domingo, 27 de noviembre de 2016

La Necesidad de agradecer



Se siente la presencia de Dios cuando nos congregamos.

Que en medio de nuestros quebrantos y nuestras dolencias podamos alabarle, glorificarle y agradecerle.

Agradecer debe ser una necesidad como comer y como beber para no olvidarnos de lo que Dios hace con nosotros día tras día. 

Salmo 103: 1-8

Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés, u a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia”.

A la carne no le gustan las cosas del Espíritu, pero es una orden para ella que tiene que alabar a Dios. 

Cuánto nos ha perdonado el Señor. Le pedimos perdón y él vuelve y nos levanta. 

Cuántas veces pensaste que no tiene salida, que todos están en contra tuya, que estás en ese hoyo de la Deuda, de la escasez.

“El que te corona de favores y  misericordias”, somos unos bendecidos de Dios, por eso debemos estar felices, gozosos, contentos porque cada día Dios nos corona de favores y misericordias.

Dios adereza mesa para su pueblo en medio del desierto. Dios todo lo puede hacer porque él es el proveedor de todo en nuestras vidas.

Tenemos un Dios grande.

Lucas 17: 121- 18

Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.  Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos  y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!  Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,  y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.  Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”.

Vinieron delante de Dios con gran voz, pero sólo uno agradeció.

Acá hay muchas palabras avivamiento, pero está en ti el levantarte.

El sanó 10 y sabía que 9 no le iban a dar la gloria.

Dios quiere que seamos agradecidos y le demos la gloria.

Éxodo 15: 22 -  27

E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas”.

Había necesidad de agua y en medio de la mediocridad de ellos Dios les dio agua por el clamor de Moisés. Dios los probó en medio da la situación.

Somos probados en la escasez y en la abundancia.

Si lo hiciste ayer lo haces hoy en nuestras vidas.

Cuántas veces nos perdemos bendiciones tan grandes porque no la pasamos rengando quejándonos y Dios esperando que le alabemos y le glorifiquemos. 

Donde no hay gua él es la fuente de toda provisión, donde hay enfermedad él es Jehová Rafá, mi sanador. Jesucristo se llevó nuestras enfermedades, nuestras dolencias, en la cruz del Calvario como lo dice Isaías.

No tengo un hogar, pero tengo un Padre celestial, puedes carecer de lo que sea pero tienes a Cristo que lo suple todo. 

Muchas veces se busca amor en un hombre, en una mujer, en lo que sea, pero el amor de Dios es suficiente en nuestras vidas. 

El mundo te puede tratar mal, pero Dios te levanta la autoestima y te da un valor muy grande.  Para el mundo no somos nada, pero para él somos preciosos tesoros en sus manos.

Estamos pensando en el mañana sabiendo que le decimos: “el pan de cada día, dánoslo hoy.

Cuando obedecemos como Dios nos dice, Dios nos bendice.

I Samuel 1: 21- 28

“Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto.  Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”.

Dios le dio un hijo a Ana. Y fue a cumplir su promesa contenta y gozosa. No se olvifo de su promesa. El sacerdote tal vez no se acordaba, pero ella sí.

Nosotros a veces prometemos al Señor y recibido el milagro nos olvidamos de la promesa.

Señor, tú me diste esta bendición, pero yo la dedico a ti.

I Samuel 2: 21 

“Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová”.

Dios le concedió más bendición.

En el 26: Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres.

Que podamos ser agradecidos con Dios y que podamos pagar lo que le hemos prometido al Señor.

Cuántas veces le decimos al Señor: “Señor yo te quiero servir”. Y cuando el Señor nos quiere utilizar para predicar decimos, que pereza, que sueño y no nos preparamos. 

Hay que ser agradecidos  con Dios y estar dispuestos a lo que él quiera de nosotros.

Seamos agradecidos en todo momento.




domingo, 20 de noviembre de 2016

Este es el tiempo



Este es el tiempo de la manifestación de los hijos de Dios. Este es el tiempo de mostrar la gloria de Dios en cada uno de nosotros. La palabra de Dios dice que la tierra gime por la manifestación de los hijos de Dios.
Es el tiempo de cambiar, ya estamos a otro nivel. 

Jeremías 1: 4 – 11

Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”.

Vamos al versículo 17:

Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte”.

No hay excusa, desde antes Dios nos escogió para algo, no es casualidad que hubiéramos conocido de Dios.

Dios te dio un ministerio porque sabía que eras capaz de sacar adelante ese ministerio. 

Debemos responder: heme aquí Señor, quiero ser ese vaso, ese instrumento para ti. 

La gloria es más grande ahora que antes. La gloria postrera será mayor que la primera, dice la Escritura. No hay excusa, este es el tiempo, aprópiate de la bendición.

Dios dice en su palabra que los mediocres no heredarán el reino de Dios. 

En la obediencia está la bendición y el Señor ya nos mandó a hacer algo. Dios no dice que nos va a dejar solos, dice que nos va a dar su ayuda, que él va adelante como poderoso gigante. 

No son nuestras palabras las que vamos a pronunciar, sino las palabras de Dios que él ha puesto en nuestros labios.

Para hablar a las personas es necesario alimentarnos con la palabra de Dios.

Es tiempo de que seamos diferentes. 

Dios nos ha dado el poder para arrancar para destruir y para plantar. 

Hay poder en la palabra. 

Dios nos ha dado tanto, nos ha dado poder para hacer libres a los cautivos y nos enredamos en tantas cosa que no lo hacemos.

Proverbios 1: 22 - 31

“¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia?  Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos”.

No se quiere recibir el consejo del Señor tratamos de andar en nuestra propia sabiduría. No queremos consultar a Dios, pero cuando llega la tribulación ahí si venimos a él. 

Dónde están esos pastores, dónde están esos evangelistas, dónde están esos profetas para ganar almas. ¿Dónde están esos dones de sanidad que el Señor les ha dado a algunos?

Que cuando vean un enfermo sean atrevidos y pongan las manos. Pero se van enterrando los talentos, los dones, los ministerios, pues no se ejercitan.

Es tiempo de dejar el conformismo.

Salimos muy motivados por la palabra y llegamos a nuestras casas, vemos ese gigante y desmayamos. 

Santiago 1: 22 - 25

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.  Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”.

Hay que poner en práctica la palabra, si Dios te dice que eres un bendecido, debes declarar esto en todo momento. 

Debemos poner en práctica lo que el Espíritu Santo nos da, atesoremos la palabra en nuestro corazón.
Las cosas terrenales son por momentos, las coas de Dios permanecen. 

Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque ancho es el camino que lleva a la perdición.

Isaías 52: 1-2

Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion”.

Deben ser cambiadas nuestras vestiduras, hay que andar en santidad. Sacúdete de esa mediocridad, y de esa tibieza. Utiliza el poder para soltarte, para decir no más.

Isaías 49: 1 -3

Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba; y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriar”.

Somos siervos y ministros de Dios, somos eso vasos de honra para mostrar las cosas de Dios. Vasos puros y limpios, porque Dios se glorifica en vasos limpios.

Dios te ha dado cosas grandes y poderosas. Te ha dicho mi hijo eres. Te ha dado promesas grandes y poderosas en todo momento. Solamente es guardar los mandatos de Dios, sus palabras, lo que él ha dicho, amad a Jehová sobre todas las cosas, amadlo en todo momento, él manda amarlos sobre todos, sobre esposos, esposas, hijos. Que Dios sea el primero en tu vida. Amarlo con todo el corazón, con toda nuestra alma. 

¿Por qué estamos guardando  lo que Dios nos ha dado? Lo estamos escondiendo. 

Isaías 61: 1- 3

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;  a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.

¿Para qué te llamó el Señor? El Señor te ha enviado a predicar y publicar verdad aquellos cautivos. No es si tú quieres, es una orden y es ya, no es mañana.

Cuántos hemos declarado al mundo que Jesucristo viene pronto.

Grande es el Señor para con nosotros, nos ha dado tanto. Hemos despreciado la mesa del Señor.

No hay excusa delante del Señor y menos para nosotros que conocemos su palabra. 

Dios no me sacó de la religiosidad para traerme al  conformismo y la mediocridad. Dios me sacó de allí para traerme a cosas grandes y poderosas. Dios me sacó de ese lugar para mostrar su gloria a través de mí. Declaro que Dios tiene cosas grandes y maravillosas para mí. 

Tu palabra dice, Señor, que tú nos has llamado como reyes y sacerdotes para ministrar tus cosas.
Dios me sacó de ese lugar para que yo creciera espiritualmente. 

¿Has clamado a Dios por tu ministerio? ¿Le has dicho que quieres ese crecimiento? ¿Le has creído a Dios cuanto te dice que eres libre de esa tibieza?

Isaías 60: 1

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.

Este es el tiempo de la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, es el tiempo de cambiar, es el tiempo de ser diferente. En el tiempo de no andar más en la carne sino en el Espíritu.