Dios dice yo estoy esperando que
nosotros vengamos hacia él.
Salmo 25: 3
“Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán
avergonzados los que se rebelan sin causa”.
Dios no nos dice que nos da cita
en dos meses, siempre está ahí para nosotros, esperándonos, dándonos esas
fuerzas. Esperando a que vamos a la oración, Dios está esperando a que nos
afirmemos con él, nos espera día y noche, nos espera a cualquier hora, y
cualquier día y es tan grande, tan hermoso y tan misericordioso que nos da cada
instante de nuestra vida porque nos sigue esperando.
El cuerpo se cansa, y muchas
veces decimos por qué no llega la respuesta, por qué a mí. Ese “por qué” lo
debemos buscar en nosotros. Porque no lo hemos buscado a él sinceramente,
porque no nos hemos arrepentido, porque hemos abierto puertas al enemigo y las
hemos dejado abiertas, porque hoy decimos blanco y mañana decimos negro y él a los
tibios los vomitará.
Isaías 40: 28 – 31
“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó
los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica
las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los
jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no
se fatigarán”.
Dios no se cansa no tiene día y
noche él está ahí dándonos fuerza. Él nos levanta. “Cuando levanto mis manos
nuevas fuerzas Dios nos da”. Cuando vamos al Jardín de la oración, cuando nos
arrepentimos de todo corazón, cuando decimos que lo necesitamos todos los días,
sin él no somos nada.
Dios nos levanta todos los días, todos
los días nos da fuerza con su amor de Padre, amor que nos respalda, amor que
nos llena.
Salmo 121: 1-4
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro
viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al
resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni
dormirá el que guarda a Israel”.
Es un padre incondicional que nos
ama. Que dolor tan grade sintió nuestro Señor Jesucristo con esa corana de
espinas y que dolor tan grande siente todos los días cuando nos apartamos de
él, cuando pecamos y es tan hermoso, tan maravilloso que está esperándonos para darnos todo.
Busquemos primero las cosas de
arriba que lo demás será añadido. Imaginemos gozando de su presencia, de la paz
que tendremos, donde no tenemos que preocuparnos por nada. También lo podemos vivir
acá, podemos vivir es paz, poder decir: “mañana tengo que pagar el arriendo pero él me respalda”.
Dios nos dejó su palabra donde
está todo. Dios es un Dios vivo, está acá con nosotros, no dejemos que se vaya
de nuestra presencia, digámosle cuánto lo necesitamos y cuán importante es para
nosotros.
Cuando no sentimos el respaldo de
Dios es porque nos apartamos de él.
Salmos 103: 3-5
“Él es quien perdona todas tus iniquidades, Él que sana todas tus
dolencias; Él que rescata del hoyo tu
vida, Él que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila”.
Dice que todas las enfermedades,
las del cuerpo y las del alma. Qué más respaldo queremos, él es todo.
Salmos 138: 3
“El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma”.
La llenura del Espíritu Santo,
sentimos esa fortaleza y queremos seguir buscando ese respaldo, esa fortaleza.
Conclusiones
Salmo 27: 3
“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la
tierra de los vivientes”.
Nada podemos sin él.
II Corintios 4: 16
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se
va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
Salmo 92: 10
“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con
aceite fresco”.
Todos queremos y pedimos esas
fuerzas del búfalo. Estemos completamente seguros de que arrepentidos y en su
presencia él nos da fuerza, nos respalda, nos llena de bienes y de bendiciones.
Necesitamos vitaminas espirituales,
veamos:
“La oración nunca debe ser el último
recurso sino el primero”.
“Las oraciones matutinas nos
fortalecen para enfrentar los retos del día y nos protege de todo mal”.
“¿Las palabras que salen de tu
boca muestran acaso evidencia de la presencia de Dios en tu vida?”
“Jesús va a volver cuando menos
lo esperes, ¿estás listo para su segunda venida?”
“Jesús nos dio muchos ejemplo de
cómo tomar las decisiones: solo después de haber orado con seriedad y
persistencia”.
“Jesús sabía que la oración
ilumina la mente y ayuda a tomar la mejor decisión”.
“Siempre persista en la oración”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario