domingo, 22 de noviembre de 2015

Cambio extremo



En nuestras vidas puede haber muchos cambios extremos físicos y espirituales. Físicos como el del paralitico, el de la mujer del flujo de sangre, espirituales como la conversión.

Marcos 10: 46 – 42

Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino”.

El Señor nos recuerda cuantas sanidades hemos recibido de parte del Señor. Ninguno de los que acá estamos puede decir que Dios no le ha hecho milagros. Sanidades de enfermedad o económicas.

Miremos algunos cambios materiales: Nabucodonosor pasó de ser un rey a comer con las bestias, vemos que cambio extremo tuvo él, de un momento a otro pasó a ser un mendigo. El hijo pródigo pasó de ser un hijo que todo lo tenía a comer con los cerdos. Saúl pasó de ser un bendecido a ser un desechado. David de ser un simple pastor de ovejas a ser un rey. Ester de ser una huérfana a ser reina. Mardoqueo fue el segundo después del rey Azuero. José pasó de ser el niño consentido de papá a ser gobernador en Egipto, pero para eso tuvo que pasar por ser esclavo y preso para que Dios pudiera tratar con él.  

Miremos cambios espirituales: Pablo de ser perseguidor de los cristianos a ser un seguidor de Jesucristo.

¿Cuándo viene un cambio en nuestras vidas espiritualmente hablando?

Hechos 2: 1 – 4

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;  y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.

Fueron todos llenos porque estaban unánimes en una misma oración, en un mismo sentir. Estaban reunidos porque Dios les hizo una promesa. A nosotros también se nos prometió acá un avivamiento.

Hechos 2: 17 – 18

“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;   y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”.

Y nosotros somos siervos y siervas de Dios. Está claro. 

Hechos 2: 38 – 40

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación”.

Hay una demanda: Arrepentíos de todo corazón, que nuestro corazón esté limpio, que no haya reserva para Dios, que no tengamos nada que esconder que nuestra mirada sea transparente, que en lugar de estar hablando mal de una persona que estemos orando por esa persona. No es fácil amar a alguien que esté a nuestro lado y que siempre está contendiendo, pero hay que hacerlo. 

El Señor dice que nos llenemos del Espíritu Santo. La única manera de soportar todas las cosas que sobrevienen, es estando llenos del Espíritu Santo. 

Amós  3:8

Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?”

Cuando Dios nos llena del Espíritu Santo y nos pone a hablar a una o a varias personas, en el lugar que sea, dice la escritura: “¿quién no profetizará?”

Cuando el Espíritu Santo viene con ese poder a nuestras vidas nosotros no nos podemos quedar callados.
Si retenemos la palabra que el Señor nos ordena hablar juicio viene sobre nosotros. 

Y dice en Juan 3: 9: “¿cómo puede ser esto? ¿Cómo podemos ser llenos del Espíritu Santo? Aquellos que aún no han recibido al Espíritu Santo y aun los que ya lo hemos recibido para poder estar metido en esa presencia, ¿cómo puede ser esto? Vamos a

Salmo 51: 6 – 7

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”.

Salmo 51: 10

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”.

Clamando día y noche a Dios que nos lave, que nos limpie, así como al ciego que muchas trataban de callarlo, pero el clamaba con más fuerza.

Clamemos día y noche: limpia mi corazón, mira Señor en que te estoy ofendiendo, porque nosotros muchas veces, no queremos aceptar muchos errores que hay en nuestras vidas. Esos errores se los podemos tapar al hombre, pero a Dios no se los podemos tapar, no le podemos esconder eso que hay dentro de nuestros corazones y a lo que no hemos querido renunciar. 

Tenemos que clamar decirle: “Padre ayúdame, mira muchas veces me deslizo en esto, pero ayúdame a salir de eso”.

Jesucristo mismo fue bautizado por el Espíritu Santo

Jesucristo fue bautizado, fue ungido con poder y anduvo sanando a todos los oprimidos por el diablo.

