domingo, 22 de noviembre de 2015

Cambio extremo



En nuestras vidas puede haber muchos cambios extremos físicos y espirituales. Físicos como el del paralitico, el de la mujer del flujo de sangre, espirituales como la conversión.

Marcos 10: 46 – 42

Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino”.

El Señor nos recuerda cuantas sanidades hemos recibido de parte del Señor. Ninguno de los que acá estamos puede decir que Dios no le ha hecho milagros. Sanidades de enfermedad o económicas.

Miremos algunos cambios materiales: Nabucodonosor pasó de ser un rey a comer con las bestias, vemos que cambio extremo tuvo él, de un momento a otro pasó a ser un mendigo. El hijo pródigo pasó de ser un hijo que todo lo tenía a comer con los cerdos. Saúl pasó de ser un bendecido a ser un desechado. David de ser un simple pastor de ovejas a ser un rey. Ester de ser una huérfana a ser reina. Mardoqueo fue el segundo después del rey Azuero. José pasó de ser el niño consentido de papá a ser gobernador en Egipto, pero para eso tuvo que pasar por ser esclavo y preso para que Dios pudiera tratar con él.  

Miremos cambios espirituales: Pablo de ser perseguidor de los cristianos a ser un seguidor de Jesucristo.

¿Cuándo viene un cambio en nuestras vidas espiritualmente hablando?

Hechos 2: 1 – 4

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;  y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.

Fueron todos llenos porque estaban unánimes en una misma oración, en un mismo sentir. Estaban reunidos porque Dios les hizo una promesa. A nosotros también se nos prometió acá un avivamiento.

Hechos 2: 17 – 18

“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;   y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”.

Y nosotros somos siervos y siervas de Dios. Está claro. 

Hechos 2: 38 – 40

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación”.

Hay una demanda: Arrepentíos de todo corazón, que nuestro corazón esté limpio, que no haya reserva para Dios, que no tengamos nada que esconder que nuestra mirada sea transparente, que en lugar de estar hablando mal de una persona que estemos orando por esa persona. No es fácil amar a alguien que esté a nuestro lado y que siempre está contendiendo, pero hay que hacerlo. 

El Señor dice que nos llenemos del Espíritu Santo. La única manera de soportar todas las cosas que sobrevienen, es estando llenos del Espíritu Santo. 

Amós  3:8

Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?”

Cuando Dios nos llena del Espíritu Santo y nos pone a hablar a una o a varias personas, en el lugar que sea, dice la escritura: “¿quién no profetizará?”

Cuando el Espíritu Santo viene con ese poder a nuestras vidas nosotros no nos podemos quedar callados.
Si retenemos la palabra que el Señor nos ordena hablar juicio viene sobre nosotros. 

Y dice en Juan 3: 9: “¿cómo puede ser esto? ¿Cómo podemos ser llenos del Espíritu Santo? Aquellos que aún no han recibido al Espíritu Santo y aun los que ya lo hemos recibido para poder estar metido en esa presencia, ¿cómo puede ser esto? Vamos a

Salmo 51: 6 – 7

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”.

Salmo 51: 10

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”.

Clamando día y noche a Dios que nos lave, que nos limpie, así como al ciego que muchas trataban de callarlo, pero el clamaba con más fuerza.

Clamemos día y noche: limpia mi corazón, mira Señor en que te estoy ofendiendo, porque nosotros muchas veces, no queremos aceptar muchos errores que hay en nuestras vidas. Esos errores se los podemos tapar al hombre, pero a Dios no se los podemos tapar, no le podemos esconder eso que hay dentro de nuestros corazones y a lo que no hemos querido renunciar. 

Tenemos que clamar decirle: “Padre ayúdame, mira muchas veces me deslizo en esto, pero ayúdame a salir de eso”.

Jesucristo mismo fue bautizado por el Espíritu Santo

Jesucristo fue bautizado, fue ungido con poder y anduvo sanando a todos los oprimidos por el diablo.

Hecho 10: 37 – 38

Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

Jesucristo nos dio ese ejemplo: que él fue lleno del Espíritu Santo, Estuvo 40 días en el desierto y después de esa prueba que vino para él un ministerio grande y poderoso y pudo hacer grandes milagros y maravillas porque Dios estaba con él, porque soportó esa prueba.

