domingo, 3 de diciembre de 2017

El temor a Dios

Deuteronomio 6: 1

Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

1.       Amar a Dios sobre todas las cosas

Las repetirás a tus hijos y estando en tu casa.

Continuamente hay que temer a Dios.

Llego de trabajar y le dedico a Dios 5 minutos. Dios dice que en todas partes y todo tiempo glorificarle. Sacar un poco de tiempo en el trabajo para comunicarse con él, orar.

Es invertir el tiempo porque nos conviene mucho estar cerca de Dios.

2.       Obediencia

Génesis 22: 12

Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”.

La obediencia se gana con el temor de Dios. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo.

Nuestras amistades, nuestras amistades son pocas. Pero tenemos a Dios y en él lo tenemos todo.

Tenemos que tener ese temor de Dios en gratitud por todo lo que él nos da.

3.       Sabios

Proverbios 14: 16

“El sabio teme y se aparta del mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado”.

Los que estamos confiados en Nuestro Señor Jesucristo, tenemos una vida de sabiduría.

Humíllate ante la presencia y verás la lluvia de bendiciones.

Cuando tenemos temor de Dios en nuestros corazones el pecado es echado a los abismos.

4.       El que tiene a Cristo deja la vanidad y se vuelve humilde

Eclesiastés 5: 7

“Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios”.

El enemigo es astuto que nos trabaja la mente en sueños.

Soñemos sí, pero conforme a la voluntad de Dios y con Temor de Dios.

Pedimos cosas a Dios para satisfacer nuestras vanidades y eso no le agrada a Dios.

No podemos avergonzarnos de nuestro Dios.

5.       Respaldo

Eclesiastés 7: 18

Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo”.

El que a Dios teme saldrá bien en todo.

Hay respaldo, lo dice su palabra.

6.       Si temieres a Jehová deja la rebeldía

I Samuel 12: 14

“Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien”.

Por la maldita rebeldía el enemigo se está enseñoreando  de nuestros hijos.

7.       No nos falta nada

Salmos 34: 4 – 9


Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.  Los que miraron a él fueron alumbrados y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen”.

8.       Hacer su voluntad

Juan 9: 31

“Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye”.

Sabemos que Dios nos oye porque tenemos a Cristo en nuestros corazones.

Eclesiastés 12: 13

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”.

Este es el sello que Dios le pone a esta palabra.


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