Miqueas 5 lo vimos el domingo pero lo vamos a
repasar
Miqueas 5: 7 – 9
“El
remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová,
como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a
hijos de hombres. Asimismo el remanente de Jacob será entre las naciones, en
medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el
cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y
hollare, y arrebatare, no hay quien escape. Tu mano se alzará sobre tus
enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos”.
Dios dice que nosotros somos reyes y
sacerdotes para él. Un rey reina. El pueblo de Dios tiene que reinar en medio
de la situación. La dificultad no se puede enseñorear sobre nosotros.
El león está diseñado para mostrar lo que
tiene desde pequeño. Así el enemigo le haga ver que su posición es de derrota,
hágale ver que usted es más que vencedor en Cristo Jesús. Muestre el poder que
Dios le ha dado.
Jueces 16: 27 - 31
“Entonces
los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su
dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a
Sansón nuestro enemigo. Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo:
Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de
nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. Y aconteció que
cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos
divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de
ellos; y lo pusieron entre las columnas. Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de
la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para
que me apoye sobre ellas. Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos
los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto había como
tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón. Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor
Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh
Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió
luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y
echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda
sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó
con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el
pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los
que había matado durante su vida. Y descendieron sus hermanos y toda la casa de
su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en
el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años”.
Sansón se salió de la cobertura de Dios y los
filisteos lo cogieron preso y hasta le sacaron los ojos.
Dagón era un demonio, un ídolo. El enemigo se
burla de nosotros cuando le mostramos temor cobardía o duda, le servimos de
juguete. Si hubiera estado con la cobertura de Dios, el enemigo tendría que
huir como lo había hecho muchas veces. Si usted está bien parado el enemigo no
puede enseñorearse de usted.
¿Cuántas veces dicen nuestros adversarios?: “mirad
como está, mirad que lo que estamos haciendo contra ellos si sirve”. Mentira,
lo que pasa es que somos unos mediocres porque usted se está dejando meter el
cuento del diablo que usted está mal. Usted es un hijo de Dios, es un rey.
Somos ministros, somos siervos del Dios viviente. Fuimos comprados por precio,
valemos mucho.
Cuando le creemos al enemigo es porque hemos
perdido la identidad. Dios quiere que recobremos la identidad que tenemos en
Jesucristo. Parémonos en la raya y digámosle al enemigo: “yo soy un bendito de
Yahvé Dios.
Declaremos: “yo no soy un derrotado, soy un
vencedor”.
A cuántos de acá Dios nos ha utilizado en
cosas grandes, para traer almas al reino de Dios.
Si usted cayó de la unción de Dios y no ha
querido levantarse, el enemigo se alegra. Usted era tropiezo para el enemigo.
El enemigo no llora porque usted está derrotado, el enemigo aplaude y ser ría
de usted. ¿Hasta cuándo va a permitir que el enemigo se ría de usted? Levántese
de su derrota. Levántese y dígale al enemigo, a esa situación: “yos soy un
bendito de Dios”.
En medio de la guerra y de la oración cuántos
demonios ha destruido usted, por eso no se deje bajar por cualquier cosa.
De pronto el enemigo lo batió fácil a usted
porque usted en las guerras no daba en el blanco. Si usted da en el blanco el
enemigo no lo puede tumbar.
Usted con sus oraciones ha destruido planes
del diablo. Si en otro momento usted lo ha hecho, ¿qué pasa que ahora no lo
está haciendo?
Cuando caemos de la gracia de Dios, de la
cobertura, hablamos de Dios y los demás se burlan porque servimos de juguetes,
porque no estamos viviendo la palabra, porque la palabra no está siendo una
realidad en su vida.
Cuando usted está parado en santidad Dios
respalda esa palabra, Dios no avergüenza a sus hijos.
Acá venimos a buscar de Dios no espere que
quien predica vengan y lo soben, usted viene acá a escuchar palabra viva y si
nosotros cambiamos el mensaje, se nos cobrará a nosotros.
