domingo, 3 de agosto de 2014

Fuerzas al cansado



Dios dice yo estoy esperando que nosotros vengamos hacia él.

Salmo 25: 3

“Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa”.

Dios no nos dice que nos da cita en dos meses, siempre está ahí para nosotros, esperándonos, dándonos esas fuerzas. Esperando a que vamos a la oración, Dios está esperando a que nos afirmemos con él, nos espera día y noche, nos espera a cualquier hora, y cualquier día y es tan grande, tan hermoso y tan misericordioso que nos da cada instante de nuestra vida porque nos sigue esperando.

El cuerpo se cansa, y muchas veces decimos por qué no llega la respuesta, por qué a mí. Ese “por qué” lo debemos buscar en nosotros. Porque no lo hemos buscado a él sinceramente, porque no nos hemos arrepentido, porque hemos abierto puertas al enemigo y las hemos dejado abiertas, porque hoy decimos blanco y mañana decimos negro y él a los tibios los vomitará.

Isaías 40: 28 – 31

“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

Dios no se cansa no tiene día y noche él está ahí dándonos fuerza. Él nos levanta. “Cuando levanto mis manos nuevas fuerzas Dios nos da”. Cuando vamos al Jardín de la oración, cuando nos arrepentimos de todo corazón, cuando decimos que lo necesitamos todos los días, sin él no somos nada.

Dios nos levanta todos los días, todos los días nos da fuerza con su amor de Padre, amor que nos respalda, amor que nos llena.

Salmo 121: 1-4

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel”.

Es un padre incondicional que nos ama. Que dolor tan grade sintió nuestro Señor Jesucristo con esa corana de espinas y que dolor tan grande siente todos los días cuando nos apartamos de él, cuando pecamos y es tan hermoso, tan maravilloso que está  esperándonos para darnos todo. 

Busquemos primero las cosas de arriba que lo demás será añadido. Imaginemos gozando de su presencia, de la paz que tendremos, donde no tenemos que preocuparnos por nada. También lo podemos vivir acá, podemos vivir es paz, poder decir: “mañana tengo que pagar el arriendo  pero él me respalda”.

Dios nos dejó su palabra donde está todo. Dios es un Dios vivo, está acá con nosotros, no dejemos que se vaya de nuestra presencia, digámosle cuánto lo necesitamos y cuán importante es para nosotros.

Cuando no sentimos el respaldo de Dios es porque nos apartamos de él. 

Salmos 103: 3-5

“Él es quien perdona todas tus iniquidades, Él que sana todas tus dolencias;  Él que rescata del hoyo tu vida, Él que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”.

Dice que todas las enfermedades, las del cuerpo y las del alma. Qué más respaldo queremos, él es todo.

Salmos 138: 3

“El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma”.

La llenura del Espíritu Santo, sentimos esa fortaleza y queremos seguir buscando ese respaldo, esa fortaleza.

Conclusiones

Salmo 27: 3

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”.
Nada podemos sin él.

II Corintios 4: 16

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

Salmo 92: 10

“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco”.

Todos queremos y pedimos esas fuerzas del búfalo. Estemos completamente seguros de que arrepentidos y en su presencia él nos da fuerza, nos respalda, nos llena de bienes y de bendiciones.

Necesitamos vitaminas espirituales, veamos:

“La oración nunca debe ser el último recurso sino el primero”.

“Las oraciones matutinas nos fortalecen para enfrentar los retos del día y nos protege de todo mal”.

“¿Las palabras que salen de tu boca muestran acaso evidencia de la presencia de Dios en tu vida?”

“Jesús va a volver cuando menos lo esperes, ¿estás listo para su segunda venida?”

“Jesús nos dio muchos ejemplo de cómo tomar las decisiones: solo después de haber orado con seriedad y persistencia”.

“Jesús sabía que la oración ilumina la mente y ayuda a tomar la mejor decisión”.

“Siempre persista en la oración”.

“La persona más rica del mundo es aquella que está satisfecha con su relación personal con el Dios viviente".

No hay comentarios:

Publicar un comentario