Muchas veces no entendemos ni
dimensionamos lo que es la fe.
La fe es un regalo, pero nos
corresponde a nosotros ponerla actuar y que sea una realidad en nuestras vidas.
La fe se fortalece meditando la
palabra de Dios, porque Dios nos da fortalezas, nos da promesas, nos da
propósitos él dice voy a cumplir este propósito en ti. Aunque no lo vemos lo
podemos sentir cuando nos está convenciendo que es una realidad pues es el
Espíritu Santo el que nos convence.
Hebreos 11: 1 – 3
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que
no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe
entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Cuando se tiene certeza y
convicción es porque se está realmente seguro de lo que va a pasar.
No basta con solo creer.
Alcanzaron testimonio los antiguos porque obedecieron la palabra que Dios les
había dado.
Dios declaró por la palabra y el
universo fue hecho.
Vamos al versículo 6:
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que
se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Es necesario creer que hay Dios y
galardonador de los que los buscamos, él tiene grandes cosas para nosotros.
Dice en el versículo 7:
“Por la fe Noé, cuando
fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó
el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho
heredero de la justicia que viene por la fe”.
Dios lo justificó por fe, y por eso estamos aquí, porque
Cristo nos justificó de nuestros pecados.
En el versículo 8:
“Por la fe Abraham,
siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como
herencia; y salió sin saber a dónde iba”.
Cuando llegamos al camino del Señor no sabíamos para dónde íbamos
ni qué iba a hacer Dios con nosotros.
Versículo 9:
“Por la fe habitó como
extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con
Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;”
Los hijos y los hijos de nuestros hijos recibirán las
promesas si nosotros permanecemos en la fe.
Versículo 10:
“porque esperaba la
ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Por la fe también la misma Sara, siendo
estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la
edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido”.
Dios es fiel cumple lo que promete, pero tenemos que pagar
el precio de lo que Dios nos demanda: oración, meditar su palabra.
Dios nos dijo que cosas mayores haremos en su nombre y nos
dejó al Espíritu Santo.
Vamos al versículo 24 a 27
“Por la fe Moisés,
hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes
ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, teniendo por mayores riquezas
el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la
mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey;
porque se sostuvo como viendo al Invisible”.
Tenemos que tener nuestra mirada puesta en él.
II Corintios 4: 13
“Pero teniendo el
mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé,
nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,”
Por eso hay que declara la palabra de Dios porque ya creímos
si no creyéramos no estaríamos en este lugar. Con los grandes tesoros que Dios
nos ha dado no nos podemos quedar callados.
Debemos estar declarando bendición sobre todo lo nuestro,
sobre nuestros hijos, nuestros padres, nuestros negocios.
Romanos 10: 10
“Porque con el corazón
se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Cada uno de nosotros hemos creído, para justicia de nuestro
Señor.
Dejar el orgullo y la soberbia para poder declarar a nuestro
prójimo la bendición.
A veces, a nosotros mismos, nos estamos declarando derrotas,
enfermedades.
Tenemos que declarar bendición, sanidad, prosperidad en
nuestras vidas.
Hebreo 11: 33 – 34
“que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas,
taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada,
sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga
ejércitos extranjeros”.
En nuestro poder está evitar que
el enemigo haga frente a nuestras vidas, evitar que el enemigo nos cierre
puertas.
Evitar también tanto pecado en
nuestros hogares y nuestras vidas, tanta mediocridad en nuestras vidas. Si
ellos pudieron que estaban bajo el viejo pacto, tanto más nosotros que estamos bajo
el nuevo pacto de la gracia. Sacaron fuerzas de debilidad y nosotros por qué
no.
Jesucristo nos dio el poder, el
poder para declararle a la situación: no puedes conmigo, mayor es el que está
en mí que el que está en el mundo.
Las batallas que nos tocan todos
los días no son fáciles, pero las ganaremos.
Con la fe haremos huir al
enemigo.
No más angustias ni tristezas
porque somos el ejercito del Dios
viviente.
Gloria a ti Señor Jesús.
Romanos 1: 17
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe
y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.
Viviremos cada uno de nosotros y nuestras familias por el
poder de la fe
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