Dios nos tiene para predicar la palabra no
para ocultarle a usted la verdad.
Usted vino donde el Espíritu de Dios rompe
cadenas en su vida. Quien predique la palabra, hay muchos, pero quien la
predique como está escrita pocos. Dios quiere que cojamos lo que Dios nos dice
porque son palabras de vida eterna, palabra que nos levanten. No son palabras
que nos lleven al infierno.
Aquí nos preparamos para el reino de los
cielos.
Si quiere que lo soben le va mejor en una
denominación.
Acá venimos para que Cristo desnude nuestro
corazón, nos muestre nuestros errores y que cambiemos. Acá no es para oír el
evangelio de la prosperidad.
Sansón pidió ayuda para que lo pusieran sobre
las columnas.
Sansón tenía una limitación. ¿Cuál es tu
limitación en este día? Limitaciones de problemas, de situaciones que usted no
es capaz de dejar, y que no lo dejan avanzar.
Sansón clamó a Jehová en medio de la
limitación, en medio del problema, de la dificultad. Dios quiere que levantemos
clamor, levantemos oración a él, para que nos fortalezca y nos ayude.
Pide fortaleza que Él te la da. Él es tu
ayuda, Él es tu aliento.
Sansón a pesar de que se había salido de la
cobertura y era preso de la situación en que estaba clamó y pidió fortaleza.
Cuántas veces en lugar de clamar nos vamos,
nos salimos de la cobertura, perdemos la confianza en Dios.
Diga: “Señor fortaléceme para poder
conquistar”. En medio de la debilidad no se puede conquistar.
Si no ha creído no se puede levantar en
agresividad y el reino de los cielos lo arrebatan los violentos. Pídale al
Señor fuerzas para poder ser agresivo y conquistar.
Sansón lo dio todo.
Señor dame fuerza que hoy tiene que parar
esto en mi vida, hoy tienen que caer las cadenas de mi vida.
Señor hoy hay respuestas para mi vida, para
mi hogar. Yo lo doy todo.
Que hoy muera la mediocridad, la incredulidad,
la soberbia.
Debemos estar firmes porque Dios está
obrando. Inclínate ante el Señor y entrégate totalmente. Entregue la
autosuficiencia y la autocompasión.
Sansón lo entregó todo a pesar que estaba dolido
por la situación, por haberle fallado al pueblo y por haberle fallado a Dios.
Quizás tiene poquitas fuerzas con esas
poquitas fuerzas entréguese hoy.
Lo que Sansón no pudo hacer cuando estaba
bien lo hizo en la debilidad. Es donde más le gusta a Dios glorificarse, dónde
no hay nada.
Dios quiere que en esa situación clame, para
ver la respuesta, si usted lo puede creer.
El enemigo cuando viene es agresivo, acaba
con su salud, con sus finanzas, con su hogar, con todo. El enemigo no conoce la
misericordia. Él no da tregua nosotros sí, el no descansa, nosotros sí.
Jueces 6: 6
“De
este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de
Israel clamaron a Jehová”.
El pueblo estaba arruinado y cuando ellos
clamaron, Dios empezó a glorificarse.
Vamos al versículo 10
“y os
dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en
cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz”.
Ellos no obedecían a la voz de Dios. Así
somos nosotros.
Jueces 6: 12 -14
“Y
Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos
ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros
padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová
nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu
fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?”
En medio del dolor en que usted está, Dios le
dice: “Jehová está contigo varón esforzado y valiente”. El reino de los cielos
lo arrebatan aquellos que son esforzados, no los cobardes, no los miedosos.
El ángel de Dios se le apareció. Aquí no
estamos viendo ángeles, pero estamos viendo que es el Espíritu Santo el que nos
está hablando por medio de su palabra, una palabra para que lo aliente y lo
levante.
Dios no nos entrega en manos del enemigo,
somos nosotros los que nos entregamos porque le abrimos las puertas.
Dios hablándole cara a cara y usted
preguntando ¿dónde están sus maravillas?
Levántese con esa fuerza que Dios le ha dado.
Él le dice: “¿no te envío yo?”
Jueces 7: 1 -7
“Levantándose,
pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con
él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los
madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. Y Jehová dijo a
Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los
madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano
me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien
tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se
devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. Y Jehová dijo
a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré;
y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo
te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las
aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua
como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se
doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron
llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto
del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová
dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y
entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno
a su lugar”.
¿Cuántas veces nosotros somos eso miedosos
que nos devolvemos? No somos capaces de seguir adelante sabiendo que nos envía
Dios con su fuerza.
Vea acá como somos de poquitos y que estos
poquitos, Dios muestra su gloria, con estos pocos Dios hace maravillas y trae
almas para su reino.
Si usted es de los miedosos pídale perdón a Dios
y revalúe. El temor no le deja ver la gloria
de Dios.
Acá somos poquitos porque muchos no aguantan
la palabra, porque es una palabra fuerte, de compromiso, de consagración. A
muchos les da miedo dejar el mundo.
Cuando le entregamos la vida a Cristo somos
una nueva creación, es una renuncia al mundo, es una renuncia a lo que el mundo
nos ofrece.
A Dios no le gusta que el hombre se ufane, a
Dios le gusta mostrar su gloria, no es usted, es Dios en usted.
Llegamos a las situaciones duras para
probarnos allí.
Dios quiere que usted se esfuerce y le
muestre finura.
A muchos les gusta las cosas fáciles, les
gusta que les hablen cosas lindas, les gusta oír un evangelio de prosperidad.
No les gusta que les hablen con un evangelio de consagración.
A Dios no le sirve un pueblo conformista.
Cómo lo va a utilizar Dios para ir donde
almas que están pasando por situaciones adversas si usted está en cobardía. Cómo
le va a decir usted a una persona que se fortalezca en Dios, si usted no se ha
fortalecido, cómo le va a decir que se afirme con el Señor si usted no lo ha
hecho.
Aquí somos como 40 y con estos 40, Dios hace
maravillas y si de los 40 no se disponen sino 10, con esos 10, Dios hace
maravillas.
Mateo 12: 28 – 30
“Pero
si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a
vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del
hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá
saquear su casa. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no
recoge, desparrama”.
Está hablando Jesús.
¿Cuántas veces hemos desparramado la palabra
de Dios?
Como entrar arrebatarle al enemigo si primero
no ata lo que está operando.
Si usted no tiene unidad con el Espíritu de
Dios no hay respuesta en su vida.
Si usted no recoge lo que el Espíritu Santo
le está hablando, usted está desparramando la bendición. No despilfarre lo que
Dios le está regalando.
II Reyes 2: 8 – 14
“Tomando entonces
Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a
otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a
Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y
dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le
dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será
hecho así; mas si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un
carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo
en un torbellino. Viéndolo Eliseo,
clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y
nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego
el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del
Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y
dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo
modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo”.
El manto es cobertura y para un judío era muy
importante. Para nosotros es la cobertura del Dios Todopoderoso y es importantísima.
Tome la autoridad y dele al enemigo con
fuerza. Ejerza lo que Dios le dio con autoridad.
A esa palabra de Dios que tenemos en nuestros
labios el enemigo tiene que obedecer.
Eliseo pidió mucho: una doble Proción. Él sabía
que no había nada imposible.
Elías le puso condición. Hay que estar atento
porque la petición es grande.
Si está consagrado a Dios el enemigo no le
puede quitar lo suyo.
Tiene que estar atento porque es Dios quien
le está hablando a su vida.
Eliseo hizo lo mismo que había hecho Elías. Eliseo
Declaró la palabra y le fue hecho. Nosotros somos hombres de Dios como lo eran
Elías y Eliseo, hombres de Dios que nos decidimos a creerle. Agresivos para la
conquista. Dios es para todo aquel que se dispone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario