domingo, 3 de julio de 2022

Nuestra fortaleza es la debilidad del diablo

 

Éxodo 1: 7 – 12

1:7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.

Cuando llegaron a Egipto empezaron a multiplicarse

1:8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo:

1:9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.

Lo vieron más fuerte, así nos ve el diablo. Si podemos creer y somos consciente de lo que el Espíritu Santo nos está diciendo, somos fuertes.

Es tanto el poder que tenemos que cuando Yahvé envió a Moisés contra Farón, lo mandó con la palabra y puso una vara en sus manos, esa vara es la autoridad. Para nosotros esa autoridad la tenemos en Jesucristo, con esa autoridad reprendemos las tinieblas y el diablo tiene que huir. Con la palabra y con la autoridad que Moisés utilizó, Dios empezó a mostrarle milagros

1:10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.

El que los estaba subyugando les tenían miedo. El pueblo de Israel no se había apercibido de la debilidad que había en Faraón. El diablo, cuando nos ve a nosotros, tiembla. Cuando nos ve tiene que soltar lugares, personas, situaciones porque estamos parados en Jesucristo. Esa es nuestra fortaleza y es la debilidad del diablo. El gozo de Jesucristo en nosotros es la debilidad, es la tristeza para el diablo

1:11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.

El diablo nos pone la vida a cuadritos a ver si blasfemamos o si desistimos.

Nos tenemos que llenar de fe.

Yahvé habla por medio de su palabra y nosotros tenemos que hacer lo que dice esa palabra.

1:12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.

Si cuando tenemos problemas nos ponemos a llorar el diablo se ríe, si nos ponemos a orar el diablo llora.

Si vemos la situación pequeñita como la ve Dios, no como la vemos nosotros, el diablo tiene que soltar. Si la vemos grande el diablo no la suelta.

 

Nehemías 8: 9 – 10

8:9 Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.

Estaban tristes porque ellos habían pecado contra el Señor y los enemigos había empezado a destruirlos, a traer ruina contra los israelitas y mataron a muchos del pueblo de Dios.  Cuando Esdras y Nehemías se levantaron y les mostraron la palabra y les hicieron el propósito, el plan de Dios para su pueblo, para sus vidas como lo está haciendo ahora por medio de esta palabra, el pueblo empezó a levantarse y salir de toda esa ruina. El Espíritu Santo ahora no está haciendo entender el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros, los propósitos que Dios tiene para nuestras, que entendamos lo que el Espíritu Santo nos está hablando, no tenemos por qué salir de acá tristes.

Nehemías les dijo no llores, es día Santo para Yahvé Dios, es santo porque es un día donde le estamos consagrando a Dios nuestra vida.

Ho le estamos diciendo a Dios que vamos a caminar de su mano para el diablo suelte lo que nuestro es.

La demanda es la consagración a Jehová y la promesa es que la tristeza y la desolación se van.

8:10 Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.

La fortaleza nuestra es la debilidad del diablo.

En medio de esa situación el gozo de Jehová es mi fortaleza

1 Samuel 7: 1 – 14

7:1 Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová.

El pueblo estaba triste porque no tenían la presencia de Dios. Nosotros ya no dependemos del Arca, de ese cajoncito, porque cada uno de nosotros somos portadores de esa presencia de Yahvé Dios. A dondequiera que vayamos tenemos vamos con la presencia de Yahvé, Dios.

7:2 Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová.

7:3 Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.

El pueblo de Israel estaba sufriendo porque los filisteos lo estaban oprimiendo. ¿Qué problemas lo está oprimiendo a usted?

Requisito número uno es volvernos a Yahvé Dios. Si nos volvemos de todo corazón la cobertura de Dios está con nosotros. Debemos quitar de nuestras vidas lo que a Dios le desagrada.

¿Qué hay en mi vida que está estorbando nuestro caminar con Dios?

Si ponemos a Dios en primer lugar lo demás es añadido.

Cuando el diablo ve a un pueblo que se decide por su creador, el diablo tiene que retirarse.

Si ponemos a Dios en el primer lugar, si le obedecemos, le servimos y quitamos todo lo que estorba nos librará de la ruina, de le enfermedad, de los problemas emocionales

7:4 Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová.

Obedecieron.

Lo importante es obedecer, no que estemos alabando a Dios y orando, pero desobedeciendo a Dios. Obedezcamos y veremos que tenemos el favor de Dios.

Si usted está andando bien con el Señor Jesucristo eso se tiene que ver a donde usted vaya.

Yahvé Dios dice que él no deja a sus hijos en vergüenza,

7:5 Y Samuel dijo: Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová.

Pudo orar, Samuel, cuando obedecieron.

Nosotros no podemos limitar a Dios, tenemos es que creer y que él obre como a él le plazca.

7:6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

Vino convicción y un genuino arrepentimiento.

Ese genuino arrepentimiento y apartarnos del pecado para que los cielos se abran

7:7 Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos.

Miraron las circunstancias.

Si tenemos un corazón arrepentido y buscamos a Dios genuinamente, ¿por qué nos asustamos ante la dificultad?

7:8 Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.

Tenían miedo. Nosotros somos así, nos da miedo y le decimos a los hermanos: ore por mí.

Los que debemos orar somos nosotros.

7:9 Y Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó.

Cuando clamamos de todo corazón

7:10 Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel.

El diablo es atrevido sabe cuando estamos orando de corazón y él hace el intento a ver cómo vamos a reaccionar.

Cuando oramos en los cielos truena y en la tierra tiemblan los demonios y se repliegan.

7:11 Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car.

Si estamos recibiendo esta palabra el diablo tiene miedo.

Esos truenos sirvieron para llenar de valentía y de poder al pueblo de Israel.

Cuando el diablo nos mueve las finanzas, la salud o cualquier otra cosa, nosotros no podemos temblar ni atemorizarnos.

7:12 Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.

La gloria de Dios era tan grande porque nos ayudará hoy y por la eternidad.

7:13 Así fueron sometidos los filisteos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel; y la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel.

No volvieron. El diablo no puede volver con lo mismo.

Cuando clamamos por una situación no podemos esperar que eso va a volver.

7:14 Y fueron restituidas a los hijos de Israel las ciudades que los filisteos habían tomado a los israelitas, desde Ecrón hasta Gat; e Israel libró su territorio de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y el amorreo.

No vemos más porque no le creemos a papito Dios. No le pongamos límites a papito Dios, la bendición viene por donde usted menos se imagina. El utiliza los canales que menos pensamos, no mire a las personas, mire a papito Dios.

Hoy es el día pídale al Señor que le ordene al diablo que tiene que soltar, lo que suyo es.

Hoy es el día de la restitución, hoy es el día que recibamos lo que el diablo nos ha quitado.

Si me lo dieron a mí, yo por qué me lo dejo quitar. Cuando Dios te da algo es porque quiere bendecirte.

Cuando papito Dios te da algo él no te lo quiere quitar, si no, no te lo hubiera dado. Cuando nos lo quitan es por nuestra negligencia, por nuestra dureza de corazón.

Por nuestra negligencia, por nuestra ingratitud nos dejamos quitar las bendiciones. Por querer hacer las cosas en nuestras fuerzas nos dejamos quitar lo que Dios nos regaló.

No solo les restituyó lo que era de ellos, sino que derrotó al enemigo y los puso a vivir en paz.

Número 22: 1 – 16

22:1 Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó.

22:2 Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo.

22:3 Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel.

Somos una amenaza para el diablo.  Y el diablo tuvo gran temor de esta palabra que estamos entendiendo hoy.

22:4 Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab.

22:5 Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí.

22:6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

El rey de Moab sabía la bendición que había en el profeta.

Se sabe la bendición que hay en nosotros. Cuantas maldiciones nos lanzan y mientras más nos maldicen, más nos bendice Dios a nosotros.

Como van a maldecir lo que Yahvé dios bendijo desde antes de la fundación del mundo.

¿Usted sabe lo fuerte que es en Cristo?

Josué 10: 1 – 7

10:1 Cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué había tomado a Hai, y que la había asolado (como había hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban entre ellos,

10:2 tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes.

Ciudades fuertes, hombres poderosos y Dios los entregó en manos del pueblo de Israel.

10:3 Por lo cual Adonisedec rey de Jerusalén envió a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo:

10:4 Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel.

El diablo no se está quieto cuando nosotros tenemos paz, nos va a molestar por todos los lados

10:5 Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon contra ella.

10:6 Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros.

10:7 Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes.

Fueron los valiente y hombres de guerra, esforzados.

No tengamos miedo ante las situaciones.

10:8 Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti.

10:9 Y Josué vino a ellos de repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal.

10:10 Y Jehová los llenó de consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda.

10:11 Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada.

Dios peleó por ellos.

10:12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas:  Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón.

Que el día no continuara porque ellos necesitaban acabar al enemigo.

No descansemos hasta no logra el objetivo.

10:13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.  ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.

10:14 Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.

Dios atendió a hombre y eso somos nosotros. Dios nos oye.

Yahvé pelea por nosotros.

10:15 Y Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal.

10:16 Y los cinco reyes huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda.

El enemigo se escondió.

Esto es para que mostremos la gloria de Dios, la victoria que Dios nos ha dado.

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