domingo, 11 de junio de 2017

¡A muerte!

Pongamos mucha atención porque no es el Evangelio el que se tiene que acomodar a nosotros sino nosotros al Evangelio.

Cuando alguien le dice a usted que hay que luchar a muerte algo en el trabajo significa que hay que trabajar con todo, es ponerle muchas ganas, mucha disposición.

En un trabajo, o en el deporte, o en el estudio uno tiene que obedecer, uno de los grandes principios en el Reino de Dios es la obediencia. Sin embargo uno de los principales defectos de nuestro tiempo es la maldita desobediencia, a nadie le gusta obedecer, ni a los padres, ni a los maestros, ni a los jefes. A veces se obedece para que no lo echen, pero luego se murmura de quien dio la orden.

Nadie reconoce ni asume responsabilidades, por la desobediencia.

Cuando nos llenamos de la palabra de Dios nuestros actos consecuentes con las ordenanzas de Dios en su Palabra.

Romanos 6: 9 – 14

sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.

Cristo venció la muerte en la cruz del Calvario, resucitó al tercer día, ya la muerte no se va a enseñorear de él porque él la venció.

Versículo 10

Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive”.

Muerte para vivir. Cuando entregamos la vida al señor morimos para el pecado. Es a muerte con el pecado, todos lo que se esté manifestando en nosotros como pecado. Como hijos de Dios tenemos que decirle al pecado: en el nombre de Jesucristo tienes que morir.

Morí al pecado para que realmente podamos vivir para Dios. Hay que vivir para Dios.

Todo tenemos que hacerlo como para Dios, todo lo que hagamos, hagámoslo para la gloria de Dios.

El ayer ya pasó, el futuro está asegurado en Cristo y lo único que tenemos es el presente, el presente es que estamos aquí y el Espíritu Santo nos está hablando, tenemos que estar atentos a lo que Dios nos está diciendo.

Esto no es de hablar, una imagen vale más que mil palabras, a nosotros nos tienen que oler y ver que somos de Cristo, el Señor.

Lo que todavía esté estorbando en nuestra vida espiritual, hay que sacarlo de una vez por todas.

Si los trabajos los tomamos con una responsabilidad enorme, esto que es eterno demanda más responsabilidad.

Si usted no hace morir hoy lo que está dañando su vida espiritual, entonces va a podrir todas sus bendiciones, por un pequeño detalles que usted no corrigió a tiempo entonces se le viene todo el edificio encima.

Dios nos ha hablado, nos ha profetizado de una mega victoria y en ella nos tenemos que mover. Nuestra nueva naturaleza es vivir en santidad.

La Iglesia de nuestro Señor Jesucristo no es un club social, la iglesia es el cuerpo de Cristo.

Si caemos en error pidamos perdón y pidámosle que nos ayude a salir de ahí. Si lo pide de corazón Dios lo quita.

Jesucristo es un Cambio de vida, no es religión, Dios está muy lejos de las religiones.

A muerte lo que tiene que morir hoy, tiene que morir, el Espíritu Santo le va iluminar a su conciencia, Él le dirá que tiene que sacar de su vida hoy.  Si usted le pide de corazón a Dios que quite un defecto él lo hace.

Versículo 11

Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

Nosotros los que tenemos a Cristo en el corazón debemos considerarnos muertos al pecado.

Para vivir para Dios hay que morir al pecado.

Palabra que aprendamos, palabra que con la ayuda del Espíritu Santo la vamos a realizar. Por nosotros no podemos, pero si pedimos la ayuda del Espíritu Santo, él lo hará porque él lo prometió.

Versículo 12

No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;”

Concupiscencia es un deseo desenfrenado de la carne en cualquier área.

Versículo 13

ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”.

La gente está muerta en delitos y pecados, pero nosotros tenemos que hacernos ver como lo que somos: cristianos.

Versículo 14

Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.

Que sentencia la del Espíritu Santo, nos podemos sufrir por nada, tenemos que reprender la incredulidad que nos está haciendo esclavos.

El salmo 23: 1 dice: “Yahvé es mi pastor nada me faltará”, parece en ese solo versículo, y usted todo atemorizado porque no tiene con qué pagar esto o aquello. Parece en ese versículo y dígale al Señor: a mí nada me faltara porque tu palabra dice que tu eres mi pastor, soy hechura tuya, yo creo, Jesucristo, que desciende ahora mismo la solución a ese problema, pruebe las delicias del reino de Dios que es justicia, paz y gozo en el Espíritu.

El futuro es nuestro en Cristo Jesús, es lo más halagüeño que tenemos, tenemos salvación vida eterna y todo puesto en sus manos se puede lograr.

Simplemente: a muerte con el pecado que se esté manifestando en tu vida.

Tenemos la mente de Cristo y tener la mente de Cristo es tener la palabra implantada en nuestros corazones y aplicarla en la vida diaria.

No pare más sus bendiciones, dice el Espíritu Santo de Dios. No es Dios el que está reteniendo, Dios quiere calidad de vida, déjese pulir, le toca a usted, a muerte con el pecado, para que usted vea la gran bendición de Dios.

Dice la palabra que somos reyes y sacerdotes, las circunstancias no reina sobre el rey, el rey reina sobre las circunstancias, hay que ir a muerte con lo que está estorbando.

El Evangelio no es hablar lindo, el Evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, a muerte hoy con lo que tenga que morir en nuestras vidas, ya no sigamos mendigando más, nos tenemos que sentir como lo que somos con nuestra nueva naturaleza de reyes, de vencedores, más que vencedores, eso ya se tiene que dar, a partir de hoy que muera todo lo que tiene que morir, todo vestigio de pecado tiene que morir.

Si hacemos morir por el Espíritu Santo lçel pecado, mire lo que se no espera:

Isaías 62: 5 – 12

Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo. Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario. Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada”.

Si hacemos morir el pecado en nuestras vidas, como el esposo se goza con la esposa así se gozará contigo el Dios tuyo, dice la escritura. Tener a Dios contento con uno es tener Zacarías 1, es tener los cielos abiertos y una lluvia de bendiciones sobre nuestra vida, no importa lo que estés viendo en la realidad, cree solamente. Todo tiene su tiempo. Cree solamente y vendrá.

Versículo 6

Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis,”

A muerte, no reposéis. Sobre tu hogar, sobre tus finanzas, sobre tu salud, sobre tu trabajo he puesto guardas, no callemos lo que sabemos, declaremos la palabra a las circunstancias, una cosa es la realidad y otra cosa es la verdad de Dios. Satanás le baila en la realidad y anuncia que no se puede, pero Dios, en la verdad, dice: todo es posible para el que cree.

Ante cualquier problema profetízale a eso y eso caerá.

Nosotros nos acordamos de Yahvé Dios, estamos escuchando su palabra.

Versículo 7

“ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra”.

Hasta que restablezca tu vida. No dejes de creer. La bendición de Dios es integral Él te restaurará.

Lo que nos acordamos de Yahvé no podemos reposar, ya le dimos muchas largas a la carne y eso se acabó hoy.

Versículo 8

Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo;”

Somos benditos al entrar y al salir. Todo lo que hagas va a prosperar y el enemigo, el usurpador, la ruina, la miseria no podrá tocar la prosperidad aún física y financiera que vamos a tener en Cristo Jesús, pero a muerte con lo que esté irrumpiendo en nuestras vidas en pecado.

Versículo 9 y 10

sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario. Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. ”.

Allanar es aplanar, emparejar.

Hay que sacar el pecado para que la bendición se mueva a una velocidad descomunal. La bendición está lenta por nuestros pecados. La incredulidad no nos deja.

Versículo 11

He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra”.

La hija de Sion son los hijos de Dios, esto es para nosotros. Es el 11 del mes 6, y en el versículo 11 la gran promesa de Dios: Di a mis hijos he aquí que yo vengo a salvarlos de toda situación, he aquí que su recompensa viene conmigo, dice el Señor y delante de él su obra, la obra de Dios que somos nosotros, hechura de Dios, restablecidos, reconciliados, restaurados en Cristo Jesús, Señor nuestro. Este versículo es para nosotros y no es para mañana, vengo con gran bendición, pero demando de ustedes que saquen el anatema y vayan a muerte contra el pecado.

Versículo 12

“Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada”.

Nos llamarán Pueblo Santo, pueblo Santo es el que se apartó del pecado, sin santidad nadie verá a Dios, ni la bendición de Dios, por eso a muerte con el pecado.

La Iglesia del Señor es una iglesia pura, no hay pecado en ella. Hay que sacar ya al pecado.

El brazo de Dios está extendido sobre cada familia aquí representada, el favor de Dios está sobre cada familia, lo único que Él espera de nosotros es que vamos a muerte con el pecado, con  lo que esté estorbando esa manifestación de la bendición, de la lluvia de bendición sobre mi vida y sobre mi familia. Hoy vine por toda, hoy vine por lo que es mío y lo mío nadie me lo quita dice el Señor.


A ti te llamarán pueblo Santo, Pueblo bendito, no desamparado, ciertamente cobijados, ciertamente  en cobertura, los benditos, los redimidos de Yahvé Dios.

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