sábado, 20 de septiembre de 2014

Yo soy fuego



Éxodo 3: 1-5

“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.  Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.  Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.  Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.  Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”.

Dios nos está hablando que cuando Dios nos llamó nosotros tuvimos ese fuego del Espíritu Santo. Él llenó nuestras vidas, nos transformó. Cuantos van a esas religiones y no pasa nada en sus vidas, no sienten el fuego.

Yo le preguntaba a una familiar: “¿usted ha sentido la presencia de Dios?” y me decía “¿Qué es eso?

¿Cuántos pueden decir que conocen un Dios vivo y real como nosotros lo conocemos? 

En este pasaje dice que la zarza ardía en fuego y no se consumía, esto significa que era algo sobre natural. El Dios todo poderoso se le había presentado a Moisés, el Dios que hizo los cielos y la tierra estaba hablando con el hombre. Dios tenía un propósito con Moisés y quería transformar esa vasija, pero le dijo que se descalzara, que se santificara, que en la presencia de Dios tiene que haber un cambio y una transformación. Cuando nosotros llegamos al Señor nosotros no lo estábamos buscando, él nos acogió. Él nos llamó y nos santificó y empezó a hacer cambios en nuestras vidas.

¿Por qué el fuego de la zarza no consumió a Moisés, por qué cuando Adán y Eva pecaron el fuego no los consumió? Dicen que Adán y Eva estaban revestidos de gloria y de poder, estaban desnudos y no sentían vergüenza, estaban revestidos de inocencia, de santidad y de pureza, estaban revestidos de la gloria, del poder, de la llenura del Espíritu Santo. Pero cuando pecaron se sintieron desnudos y el fuego se apagó en sus corazones. Así cuando dejamos la presencia de Dios se apagan nuestras vidas.

Dios no consumió a Adán  y Eva por su misericordia. Ellos se había puesto hojas para taparse, pero Dios los cubrió de pieles o sea que allí hubo un sacrificio de un cordero, estaba adelantándose al derramamiento de sangre que Jesucristo iba a hacer por cada uno de nosotros.

En Sodoma y Gomorra Dios consumió esa tierra porque había mucho pecado en ella.

En el antiguo pacto  ellos oían la voz de trueno de Dios y los israelitas le decían a Moisés que hablar el con Dios porque ellos tenía miedo.  Cuántos nos dicen oren por mí, porque ellos no quieren comprometerse con Dios.

Éxodo 19: 18

“Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera”.

Dios le dijo a Moisés que pusiera límite porque hasta los animales cuando entraban allí morían. Eso fue en el antiguo, pero en el nuevo testamento también cuando Ananías y Safira retaron al Espíritu Santo, también murieron. 

Dios es amor, pero también es fuego consumidor. Es por la sangre de Jesucristo que nosotros no hemos sido consumidos, que Dios nos mira con misericordia.

Cuando llegó Jesucristo la gracia de Dios llegó a nuestras vidas, pero no podemos convertir esa gracia de Dios en libertinaje. Nosotros tenemos que valorar esa gracia tan grande. 

Éxodo 20: 18 - 21

“Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.   Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.  Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios”.

Había un fuego, pero Dios estaba en medio de la oscuridad. Jesucristo viene y alumbra nuestras vidas. 

 A veces nos conformamos con haber recibido a Cristo, pero no pedimos la llenura del Espíritu Santo, no permitimos que él moldee nuestros corazones, Dios le dijo a Nicodemo que tenía que nacer del agua y del Espíritu. Nicodemo sabía muchas letras, pero no había entendido esto que es revelado.

En I de corintios 2: 14 dice que el hombre natural no perciben las cosas que son del Espíritu. Solamente  el que está en el Espíritu puede entender las cosas del Espíritu. Si usted le habla a una persona que está en el mundo, de las revelaciones que Dios le ha dado, ella dice este está loco. Eso es locura para el mundo, pero poder de Dios para nosotros-

Deuteronomio 4:33

 Dice que Dios levantó a Elías en un carro de fuego con caballos de fuego, dicen que Eliseo estaba allí. ¿Por qué el fuego no consumió a Eliseo?, porque había fuego en el corazón de Eliseo. En el corazón de Eliseo había pasión por Dios. El fuego de Dios no nos quema no nos consume y no destruye, es cuando tenemos esa pasión por Dios.

“¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer?”.

Dice que nosotros hemos oído la voz de Dios y muchas veces Dios ha traído una y otra palabra y no hemos perecido por su infinita misericordia. ¿Cuántas veces se ha ido al mundo y han caído una y otra vez y por la misericordia de Dios no nos ha consumido? Nuestro Dios es fuego consumidor, nuestro Dios es amor y quiere que ese fuego arada en nuestras vidas.

En el 34 dice 

“¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos”?

El 35

“A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él. Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego”.

Cuantos hemos sentido la gracia de Dios, cuantos hemos visto sus milagros. Nosotros hemos visto milagros de parte de Dios, hemos visto su mano poderosa actuando a favor de nuestras vidas.

El fuego purifica, transforma.  Aquellos hombres en el horno de fuego no fueron consumidos por el fuego porque Jesucristo estaba con ellos y ellos pusieron toda su fe en Dios. Ellos sabían que tenían un Dios todo poderoso que se paseaba con ellos en medio de las angustias y de la tribulación. Hay que tener cuidado con desobedecer, porque verán consecuencias. Acaso estás pasando por pruebas, pero hay ese fuego en tu corazón, como Jeremías que había un fuego en su corazón que le obligaba a hablar.

¿Cuántas veces decimo es en vano ir a la oración, es en vano reunirme, es en vano yo no veo respuestas? Y Dios nos dice aguanta un poquito más en ese horno.

La fe se prueba en el horno, la fe se prueba en fuego para ver que hay en nuestro corazón, Entra en el horno de fuego y permite que Dios moldee tu corazón, así como una vasija de barro. Pero ¿cuántos se quedan en el proceso y se van? ¿Cuántos se quedan a medias? Por no permitir que Dios nos moldee nos quedamos en la mitad del proceso. No porque Dios no quiera sino porque nosotros no se lo permitimos y Dios te dice en esta mañana aguanta un poco más.

Dios quiere que nosotros perseveremos, que sigamos hacia adelante. Tu Dios, Nuestro Dios va a ver en nosotros el fuego.

Sobre qué estamos edificando cada uno de nosotros, Cuál es nuestro fundamento dice:

I Corintios 3: 11 

“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.  Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,  la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.  Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.  Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.  ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

Si nosotros decimos que somos hijos de Dios, si decimos que somos guiados por el Espíritu Santo de Dios entonces las cosas que se nos presentan dirán si realmente somos hijos de Dios. Cuando viene la prueba de la fe,  Dios revela que hay fe en nuestro corazón. En todo momento el pueblo de Dios es probado: en la escasez, en la abundancia, en la enfermedad, en la salud, en todo tiempo y en todo momento.- A cada uno de nosotros Dios nos está probando. Cada uno somos probados de forma diferente porque Dios sabe qué hacer con nuestras vidas, él fue el que nos formó y sabe hasta dónde nosotros podemos soportar.

I Pedro 4: 12 - 13

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,  sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”.

A Jesucristo también le llegaron esos dardos de fuego del enemigo de que habla Efesios, pero cuando le llegaban, Cristo estaba lleno de la presencia de Dios.

¿Cuántas veces nos fortalecemos más en las cosas del mundo que por el Espíritu Santo?

En el nuevo pacto el Espíritu Santo mora en nosotros, pero él no puede morar en una vasija contaminada, que no permite que él nos moldee. Él quiere morar en cada uno de nosotros y el avivamiento que viene es para aquellos que viven en fuego, que estén llenos del Espíritu Santo. Él dice que va a venir por una iglesia gloriosa, sin mancha y sin arruga.

Muchas veces dejamos apagar ese fuego, ¿Cuántos ministerios han dejado apagar ese fuego? Y lo ha dejado apagar por el cuestionamiento, por las dudas, por el orgullo, por el resentimiento, han dejado apagar ese fuego.

I Pedro 1: 7 – 9

“Para que es sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;  obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”.

Dice que el oro es algo perecedero, pero dice que se prueba en fuego y tiene mucho valor. Dios dice que la ciudad celestial es de oro puro.

Allá no entrará ninguna cosa inmunda, nosotros tenemos errores, pero Dios quiere que permitamos que él nos moldee.

Nuestra fe es probada para salvación de nuestra alma que es lo que a Dios le interesa. No le interesa nuestra apariencia, le interesa nuestra alma.

Cuando vino el Espíritu Santo en el Pentecostés, en los corazones de ese pueblo reunido en el aposento alto había pasión, había amor, había disposición y entrega. El Espíritu Santo no se hubiera derramado de esa manera si ellos no hubieran dispuesto sus corazones, si en esos corazones no hubiera existido el fuego de Dios.

En Lucas 24 dice que Jesús se les apareció a sus discípulos y no le reconocían, cuando partió el pan, dice que se abrieron sus ojos espirituales y lo reconocieron. Decían ellos que ardían sus corazones en el camino cuando ese hombre les hablaba. Jesucristo es fuego.

Que arda tu corazón en esta mañana con fuego por el Señor, allí en I Reyes 18 habla de los profetas de Baal, cuando desafiaron a Elías a ver cuál era el Dios Todopoderoso y él sabía que Dios tenía. 

I Reyes 18: 30

“Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado”.

El altar estaba arruinado, si tú has arreglado en esta mañana tu corazón para Dios, él te escucha porque es un Dios que responde por fuego. Y en el 31 y siguientes dice:

“Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. 
 Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.  Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.  Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.  Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.  Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja”.

Un fósforo en carbón enciende un fuego, cuando dijo que pusieran agua uno piensa: “pero cómo va a hacer eso” “¿Cómo se va a encender el fuego en el altar si hay agua?”  Les voy a dar la respuesta que me dio el Espíritu Santo ayer: Miremos Cantares 8: 5 –7

“¿Quién es ésta que sube del desierto,  Recostada sobre su amado? 

Debajo de un manzano te desperté;  allí tuvo tu madre dolores,  allí tuvo dolores la que te dio a luz.
 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. 

 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían”.

El amor de Dios hacia nosotros es fuerte. ¿Cómo será el de nosotros hacia él?

Dios nos cela, ¿nosotros lo celamos a él también? Dios aborrece las cosas del mundo, ¿nosotros también aborrecemos las cosas del mundo?

Es como en un matrimonio son los dos, el Espíritu Santo siempre está dispuesto, faltamos nosotros, falta nuestra disposición.

Lo que significan las aguas: “las muchas aguas no podrán apagar el amor”. Esa agua significa que no importa los problemas que estemos pasando, no importa las tristezas que estemos pasando, no importa las tribulaciones que estemos pasando, no importa las dificultades, no importa lo que estés pasando en este momento, pero si tú dispones tu corazón para el Señor, él es Dios y envía su fuego y consume, consume con su fuego toda tormenta, toda tribulación, toda angustia, toda prueba que nosotros estemos pasando.

Elías lleno de agua el altar porque, entregó las cargas,  había un pueblo atribulado que dijo: “hay Dios en Israel” “hay Dios Todopoderoso que oye las tribulaciones de su pueblo y Elías se burlaba de los sacerdotes de Baal y les decía: “dónde está su dios”.

Dice Deuteronomio 4:7  que Dios está cercano a nosotros que oye y está atento a lo que nosotros le pedimos, las otras naciones tenían dioses de plata, esculturas, pero nosotros tenemos un Dios vivo y real.

“Dios es Espíritu y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que le adoren”. Por eso muchas veces cuando nosotros oramos por orar nuestras oraciones no llegan, porque él solo escucha la oración en el Espíritu. Nosotros podemos cantar muchas cosas y tener una voz bonita y lo que sea, pero si no lo hacemos de corazón, no hay nada, estamos perdiendo el tiempo.

Dios está aquí en medio de nosotros, Dios es espíritu y aunque nosotros no le podemos ver como dice la palabra, a Jesucristo quién lo ha visto, pero es la fe la que nos dice que él está aquí en nuestras vidas y  en nuestro corazón y es la fe la que nos dice que nos ha prometido grandes cosas, que estamos probados en este momento, pero que saldremos como el oro.

