Éxodo 2: 11 - 15
2:11 En aquellos días sucedió que
crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y
observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
2:12 Entonces miró a todas partes, y
viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
2:13 Al día siguiente salió y vio a
dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué
golpeas a tu prójimo?
2:14 Y él respondió: ¿Quién te ha
puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste
al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido
descubierto.
2:15 Oyendo Faraón acerca de este
hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó
en la tierra de Madián.
Moisés fue removido
de su hogar, pero donde estaba había comodidad para él. Pero había un plan de
Dios para moisés y para su pueblo.
Tuvo que ser
movido de ahí de esa comodidad siendo el hijo adoptivo de la hija de Faraón.
¿De dónde te ha
movido papito Dios?
Éxodo 2: 23
2:23 Aconteció que después de muchos
días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la
servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su
servidumbre.
2:24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y
se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
2:25 Y miró Dios a los hijos de
Israel, y los reconoció Dios.
Cuanto llevas
llorando por tu situación. Dios te llamó hoy para bendecirte porque el día es
hoy. Para que Dios escuchara ese gemido tuvo que ser por su misericordia
El pueblo se
humilló.
Humillémonos
delante de papito Dios, no vamos a humillarnos y rogarle a los hombres. Dios no
desprecia un corazón contrito y humillado.
Debemos tener
una actitud de sumisión delante del que todo lo puede.
Se acordó del
pacto que hizo Dios con nosotros cuando recibimos a Jesucristo en nuestros
corazones.
Cómo no se va a
acordar Dios del pacto que hizo con nosotros cuando recibimos a Cristo en
nuestro corazón Dios nos reconoció.
Éxodo 3: 1 – 14
3:1 Apacentando Moisés las ovejas de
Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y
llegó hasta Horeb, monte de Dios.
A moisés lo
movieron de Egipto a un desierto.
3:2 Y se le apareció el Ángel de
Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la
zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
3:3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora
y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
3:4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo
llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió:
Heme aquí.
3:5 Y dijo: No te acerques; quita tu
calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.
3:6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu
padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió
su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
3:7 Dijo luego Jehová: Bien he visto
la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus
exactores; pues he conocido sus angustias,
3:8 y he descendido para librarlos de
mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha,
a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del
amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
3:9 El clamor, pues, de los hijos de
Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los
egipcios los oprimen.
3:10 Ven, por tanto, ahora, y te
enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
3:11 Entonces Moisés respondió a Dios:
¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
3:12 Y él respondió: Ve, porque yo
estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas
sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
3:13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que
llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha
enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les
responderé?
3:14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY
EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a
vosotros.
Dios tiene un
plan para nosotros también.
Filipenses 2:
5-11
2:5 Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2:7 sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
Él se despojó de
su gloria, él estaba cómo allá en su trono, y como el Hijo, el Padre se despojó
de lo que más amaba, de su hijo unigénito.
Cristo se
despojó de su Padre y de su gloria para venir aquí a salvarnos.
No se apegó a lo
que tenía porque nosotros somos lo mejor de su creación. Somos la expresión
máxima de su creación, por eso sintámonos amados, aceptos de Jesucristo,
perdonados por Jesucristo.
No podemos
permitir que el diablo venga y nos culpe porque Jesucristo nos libró de la
culpa.
Nosotros nos
tenemos que despojar del viejo hombre, no nos aferremos al mundo de pecado.
Dios nos quiere
sacar de ahí para bendecirnos
2:8 y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz.
En condición de
hombre se humillo a sí mismo dándonos el ejemplo, para que nosotros siendo
hombres, tenemos que humillarnos ante su majestad.
En obediencia,
él fue a la cruz por obediencia, por amor a su Padre, por amor a nosotros.
Si obedecemos a
Dios espontáneamente, espontáneamente llega la bendición.
Debe ser una
obediencia continua, no porque se la impongan, debe ser con convicción.
Dios quiere que
usted sea un convencido de que está con el Dios que lo bendice HOY.
2:9 Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
Lo movió para
exaltación. Dios mueve también a cada uno de nosotros para exaltación, donde lo
ponga es para exaltación, para que su nombre sea puesto en alto a través de
nosotros.
2:10 para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de
la tierra;
Las bendiciones
son ante el Cristo de la gloria, no ante el hombre, no ante una imagen.
Jesucristo fue el que murió por nosotros en la cruz del Calvario, no fue
ninguna imagen, ningún yeso.
Para eso vino
Jesucristo, para deshacer las obras de las tinieblas porque solo hay un Dios y
un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo.
2:11 y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Jesucristo
molido para salvación nuestra y para que, por este nombre tan glorioso,
nosotros le demos la gloria a quien todo lo merece: a Jesucristo.
Lucas 4: 1 – 2
4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo,
volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto
Jesús estaba
lleno del Espíritu Santo. Nosotros debemos estar llenos del Espíritu Santo.
A él lo
movieron, estaba en el Jordán, estaba acompañado, con todas las comodidades.
Fue movido por el Espíritu Santo al desierto. Lo llevaron a la soledad para que
se preparara.