Hecho 10: 37 – 38

Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

Jesucristo nos dio ese ejemplo: que él fue lleno del Espíritu Santo, Estuvo 40 días en el desierto y después de esa prueba que vino para él un ministerio grande y poderoso y pudo hacer grandes milagros y maravillas porque Dios estaba con él, porque soportó esa prueba.

Cuántas pruebas estamos nosotros pasando, tenemos que pasar sobre ellas en oración. Tenemos que sentir esa convicción grande de que Dios lo hace todo. Pero que sea verdadera convicción dentro de nosotros.
Creyendo, usted ni siquiera se imagina cómo va a llegar esa bendición.

Dios le da de comer a los animales, ¿nos va dejar a nosotros que somos sus hijos y estamos clamando a él día y noche?

Tenemos que aprender a valorar las cosas, tenemos que aprender a valorar en lo poco, en abundancia no valoramos nada, en lo poco valoramos hasta una moneda que nos hace falta para ajustar un pasaje.

Dios quiere que tengamos la convicción en nuestro corazón de que Él está al tanto de todas nuestras necesidades y todas son todas.

Dios nos prueba como probó al pueblo De Israel en el desierto: “tomen lo de hoy”.

Los apóstoles necesitaron ser llenos del Espíritu Santo

Hechos 2: 1 – 8

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?” 

Hechos 2: 12

“Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?  Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”. 

Arrebata para ti esta palabra

Hechos 2: 36 -41

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.  Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

Dios quiere que nosotros podamos ser ese testimonio tan lindo. Se unieron tantas personas después de que eran llenos del Espíritu Santo y hablaban sin temor y sin miedo: “arrepentíos, arrepentíos”. Nosotros estamos llamados para que otras personas vengan a través de nuestro testimonio al Señor.

Tú está s acá porque otro te habló y viste testimonio en ellos.

Cuando le estás hablando a otra persona, esa persona siente algo distinto. Dios está esperando que su pueblo le crea. 

Los Apóstoles hacen Maravillas

Hechos 5: 14 – 16

“Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres;  tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados”.

Mucha multitud viene por el testimonio. La responsabilidad es de todos los que venimos cada ocho días a escuchar una palabra. 

Y Nosotros 

Hechos 13: 1 – 2

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?  Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor”.

Los que ya hemos sido sellados y los que están en proceso de recibir ese sello maravilloso del Espíritu Santo, ¿Qué estamos esperando?

Hechos 3: 1 – 8

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios”.

Mire que bonito, llenos del Espíritu Santo. Solo llenos del Espíritu Santo nosotros vamos a poder impactar allá afuera. Dios nos está demandando hoy un cambio extremo en nuestras vidas.

El mundo entero está esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. Eso no se ha visto por nuestra falta de fe, por nuestra falta de compromiso. No es solo orar sino que tiene que estar limpio nuestro corazón.

Si no hay arrepentimiento sincero en nuestros corazones no hay nada. Sanemos nuestro corazón de cualquier cosa nos peguemos de resentimientos y de pequeñeces con los demás.

Hechos 7: 51 – 57

“¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él”.

Dios dice hoy que tenemos que llenarnos del Espíritu Santo porque afuera hay muchos enfermos espirituales. Cuántos que no quieren seguir viviendo, cuántos que no quieren ni levantarse de la cama, y nosotros con esta maravilla de palabra que Dios nos ha dado, guardándola para nosotros, ese tesoro es para llevarlo a las personas que están sufriendo y que como nosotros necesitan de Cristo.

Esto acá no es para ocupar los puestos. El mundo afuera espera esa manifestación gloriosa, para exhortar con la manifestación del Espíritu Santo, así no les guste a muchos, así aprieten los dientes, porque así como a muchos va a dar sanidad de una, a otros será para condenación.

Muchos se tapaban los oídos, pero cuántos más se arrepintieron y fueron llenos del Espíritu Santo.

