Lucas 1: 5 -
Hubo
en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la
clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.
Miremos en el hebreo que quieren decir estos dos nombres:
Zacarías significa Dios se acordó.
Elsabet significa: la que amaba a Yahvé Dios y que Dios es su ayudador.
1: 6 Ambos
eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos
y ordenanzas del Señor.
Eran justos porque cumplía la ley,
cumplían los diez mandamientos. Aún no habían sido justificados por la sangre
del Señor Jesucristo
Al ser justos andaban
irreprensibles.
¿Nosotros podemos decir que hoy
andamos irreprensibles?
No perfectos, pero si
irreprensibles.
¿Cuando vino la tentación,
tuvimos la valentía de rechazar esa mentira?
1:7
Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad
avanzada.
Amaba a Dios y era estéril.
Señor yo te he servido en esto y
en esto, pero me siento estéril, esto está muy avanzado, no tanto en edad, sino
avanzado el problema. Por más ayunar por más guerrear nada que se soluciona.
Hay esterilidad, no se ha
concebido nada.
Sin embargo, el ha recibido las
oraciones.
Todo lo que tenía era: ser
estéril y de edad avanzada y con todo y eso amaban Dios.
1:8
Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden
de su clase,
Sacerdote ejerciendo. Usted y yo
en Cristo somos sacerdotes ejerciendo. Ejercer, es primero sentir lo que somos
y luego expresar desde lo más interior lo que realmente somos. No basta con creerlo
hay que expresarlo, que todos, hasta los demonios sepan. Hay que ejercer el
sacerdocio hay que ejercer la autoridad.
Cuando ministramos adoración y a alabanzas
debemos hacerlo muy bien, debemos sentirnos sacerdotes de Dios con toda la
autoridad de Dios.
Dice que ejerciendo Zacarías el
sacerdocio delante de Dios, porque Hay gente que lo ejerce delante de los hombres
para que los hombres los vean, para que son muy bella gente. Se dejan dar la
gloria a ellos gloria que solo le pertenece a Dios.
Tenemos que andar irreprensibles delante
de Dios, para encontrar lo que pedimos a Dios.
1:9
conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso,
entrando en el santuario del Señor.
Incienso para nosotros son
nuestras oraciones, lo que perfuma a Yahvé a Dios.
Nos volear incensarios físicos,
eso no es.
Nosotros somos ese santuario, ese
templo.
1:10 Y
toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 1:11 Y
se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del
incienso.
Toda la multitud como nosotros
hoy, toda la iglesia, reunidos enviando incienso, orándole a papito Dios eso es
lo que perfuma, es nuestro ejercicio de fe, es lo que más trae la bendición, es
una de las 9 armas espirituales: la oración.
Cuando estoy irreprensible y
estoy en oración yo tengo visión, cosas sobrenaturales tienen que acontecer.
Ángel es mensajero. Dios puede
poner no solo ángeles sino personas y circunstancias para que ocurran cosas
sobrenaturales.
Zacarías estaba en el lugar santísimo
donde el sacerdote entraba en momentos especiales. Nosotros, por la sangre de
Jesucristo, podemos entrar al lugar santísimo en cualquier momento, no es sino disponernos
Como andaba irreprensible y por
eso le pasó eso.
1:12 Y se turbó Zacarías al
verle, y le sobrecogió temor.
A veces cuando aparece la
bendición nos asustamos con ella.
Si, créalo que para eso estábamos
orando.
1:13
Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu
mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
La oración fue oída porque estaba
irreprensible.
Así se conciben las grandes
bendiciones. Todo se consigue así la paz de nuestro hogar, conciba todo en
oración, buenas finanzas, la ruina se tiene que ir. Todo se debe dar.
Has pedido esto, pues se llegó el
momento.
Insiste que se te va a dar lo que
estás pidiendo, pero anda irreprensible. Insiste y persiste. La necesidad de
orar si cesar.
Eso por lo que estás clamando
está a punto de llegar. Examínese para ver si no está andando irreprensible. Si
no lo estás pídele perdón a Dios y siga orando
1:14 Y
tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
El gozo no será solo para el que
recibe la bendición sino para muchos.
1:15
porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del
Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Así mismo es cuando se ora y
somos irreprensibles. Era tan grande lo que venía que no se podía distraer.
Será grande delante de Dios no de
los hombres.
Así es cuando encontramos lo que
tanto hemos pedido será grande delante de Dios.
Así son las bendiciones de Dios
siempre es recto, cuando el otorga algo espiritual, material financiero.
10:16
Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
El Espíritu Santo es el que obra.
Cuando recibimos a Jesucristo dice:
El que se une al Señor un Espíritu es con él.
Hay una fusión total. El Espíritu
Santo en él. El Espíritu Santo en nosotros.
Alguien bien puro, bien irreprensible
para ganar alamas.
Nosotros somos esa iglesia a la
que el Señor Jesucristo comisionó para ganar almas.
1:17 E
irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los
corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los
justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Con el espíritu y el poder de
Elías significa con el mismo ministerio profético.
Si queremos ser instrumentos de Dios
para poder ganar las almas tenemos que estar dispuestos e irreprensibles.
No se dice que Juan hizo milagros
o que expulsó demonios, solo que hablaba y traía convencimiento, el Espíritu
Santo en él convencía.
Consagrándonos podemos que esa
multitud de bendiciones que tenemos represadas caigan sobre nosotros.
El Espíritu Santo convence las
almas, pero nosotros consagrados.
1:18
Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer
es de edad avanzada.
Después de lo que vio y duda. Ahí
le ganó la naturaleza humana.
Falló por incredulidad, miro las
circunstancias.
Mostro las circunstancia no al
que le estaba diciendo que esas circunstancias no ganaban.
A veces fallamos por incredulidad
y por eso las cosas no se dan.
1:19
Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he
sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. 1:20 Y ahora quedarás
mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no
creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
Yo soy un siervo de Dios y he
sido enviado a anunciarles estas cosas nuevas: pueblo de Dios hay que andar irreprensibles,
quemando incienso espiritual que es la oración, constantemente, no desistiendo
de ello y va a ver la gloria de Dios, porque yo soy un mensajero y Dios me ha
puesto ahora para que usted entienda lo que el Espíritu Santo está diciendo a
través de estos labios.
Yo soy un hijo de Dios, usted
también lo puede decir ahí, que esta ministrando delante de Dios como lo hizo
Zacarías.
Nosotros a veces nos desanimamos
y por no creerle a Dios nos quedamos mudos, ya ni siquiera oramos.
A veces no se dan las cosas
porque no andamos irreprensibles, o porque no hemos quemado suficiente incienso
o porque estamos dudando.
Si hay un tiempo de no andar en
incredulidad es ahora.
Jesucristo viene con las grandes
bendiciones que ha estado esperado tanto.
En su tiempo esta palabra y las
promesas que Dios nos ha hecho se cumplirán
No se desespere pueblo de Dios,
hay muchos testimonios de gente que ha recibido lo que tanto esperó y anduvo
irreprensible y fue constante en la oración
Dios siempre llega a su debido
tiempo.