Si estás en un
desierto hoy debes glorificar a Jesucristo y no desanimarte ni renegar.
Alaba a Dios en
el desierto.
Jesucristo fue
al desierto a orar, a meterse en comunión con el Padre, a pedir dirección del
Padre.
¿Está en una
situación dura que es un desierto?, vaya a la oración.
Sacuda la
situación por medio de la oración, eso cambia.
4:2 por cuarenta días, y era tentado
por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo
hambre.
El diablo es
experto, cuando estamos en la situación adversa, en venir a decirnos: ¿Dónde
está tu Dios? ¿usted no dizque es hijo de Dios? ¿Usted no habla mucho de la
palabra?
Responda: Dios
me va a sacar de aquí y yo veré su gloria y mis ojos lo verán, declárale al
diablo eso.
No empecemos a
desalentarnos.
Que salga por su
boca la palabra que hay en su vida, la espada de dos filos que tiene poder,
viértala por su boca, declare palabra viva.
Lucas 4: 14 – 21
4:14 Y Jesús volvió en el poder del
Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
Fue llevado
lleno del Espíritu Santo y volvió con el poder. Dios quiere mostrar su poder en
nosotros para que los demás vean el Cristo de poder que tenemos.
4:15 Y enseñaba en las sinagogas de
ellos, y era glorificado por todos.
Cristo se
fortaleció en el desierto para que fuera glorificado. Nosotros nos tenemos que
fortalecer en el desierto para que Cristo sea glorificado.
4:16 Vino a Nazaret, donde se había
criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y
se levantó a leer.
4:17 Y se le dio el libro del profeta
Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
4:18
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en
libertad a los oprimidos;
4:19 A predicar el año agradable del
Señor.
Esos pobres
éramos nosotros.
El evangelio son
buenas nuevas para nosotros.
El que resuelve
el problema es Cristo el Señor.
Cautivos en
pecado.
Refugiarse en
vicios y pecados para poder tener un poco de alegría, eso no es libertad es
esclavitud.
Depender de una
imagen para acercarse a papito Dios; Dios es Espíritu y los que le adoran en
espíritu y en verdad es necesario que le adoren.
Él viene a
libertar a los oprimidos, a sanar gratuitamente. No necesitamos pagar por la
salvación, ya Cristo pagó por nosotros.
El evangelio es
agradable. El pueblo de Dios es un pueblo que disfruta.
4:20 Y enrollando el libro, lo dio al
ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Nos están dando
a conocer esta palabra.
4:21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha
cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Hoy se ha
cumplido esta palabra para nosotros.
Hoy Dios ha
hecho maravillas en nosotros y lo que vamos a ver será aún más.
La orden de
Yahvé nuestro Dios.
Miquea 2: 10-13
2:10 Levantaos y andad, porque no es
este el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente.
Si el diablo te
tiene en la miseria y te está estorbando la bendición, hoy es el día:
levántate.
Salga del estado
en que se encuentra ya no declare esa derrota, cambie la actitud, lo que Dios
le está diciendo que deje, déjelo ya.
¿Qué está
corrompiendo su bendición? ¿Qué está estorbando su bendición?
¿Qué está
pasando para que su relación no fluya, no sea restablecida? Cuando Jesucristo
une una pareja es para que viva bueno.
2:11 Si alguno andando con espíritu de
falsedad mintiere diciendo: Yo te profetizaré de vino y de sidra; este tal será
el profeta de este pueblo.
Hay profetas que
vienen a proclamar engaño.
2:12 De cierto te juntaré todo, oh
Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas de
Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de
hombres.
Nos reúne para
bendición. Él nos sacó de Egipto espiritual para llevarnos a la tierra
prometida.
2:13 Subirá el que abre caminos
delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su
rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová.
En esté día él
está abriendo puertas para ti y para mí.
No estamos solos,
siéntase acompañado por el Dios de Israel.
El que va
delante de nosotros como poderoso gigante.
Luego abriremos
caminos con Él. Nosotros abriremos caminos.
No estamos solos.
Cantares 2:
10-13
2:10 Mi amado habló, y me dijo:
levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Si dice mi amado
es porque tengo que estar enamorado, enamorémonos de él, de Jesucristo.
Para Cristo
somos hermosos.
2:11 Porque he aquí ha pasado el
invierno, se ha mudado, la lluvia se fue;
El invierno trae
consigo males, pero ya ha pasado. Ese problema no lo vea más vea la solución.
Si no tiene nada
que comer agradezca porque Dios se proveerá.
2:12 Se han mostrado las flores en la
tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz
de la tórtola.
No vamos a pedir,
sino que vamos a decir gracias Dios mío porque el milagro ya está hecho.
“Regocíjate y
canta oh pueblo de Dios, porque grande es en medio de ti el Santo de Israel”.
No vamos a lamentarnos
sino a decir: gracias Dios mío porque el milagro está.
2:13 La higuera ha echado sus higos, y
las vides en cierne dieron olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
No hay
esterilidad, no hay desierto
Tenemos que
proclamar victoria hoy