Mateo 7: 21 – 23
“No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.
Ejemplos:
I Samuel 1_ 12
“Mientras
ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no
se oía; y Elí la tuvo por ebria”.
I Samuel 2: 12 - 24 y luego el 27
“Los hijos de Elí
eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. Y era costumbre de los
sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado
del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres
dientes, y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y
todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera
hacían con todo israelita que venía a Silo. Asimismo, antes de quemar la
grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne
que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. Y
si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como
quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré
por la fuerza. Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los
jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. Y el joven
Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Y le
hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su
marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Y Elí bendijo a Elcana y a su
mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová.
Y se volvieron a su casa. Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz
tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. Pero Elí era
muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo
dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y
les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo
vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo
oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová”.
I Samuel 2: 27 – 30
“Y vino
un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo
claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? Y
yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que
ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y
di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. ¿Por qué habéis
hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo;
y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas
las ofrendas de mi pueblo Israel? Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo
había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí
perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré
a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”.
Elí había sido escogido era un sacerdote,
ministraba las cosas de Dios, pero los hijos no conocían las cosas de Dios.
Por más que nuestros hijos no sigan los
caminos de Dios, ellos saben que nosotros somos temerosos de Dios, que les
hemos dado pautas porque les hemos dicho: a Dios no le agrada esto o aquello.
El pecado de Elí era grande porque dejaba que
sus hijos administraran en el tabernáculo de cualquier manera. Elí ya no estaba
en la presencia de Dios pues trató a Ana de ebria, si hubiera estado en el
Espíritu habrías sabido que Ana estaba clamando. Aun así salía palabra de
bendición a través de Elí.
Elí quiso agradar a sus hijos antes que a
Dios por eso su pecado era grande. ¿Cuántas veces nosotros queremos agradar a
nuestros cónyuges, a nuestros hijos y a otras personas antes que a Dios para
que no nos vituperen ni nos digan nada?
Así sean mayores de edad a los hijos se les
debe advertir: A Dios no le agrada que se tatúe, que se perfore para ponerse
alambres, a Dios no le agrada que tengas relaciones sexuales antes del
matrimonio.
Eli fue desechado por su pecado.
I Samuel 15: 1
“Después
Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo
Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová”.
Le dijo que hiciera caso, que obedeciera a
Dios.
I Samuel 15: 10
“Y vino
palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl,
porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se
apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche”.
I Samuel 15: 16 - 18
“Entonces
dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y
él le respondió: Di. Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos,
¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey
sobre Israel?”
El mismo Saúl se tenía por poco y sin embargo
Jehová lo exaltó.
I Samuel 15: 18 – 19
“Y
Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y
hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de
Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?”
Así mismo nosotros, Dios nos ha dado poder y
autoridad y nos ha dicho: “escuchen mi palabra, escuchen mi demanda”, cuántas
veces no hacemos caso a esa demanda que Dios nos da.
I Samuel 15: 23
“Porque
como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la
obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha
desechado para que no seas rey”.
Saúl también fue desechado
I Samuel 18: 6 – 9
“Aconteció
que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron
las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir
al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de
música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y
David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este
dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el
reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David”.
Como ya Saúl estaba desechado había entrado
en él un espíritu de soberbia y de envidia.
I Samuel 19: 1 –
“Habló
Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David; pero
Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera,”
Vamos al 4:
“Y
Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra
su siervo David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y porque sus obras
han sido muy buenas para contigo;”
Vamos al 10 y 11:
“Y Saúl
procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de delante
de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella
noche. Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo
matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas
tu vida esta noche, mañana serás muerto”.
Y vamos al 15:
“Volvió
Saúl a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmelo en la
cama para que lo mate.”
Como estaba enardecido en celos que aunque
sabía que Dios ya le había quitado el reino, pretendía matar a David.
Vamos al 20 al 24:
“Entonces
Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía
de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino
el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.
Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y
Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron.
Entonces él mismo fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú,
preguntó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió: He aquí están
en Naiot en Ramá. Y fue a Naiot en Ramá;
y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta
que llegó a Naiot en Ramá. Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó
igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella
noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?”
Saúl ya no portaba la presencia de Dios, se
llenó de celos y por los celos quiso matar a David. Sin embargo a Saúl lo
seguía un pueblo y el pueblo no sabía que él no portaba la presencia de Dios,
fueron muy pocos los que tuvieron discernimiento y se dieron cuenta de que el
ya no tenía la presencia de Dios.
I Samuel 23: 7 – 8
“Y fue
dado aviso a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo
ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en ciudad con puertas y
cerraduras. Y convocó Saúl a todo el pueblo a la batalla para descender a
Keila, y poner sitio a David y a sus hombres”.
I Samuel 23: 16 – 17
“Entonces
se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano en
Dios. Y le dijo: No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú
reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así
lo sabe”.
El mismo Saúl sabía que David iba a gobernar.
Saúl se atrevía a decir que Dios había entrega a David en su mano. Así nosotros
muchas veces andando en desobediencia y decimos que lo que nos sucede es
bendición de Dios.
El Señor revela como así hoy en día hay
muchas iglesias o denominaciones donde se mueven muchos poderes, pero la gente
ve el poder y los milagros y ponen la mirada en el hombre y no en Dios. Muchas
veces la mirada de los hombres se desvía y es puesta en el hombre, en el que
predica bonito y se olvidan de Dios.
Si se está en una denominación bien grande y
don se están moviendo poderes, así Dios muestre que ahí no es, sin embargo la
gente se queda ahí.
I Reyes 10: 1 y luego el 6
“Oyendo
la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová,
vino a probarle con preguntas difíciles”.
I Reyes 10: 6 – 9
“Y dijo
al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero
yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo
la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído.
Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están
continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría. Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de
ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel,
te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia”.
I Reyes 11: 1 – 11
“Pero el rey
Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las
de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los
hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros;
porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas,
pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y
trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón
era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su
corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo
abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y
no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. Entonces edificó Salomón
un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente
de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. Así hizo para
todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían
sacrificios a sus dioses. Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su
corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido
dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos;
mas él no guardó lo que le mandó Jehová. Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha
habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé,
romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo”.
Ya el Señor había advertido que no hiciera eso. Cuántas veces Dios nos advierte
que no hagamos algo y lo seguimos haciendo.
Si Dios lo hizo con estos hombres que fueron
tan metidos con Dios en su momento, ¿no lo va a hacer con nosotros si
insistimos en la desobediencia? Dios nos puede desechar.
A otros, Dios se los llevó antes de que
cometieran más errores.
Deuteronomio 332: 48 -52
“Y
habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo: Sube a este monte de Abarim,
al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la
tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; y muere en el
monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en
el monte Hor, y fue unido a su pueblo; por cuanto pecasteis contra mí en medio
de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin;
porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. Verás, por tanto,
delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos
de Israel”.
Deuteronomio 34: 1
“Subió Moisés de
los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de
Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan,”
Deuteronomio 31: 4 – 5
“Y le
dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob,
diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no
pasarás allá. Y murió allí Moisés siervo
de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en
el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar
de su sepultura hasta hoy”.
Nosotros no perseverar en las cosas de Dios
con todo lo que hemos visto y oído y no disfrutar en vida de todas las
promesas.
La Escritura no dice que Moisés se arrepintió
de haberse ensoberbecido en varias oportunidades. Por ejemplo cuando quebró las
tablas. Qué nos ganamos con enojarnos si nuestros hijos no quieren seguir a
Dios como nosotros lo hacemos. Eso no es con fuerza es el Espíritu Santo. A nosotros
nos toca solo orar. Tenemos que clamar para que las bendiciones las veamos
también en la tierra.
Dios se llevó a Moisés antes de que perdiera
la salvación, pero le mostró las bendiciones que se perdió acá en la tierra.
Mire pues todo lo que Dios nos está mostrando
para que después no le digamos que no sabíamos nada.
I Reyes 19: 1 – 10
“Acab dio a
Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a
espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero,
diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo
no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se
levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y
dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y
se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová,
quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del
enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo:
Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida
sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y
volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y
come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y
fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta
Horeb, el monte de Dios. Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y
vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El
respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los
hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a
espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.
Cuántas veces no quieren seguir los que
queremos tanto, pero si no quieren no nos podemos echar a morir.
I Reyes 19: 16
“A Jehú
hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de
Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar”.
Elías le dijo que no era capaz de seguir
entonces lo reemplazó.
II Reyes 2: 1 y luego pasamos al 11
“Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a
Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal”.
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he
aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al
cielo en un torbellino”.
Dos hombres que hicieron milagros, Dios se
los llevó y nadie supo donde fueron enterrados, porque el hombre es muy
idolatra, y ponen la mirada en el hombre y Dios no quería eso.
Dios quiere tener misericordia hoy con cada
uno de nosotros.
Jueces 13: 24 – 25
“Y la
mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y
Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de
Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y
Estaol”.
Jueces 16: 4 – 6
“Después
de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se
llamaba Dalila. Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron:
Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos
vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil
cien siclos de plata Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué
consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado”.
Jueces 16: 15 – 17
“Y ella
le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has
engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran
fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e
importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues,
todo su corazón, y le djio: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo
de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de
mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”.
Jueces 16:19 - 22
“Y ella
hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó
las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se
apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó
él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él
no sabía que Jehová ya se había apartado de él. Mas los filisteos le echaron mano, y le
sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que
moliese en la cárcel. Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que
fue rapado”.
Otro al que Dios le había dado una orden y él
la desobedeció y fue y entregó su corazón.
Cuando nosotros abrimos nuestro corazón a
personas impías y les contamos todos nuestros problemas ya el enemigo sabe en qué
somos débiles. Aconsejan lo que no es.
Eso le pasó a Sansón. Entregó su corazón a
Dalila e hizo lo que Dios le había prohibido.
Miremos la misericordia tan grande que Dios
tuvo con Sansón:
Jueces 16: 23 - 25
“Entonces
los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su
dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a
Sansón nuestro enemigo. Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo:
Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de
nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. Y aconteció que
cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos
divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de
ellos; y lo pusieron entre las columnas”.
Cuantas veces le hemos servido de juguete al
enemigo por no querer obedecer a Dios. Se han burlado de nosotros, hemos
permitido que nos vituperen por nuestro pecado.
El Señor nos dice hoy: “¿hasta cuando le
vamos a permitir al enemigo que siga jugando con nosotros?”
En vez de nosotros destruir esos títeres,
¿vamos a seguir siendo títeres de Satanás?
Jueces 16: 26 –
“Entonces
Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las
columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas. Y la
casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los
filisteos estaban allí; y en el piso alto había como tres mil hombres y
mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón. Entonces clamó Sansón a
Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego,
solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos
por mis dos ojos. Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que
descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una
y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos.
Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y
sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos
más que los que había matado durante su vida. Y descendieron sus hermanos y
toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre
Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte
años”.
Mire la misericordia que Dios quiere tener
para cada uno de nosotros. Cuáles son esas columnas que no nos dejan avanzar.
Es hora destruir esas columnas, Hasta cuando te vas a dejar batear del enemigo,
si Dios ya te ha empezado a hablar, si Dios ya te ha empezado a decir, lo que
es bueno, lo que es malo, lo que le agrada de ti. ¿Hasta cuándo, hasta cuándo?
¿Hasta cuándo vamos a permitir que el enemigo se siga burlando de nosotros? Ya
no falta sino que nos estripe y nos acabe. ¿Vamos a seguir permitiendo que el
enemigo se siga enseñoreando de nosotros?
Digámosle como Sansón: “Señor sólo esta vez ayúdame”.
Es hora de que nos levantemos. Levantémonos.
Vamos a clamarle a Dios y a decirle que le entregamos ese problema. Cada uno de
nosotros tiene, en lo más profundo del corazón, una necesidad muy grande. Dios
no quiere que el enemigo siga jugando con nosotros.
Dios dice: “No quiero que el enemigo siga jugando
con ustedes, cuando hay una bendición tan grande, cuando les he dicho que es
una bendición grande, pero no se han querido levantar como yo mando”.
Que no nos pase que Dios nos tenga que
desechar como hizo con Elí, con Saúl, que no nos tenga que llevar antes sin
poder ver la bendición, así como hizo con Moisés y con Eliseo.
Padre que pongamos la mirada solo en ti, que
sigamos tus pisadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario