Nosotros le apuntamos a muchas
cosas a un empleo, a una profesión, a un hogar, a unos hijos.
A qué le apunta Dios
II Timoteo 3: 16 – 17
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.2
Dios le apunta a la preparación
de sus siervos para la vida eterna. Esta Escritura no es de interpretación humana.
La pudo haber escrito un hombre, pero bajo la inspiración del Espíritu Santo de
Dios. Si esta palabra no hubiera sido inspirada por el Espíritu Santo no haría
maravillas en nosotros.
No podemos pasar por alto la palabra
de Dios, él le apunta a que nosotros nos preparemos a través de las Escrituras.
Es útil para enseñar sabiduría,
juicios, para enseñar que tenemos un enemigo, para enseñar que tenemos que
caminar en santidad, nos enseña como recibir bendiciones por medio de esa
palabra, cómo recibir sanidad.
Es útil para redargüir, porque
cuando cometemos un error el Espíritu Santo nos enciendo la lamparita a través
de su palabra para que veamos en que estamos fallando.
Es útil para corregir lo mal que
tenemos o lo que obramos. Nos muestra el error, pero nos muestra también como
salir de él.
Es útil para instruir en
justicia: para instruir en el conocimiento del Señor.
A fin de que el hombre de Dios
sea perfecto: veamos que si se puede ser perfecto, la Escritura lo dice. Sin
santidad nadie verá al Señor.
Preparado por el Espíritu Santo
que nos impulsa a las buenas obras. Sin el Espíritu Santo no podemos ayudar a
nadie.
Por las obras no nos vamos a
salvar, sino por el poder de su Santo Espíritu.
Dios le apunta a que seamos
instruidos, a que seamos corregidos y que seamos en todo momento perfectos para
él.
A qué le apuntaba Moisés
Hebreos 11: 24 – 27
“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de
Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los
deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el
vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la
mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del
rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”.
¿Nosotros reusamos a ser hijos del mundo? ¿O queremos seguir con el
mundo esclavos del pecado?, ¿de usted a partido reusar al pecado?
Un hombre importante y preparado y
de confianza de la familia de Faraón, pero el escogió el sufrimiento con el
pueblo de Dios que seguir en los lujos de la casa de Faraón. Cambió la familia. Cuando venimos a Cristo,
nosotros cambiamos de familia, cambiamos de estatus porque pasamos a ser hijos
de Dios.
Moisés entendió que los deleites
del mundo eran temporales. Los deleites del mundo son temporales y pueden darse
a cambio de su alma. Satanás no viene con consideraciones, ni con misericordia,
él no conoce eso, lo que quiere es destruirnos.
¿Nosotros sí tenemos puesta la
mirada en el galardón? Dios dice que es una bendición el que seamos vituperados
por el mundo. Predique la santidad y verá las críticas que se tienen. Son pocos
los que le hablan al pueblo de Dios de que se tienen que santificar, porque
Cristo viene y viene por una iglesia sin
mancha, una iglesia pura y santa.
Moisés, por la fe dejó a Egipto,
sin saber que iba a pasar con su vida. No temió a la ira del rey. ¿Nosotros le
tememos al rechazo? Cuanto le tememos a que las personas nos hagan a un lado, a
que no nos ayuden, al qué dirán.
Para sostenerse como viendo al
invisible hay que tener la palabra grabada en el corazón. A veces al otro día
de oír la palabra se nos olvida y por eso es que no nos sostenemos como viendo
al invisible.
La fe produce valor, a veces no
tenemos valor porque no hay fe.
Consideraciones
Romanos 6: 22
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”.
Dios nos libertó del pecado. Dios
nos sacó de una vida equivocada.
Tenemos que salir del pecado para
ser siervos de Dios. Al hacernos libres nos hace aptos para que demos fruto en
todo momento. ¿Le estamos apuntando a es fruto?
Dios dice que le apuntemos al
fruto, a la santidad y a la vida eterna.
Juan 17: 3
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.
No hay otro dios, no hay sino uno. Que le
apuntemos a saber que en Cristo hay vida eterna. El propósito de Dios es que le
conozcamos. Dios se manifiesta en su alabanza y en su palabra.
Salmo 19: 7 – 14
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de
Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son
rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los
ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de
Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho
oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo
es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón. ¿Quién podrá
entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva
también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré
íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y
la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío”.
La palabra de Dios es perfecta,
nos convierte de nuestros malos caminos, permanece para siempre, lo que Dios nos
promete es real.
Por medio de su palabra nos
enseña la humildad para depender del Espíritu Santo.
La palabra de dios es recta y
alegra el corazón, ¿entonces por qué a veces no estamos contentos?
La palabra de Dios es refrigerio,
porque si estamos tristes nos consuela.
La palabra de Dios alumbra
nuestros ojos.
La obediencia, el temor de Dios, tiene que ser permanente.
La palabra de Dios es deseable
porque nos refresca, sacia nuestra necesidad, sacia la sed espiritual.
La palabra es pura pues es
inspirada por la palabra de Dios.
Nosotros, que somos sus siervos
somos amonestados con la palabra de Dios. Si guardamos la palabra de Dios
vivimos bueno.
La palabra de Dios quita la
soberbia de nuestras vidas.
Cuando la palabra de Dios more en
nosotros seremos limpios de corazón.
Hebreos 10; 35 – 39
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque
os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios,
obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir
vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere,
no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para
perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”.
Se pierde la confianza porque se
ha perdido la palabra.
La confianza tiene grandes
regalos y la paciencia nos prueba.
El Señor observa como
reaccionamos ante las situaciones.
Todos esperamos respuestas a diferentes
situaciones. No se tardará Dios con la respuesta. El Espíritu Santo nos da
fortaleza para esperar.
No somos de los que retroceden,
pero si lo hacemos entramos en peligro inminente. La fe nos preserva de la
condenación.
Estrategias divinas
Hebreos 12: 2
“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios”.
Cristo hizo la fe y la vivió y
Dios quiere que pongamos los ojos en él. El creyó, siempre daba gracias a Dios
y oraba antes de hacer algo.
Cristo se gozaba de que por su crucifixión
vendría la salvación para la humanidad. Menospreciando,
no le importó el vituperio, para que alcanzáramos gozo y paz.
Apocalipsis 2: 7
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios”.
Nosotros somos esa iglesia. Jesucristo
es el árbol de vida. Es al que venciere. El reino de Dios no está entre de
nosotros sino dentro de nosotros.
Lo que Jesucristo dice a su
pueblo. Eso es lo que tenemos que oír. El Espíritu Santo trae su palabra
Salmos 40: 8
“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio
de mi corazón.
¿A nosotros nos agrada la palabra
de Dios? ¿O nos comportamos como unos reprimidos? Dios quiere que no hagamos el
pecado, pero por la libertad que se nos es dada en Cristo. Gozarse en hacer la
palabra por los beneficios que trae.
La orden de Dios es que tengamos
la palabra en medio de nuestro corazón.
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