Nosotros no somos los mismos que éramos antes. Que seamos nosotros amando a nuestro prójimo porque Dios nos sacó a nosotros de lugares oscuros, estábamos en el lodo y Dios nos sacó. A los que están allá Dios los puede sacar por medio de nosotros, oremos por ellos en lugar de criticarlos.

Nosotros somos fruto de oración de otros y hay otros que serán fruto de nuestra oración.

Limpiemos nuestros corazones. Que tenemos algo contra alguien: limpiémoslo, ¿nos vamos a quedar ahí todo el tiempo?

Amemos esos hijos rebeldes, amemos ese esposo rebelde, amemos ese vecino rebelde. Que nos están vituperando, que importa estamos bañados con aceite, todo nos resbala.

Aquí estamos Señor como el día de Pentecostés, en un solo clamor por la llenura del Espíritu Santo.

domingo, 15 de noviembre de 2015

La generosidad de Dios en la naturaleza



Salmo 65

“Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios, y a ti se pagarán los votos”.

La alabanza es de Dios, es para Dios, no es para nosotros. No nos podemos presentar de cualquier manera a la alabanza porque ésta es toda para Dios. Si Dios es excelso la alabanza tiene que ser excelsa.

En medio de sus suelos es la alabanza, en tus suelos, en tu heredad. 

Dios no mira la apariencia del hombre, Dios mira es un corazón contrito y humillado.

Cuántas veces hemos prometido a Dios alabarle en los momentos de prueba, de dificultad, de escasez, pero también en la abundancia. Sin embargo cuántas veces hemos faltado a esos votos. Cuántas veces hemos puesto la mirada en el ser humano y no en Dios

Versículo 2 

“Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne”.

Dice que Dios oye la oración y la alabanza de su pueblo

Versículo 3

“Las iniquidades prevalecen contra mí; mas nuestras rebeliones tú las perdonarás”.

Él perdona nuestras faltas cuando somos sinceros delante de Él. Dios ama esa sinceridad, cómo te sientes, como eres. Cuando venimos ante Dios con cara descubierta, sin reservas, entonces Dios puede actuar en nuestras vidas, entonces Dios puede perdonar nuestras iniquidades. 

David pecó, pero se arrepintió de corazón.

Por la sangre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre nos ve perfectos. 

Versículo 4 

“Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios; seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo”.

Es n amor hacia las cosas de Dios, feliz el que Dios ha traído. Decimos en la alabanza: “una cosa he demandado a Jehová, que esté yo en la casa de Jehová siempre”. 

David entendió cuando entró en el lugar santísimo, en el lugar de su presencia. 

Cuando nos alejamos de su presencia, perdemos el gozo y la paz en nuestro corazón porque en lugar de estar en el lugar santísimo para que Él nos fortalezca y envíe su luz, nos pegamos de noticieros, de lo que dice el mundo.

Las noticias de Dios son nuevas, las buenas nuevas todos los días. Son de salvación para nuestras vidas, para que nuestras almas no se pierdan. 

La palabra dice que cuidemos esta salvación tan grande con temor y temblor. Que cuidemos mucho las cosas que Dios nos da. Cuidamos tantas cosas y será que así cuidamos las cosas que Dios nos ha dado, ¿cuidamos el ministerio?

Seremos saciados del bien de su casa. En la casa de Dios no hay pecado, no hay miseria, no hay dolor, no hay enfermedad.

El hijo pródigo volvió a la casa porque sabía que en la casa de su padre no faltaba nada. 

Versículo 5 

Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar”.

En el tiempo de Dios se hacen todas las cosas, todo tiene su tiempo y su hora. Este es el momento en el que Dios nos está trayendo su palabra para que nosotros descansemos en su presencia.

A veces tomamos la palabra de Dios como una carga cuando Él dice en su palabra que sus mandamientos no son gravosos. Se vuelven carga cuando no está ese primer amor en nuestras vidas. 

La iglesia de Éfeso hacía muchas cosas, pero en Apocalipsis  se le dijo: “pero tengo contra ti que has dejado el primer amor”, ese primer amor es ese fruto en nuestras vidas. 

