domingo, 17 de agosto de 2014

Yo Soy



Yahvé quiere decir Yo soy 

Éxodo 3: 13 – 15

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?  Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová,[a] el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”.

En el antiguo testamento los hebreos casi ni pronunciaban el nombre de Dios por respeto. L e decían el Señor o el Adonay. No lo pronunciaban por la reverencia que le tenían a ese nombre.

Yo Soy, Jesucristo utilizó ese yo soy. Yo Soy me envió a vosotros, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios eterno de Israel.

Vamos a mirar algunas partes donde la Escritura toma El Yo Soy, en el nuevo testamento.

Juan 8: 23-24

“Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”.

Los judíos lo estaban afrentando, venían contra él y Cristo les dijo esto.

“Yo soy de arriba y no de abajo”. Si nosotros somos el cuerpo de nuestro señor Jesucristo, del Yo Soy manifestado en carne tenemos que estar pensando en las cosas de arriba y no en las de abajo. “El Espíritu es el que da vida y la carne para nada aprovecha”. El Yo Soy, el que nos engendró en Cristo  es de arriba, nosotros aunque estamos acá abajo somos de arriba, hemos sido llevados a ser reyes y sacerdotes. Estamos sentados con Jesucristo en lugares celestiales.

Tenemos que identificarnos con el Yo Soy, ¿no somos engendrados por el poder de su Santo Espíritu?
Mire lo que dice el 24: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”.

El Yo Soy lo tenemos en nosotros en nuestro corazón y nosotros ya no vamos a morir en nuestros pecados, al contrario el Espíritu Santo en nosotros hace morir todo pecado. 

Cualquier manifestación en la carne en nuestras vidas está condenada a desaparecer. Dígale hoy que tiene que desaparecer. Eso que se haya enseñoreado hoy, en estos días o cuando hubiera sido, no importa, profetízale que tiene que desaparecer. Esa debilidad se convierte en fortaleza  porque yo he creído en el Yo Soy, lo tengo en mi corazón y esa debilidad  tiene que morir.

Esta es la primera apreciación el Yo Soy es de arriba, “Yo soy de arriba”.  Yos soy de arriba y aunque estoy aquí en la carne y no milito según la carne, sin o según el Espíritu de Dios.

Mucha gente se burla de nosotros por muchas cosas, por nuestro comportamiento, pero nosotros sabemos que tenemos que ser distintos radicalmente distintos.

El Yo Soy quiere hacer ese cambio radical en nuestras vidas. No hay tiempo de coquetear con el pecado. Ya identificamos como viene el pecado porque el Yo Soy nos ha dado discernimiento.

Juan 10: 8-9

“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.  Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.

“yo soy la puerta”,   qué hacemos tocando otras puertas, él dice: “Tocad y se os abrirá, pedid y se os dará, buscad y hallaréis”. 

Estamos capacitados para tocar esa puerta, en ayuno, en oración, en santidad, seguros de que él está presto a abrirnos.

Estamos autorizados por la palabra para recibir bendiciones, si no estamos recibiendo es porque estamos tocando donde no debemos tocar o de una manera que él no puede oír. Esa manera de tocar que Dios no puede oír es cuando estamos en pecado.

Al entrar por la puerta no solo recibimos la salvación sino también la provisión.  Nosotros somos ovejas de su prado, comemos de la palabra de Dios, el enemigo no se puede enseñorear de nosotros. Todas las tinieblas tienen que retroceder porque el Yo Soy se va a manifestar en nosotros que somos parte de su iglesia. Tienen que retroceder porque somos una iglesia vencedora, más que vencedora. Levanten sus cabezas, no en soberbia sino en fe, sabiendo que el que va delante de nosotros va como poderoso gigante y todo se tiene que desvanecer, es una neblina delante de nosotros y se tiene que desvanecer porque nosotros somos el sol de justicia, pues somos el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, porque con nosotros está el gran Yo Soy, Yahvé su nombre.

Juan 6: 25-38

“Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.

Establezcamos prioridades, no quiere decir que no trabajamos. 

¿Qué debemos hacer? Le preguntan porque creía que tenían que hacer algo para ganarse las bendiciones “haciendo” y aquí no es “haciendo” sino “permitiendo” que está palabra entre en nuestros corazones, para que podamos creerle a lo sobrenatural, podamos creer que somos unos benditos de Dios, que el Yo Soy está en nuestras vidas y por donde quiera vamos somos vencedores, las tinieblas, todo el que se venga contra nosotros va a salir avergonzado, sino es que el Espíritu Santo le da una pela mayor.

Declárele a la situación la bendición de Dios.

Esta gente ya había visto los milagros y ahora le dicen que qué señales hace. 

El verdadero pan del cielo es Jesucristo, su palabra, el Verbo de Dios. Nosotros tenemos al Yo Soy en el corazón, la provisión eterna de Dios.

A veces nos sentimos derrotados y eso no debe ser así pues el que está derrotado es Satanás.

Cristo es el pan y el agua de vida, las necesidades vendrán, pero las soluciones de su palabra saldrán. Por tus labios saldrá la solución porque tus labios son fuego para la situación. Le dices al diablo: vas a soltar y lo suelta. Si usted lo cree y lo declara con sus labios ahí no vale nada para que el enemigo se quede estorbando, cae toda cadena.

Si usted ha visto al Yo Soy en gran cantidad de circunstancias actuando a favor suyo, por qué si hoy se presenta otro problema, usted  duda, “por qué si me has visto actuar en el pasado no crees que en el futuro voy a hacer cosas mejores”. 

Nosotros no somos de esa estirpe que no cree, somos de la estirpe de Jesús  de Nazaret.

Él no nos hecha fuera, si hemos venido a nuestro Señor Jesucristo dando frutos de arrepentimiento, no estamos excluidos sino que estamos incluidos en el reino de Dios, por ese arrepentimiento  tenemos toda la facultad de decir: “Dios mío, el cofre que me diste algún día sellado por mi pecado ahora lo abro con la fe  y voy a sacar esa fuente inagotable de tesoros.

Podemos retrasar las promesas, pero si recibimos a Cristo, todas esas promesas son para nosotros, cuando estemos filados con Dios en obediencia.

La voluntad del Yo Soy para nuestras vidas es buena, agradable y perfecta. Nosotros por la gracia y el poder del Espíritu Santo estamos haciendo la voluntad de Dios, entonces nada que temer pues el Yo Soy está con nosotros.

Ahora que Dios nos ha dicho que él es el Yo Soy, entonces  nosotros somos hijos del Dios viviente.

I Corintios 6: 19

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

Es templo del Yo Soy, y en un templo, se adora, se glorifica, se enaltece al Yo Soy. No sólo somos hijos sino templos de adoración.

No somos nuestros, no podemos disponer de este cuerpo para cualquier cosa, sino para que se haga la voluntad de Dios siempre en nuestras vidas. Ya no soy yo sino que Cristo vive en mí, ya no puedo hacer lo que me da la gana y por eso debo consultar tanto a Dios.

Habacuc 2:20

“Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”.

El Yo Soy está en su santo templo calle delante de él toda circunstancia, toda cadena tiene que caer. Es el templo de Dios manifestado en gloria. Todo lo que esté impidiendo, lo que esté dañando nuestra familia, nuestros cuerpos, nuestras finanzas se tiene que i.

Juan 18:6

“Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra”.

Calle delante de él toda la tierra. 

Venían por él, no sabían quién era, preguntaron y él dijo Yo Soy y cayeron a tierra, cómo sería la gloria del Yo Soy en nuestro Señor Jesucristo;  a eso estamos usted y yo mandados por la palabra que dice: “hasta que todos lleguemos a la estatura de un varón perfecto”, lleno de la gloria de. Dios.

Todo tiene que retroceder ante nuestra presencia pronunciando la palabra de Dios. Quien creyera que este cuerpo lleno de debilidad, siendo templo del Espíritu Santo, él lo convierte en un cúmulo de fortalezas y donde se manifiesta la gloria del Dios viviente.

Jesucristo dijo: “yo soy”, dijo la palabra y retrocedieron y cayeron en tierra. Di la palabra, profetiza echa a esa dificultad, di a esa dificultad, a eso que te tiene encadenado que se tiene que ir  y eso tiene que caer.
Para que eso fluyera Jesucristo oraba sin cesar y eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Reunirnos, orar sin cesar, ser bien distintos.

El Yo Soy habita en nuestros corazones.

domingo, 10 de agosto de 2014

Da el paso



Jesús nos impulsa con su Espíritu Santo para que nos movamos hacia él.

