Hay una palabra que dice:
“Pero
el que duda sobre lo que come es condenado porque no lo hace con fe; y todo lo
que no proviene de fe, es pecado”. Está en Romanos 14: 23
Esta exhortación es con todo el cariño y no
es que yo haya alcanzado la perfección sino que prosigo a la meta del supremo
llamamiento como dice Pablo. Simplemente soy un recipiente de barro donde mora
el Espíritu Santo como dice la Escritura, donde mora la excelencia del
conocimiento de Dios, pero la gloria es de Jesucristo.
Hechos 19: 11 – 17
“Pero
algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del
Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por
Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de
los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A
Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre
en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más
que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Y esto
fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y
tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús”.
Los demonios saben quién es Jesús y quienes
son los siervos de Jesús.
I Corintios 11: 27 – 31
“De
manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma
así del pan, y beba de la copa. Porque
el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come
y bebe para sí. Por lo cual hay muchos
enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos
examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;”
Somos santos por el que nos hizo competentes,
por naturaleza, por haber nacido de nuevo somos competentes para participar en
todo lo que atañe a las cosas de Dios como real sacerdocio que somos.
Palabra clave discernir, podemos discernir,
diferenciar, saber que es una cosa y que es la otra.
Se enferman por participar de la cena del
Señor indignamente pudiendo hacerlo competentemente.
Por no hacer la voluntad de Dios, se acarrean
maldiciones.
“Gracias
doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en
Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda
palabra y en toda ciencia; así como el
testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún
don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin,
para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a
la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor”.
Se refiere a una iglesia entendida, a una
iglesia que sabe.
Somos unos agraciados de Dios, Dios nos dio
por gracia la salvación.
Sobre la iglesia de corintio había llegado
toda ciencia y toda palabra, y es nuestro caso porque hemos sido enriquecidos
con todo.
Subraye la palabra irreprensible. Somos enriquecidos en dones y en sabiduría
para que seamos irreprensibles.
Llamados a una comunión, a una relación, no
de cada ocho días sino permanente.
El que duda sobre lo que come es condenado.
Esto que les estoy comentando es una cosa muy
consultada porque cuando uno está al frente de los hermanos en Cristo y Dios lo
está utilizando como un canal para su
dirección, sabiendo que no es uno el que dirige sino el Espíritu Santo se debe
tener responsabilidad y venir como un verdadero mensajero.
El atalaya o centinela de Dios, dice a su
pueblo que como medida provisional no se podrán hacer guerras espirituales porque
estas guerras son demasiado serias y para hacerlas hay que estar en mucha
obediencia con Dios.
En las denominaciones no se hacen estas
oraciones de guerra porque están reservadas para un pueblo que anda en un
poder, y en una unción y en un nuevo nacimiento muy tremendo.
Estando en pecado, alguien, se pone a hacer
guerra espiritual los demonios se le vienen y lo vuelven un tres.
En jeremías no dice que paremos y que
volvamos al camino antiguo, bueno y diremos ¿Cuál camino antiguo?, pues el de
la santidad.
Ninguna cosa de Dios se puede tomar a la
ligera, incluyendo la Santa Cena, tampoco la guerra espiritual.
La iglesia del Señor está peleando contra los
mismos infiernos.
La iglesia de Jesucristo se conoce por los
frutos. No se trata de que las mujeres
lleven falda larga, ni de pintarse o no. Tanto a hombres como mujeres Dios les
dirá cómo debe tener su presentación personal.
Lo lindo es estar llenos del Espíritu Santo y
él dirá que es bueno y qué es malo. Pero eso líderes obligando, especialmente a
las mujeres, a vestirse de una manera anacrónica, eso es espíritu religioso.
Esta medida de no hacer guerra espiritual es
provisional, mientras corregimos el camino.
Tenemos que ponernos a cuentas con Dios y
corregir las áreas en las que estamos patinando.
El talante de Palabra que Dios ha traído acá
es para estar andando en una unción muy grande.
Aquí se está preparando gente para el reino
de Dios, esto no es para formar una
denominación.
Dios quiere que cambiemos porque él es
misericordia, amor y paz. Él quiere
utilizarnos para llevar el evangelio y para que seamos bendición para otros.
Miremos como nos compartamos: si hay soberbia
en nuestro corazón, autoritarismo y cambiemos, eso es lo que Dios quiere.
Dura es esta palabra dice la Escritura, tan
dura que de los discípulos, muchos se fueron y Cristo les dijo a los doce: y si
ustedes también quiere irse, pueden irse.
A Jesucristo le interesa es la calidad, el
remanente, no la cantidad.
Nosotros tenemos las primicias de Dios,
tenemos al Espíritu Santo de Dios, y cuando caemos en pecado estamos haciendo
afrenta al Espíritu de gracia.
Si acá somos pocos y el Señor nos está
llamando la atención, cómo será en esas bodegas, donde hay cantidad de gente,
donde se buscan las ofrendas, los diezmos y las primicias y váyanse tranquilos,
porque ya alguien lleno las arcas propias”.
Si no andamos rectamente nuestros hijos están
en peligro, la cobertura de ellos es Cristo en nosotros.
No seamos un pueblo que no consulta a Dios
para tomar decisiones.
Los deportistas se preparan para unos
olímpicos de la mejor manera y a conciencia para morder un pedazo de oro, plata
y cobre, sacrifican hasta las relaciones con sus cónyuges, por un pedazo de
gloria terrenal y nosotros por el reino de los cielos no lo sacrificamos todo.
Esta oportunidad que Dios nos da no es para
condenarnos sino para examinarnos a nosotros mismos.
Mucha gente va a venir a Cristo por medio de
nosotros y para eso tenemos que estar llenos del Espíritu Santo y para eso
tenemos que renunciar al pecado cueste lo que cueste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario