domingo, 28 de agosto de 2016

Ríos de agua viva



Juan 7: 37 – 39

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.

Todos tenemos necesidades, pero si tenemos a Cristo él nos fortalece. 

Hay que volver al primer amor, al amor que sentíamos cuando empezamos el camino del Señor.

Venga Jesucristo y beba. 

Como dice la Escritura, no es como yo pienso, sino como dice la Palabra de Dios. 

De nuestro interior correrán ríos de agua viva. Sin embargo a veces esos ríos no se ven en nuestra vida.

Es fácil predicar la palabra desde un púlpito, pero es afuera en la calles, en el trabajo, con nuestro ejemplo que debemos predicar la palabra.

Cuando la palabra de Dios baja de los cielos nuestra vida no puede ser la misma.

No había venido aun el Espíritu Santo y nosotros en nuestro corazón tenemos al Espíritu Santo entonces deben correr dentro de nosotros esos ríos de agua viva.

Muchas veces nos decimos estar firmes, pero estamos firmes cuando velamos y oramos en todo momento.

Cuando Jesucristo fue a Getsemaní, los discípulos se durmieron por la tristeza. La tristeza no nos deja avanzar, la amargura no nos deja avanzar, los recuerdos del pasado no nos dejan avanzar. Jesucristo les dijo: velad y orad para que no entréis en tentación: no podemos dejar de orar, dice la palabra que Cornelio oraba a Dios siempre. En medio de la dificultad oraba a Dios tres veces.

El hijo de Dios debe vivir orando en todo momento, para que Satanás no gane ventaja sobre nosotros porque no desconocemos sus maquinaciones.

Hoy hicimos la guerra espiritual. Estamos en guerra en cada momento en cada segundo porque el enemigo no se queda quieto. 

Cada día tenemos que pedir ser vigilantes en nuestra alma.

Ezequiel 47: 1- 5

Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.  Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado”.

El río no se podía pasar sino a nado, o sea sumergido en el Río de Dios.

Ezequiel 47: 6 – 8

Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas”.

Cuando nos sumergimos en el río de Dios, en su Espíritu Santo nuestras vidas entran en sanidad. 

Si buscamos a Dios y le pedimos a su Espíritu Santo que entre en nuestras vidas él trae sanidad a nuestras vidas, trae bendición a nuestras vidas.

Ezequiel 47: 9

Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río”.

No dice que la que pasare con el agua hasta los tobillos, dice que nadare por dondequiera que entrare en estos dos ríos vivirá. 

Ezequiel 47: 10- 12

Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas. Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina”.

Dice que no faltarás su fruto y dice el Señor que pos sus frutos los conoceréis.

Damos fruto en abundancia cuando estamos en comunión con el Espíritu Santo. 

No es en el tiempo nuestro, es a su tiempo. Cuando no veo la situación favorable debo seguir creyendo en la promesa que Dios me dio.

Si Dios lo hizo con Abraham, si lo hizo con Isaac, si lo hizo con su pueblo, lo hará con nosotros. Dios no los dejó avergonzados. Dice la Palabra que los que confiamos en Yahvé no seremos avergonzados.

Si declaras: Soy libre en Jesucristo, lo veremos para la gloria del Señor. 

Declaro sobre mi vida, que soy libre, que mi vida es libre, que mi ministerio es libre, para la gloria de Dios, yo declaro todas las promesas de Dios. No son mis pensamientos, no fue que alguien me lo dijo, fue que Dios a mí me lo dijo. El Dios que hizo los milagros ayer los hace hoy. 

Hoy es el día de salvación, si oyereis hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones. Delante de su presencia estamos, él conoce nuestros más íntimos pensamientos.

A su tiempo veré las respuestas, las aguas salen de la presencia de Dios.

Los árboles tienen fruto que nos sacia. Jesucristo es el que da agua de vida y sacia nuestra sed. Nunca tendremos sed porque sacia para siempre. 

Nada podrá separarnos del amor de Dios, ni tribulaciones, ni lo que esté pasando con mi familia, ni los vituperios de los que no creen, ni las finanzas nos apartarán del amor de Dios, porque él es mi proveedor. Dice la palabra que muchos se desviaron por amor al dinero, por amor a las finanzas.

Es ahí donde Dios prueba nuestras vidas, que las cosas no nos separen del amor de Dios que es en Cristo Jesús. 

Mateo 10: 19-20

Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”.

Si estamos llenos del Espíritu Santo él hablará por nosotros: de la abundancia del corazón habla la boca. Si nos llenamos de su palabra, sin nos llenamos de su presencia, va a salir de nuestra boca palabras de unción, de poder, palabra de Dios. 

Lo que Dios me dio el mundo no me lo puede quitar. Me paro sobre el ministerio que Dios me dio pues nadie me lo puede quitar. 

Marcos 16: 15 -18

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.  Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén”.

domingo, 21 de agosto de 2016

¿Hasta cuándo?



¿Hasta cuándo le vamos a permitir tantas cosas al enemigo? ¿Hasta cuándo vamos a permitir la soberbia, la obstinación la rebeldía, la mediocridad, el conformismo? Cuando Dios dice que somos la sal de la tierra.  ¿Hasta cuándo vamos a permitir la enfermedad?, si somos templos del Espíritu Santo y Dios dice que por sus llagas somos sanados.

Hasta cuándo le vamos a permitir al enemigo que se enseñoree de nuestras vidas y que nos tenga afligidos.

Éxodo 6: 1 – 9

Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra. Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ. Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos. También establecí mi pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros, y en la cual habitaron. Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto. Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto. Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ. De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre”.

Hasta cuando no vas a creer a Dios las promesas que te dio. Dios hizo un pacto con nosotros. Hasta cuando le vamos a servir al mundo, no podemos servir a dos señores.

Qué promesas te ha dado Dios que no has podido poseer. Lo que Dios te ha prometido todavía lo tiene el enemigo porque tú no se lo has arrebatado, porque no te has afirmado con Dios. No le has creído a Dios.
Dios no habita donde está el pecado.

Cuántas veces gemimos en lugar de darle gracias a Dios.

Dios nos sacó de Egipto, ¿por qué volvemos a Egipto?

Nosotros somos el pueblo de Dios.

Cuando Dios promete algo, él lo cumple, pero las cosas no se dan por nuestro pecado, porque no le permitimos a Dios que haga en nosotros un cambio, porque no le creemos, por nuestra rebelión, por nuestra desobediencia. El pecado más grande es la duda.

Es tomar le decisión y decir: yo hoy me levanto, quiero cambiar y ser una persona distinta, quiero creerle a Dios, quiero creer  que Dios hará cosas grandes y maravillosas en mí.

Seamos personas de carácter, personas definidas digamos: yo declaro que la enfermedad no se va a enseñorear de mí. 

Declare la bendición en todo momento. 

Marcos 5: 21 – 28

Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva”.

La fe de esta mujer era grande, ella solo escuchó hablar de él, se decía que solo tocando el manto sería salva.

¿Tú has tocado el corazón de Dios?

Hay que buscar la ciencia, pero primero debemos ir a nuestro sanador que es el médico de médicos.

¿Hemos perdido el amor por Dios que no le creemos y por eso no nos sanamos de nuestras enfermedades?

El enemigo va a poner obstáculos, a la mujer le puso por obstáculo la multitud, pero ella la supero para tocar a Jesús.

Hasta cuando vas a entregar todo lo que Dios te ha dado, al enemigo.

Nehemías 5: 3-6

 Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre. Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas. Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros. Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras”.

Somos nosotros los que daremos prestado no nosotros los que pedimos prestado.

No nos podemos comparar con el enemigo, somos diferentes a las personas del mundo, somos diferentes a los que no creen en Dios.