Jeremías 6: 8 

“Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada”.

Lo que tenemos que hacer es corregirnos, a veces en lugar de ir hacia adelante vamos hacia atrás.

Para que no  nos convirtamos en el desierto de la ruina, de la enfermedad, de la desesperanza. Que no seamos como la higuera estéril que no da su fruto.

Todos somos necesitados de Cristo.

Génesis 13: 12-18 

“Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma.  Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.  Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.  Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.  Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.  Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”.

Habla de donde Lot se separa de Abraham.

Tenían muchas posesione y los criados del uno peleaban con los del otro. Lot le dijo a Abraham que se quería separar, Abraham le dijo a Lot que escogiera, éste se dejó llevar por lo que vieron sus ojos y escogió terrenos hacia Sodoma que eran muy planos. Nosotros somos así que no dejamos que el Espíritu Santo escoja por nosotros. Decimos que Dios es nuestro Señor y no dejamos que él escoja.

Cuantas veces nos metemos en la boca del lobo por no esperar el consejo de Dios. 

A Lot no le dijo Dios lo que le dijo a Abraham. Dios le dio la orden a Abraham:  levántate, o sea da el paso. La bendición es para usted recíbala.

Dé el paso de fe delo hoy y diga en Nombre de Jesucristo yo arrebato esa bendición.

Dice “Abraham removiendo su tienda…” ¿qué tiene usted para remover?

¿Qué obstáculo tiene? Dios quiere que removamos ese obstáculo.

Dios le dio la palabra a Abraham y él se movió. ¿Qué palabra le ha dado Dios a usted? ¿Cuántas palabra nos ha dado Dios? Y nos hemos querido mover por esas palabras. ¿Qué estamos esperando? Dé el paso.
Esta palabra es para ver el poder de Dios, no es solo para leer es para que se haga realidad en nuestras vidas y se vea el poder de Dios en acción. Si la palabra no fuera Poderosa Jesucristo no la hubiera predicado y los discípulos no la hubieran replicado.

Declare: “yo soy sano en Jesucristo, mi familia es de Jesucristo, este empleo es mío en  el nombre de Jesús”.

Génesis 14: 11 – 16

“Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron.  Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron.  Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram.  Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan.  Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco.  Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente”.

Como Lot se metió en Sodoma se lo llevaron unos reyes enemigos.

Abraham dio el paso para rescatar a su familia. Dice que armó a sus criados. 

Dios nos está mandando que no nos quedemos quietos, guerreemos por nuestra familia. Abraham no le cedió nada al enemigo.

Siga orando que la respuesta viene en camino. Tenemos que estar convencidos de que Dios nos va a respaldar.

Dé el paso a creerle, demos el paso, no nos conformemos con poco. Dios quiere un pueblo esforzado y valiente.

Las grandes bendiciones se conquistan con guerra espiritual. Dios permite que peleemos por la bendición para que la valoremos. Tenemos que esforzarnos. Dios ya nos armó. Tenemos la palabra, la oración, la alabanza, la sangre de Cristo como armas.

II Reyes 13: 14-19

“Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas.  Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey,  y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos.  Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo.  Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria”.

Ese es el tipo de la iglesia del Señor, el conformismo, nos conformamos con tan poco. Dios quiere darle todo y usted se contenta con lo primerito que le llega.

Dios era el único que le podía salvar. Dios pelea por nosotros.

Acudamos a Cristo el Señor, ¿en qué áreas estamos patinando?

La palabra tiene tanto poder que  el enemigo tiene que retroceder cuando un hijo de Dios la pronuncia con seguridad.

Dios nos dice abre tu corazón, con el endurecimiento no entra la palabra. Abra su corazón y lance la palabra.

Se nos habla acá de la insistencia, hasta que el enemigo tiene que soltar, por la insistencia en la oración.

Proverbios 30: 29-31

“Tres cosas hay de hermoso andar, Y la cuarta pasea muy bien: El león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nada;  el ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; y el rey, a quien nadie resiste”.

Estamos con el fuerte que nos da las fuerzas del búfalo. Hay que seguir y arrebatar lo que Dios le da. Dios dice que nos ceñimos con su palabra, sabiendo que Cristo está con nosotros. Dios quiere que no nos devolvamos.

