de la fornicación.
Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que
fornica, contra su propio cuerpo peca.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
El precio es la sangre de Jesucristo.
No solo en el espíritu glorificar a Dios sino
en nuestro cuerpo y en nuestro ser.
Nosotros fuimos creados para glorificar a
Dios. En la alabanza declarábamos: por toda la eternidad te adoraré.
Dad gracias en
todo
I Tesalonicenses 5: 185
“Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús”.
Si estoy agradecido el Señor puede darme otra
cosa si estoy agradecido por todo.
Es bajar la cabeza rápidamente y adorar al
Rey de reyes y Señor de señores.
Éxodo 34: 8
“Entonces
Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró”.
Eso mismo tenemos que hacer nosotros:
apresurarnos, bajar la cabeza y adorar al Rey de reyes.
Devolvámonos al versículo 6 para ver por qué
Moisés bajó la cabeza y adoró.
Éxodo 34: 6-7
“Y
pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el
pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la
iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta
la tercera y cuarta generación”.
Moisés proclama eso porque el Espíritu Santo
se lo revela, así como Pedro cuando, Cristo les pregunta a los apóstoles que
quien es él según ellos y Pedro responde: tú eres el hijo del Dios vivo. Y como
nos revela a nosotros cuando reconocemos que Cristo es nuestro Señor y
Salvador.
Parece una contradicción pues primero dice
que tendrá misericordia y perdonará y luego dice que no tendrá por inocente al
culpable. La diferencia está en que el que se arrepiente Dios le perdona, pero
el que no se arrepiente sigue siendo culpable y a este es al que Dios no tiene
por inocente.
Éxodo 20: 5 – 6
“No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a
los que me aman y guardan mis mandamientos”.
A los que le aman y guardan sus mandamientos
ya no los tiene por culpables y les perdono pues con ellos hace misericordia.
Números 14: 18
“Jehová,
tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la
rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la
maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos”.
Las rebeliones de nosotros nos fueron
perdonadas hoy.
¿Qué debemos hacer para ser perdonados?,
vamos a
Salmos 51: 17
“Los sacrificios
de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios”.
Necesitamos un espíritu quebrantado y
humillado para ser perdonados.
Miqueas 7: 18
“¿Qué
Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su
heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia”.
Dios perdona los pecados y los olvida.
Nosotros en cambio nos seguimos acordando de nuestros pecados. El enemigo nos
quiere molestar con los pecados que Dios ya nos perdonó, no le demos cabida al
enemigo acordándonos de los pecados
pasados que Dios ya nos perdonó.
II Crónicas 7: 14
“Si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren
mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los
cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Si se humillare, un corazón contrito y
humillado Dios no lo desprecia, el nombre de Yahvé, el nombre de Jesús es
invocado sobre nosotros que somos su pueblo.
Nos dará bendición sobre todo lo que hagamos,
toquemos y pisemos. Hemos recibido. No tenemos preocupar de nada en esta
tierra, debemos preocuparnos, como dice la escritura, de buscar el reino de
Dios y su justicia, lo demás será añadido, él lo promete en su palabra.
En el mundo, para estar contentos, tiene que
hacer ruido exterior, con música, con pólvora, nosotros tenemos el gozo por
dentro por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros, porque nosotros
somos su templo.
I Pedro 3: 18
“Porque
también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos,
para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu;”
De esta forma Dios nos perdonó, envió
nuestros pecado, envió a Jesucristo a padecer por nosotros, por eso tenemos que
andar en el camino de la perfección, cada día debemos permitir que el Espíritu
Santo quite de nuestras vidas lo que a Dios no le agrada.
I Pedro 2: 24
“…quien
llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados”.
Está hablando de Jesucristo, que en su cuerpo
llevó todos los pecados en su cuerpo, somos tan bendecidos que Jesucristo en la
cruz del Calvario se acordó de usted, de mí y de cada uno de nosotros.
I Juna 3: 6 – 10
“Todo
aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le
ha conocido. Hijitos, nadie os engañe;
el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el
principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel
que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.
Vemos claramente que es practicar el pecado y
que es caer el pecado, practicar el pecado es con premeditación y caer en
pecado es ceder a la tentación en el momento.
Si cae en tentación abogado tenemos para con
el Padre, Jesucristo.
Nosotros podríamos caer en pecado, pero no
podemos practicar el pecado, caemos en errores, pero no practicamos el pecado.
Una traducción dice: “no es capaz de estar en
pecado”, por lo que si se cae en el error ahí mismo tiene que arrepentirse porque no es capaz de estar en
pecado. Tenemos que salir del error, del pecado inmediatamente y ponernos bajo
la cobertura de Cristo el Señor.
I Juan 1: 9
“Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad”.
Es confesar los pecados por el nombre, no es
decirle: “usted sabe en lo que lo ofendí”, es decirle caí en esto y en aquello.
I Juan 2: 1
“Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
Cristo es un abogado que no ha perdido ningún
caso. Él nos defiende y nos justifica por su sangre preciosa.
Romano 5: 8 – 10
“Mas
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por
él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados
con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos
salvos por su vida”.
Nos perdonó siendo aún pecadores y ahora que
ya fuimos justificados somos perdonados con mayor razón.
Dios me ve perfecto a través de la sangre de
Jesucristo, porque el Padre: mi hijo pago por las culpas de eso.
Cuidemos nuestras vestiduras blancas porque
Jesucristo viene muy pronto, la venida de Jesucristo está muy cerca.
Santiago 1: 12
“Bienaventurado
el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”.
Nos promete el galardón y para lograrlo
tenemos toda la ayuda del Espíritu Santo. Él nos ayuda y nos da el galardón.
Y eso porque ya no nos pertenecemos.
I Corintios 6 18- 20
“Huid
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