Hay que pedirle a Dios que nos dé temor de Dios, el temor de Dios nos impulsa a amarle, a seguirle, es el principio de la sabiduría, es el que nos enseña a aferrarnos a Él, a remendar lo que está roto, lo que está quebrado.

La palabra dice: “mejor es obedecer que los muchos sacrificios”.

Hay que pedirle a Dios que nosotros podamos obedecerle. ¿De qué nos sirve congregarnos y cantar muy bonito si hay algo en lo cual no estamos obedeciendo a Dios?

Dios nos responderá en justicia porque hemos sido justificados en la sangre preciosa de Jesucristo. 

“Todo lo que pidieres en mi nombre creyendo lo recibiréis” dice Jesús.

Señor tu eres mi esperanza.

Perdemos la paz porque no permanecemos en Él, porque no somos constantes con Él. 

Cuando entregamos el día al Señor tenemos un buen día, no es que se quiten los problemas sino que tenemos mucha paz. Pero cuando dejamos de orar nos exaltamos más fácilmente, salen palabras de maledicencia de nuestros labios. Esto porque le falta aceite a la lámpara, falta su presencia en nuestras vidas. 

Versículos 6 - 7

Tú, el que afirma los montes con su poder, ceñido de valentía; el que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas,  el alboroto de las naciones”.

Cuántos mares se han levantado en nuestras vidas, Dios es el que nos sostiene en todo problema, en toda dificultad, Él es nuestra paz en medio de la tormenta.

Versículo 8 

Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde”.

A la presencia de Dios tiembla la tierra. 

Dice su palabra que Dios no puede ser burlado.

Dios es nuestra alegría y nuestro gozo. 

Versículo 9

Visitas la tierra, y la riegas; en gran manera la enriqueces; con el río de Dios, lleno de aguas, preparas el grano de ellos, cuando así la dispones”.

Gracias a Dios por todo eso. 

Dios enriquece la tierra para poner alimento en nuestra mesa.

Dios no llega antes ni después, llega en el momento precioso. Cuando los agricultores siembran esperan con fe el fruto de su trabajo. Así nosotros cuando venimos a este lugar a orar, esperamos respuestas.

Con el río de bendición de Dios, con agua de bendición. Es cuando Dios quiere, cuando lo dispone.

Versículo 10 - 11

Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus canales; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos. Tú coronas el año con tus bienes, y tus nubes destilan grosura”.

Muchos creen que la bendición es solo para un tiempo determinado, pero aquí dice que Dios corona el año, todos los días del año la bendición es sobre su pueblo, sobre nosotros, sobre nuestros graneros, sobre lo que hacemos, sobre nuestros hogares.

Dios es un eterno presente y reina y vive para siempre.

Si Cristo está en nuestras vidas dice que hay un pago para cada uno de nosotros, que hay recompensa, que hay un pago, que este trabajo en Dios no es en vano.

Dios te paga incondicionalmente, no espera nada a cambio de ti. Es muy misericordioso y nos da más de lo que merecemos.

Arrebata el reino de los cielos porque nos pertenece, decimos: “yo soy más que vencedor en Cristo Jesús”.
Dios ha cambiado muchas cosas en nuestra vida y lo seguirá haciendo.

Versículo 12 - 13

Destilan sobre los pastizales del desierto, y los collados se ciñen de alegría. Se visten de manadas los llanos,  los valles se cubren de grano; dan voces de júbilo, y aun cantan”.
La creación se goza.

Apocalipsis 2: 1 – 5

“Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”.

Muchas veces creemos que nos la sabemos todas, pero Dios nos recuerda que al principio, pedíamos todo a Dios.

Que ese primer amor esté en nuestras vidas.

Para que Dios se vuelva a nosotros tiene que haber un arrepentimiento genuino, un volvernos a Dios.

A veces hacemos oraciones equivocas, no conforme a la voluntad de Dios.