Dios quiere que vivamos el gozo, porque a veces se nos va el gozo en medio de las pruebas y las dificultades, porque no tenemos ese fuego en nuestro corazón.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Mata y come



La trompeta de Dios está sonando hoy, para que nosotros como su pueblo nos apercibamos de lo que está pasando, de lo que él quiere para nuestras vidas.

Esta es una predicación profética: “He aquí yo vengo pronto reten lo que tienes para que nadie tome tu corona”.

Hechos 10: 9 – 16

“Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo”.

Nosotros tenemos que expresar una necesidad. Pedro tenía hambre. Le vino una revelación. Dios habla de la manera como él quiera. El lienzo habla del evangelio expresado al mundo entero, para la humanidad. Dios le estaba mostrando que el evangelio no era solo para los judíos sino para todos. Muchos no quieren recibirlo, pero es para todos.

Hoy nos están mostrando el lienzo de las promesas para que nosotros las cojamos. La mesa está servida y no puede ser despreciada por nosotros.

Cristo el Señor bajó al mundo entero.

“Mata y come” el Señor nos está diciendo que tomemos porción. No es hora de quedarnos quietos, de dormir, levantémonos y echemos mano de lo que Dios nos ha regalado, en el tiempo de sus benditas promesas, levántate y come, estoy comiendo de la palabra de Dios, ¿cuántas promesas Dios nos ha dado a cada uno de nosotros, cuánto hemos comido?

¿Cuántos hemos dicho esta palabra no es para mí, despreciamos la palabra y tenemos la comida por inmunda? En ested pasaje el Espíritu Santo fue específico para Pedro, hoy el Espíritu Santo es específico para tu vida: “Levántate y come”.

En el versículo 14 dice Pedro: “no Señor porque no he comido nunca ninguna cosa común o inmunda” muchas veces nos llenamos de religiosidad. 

El versículo 15: “lo que Dios limpió no lo llames tú común”. No tengas por inmunda la palabra de Dios, para que no te pierdas las promesas que Dios te da en sueños, en revelaciones, a través de un canal, a través de la predicación, a través de la oración para que no lo desprecies. Dios insiste para que seamos bendecidos, que tomemos la actitud de levantarnos a comer. 

En el versículo 16 Pedro tenía hambre y no comió lo que Dios le estaba dando. Cuantas veces nosotros con necesidades y el Espíritu de Dios nos dice recoge y nosotros no lo hacemos. Puede ser que a veces pedimos de labios para fuera, pero sin creer.

Dios ha traído toda clase de palabra en este lugar, de restauración, de avivamiento, de profecía y algunos cogen y otros no, ¿por qué?, si la palabra es para todos, la bendición es para todos. Dios nos dice hoy que dejemos la religiosidad y que tomemos lo que él nos ofrece.

Digámosle a Dios: “yo dejo la religiosidad, dejo a un lado el menospreciar la comida, menospreciar la mesa, dejo eso a un lado y hoy recojo lo que tú me estás dando en este momento, Señor, hoy recojo tus promesas, Padre, en el nombre de Jesucristo”.

Acá no venimos a perder el tiempo sino a obtener la bendición.

Hay hijos que no oyen la voz de Dios

Lucas 15: 25- 31

“Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;  y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.  El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.  Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.  Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.  El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”.

Se habla mucho del hijo pródigo, del que mal gastó todo el dinero, pero no se habla casi del otro hijo.
Este hijo pensaba que no había desobedecido.

Cuantas veces decimos llevamos tantos años en el Señor y clamo y no recibo respuesta.

El pensaba que no había desobedecido, pero si lo había hecho porque no había tomado lo posición de hijo. Porque cuando uno es hijo se apropia de lo que el papá le da.

El otro se apropió y gastó lo que tenía.

Es posible que nosotros no hayamos apropiada de que tenemos un Padre excelente, un Padre proveedor que lo que pedimos él nos lo da, porque él conoce nuestra necesidad. Muchas veces perdemos la posición de hijos, porque sabiendo lo que tenemos en Jesucristo no lo tomamos, sabiendo la autoridad que tenemos como hijos no la ejercemos, sabiendo que tenemos palabra en nuestro corazón no la declaramos con fe.

