domingo, 17 de diciembre de 2017

Bajo la cabeza y adoró

de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.  ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.

El precio es la sangre de Jesucristo.

No solo en el espíritu glorificar a Dios sino en nuestro cuerpo y en nuestro ser.

Nosotros fuimos creados para glorificar a Dios. En la alabanza declarábamos: por toda la eternidad te adoraré.

Dad gracias en todo

I Tesalonicenses 5: 185

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Si estoy agradecido el Señor puede darme otra cosa si estoy agradecido por todo.

Es bajar la cabeza rápidamente y adorar al Rey de reyes y Señor de señores.
Éxodo 34: 8
Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró”.

Eso mismo tenemos que hacer nosotros: apresurarnos, bajar la cabeza y adorar al Rey de reyes.

Devolvámonos al versículo 6 para ver por qué Moisés bajó la cabeza y adoró.

Éxodo 34: 6-7

Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”.

Moisés proclama eso porque el Espíritu Santo se lo revela, así como Pedro cuando, Cristo les pregunta a los apóstoles que quien es él según ellos y Pedro responde: tú eres el hijo del Dios vivo. Y como nos revela a nosotros cuando reconocemos que Cristo es nuestro Señor y Salvador.

Parece una contradicción pues primero dice que tendrá misericordia y perdonará y luego dice que no tendrá por inocente al culpable. La diferencia está en que el que se arrepiente Dios le perdona, pero el que no se arrepiente sigue siendo culpable y a este es al que Dios no tiene por inocente.

Éxodo 20: 5 – 6

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

A los que le aman y guardan sus mandamientos ya no los tiene por culpables y les perdono pues con ellos hace misericordia.

Números 14: 18

Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos”.

Las rebeliones de nosotros nos fueron perdonadas hoy.

¿Qué debemos hacer para ser perdonados?, vamos a

Salmos 51: 17

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.

Necesitamos un espíritu quebrantado y humillado para ser perdonados.

Miqueas 7: 18

“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia”.

Dios perdona los pecados y los olvida. Nosotros en cambio nos seguimos acordando de nuestros pecados. El enemigo nos quiere molestar con los pecados que Dios ya nos perdonó, no le demos cabida al enemigo acordándonos  de los pecados pasados que Dios ya nos perdonó.

II Crónicas 7: 14

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

Si se humillare, un corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia, el nombre de Yahvé, el nombre de Jesús es invocado sobre nosotros que somos su pueblo.

Nos dará bendición sobre todo lo que hagamos, toquemos y pisemos. Hemos recibido. No tenemos preocupar de nada en esta tierra, debemos preocuparnos, como dice la escritura, de buscar el reino de Dios y su justicia, lo demás será añadido, él lo promete en su palabra.

En el mundo, para estar contentos, tiene que hacer ruido exterior, con música, con pólvora, nosotros tenemos el gozo por dentro por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros, porque nosotros somos su templo.

I Pedro 3: 18

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;”

De esta forma Dios nos perdonó, envió nuestros pecado, envió a Jesucristo a padecer por nosotros, por eso tenemos que andar en el camino de la perfección, cada día debemos permitir que el Espíritu Santo quite de nuestras vidas lo que a Dios no le agrada.

I Pedro 2: 24

“…quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.

Está hablando de Jesucristo, que en su cuerpo llevó todos los pecados en su cuerpo, somos tan bendecidos que Jesucristo en la cruz del Calvario se acordó de usted, de mí y de cada uno de nosotros.

I Juna 3: 6 – 10

Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.  Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.

Vemos claramente que es practicar el pecado y que es caer el pecado, practicar el pecado es con premeditación y caer en pecado es ceder a la tentación en el momento.

Si cae en tentación abogado tenemos para con el Padre, Jesucristo.

Nosotros podríamos caer en pecado, pero no podemos practicar el pecado, caemos en errores, pero no practicamos el pecado.

Una traducción dice: “no es capaz de estar en pecado”, por lo que si se cae en el error ahí mismo tiene que  arrepentirse porque no es capaz de estar en pecado. Tenemos que salir del error, del pecado inmediatamente y ponernos bajo la cobertura de Cristo el Señor.

I Juan 1: 9

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Es confesar los pecados por el nombre, no es decirle: “usted sabe en lo que lo ofendí”, es decirle caí en esto y en aquello.

I Juan 2: 1

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.

Cristo es un abogado que no ha perdido ningún caso. Él nos defiende y nos justifica por su sangre preciosa.

Romano 5: 8 – 10

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”.

Nos perdonó siendo aún pecadores y ahora que ya fuimos justificados somos perdonados con mayor razón.

Dios me ve perfecto a través de la sangre de Jesucristo, porque el Padre: mi hijo pago por las culpas de eso.

Cuidemos nuestras vestiduras blancas porque Jesucristo viene muy pronto, la venida de Jesucristo está muy cerca.

Santiago 1: 12

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”.

Nos promete el galardón y para lograrlo tenemos toda la ayuda del Espíritu Santo. Él nos ayuda y nos da el galardón.

Y eso porque ya no nos pertenecemos.

I Corintios 6 18- 20


Huid 

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