David ayunó y oró varios días cuando el profeta le anunció que su hijo moriría, pero David oró en contra de la voluntad de Dios.

Es bueno tener sueños y anhelos, pero conforme a la voluntad de Dios. Muchas veces anteponemos los sueños nuestros ante los sueños de nuestro Dios. 

Hay que pedirle a Dios que sea conforme a sus planes y a su voluntad.

El evangelio no se vende, la palabra de Dios se predica como está escrita. Que nosotros no nos dejemos intimidar porque alguien tiene un cargo muy grande y por eso le suavicemos el evangelio, no. 

Pidámosle a Dios que limpie nuestras vidas de todo orgullo.

Dios dice que nos rejuvenece y nos levanta como a las águilas. 

Juan 15: 1 – 8

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”.

Si llevamos mucho fruto glorificamos al Padre. Cuando andamos en el fruto estamos glorificando el nombre de Dios.

Gálatas 5: 16 – 25

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”.

Una cosa es practicar el pecado y otra es resbalarse y caer.

No satisfagáis los deseos de la carne, el que se constituye en amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.

Si decimos que somos hijos de Dios andemos como hijos de Dios haciendo la voluntad del Padre. 

Tratemos a nuestra familia física y espiritual con honra.

Gálatas 6: 1

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”.

Muchas veces miramos la paja en el ojo del otro y no vemos la viga en el nuestro. 

Que le permitimos al Espíritu Santo escudriñar en nuestras vidas para que podamos llevar fruto con perseverancia, porque el fruto es en todo momento.

Filipenses 2: 15

Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Agresivos para la conquista



Miqueas 5 lo vimos el domingo pero lo vamos a repasar

Miqueas 5: 7 – 9

El remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres. Asimismo el remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape. Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos”.

Dios dice que nosotros somos reyes y sacerdotes para él. Un rey reina. El pueblo de Dios tiene que reinar en medio de la situación. La dificultad no se puede enseñorear sobre nosotros.

El león está diseñado para mostrar lo que tiene desde pequeño. Así el enemigo le haga ver que su posición es de derrota, hágale ver que usted es más que vencedor en Cristo Jesús. Muestre el poder que Dios le ha dado. 

Jueces 16: 27 - 31

Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.  Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas. Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón.  Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida. Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años”.

Sansón se salió de la cobertura de Dios y los filisteos lo cogieron preso y hasta le sacaron los ojos.

Dagón era un demonio, un ídolo. El enemigo se burla de nosotros cuando le mostramos temor cobardía o duda, le servimos de juguete. Si hubiera estado con la cobertura de Dios, el enemigo tendría que huir como lo había hecho muchas veces. Si usted está bien parado el enemigo no puede enseñorearse de usted.

¿Cuántas veces dicen nuestros adversarios?: “mirad como está, mirad que lo que estamos haciendo contra ellos si sirve”. Mentira, lo que pasa es que somos unos mediocres porque usted se está dejando meter el cuento del diablo que usted está mal. Usted es un hijo de Dios, es un rey. Somos ministros, somos siervos del Dios viviente. Fuimos comprados por precio, valemos mucho.

Cuando le creemos al enemigo es porque hemos perdido la identidad. Dios quiere que recobremos la identidad que tenemos en Jesucristo. Parémonos en la raya y digámosle al enemigo: “yo soy un bendito de Yahvé Dios.

Declaremos: “yo no soy un derrotado, soy un vencedor”.

A cuántos de acá Dios nos ha utilizado en cosas grandes, para traer almas al reino de Dios.

Si usted cayó de la unción de Dios y no ha querido levantarse, el enemigo se alegra. Usted era tropiezo para el enemigo. El enemigo no llora porque usted está derrotado, el enemigo aplaude y ser ría de usted. ¿Hasta cuándo va a permitir que el enemigo se ría de usted? Levántese de su derrota. Levántese y dígale al enemigo, a esa situación: “yos soy un bendito de Dios”.

En medio de la guerra y de la oración cuántos demonios ha destruido usted, por eso no se deje bajar por cualquier cosa.