Tenemos todo el derecho por ser hijos, por ser hijos, coherederos con Cristo y no hemos querido tomar posesión.

¿No se siente amado por Dios, no se siente heredero? El hijo de este pasaje se sentía como un jornalero. No podemos sentirnos inferiores a lo que realmente somos, porque de pronto quedamos fuera. Los hijos están dentro y disfrutan de lo que Dios da, los reyes disfrutan de la realeza.

“Tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas”, todo lo que el Padre tiene es mío, es tuyo, es nuestro porque Dios nos lo dio.

Hoy el Espíritu de Dios te dice: “Todo lo mío es tuyo”, ¿lo cree?, ¿lo está arrebatando?

Dios dice “yo soy Yahvé de toda carne ¿habrá algo difícil para mí?” Que te está pareciendo difícil que no lo puedes ver, que la religiosidad no te lo deja ver. Abre tu corazón en este día.

Dios no se reservó nada, este padre no se reservó nada, Dios tampoco, no se reservó a su hijo amado, mucho menos las cosas materiales y toda clase de bendiciones espirituales, no se reservó nada por amor a nosotros.

Retenga

Apocalipsis 3: 11

“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”.

Retenga esta palabra para que nadie tome tu corana  que es tu realeza.

Reten la palabra, las promesas de Dios para que el enemigo no te quite nada. Retén lo que tienes.

Hoy viene Dios con su palabra, así la tengamos por tardanza viene hoy.

Que nadie nos quite la posición que tenemos en Jesucristo. El diablo sabe la posición que tenemos y por eso nos la quiere quitar.
El enemigo molesta tanto porque él sabe que si le declaramos la palabra él tiene que marcar retirada.

Espada 

I Samuel 17: 41 – 54

“Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.  Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.  Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.  Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.  Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.  Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.  Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la linea de batalla contra el filisteo.  Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.  Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.  Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.  Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.  Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento. Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda”

David era un muchacho y no se sintió menos. Algunos nos sentimos menos por cantidad de cosas la edad y otras cosas, no se sienta menos que la bendición es para todos.

En el Versículo 41 Cuantas veces nos ha despreciado el enemigo y a veces nos dejamos convencer.

En el 43, El enemigo nos maldice, los hijos del diablo nos maldicen y Yahvé Dios nos bendice, los enemigos maldicen este lugar, pero Dios lo bendijo, Dios lo destinó para que hiciéramos oración y mientras más maldicen más bendice Dios.

No se coma el cuento cuando le manden maldiciones, usted es un bendito y está en bendición-

El enemigo intimida, pone miedo, para que usted crea que está mal en todas las áreas. 

“Vos de júbilo y de salvación hay en la tienda de los justos”. “La diestra de Jehová hace proezas, la diestra de Jehová sublime es”.

Goliat maldijo por sus dioses. A nosotros nos maldicen por yesos y por brujería, pero nosotros tenemos al Dios vivo Yahvé su nombre.

Entre David y Goliat era una pelea de vida o muerte, así es hoy es una palabra de vida o muerte, y la tenemos que coger hoy, se vive por esta palabra si se recibe.

En el 45, cuantos provocan a nuestro Dios, declárele al enemigo la palabra, “has provocado al Dios de los escuadrones”. Mata al diablo con la espada de dos filos: la palabra.

Declaró yo te venceré, eso debemos declara al enemigo. 

Tome su armamento, tome la palabra que Dios le ha dado. 

“Y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel”: y todo este barrio sabrá que Dios está en este lugar, sabrá que en este lugar se invoca el nombre de Jesucristo y todos sabrán que Dios hace proezas en este lugar. Dios no nos trajo aquí a perder el tiempo y si Dios nos trajo a este lugar no nos trajo a perder el tiempo.

Sabremos todos nosotros que Jehová pelea por ti y por mí. No es en nuestras fuerzas es por el poder del Espíritu Santo que se sacuden los mismo infiernos.

David no tenía armas y Dios le dio una estrategia con una honda y con una piedra y con eso venció. ¿Qué estrategia nos ha dado a nosotros? Para que las usemos y no las hemos querido usar.

Hoy la batalla es de Jehová y Jehová entregara en nuestras manos la bendición hoy. 

