domingo, 20 de noviembre de 2016

Este es el tiempo



Este es el tiempo de la manifestación de los hijos de Dios. Este es el tiempo de mostrar la gloria de Dios en cada uno de nosotros. La palabra de Dios dice que la tierra gime por la manifestación de los hijos de Dios.
Es el tiempo de cambiar, ya estamos a otro nivel. 

Jeremías 1: 4 – 11

Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”.

Vamos al versículo 17:

Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte”.

No hay excusa, desde antes Dios nos escogió para algo, no es casualidad que hubiéramos conocido de Dios.

Dios te dio un ministerio porque sabía que eras capaz de sacar adelante ese ministerio. 

Debemos responder: heme aquí Señor, quiero ser ese vaso, ese instrumento para ti. 

La gloria es más grande ahora que antes. La gloria postrera será mayor que la primera, dice la Escritura. No hay excusa, este es el tiempo, aprópiate de la bendición.

Dios dice en su palabra que los mediocres no heredarán el reino de Dios. 

En la obediencia está la bendición y el Señor ya nos mandó a hacer algo. Dios no dice que nos va a dejar solos, dice que nos va a dar su ayuda, que él va adelante como poderoso gigante. 

No son nuestras palabras las que vamos a pronunciar, sino las palabras de Dios que él ha puesto en nuestros labios.

Para hablar a las personas es necesario alimentarnos con la palabra de Dios.

Es tiempo de que seamos diferentes. 

Dios nos ha dado el poder para arrancar para destruir y para plantar. 

Hay poder en la palabra. 

Dios nos ha dado tanto, nos ha dado poder para hacer libres a los cautivos y nos enredamos en tantas cosa que no lo hacemos.

Proverbios 1: 22 - 31

“¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia?  Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos”.

No se quiere recibir el consejo del Señor tratamos de andar en nuestra propia sabiduría. No queremos consultar a Dios, pero cuando llega la tribulación ahí si venimos a él. 

Dónde están esos pastores, dónde están esos evangelistas, dónde están esos profetas para ganar almas. ¿Dónde están esos dones de sanidad que el Señor les ha dado a algunos?

Que cuando vean un enfermo sean atrevidos y pongan las manos. Pero se van enterrando los talentos, los dones, los ministerios, pues no se ejercitan.

Es tiempo de dejar el conformismo.

Salimos muy motivados por la palabra y llegamos a nuestras casas, vemos ese gigante y desmayamos. 

Santiago 1: 22 - 25

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.  Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”.

Hay que poner en práctica la palabra, si Dios te dice que eres un bendecido, debes declarar esto en todo momento. 

Debemos poner en práctica lo que el Espíritu Santo nos da, atesoremos la palabra en nuestro corazón.
Las cosas terrenales son por momentos, las coas de Dios permanecen. 

Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque ancho es el camino que lleva a la perdición.

Isaías 52: 1-2

Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion”.

Deben ser cambiadas nuestras vestiduras, hay que andar en santidad. Sacúdete de esa mediocridad, y de esa tibieza. Utiliza el poder para soltarte, para decir no más.

Isaías 49: 1 -3

Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba; y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriar”.

Somos siervos y ministros de Dios, somos eso vasos de honra para mostrar las cosas de Dios. Vasos puros y limpios, porque Dios se glorifica en vasos limpios.

Dios te ha dado cosas grandes y poderosas. Te ha dicho mi hijo eres. Te ha dado promesas grandes y poderosas en todo momento. Solamente es guardar los mandatos de Dios, sus palabras, lo que él ha dicho, amad a Jehová sobre todas las cosas, amadlo en todo momento, él manda amarlos sobre todos, sobre esposos, esposas, hijos. Que Dios sea el primero en tu vida. Amarlo con todo el corazón, con toda nuestra alma. 

¿Por qué estamos guardando  lo que Dios nos ha dado? Lo estamos escondiendo. 

Isaías 61: 1- 3

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;  a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.

¿Para qué te llamó el Señor? El Señor te ha enviado a predicar y publicar verdad aquellos cautivos. No es si tú quieres, es una orden y es ya, no es mañana.

Cuántos hemos declarado al mundo que Jesucristo viene pronto.

Grande es el Señor para con nosotros, nos ha dado tanto. Hemos despreciado la mesa del Señor.

No hay excusa delante del Señor y menos para nosotros que conocemos su palabra. 

Dios no me sacó de la religiosidad para traerme al  conformismo y la mediocridad. Dios me sacó de allí para traerme a cosas grandes y poderosas. Dios me sacó de ese lugar para mostrar su gloria a través de mí. Declaro que Dios tiene cosas grandes y maravillosas para mí. 

Tu palabra dice, Señor, que tú nos has llamado como reyes y sacerdotes para ministrar tus cosas.
Dios me sacó de ese lugar para que yo creciera espiritualmente. 

¿Has clamado a Dios por tu ministerio? ¿Le has dicho que quieres ese crecimiento? ¿Le has creído a Dios cuanto te dice que eres libre de esa tibieza?

Isaías 60: 1

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.

Este es el tiempo de la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, es el tiempo de cambiar, es el tiempo de ser diferente. En el tiempo de no andar más en la carne sino en el Espíritu.

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