De pronto el enemigo lo batió fácil a usted porque usted en las guerras no daba en el blanco. Si usted da en el blanco el enemigo no lo puede tumbar.

Usted con sus oraciones ha destruido planes del diablo. Si en otro momento usted lo ha hecho, ¿qué pasa que ahora no lo está haciendo?

Cuando caemos de la gracia de Dios, de la cobertura, hablamos de Dios y los demás se burlan porque servimos de juguetes, porque no estamos viviendo la palabra, porque la palabra no está siendo una realidad en su vida. 

Cuando usted está parado en santidad Dios respalda esa palabra, Dios no avergüenza a sus hijos.

Acá venimos a buscar de Dios no espere que quien predica vengan y lo soben, usted viene acá a escuchar palabra viva y si nosotros cambiamos el mensaje, se nos cobrará a nosotros. 

Dios nos tiene para predicar la palabra no para ocultarle a usted la verdad.

Usted vino donde el Espíritu de Dios rompe cadenas en su vida. Quien predique la palabra, hay muchos, pero quien la predique como está escrita pocos. Dios quiere que cojamos lo que Dios nos dice porque son palabras de vida eterna, palabra que nos levanten. No son palabras que nos lleven al infierno.

Aquí nos preparamos para el reino de los cielos.

Si quiere que lo soben le va mejor en una denominación.

Acá venimos para que Cristo desnude nuestro corazón, nos muestre nuestros errores y que cambiemos. Acá no es para oír el evangelio de la prosperidad.

Sansón pidió ayuda para que lo pusieran sobre las columnas.

Sansón tenía una limitación. ¿Cuál es tu limitación en este día? Limitaciones de problemas, de situaciones que usted no es capaz de dejar, y que no lo dejan avanzar.

Sansón clamó a Jehová en medio de la limitación, en medio del problema, de la dificultad. Dios quiere que levantemos clamor, levantemos oración a él, para que nos fortalezca y nos ayude.

Pide fortaleza que Él te la da. Él es tu ayuda, Él es tu aliento.

Sansón a pesar de que se había salido de la cobertura y era preso de la situación en que estaba clamó y pidió fortaleza.

Cuántas veces en lugar de clamar nos vamos, nos salimos de la cobertura, perdemos la confianza en Dios.

Diga: “Señor fortaléceme para poder conquistar”. En medio de la debilidad no se puede conquistar.

Si no ha creído no se puede levantar en agresividad y el reino de los cielos lo arrebatan los violentos. Pídale al Señor fuerzas para poder ser agresivo y conquistar.

Sansón lo dio todo. 

Señor dame fuerza que hoy tiene que parar esto en mi vida, hoy tienen que caer las cadenas de mi vida.
Señor hoy hay respuestas para mi vida, para mi hogar. Yo lo doy todo.

Que hoy muera la mediocridad, la incredulidad, la soberbia.

Debemos estar firmes porque Dios está obrando. Inclínate ante el Señor y entrégate totalmente. Entregue la autosuficiencia y la autocompasión.

Sansón lo entregó todo a pesar que estaba dolido por la situación, por haberle fallado al pueblo y por haberle fallado a Dios.

Quizás tiene poquitas fuerzas con esas poquitas fuerzas entréguese hoy.

Lo que Sansón no pudo hacer cuando estaba bien lo hizo en la debilidad. Es donde más le gusta a Dios glorificarse, dónde no hay nada.

Dios quiere que en esa situación clame, para ver la respuesta, si usted lo puede creer.

El enemigo cuando viene es agresivo, acaba con su salud, con sus finanzas, con su hogar, con todo. El enemigo no conoce la misericordia. Él no da tregua nosotros sí, el no descansa, nosotros sí. 

Jueces 6: 6

De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová”.

El pueblo estaba arruinado y cuando ellos clamaron, Dios empezó a glorificarse.

Vamos al versículo 10

y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz”.