A veces entregamos la bendición. 

Cuántas veces decimos lo mismo: no hay posibilidad que mi esposo sea salvo de que mi hijo sea salvo.

Entregamos, a veces nuestro hogar al enemigo, cuando tenemos la posibilidad de orar por ellos y rescatarlos de ahí. 

Esos esposos, esas esposas inconversos, hay que orar por ellos.

Digámosle al enemigo: hasta hoy te permití obrar en mi vida. 

Proverbios 6: 4 – 11

No des sueño a tus ojos, ni a tus párpados adormecimiento; escápate como gacela de la mano del cazador, y como ave de la mano del que arma lazos. Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?  Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo;  así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado”.

Nos compara con algo pequeño, pero que está preparada, ¿nosotros estamos preparados?

Cuando llega el momento difícil tenemos que estar preparados en la Palabra, en la oración para poder soportar y para estar fortalecidos.

Hoy tienes y mañana no, porque a veces nos confiamos.

Cuando tenemos lo económico nos creemos muy bendecidos, pero en lo espiritual que es la que importa, tenemos tan poco.

Nos engañamos a nosotros mismos.

Jesucristo está a las puertas. Va a venir cuando menos lo esperamos. Si no estamos preparados nos vamos a quedar acá.

La salvación es individual. Jesucristo está a las puertas. Vendrá pronto como ladrón en la noche. Tenemos que estar preparados. No nos dejemos enredar por las cosas del mundo.

Nos invitan a un banquete y nos da pereza venir.

Orémosle a Dios para que Dios sea el primero en nuestras vidas. 

No nos dejemos enredar por las cosas del mundo, pongamos a Dios primero que lo demás viene añadido.

Estamos a veces, más comprometidos con el hombre que con Dios.

Si Dios se abre una puerta por más que el enemigo haga fuerza esa puerta no se cerrará. 

Seamos testimonio dondequiera que vayamos. 

Isaías 41: 10

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.

Aprópiate de las promesas que Dios te da. ¿Puedes creer a esas promesas, que no temas al que se levanta contra ti, que temas a esa enfermedad, a ese problema? Dios dice yo estoy contigo como poderoso gigante.
Esta la mesa servida es de nosotros coger.

Lucas 10: 19

He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”.

¿Puedes creer esto?

Dios nos ha puesto por cabeza y no por cola.

Nada nos dañara. Nada. El enemigo no te puede tocar si le crees a Dios. 

II Crónicas 32: 7 - 8

Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él es el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos, y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.

No tengas miedo del enemigo.

Hasta hoy, no más, no vamos a entregar más al enemigo.

lunes, 15 de agosto de 2016

Apartaos de mí hacedores de maldad



Mateo 7: 21 – 23

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Ejemplos:

I Samuel 1_ 12

Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria”.

I Samuel 2: 12 - 24 y luego el 27

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza. Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová”.

I Samuel 2: 27 – 30

Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”.

Elí había sido escogido era un sacerdote, ministraba las cosas de Dios, pero los hijos no conocían las cosas de Dios.

Por más que nuestros hijos no sigan los caminos de Dios, ellos saben que nosotros somos temerosos de Dios, que les hemos dado pautas porque les hemos dicho: a Dios no le agrada esto o aquello. 

El pecado de Elí era grande porque dejaba que sus hijos administraran en el tabernáculo de cualquier manera. Elí ya no estaba en la presencia de Dios pues trató a Ana de ebria, si hubiera estado en el Espíritu habrías sabido que Ana estaba clamando. Aun así salía palabra de bendición a través de Elí.

Elí quiso agradar a sus hijos antes que a Dios por eso su pecado era grande. ¿Cuántas veces nosotros queremos agradar a nuestros cónyuges, a nuestros hijos y a otras personas antes que a Dios para que no nos vituperen ni nos digan nada? 

Así sean mayores de edad a los hijos se les debe advertir: A Dios no le agrada que se tatúe, que se perfore para ponerse alambres, a Dios no le agrada que tengas relaciones sexuales antes del matrimonio.

Eli fue desechado por su pecado.

I Samuel 15: 1

Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová”.

Le dijo que hiciera caso, que obedeciera a Dios.

I Samuel 15: 10

Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche”.

I Samuel 15: 16 - 18

Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di. Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?”

El mismo Saúl se tenía por poco y sin embargo Jehová lo exaltó.

I Samuel 15: 18 – 19

Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?”

Así mismo nosotros, Dios nos ha dado poder y autoridad y nos ha dicho: “escuchen mi palabra, escuchen mi demanda”, cuántas veces no hacemos caso a esa demanda que Dios nos da.

I Samuel 15: 23 

Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”.

Saúl también fue desechado 

I Samuel 18: 6 – 9

Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David”.

Como ya Saúl estaba desechado había entrado en él un espíritu de soberbia y de envidia. 

I Samuel 19: 1 – 

Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David; pero Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera,”

Vamos al 4:

Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y porque sus obras han sido muy buenas para contigo;”

Vamos al 10 y 11: 

Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella noche. Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto”.

Y vamos al 15: 

Volvió Saúl a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmelo en la cama para que lo mate.”

Como estaba enardecido en celos que aunque sabía que Dios ya le había quitado el reino, pretendía matar a David.

Vamos al 20 al 24:

Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron. Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron. Entonces él mismo fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió: He aquí están en Naiot en Ramá.  Y fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá. Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?”

Saúl ya no portaba la presencia de Dios, se llenó de celos y por los celos quiso matar a David. Sin embargo a Saúl lo seguía un pueblo y el pueblo no sabía que él no portaba la presencia de Dios, fueron muy pocos los que tuvieron discernimiento y se dieron cuenta de que el ya no tenía la presencia de Dios. 

I Samuel 23: 7 – 8

Y fue dado aviso a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en ciudad con puertas y cerraduras. Y convocó Saúl a todo el pueblo a la batalla para descender a Keila, y poner sitio a David y a sus hombres”.

I Samuel 23: 16 – 17

Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano en Dios. Y le dijo: No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe”.

El mismo Saúl sabía que David iba a gobernar. Saúl se atrevía a decir que Dios había entrega a David en su mano. Así nosotros muchas veces andando en desobediencia y decimos que lo que nos sucede es bendición de Dios. 

El Señor revela como así hoy en día hay muchas iglesias o denominaciones donde se mueven muchos poderes, pero la gente ve el poder y los milagros y ponen la mirada en el hombre y no en Dios. Muchas veces la mirada de los hombres se desvía y es puesta en el hombre, en el que predica bonito y se olvidan de Dios.

Si se está en una denominación bien grande y don se están moviendo poderes, así Dios muestre que ahí no es, sin embargo la gente se queda ahí.

I Reyes 10: 1 y luego el 6

Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles”.

I Reyes 10: 6 – 9

Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído. Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.  Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia”.

I Reyes 11: 1 – 11

“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;  gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo”.

Ya el Señor había advertido que no  hiciera eso. Cuántas veces Dios nos advierte que no hagamos algo y lo seguimos haciendo.

Si Dios lo hizo con estos hombres que fueron tan metidos con Dios en su momento, ¿no lo va a hacer con nosotros si insistimos en la desobediencia? Dios nos puede desechar. 

A otros, Dios se los llevó antes de que cometieran más errores. 

Deuteronomio 332: 48 -52

Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo: Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo; por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel”.

Deuteronomio 34: 1

“Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan,”

Deuteronomio 31: 4 – 5

Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá.  Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy”.

Nosotros no perseverar en las cosas de Dios con todo lo que hemos visto y oído y no disfrutar en vida de todas las promesas. 

La Escritura no dice que Moisés se arrepintió de haberse ensoberbecido en varias oportunidades. Por ejemplo cuando quebró las tablas. Qué nos ganamos con enojarnos si nuestros hijos no quieren seguir a Dios como nosotros lo hacemos. Eso no es con fuerza es el Espíritu Santo. A nosotros nos toca solo orar. Tenemos que clamar para que las bendiciones las veamos también en la tierra.

Dios se llevó a Moisés antes de que perdiera la salvación, pero le mostró las bendiciones que se perdió acá en la tierra. 

Mire pues todo lo que Dios nos está mostrando para que después no le digamos que no sabíamos nada.

I Reyes 19: 1 – 10

“Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.

Cuántas veces no quieren seguir los que queremos tanto, pero si no quieren no nos podemos echar a morir.

I Reyes 19: 16

A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar”.

Elías le dijo que no era capaz de seguir entonces lo reemplazó.

II Reyes 2: 1 y luego pasamos al 11

“Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal”.
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”.

Dos hombres que hicieron milagros, Dios se los llevó y nadie supo donde fueron enterrados, porque el hombre es muy idolatra, y ponen la mirada en el hombre y Dios no quería eso.

Dios quiere tener misericordia hoy con cada uno de nosotros. 

Jueces 13: 24 – 25

Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.  Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol”.

Jueces 16: 4 – 6

Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado”.

Jueces 16: 15 – 17

Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le djio: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”.

Jueces 16:19 - 22

Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.  Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel. Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado”.

Otro al que Dios le había dado una orden y él la desobedeció y fue y entregó su corazón.

Cuando nosotros abrimos nuestro corazón a personas impías y les contamos todos nuestros problemas ya el enemigo sabe en qué somos débiles. Aconsejan lo que no es. 

Eso le pasó a Sansón. Entregó su corazón a Dalila e hizo lo que Dios le había prohibido.

Miremos la misericordia tan grande que Dios tuvo con Sansón:

Jueces 16: 23 - 25

Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas”.

Cuantas veces le hemos servido de juguete al enemigo por no querer obedecer a Dios. Se han burlado de nosotros, hemos permitido que nos vituperen por nuestro pecado.

El Señor nos dice hoy: “¿hasta cuando le vamos a permitir al enemigo que siga jugando con nosotros?”

En vez de nosotros destruir esos títeres, ¿vamos a seguir siendo títeres de Satanás?

Jueces 16: 26 – 

Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas. Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón. Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida. Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años”.

Mire la misericordia que Dios quiere tener para cada uno de nosotros. Cuáles son esas columnas que no nos dejan avanzar. Es hora destruir esas columnas, Hasta cuando te vas a dejar batear del enemigo, si Dios ya te ha empezado a hablar, si Dios ya te ha empezado a decir, lo que es bueno, lo que es malo, lo que le agrada de ti. ¿Hasta cuándo, hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que el enemigo se siga burlando de nosotros? Ya no falta sino que nos estripe y nos acabe. ¿Vamos a seguir permitiendo que el enemigo se siga enseñoreando de nosotros?

Digámosle como Sansón: “Señor sólo esta vez ayúdame”.

Es hora de que nos levantemos. Levantémonos. Vamos a clamarle a Dios y a decirle que le entregamos ese problema. Cada uno de nosotros tiene, en lo más profundo del corazón, una necesidad muy grande. Dios no quiere que el enemigo siga jugando con nosotros.

Dios dice: “No quiero que el enemigo siga jugando con ustedes, cuando hay una bendición tan grande, cuando les he dicho que es una bendición grande, pero no se han querido levantar como yo mando”.

Que no nos pase que Dios nos tenga que desechar como hizo con Elí, con Saúl, que no nos tenga que llevar antes sin poder ver la bendición, así como hizo con Moisés y con Eliseo. 

Padre que pongamos la mirada solo en ti, que sigamos tus pisadas.