Nosotros somos sesos reyes y Dios nos ha puesto por muro fortificado. El rey posee y da órdenes. Demos la orden al enemigo que retroceda.

Lucas 17: 6

“Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.

Dios nos pide una fe pequeña y si la ejercemos haremos cosas grandes. A la palabra del Señor que expresemos inmediatamente eso se tiene que mover, esas dificultades tienen que sacudirse.

domingo, 3 de agosto de 2014

Fuerzas al cansado



Dios dice yo estoy esperando que nosotros vengamos hacia él.

Salmo 25: 3

“Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa”.

Dios no nos dice que nos da cita en dos meses, siempre está ahí para nosotros, esperándonos, dándonos esas fuerzas. Esperando a que vamos a la oración, Dios está esperando a que nos afirmemos con él, nos espera día y noche, nos espera a cualquier hora, y cualquier día y es tan grande, tan hermoso y tan misericordioso que nos da cada instante de nuestra vida porque nos sigue esperando.

El cuerpo se cansa, y muchas veces decimos por qué no llega la respuesta, por qué a mí. Ese “por qué” lo debemos buscar en nosotros. Porque no lo hemos buscado a él sinceramente, porque no nos hemos arrepentido, porque hemos abierto puertas al enemigo y las hemos dejado abiertas, porque hoy decimos blanco y mañana decimos negro y él a los tibios los vomitará.

Isaías 40: 28 – 31

“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

Dios no se cansa no tiene día y noche él está ahí dándonos fuerza. Él nos levanta. “Cuando levanto mis manos nuevas fuerzas Dios nos da”. Cuando vamos al Jardín de la oración, cuando nos arrepentimos de todo corazón, cuando decimos que lo necesitamos todos los días, sin él no somos nada.

Dios nos levanta todos los días, todos los días nos da fuerza con su amor de Padre, amor que nos respalda, amor que nos llena.

Salmo 121: 1-4

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel”.

Es un padre incondicional que nos ama. Que dolor tan grade sintió nuestro Señor Jesucristo con esa corana de espinas y que dolor tan grande siente todos los días cuando nos apartamos de él, cuando pecamos y es tan hermoso, tan maravilloso que está  esperándonos para darnos todo. 

Busquemos primero las cosas de arriba que lo demás será añadido. Imaginemos gozando de su presencia, de la paz que tendremos, donde no tenemos que preocuparnos por nada. También lo podemos vivir acá, podemos vivir es paz, poder decir: “mañana tengo que pagar el arriendo  pero él me respalda”.

Dios nos dejó su palabra donde está todo. Dios es un Dios vivo, está acá con nosotros, no dejemos que se vaya de nuestra presencia, digámosle cuánto lo necesitamos y cuán importante es para nosotros.

Cuando no sentimos el respaldo de Dios es porque nos apartamos de él. 

Salmos 103: 3-5

“Él es quien perdona todas tus iniquidades, Él que sana todas tus dolencias;  Él que rescata del hoyo tu vida, Él que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”.

Dice que todas las enfermedades, las del cuerpo y las del alma. Qué más respaldo queremos, él es todo.

Salmos 138: 3

“El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma”.

La llenura del Espíritu Santo, sentimos esa fortaleza y queremos seguir buscando ese respaldo, esa fortaleza.

Conclusiones

Salmo 27: 3

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”.
Nada podemos sin él.

II Corintios 4: 16

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

Salmo 92: 10

“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco”.

Todos queremos y pedimos esas fuerzas del búfalo. Estemos completamente seguros de que arrepentidos y en su presencia él nos da fuerza, nos respalda, nos llena de bienes y de bendiciones.

Necesitamos vitaminas espirituales, veamos:

“La oración nunca debe ser el último recurso sino el primero”.

“Las oraciones matutinas nos fortalecen para enfrentar los retos del día y nos protege de todo mal”.

“¿Las palabras que salen de tu boca muestran acaso evidencia de la presencia de Dios en tu vida?”

“Jesús va a volver cuando menos lo esperes, ¿estás listo para su segunda venida?”

“Jesús nos dio muchos ejemplo de cómo tomar las decisiones: solo después de haber orado con seriedad y persistencia”.

“Jesús sabía que la oración ilumina la mente y ayuda a tomar la mejor decisión”.

“Siempre persista en la oración”.

“La persona más rica del mundo es aquella que está satisfecha con su relación personal con el Dios viviente".