Ellos no obedecían a la voz de Dios. Así somos nosotros.

Jueces 6: 12 -14

Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.  Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?”

En medio del dolor en que usted está, Dios le dice: “Jehová está contigo varón esforzado y valiente”. El reino de los cielos lo arrebatan aquellos que son esforzados, no los cobardes, no los miedosos.

El ángel de Dios se le apareció. Aquí no estamos viendo ángeles, pero estamos viendo que es el Espíritu Santo el que nos está hablando por medio de su palabra, una palabra para que lo aliente y lo levante. 

Dios no nos entrega en manos del enemigo, somos nosotros los que nos entregamos porque le abrimos las puertas.

Dios hablándole cara a cara y usted preguntando ¿dónde están sus maravillas?

Levántese con esa fuerza que Dios le ha dado. Él le dice: “¿no te envío yo?”

Jueces 7: 1 -7

Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar”.

¿Cuántas veces nosotros somos eso miedosos que nos devolvemos? No somos capaces de seguir adelante sabiendo que nos envía Dios con su fuerza.

Vea acá como somos de poquitos y que estos poquitos, Dios muestra su gloria, con estos pocos Dios hace maravillas y trae almas para su reino.

Si usted es de los miedosos pídale perdón a Dios y revalúe. El temor no le  deja ver la gloria de Dios. 

Acá somos poquitos porque muchos no aguantan la palabra, porque es una palabra fuerte, de compromiso, de consagración. A muchos les da miedo dejar el mundo. 


Cuando le entregamos la vida a Cristo somos una nueva creación, es una renuncia al mundo, es una renuncia a lo que el mundo nos ofrece. 

A Dios no le gusta que el hombre se ufane, a Dios le gusta mostrar su gloria, no es usted, es Dios en usted.
Llegamos a las situaciones duras para probarnos allí.

Dios quiere que usted se esfuerce y le muestre finura.

A muchos les gusta las cosas fáciles, les gusta que les hablen cosas lindas, les gusta oír un evangelio de prosperidad. No les gusta que les hablen con un evangelio de consagración.

A Dios no le sirve un pueblo conformista.

Cómo lo va a utilizar Dios para ir donde almas que están pasando por situaciones adversas si usted está en cobardía. Cómo le va a decir usted a una persona que se fortalezca en Dios, si usted no se ha fortalecido, cómo le va a decir que se afirme con el Señor si usted no lo ha hecho. 

Aquí somos como 40 y con estos 40, Dios hace maravillas y si de los 40 no se disponen sino 10, con esos 10, Dios hace maravillas.

Mateo 12: 28 – 30

Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”.

Está hablando Jesús. 

¿Cuántas veces hemos desparramado la palabra de Dios?

Como entrar arrebatarle al enemigo si primero no ata lo que está operando.

Si usted no tiene unidad con el Espíritu de Dios no hay respuesta en su vida. 

Si usted no recoge lo que el Espíritu Santo le está hablando, usted está desparramando la bendición. No despilfarre lo que Dios le está regalando.

II Reyes 2: 8 – 14

“Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.  Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo”.

El manto es cobertura y para un judío era muy importante. Para nosotros es la cobertura del Dios Todopoderoso y es importantísima.

Tome la autoridad y dele al enemigo con fuerza. Ejerza lo que Dios le dio con autoridad.

A esa palabra de Dios que tenemos en nuestros labios el enemigo tiene que obedecer.

Eliseo pidió mucho: una doble Proción. Él sabía que no había nada imposible.

Elías le puso condición. Hay que estar atento porque la petición es grande.

Si está consagrado a Dios el enemigo no le puede quitar lo suyo. 

Tiene que estar atento porque es Dios quien le está hablando a su vida. 

Eliseo hizo lo mismo que había hecho Elías. Eliseo Declaró la palabra y le fue hecho. Nosotros somos hombres de Dios como lo eran Elías y Eliseo, hombres de Dios que nos decidimos a creerle. Agresivos para la conquista. Dios es para todo aquel que se dispone.