Cuántas pruebas estamos nosotros pasando, tenemos que pasar sobre ellas en oración. Tenemos que sentir esa convicción grande de que Dios lo hace todo. Pero que sea verdadera convicción dentro de nosotros.
Creyendo, usted ni siquiera se imagina cómo va a llegar esa bendición.

Dios le da de comer a los animales, ¿nos va dejar a nosotros que somos sus hijos y estamos clamando a él día y noche?

Tenemos que aprender a valorar las cosas, tenemos que aprender a valorar en lo poco, en abundancia no valoramos nada, en lo poco valoramos hasta una moneda que nos hace falta para ajustar un pasaje.

Dios quiere que tengamos la convicción en nuestro corazón de que Él está al tanto de todas nuestras necesidades y todas son todas.

Dios nos prueba como probó al pueblo De Israel en el desierto: “tomen lo de hoy”.

Los apóstoles necesitaron ser llenos del Espíritu Santo

Hechos 2: 1 – 8

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?” 

Hechos 2: 12

“Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?  Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”. 

Arrebata para ti esta palabra

Hechos 2: 36 -41

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.  Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

Dios quiere que nosotros podamos ser ese testimonio tan lindo. Se unieron tantas personas después de que eran llenos del Espíritu Santo y hablaban sin temor y sin miedo: “arrepentíos, arrepentíos”. Nosotros estamos llamados para que otras personas vengan a través de nuestro testimonio al Señor.

Tú está s acá porque otro te habló y viste testimonio en ellos.

Cuando le estás hablando a otra persona, esa persona siente algo distinto. Dios está esperando que su pueblo le crea. 

Los Apóstoles hacen Maravillas

Hechos 5: 14 – 16

“Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres;  tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados”.

Mucha multitud viene por el testimonio. La responsabilidad es de todos los que venimos cada ocho días a escuchar una palabra. 

Y Nosotros 

Hechos 13: 1 – 2

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?  Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor”.

Los que ya hemos sido sellados y los que están en proceso de recibir ese sello maravilloso del Espíritu Santo, ¿Qué estamos esperando?

Hechos 3: 1 – 8

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios”.

Mire que bonito, llenos del Espíritu Santo. Solo llenos del Espíritu Santo nosotros vamos a poder impactar allá afuera. Dios nos está demandando hoy un cambio extremo en nuestras vidas.

El mundo entero está esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. Eso no se ha visto por nuestra falta de fe, por nuestra falta de compromiso. No es solo orar sino que tiene que estar limpio nuestro corazón.

Si no hay arrepentimiento sincero en nuestros corazones no hay nada. Sanemos nuestro corazón de cualquier cosa nos peguemos de resentimientos y de pequeñeces con los demás.

Hechos 7: 51 – 57

“¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él”.

Dios dice hoy que tenemos que llenarnos del Espíritu Santo porque afuera hay muchos enfermos espirituales. Cuántos que no quieren seguir viviendo, cuántos que no quieren ni levantarse de la cama, y nosotros con esta maravilla de palabra que Dios nos ha dado, guardándola para nosotros, ese tesoro es para llevarlo a las personas que están sufriendo y que como nosotros necesitan de Cristo.

Esto acá no es para ocupar los puestos. El mundo afuera espera esa manifestación gloriosa, para exhortar con la manifestación del Espíritu Santo, así no les guste a muchos, así aprieten los dientes, porque así como a muchos va a dar sanidad de una, a otros será para condenación.

Muchos se tapaban los oídos, pero cuántos más se arrepintieron y fueron llenos del Espíritu Santo.

Nosotros no somos los mismos que éramos antes. Que seamos nosotros amando a nuestro prójimo porque Dios nos sacó a nosotros de lugares oscuros, estábamos en el lodo y Dios nos sacó. A los que están allá Dios los puede sacar por medio de nosotros, oremos por ellos en lugar de criticarlos.

Nosotros somos fruto de oración de otros y hay otros que serán fruto de nuestra oración.

Limpiemos nuestros corazones. Que tenemos algo contra alguien: limpiémoslo, ¿nos vamos a quedar ahí todo el tiempo?

Amemos esos hijos rebeldes, amemos ese esposo rebelde, amemos ese vecino rebelde. Que nos están vituperando, que importa estamos bañados con aceite, todo nos resbala.

Aquí estamos Señor como el día de Pentecostés, en un solo clamor por la llenura del Espíritu Santo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario