miércoles, 10 de marzo de 2021

La tentación

 El que ora aparta la tentación. La tentación la tenemos siempre. Si Cristo fue tentado y venció nosotros también podemos vencer

I Corintios 10: 13

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Lo primero: la tentación, cuando viene, uno le hecha la culpa al diablo, y aunque él propicia situaciones, acá nos esta diciendo que no hay ninguna tentación que no sea humana.

La naturaleza humana es caída desde Adán y Eva. Ellos cedieron, desobedecieron y vino la debacle.

Estamos metidos en medio de la debilidad.

Puede venir la tentación a la debilidad human, pero fiel es Dios que nos dotó del Espíritu Santo que nos ayuda a escapar de la tentación.

El enemigo grande que tenemos es nuestra naturaleza caída, pero gracias a Jesucristo que nos dio el Espíritu Santo para enfrentar ese enemigo.

No tenemos disculpas, no es disculpa que durante mucho tiempo caemos en el mismo error y esgrimimos el argumento de nuestra debilidad.

La palabra se guarda en el corazón para esgrimirla ante cualquier situación, incluyendo la tentación.

La espada del Espíritu que es la palabra y que sale por la boca, declarando.

Si nos dejamos moldear por el Espíritu Santo, viene la tentación y Dios nos dejará tentar más de lo que podamos resistir.

El ejemplo de José con la esposa de Putifar es un ejemplo de la salida de tentación.

La tentación siempre viene de nuestra humana debilidad, pero fiel es Dios.

Con la tentación viene juntamente la salida.

II Timoteo 3: 5 – 7

Está hablado de las características de los hombres de este siglo

que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.

Apariencia, la tentación viene disfrazada.

Arrastradas por concupiscencias, deseos desenfrenados de la carne

Romanos 6: 11 – 13

Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.

Muertos al pecado.

A Satanás se le abre un resquicio y se mete por ahí. Pero si usted no abre ventanas o puertas no hay modo que se meta.

Vivos para Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.

Los muertos al pecado podemos adorar a Dios.

Tenemos que obedecer al Señor de señores y Rey de reyes, y nos ayuda a obedecer, el Espíritu Santo.

Nos toca presentarnos a Dios como vivos entre los muertos.

Para presentarme debo recibir a Cristo en el corazón y hemos permitido que el Espíritu Santo nos transforme.

Estamos haciendo las mismas actividades de muchos seres humanos, pero nosotros vivos.

Acá no se mencionó Satanás por ninguna parte.

El gran objetivo de Satanás es poner a la creación en contra de su Creador.

Nosotros somos libres por la palabra de Dios.


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