo lo hará en nosotros porque somos atletas de alto rendimiento. No soy cualquiera, se tiene que llenar de este pensamiento.

Si ve un endemoniado, usted que va a hacer si no es atleta de alto rendimiento, si no está en forma, si no está en fibra, si no está lleno del Espíritu Santo, ¿usted va a dejar el endemoniado ahí?, ¿cómo que usted lo va a dejar ahí? Dios nos está llamando a algo muy tremendo, a todos porque como dice en Marcos 16: a todo el que cree le seguirán estas señales. Es al que cree, pero si usted no está creyendo. Pídale a Dios que le aumente la fe.

Abramos nuestro corazón, que su corazón no vaya a estar cerrado, tiene que estar muy abierto, porque Dios te dice hoy: Necesito atletas de alto rendimiento.

Se acabó la vagabundería, mire lo que les está pasando a más de uno: yaciendo en el desierto unos den fornicación, otros en adulterio y otros en mentiras, y a ver están aquí y así muchos hermanos en el mundo entero, no han querido entender que son atletas de alto rendimiento y que el Espíritu Santo los ha dotado de gran poder.

En la vida no se alcanza a desarrollar la capacidad que en nuestro cerebro tenemos, así es en la vida espiritual, ¿usted va a dejar pasar los años sin ver la gloria de Dios, sin disfrutarla día a día? Que vengan almas por usted, que el canal sea usted, el Espíritu Santo a través de usted trayéndolas, pero que el canal sea usted.

Seamos atletas de alto rendimiento, las almas se están muriendo y nosotros unos sinvergüenzas. Que después en la presencia del Señor, no toquemos la puerta y digamos: Señor en tu nombre eché fuera demonios, sobre los enfermos puse las manos y sanaron. Vallase que no lo conocí, ese no era el nivel que yo quería, nunca me diste la gloria, querías aparecer tú, tenías un negocio y parecías un atleta de alto rendimiento, pero no lo eras, eras todo inflado creyendo que eras el único siervo del Señor. diga el Señor. Que eso no nos pase. Que por eso se han fundado tantas sectas y tantas denominaciones.

Yo aquí veo a los ungidos del Señor, todos nosotros, aquí no hay ningún superungido, aquí el que unge es Jesucristo con su Espíritu Santo.

El enemigo no quería que usted escuchara esta palabra hoy, no quería siquiera que este vaso viniera, hasta el amanecer estaba en tremendas luchas, pero Dios me dio el privilegio de venir a pararme al frente de los santos de Dios.

Cierre sus ojos y diga: “yo soy un santo de Dios, por el poder del Espíritu Santo me estoy apartando cada vez más del pecado y de los errores, por la sangre de Jesucristo, papito Dios me ve perfecto y voy rumbo a la estatura de Jesucristo. Declaro con mis labios y lo creo en mi corazón que soy un atleta de alto rendimiento, atleta del Señor Jesucristo con un multivitamínico que es el Espíritu Santo que en toda situación me ayuda, me da la salida, me conforta, me consuela me dirige y me da poder para ir contra las tinieblas. En el nombre de Jesucristo te doy gracias, oh Dios de Israel porque eres el único que en mí haces grandes maravillas, gracias”.

En el 26 dice: de esta manera corro. Ya se la apropio, eso debemos hacer, yo si hago caso, yo voy a correr, yo de esta manera corro, yo me someto a la palabra de Dios y me voy a meter realmente con Dios. Tienen que aumentar sus niveles de oración, congréguense más asiduamente, no tome la palabra de Dios a la ligera, obedézcala como nunca, para que usted vea la gloria de Dios sobre usted.

¿Vamos a seguir los mismos con las mismas? ¿Nos va a sorprender la muerte en esto? Cristo viene, el arrebatamiento está encima, el examen final, ¿se imagina el premio de los que volamos? Cierre los  ojos e imagínese por un solo momento el arrebatamiento. Nos tenemos que esforzar para alcanzarlo.

En el 27 dice: “sino que golpeo mi cuerpo”, cómo que todavía la fornicación, la masturbación, el adulterio, la mentira, todavía con esos placeres terrenales, las ambiciones, las envidias. Golpee esas situaciones, eso le toca a usted. Eso es de la carne, pero el Espíritu Santo te está dando el fruto de la continencia, el fruto de la templanza, el fruto del dominio propio para decirle no a estas situaciones, esto es golpear el cuerpo, golpear esas tendencias que tiene esta carne y esa naturaleza caída.

“Y lo pongo en servidumbre”. Servidumbre ¿a quién? Un atleta de alto rendimiento, se matan por ganarse una etapa, un premio, un Giro, un Tour, porque le está sirviendo a la empresa que los patrocina, que le paga y lo hacen con excelencia.

Nos tenemos que mover en obediencia a la palabra de Dios, no nos podemos dejar mover en la carne sino dejarnos mover el Espíritu Santo de Dios. Se llegó la hora de ser atleta de alto rendimiento.

Somos siervos del Dios Todopoderoso corremos para un corona incorruptible, inmarcesible,  no se agota, es eterna.

Oren por las almas, si alguien le dice que ore por él, ore por él verdaderamente. No responda que el Espíritu Santo no se lo trajo. Porque desde el momento que le dijeron: ore por mí. Desde ese momento el Espíritu Santo se lo comisionó.

I Timoteo 6: 12 – 16

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén”.

La guerra está planteada desde génesis 3. Satanás va querer dañar tu caminar en Cristo, pero tenemos la espada del Espíritu para volarle la cabeza de una. Decirle te vas y le declaro la palabra y eso se tiene que ir.

Pelea, hay dificultades, pelea. No importa el monstro  que esté ahí parado, pelea, somos atletas de alto rendimiento. Satanás está para