En el 48 dice que David no se quedó quieto sino que se dio prisa y corrió a la línea de batalla. David no se quedó quieto David dio el paso: levántate y come.

En el 49 dice que David tomó la roca que era lo que tenía, Jesucristo es la roca, parémonos en esa roca.
El mundo pelea en sus fuerzas nosot5ros no porque nosotros no somos del mundo.

David tomó el armamento del enemigo y con eso mismo le dio duro. Las cosas no son a medias, David hasta que no vio su triunfo no se quedó quieto. Así usted hasta que no vea las bendiciones en su mano no se quede quieto.

David despojó al gigante, cual es nuestro gigante, para que oigamos esta palabra: mata  y come.

Los israelitas saquearon el campamento y nosotros a veces nos dejamos saquear. ¿Vamos a seguir permitiendo que el enemigo se nos lleve todo?, las finanzas, la salud, el área sentimental. No levántese y arrebate lo que suyo es. 

Isaías 49: 1-3

“Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.  Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba;  y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”.

Oídme los infiernos Satanás y sus demonios: “Jehová me llamó desde el vientre de mi madre”, Jehová te escogió desde antes de la fundación del mundo, por eso eres un bendito de Dios.

Digamos: “Jehová me llamo en las entrañas de mi madre, él tuvo memoria de mí, se acordó de mí”, que esto lo escuchen tus enemigos.

Eres un bendito de Dios, un escogido de Dios, ¿quién acusará a los escogidos de Dios?, si Dios es el que justifica, ¿quién condenará a los benditos de Dios? Si Cristo nos justificó con su preciosa sangre. 

Estamos en la mente de Dios, a Dios no se le ha olvidado que somos sus hijo, sus herederos.

Que esa espada de dos filos corte cabezas.

No se sienta un desprotegido. Mi siervo eres, porque en ti me gloriaré, porque eres mi hijo. 

Cadenas

Hechos 12: 6-7

“Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.  Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos”.

Estaba encerrado, encadenado, con guardias adentro y afuera. 

Que está estorbando su bendición, que lo tiene encadenado. 

La luz de Jesucristo resplandece en este día para esa cárcel en la que se está viviendo. El Espíritu de Dios está sobre ti y sobre mí para liberar a los oprimidos. Ahora Cristo con su palabra toca nuestro corazón.
Las cadenas se cayeron de sus manos, Pedro se levantó.

Bombas

La bomba al reventarse hace ruido, cuando el enemigo asusta hace ruido, pero cuando nosotros declaramos la palabra también hay un ruido de las bendiciones de Dios.

Dios quiere que usted le quite hoy al enemigo lo que es suyo.

El enemigo intimida y pone miedo para que usted no siga pidiendo a Dios y si nos vamos a dejar llenar de miedo no vamos a recibir nada, además pone pereza, desanimo, enfermedad, pone cobardía.

No haga caso de eso que somos más que vencedores.

Nehemías 6: 1 – 5

“Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas),  Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal.  Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.  Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.  Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano”,

Mire como persiste el enemigo para sacarlo a usted de la bendición y usted no persiste para entrar.

Los enemigos vieron que no había ningún hueco. Nosotros no podemos dejar ningún hueco por el cual el enemigo entre y nos quite la bendición.

Ciérrele todo portillo, toda puerta que tenga abierta al enemigo.

El enemigo nunca va a querer el bien para usted, va a querer hacerle mal, verlo enfermo, arruinado, verlo fuera de las cosas de Dios, quiere verlo en condenación. El enemigo persiste porque le interesa su alma.

Dios quiere que seamos de determinación, determine usted de que bando está, determine que usted va a matar y a comer hoy.

Dígale al enemigo: yo estoy haciendo una gran obra, persistiendo en el Señor  y no me voy a salir, no voy a desistir. 

Hechos 2: 1- 6

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;  y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.  Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.  Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.  Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua”.

Estruendo: la bomba de las bendiciones de Dios, llenó todo dice la escritura, la presencia de Dios llena todo. 

Sobre todos ellos llegó el Espíritu de Dios que acá va a llegar sobre todos los que acá estamos. 

Créale el Señor y recibirá grandes bendiciones