Este es el tiempo de cambiar
nuestra condición terrenal a una condición espiritual. Debemos ser personas
cambiadas y transformadas por el poder del Espíritu Santo. Este es tiempo de
transformación, tiempo de ser diferentes.
Cuantas veces pensamos que
podemos engañar a Dios y nos engañamos a nosotros mismos, Dios no puede ser
burlado. Cuantos como el pueblo de Israel, pueblo obstinado, que Dios les hablaba y no creían o creían por momentos. Cuántas veces Dios nos ha
hablado y nos ha mostrado las maravillas y nos dice cree, y nosotros endurecemos nuestros corazones. Cuantas veces
creemos y cuando nos vamos dejamos en este lugar las bendiciones que Dios nos
ha dado.
Cuántos realmente somos como José
y huimos del pecado, Cuantos como Josué podemos decir: “mi casa y yo serviremos
a Jehová”.
Cuántos como Daniel decidimos no
contaminarnos y decimos al Señor yo me quiero guardar para ti. Cuantos como Job,
a pesar de las dificultades, nunca
renegó contra Dios.
Este es el tiempo de mostrar las
grandezas del Señor, es el tiempo de la visitación de Dios para tu vida, es
tiempo de que la semilla que Dios ha puesto en nuestros corazones dé
fruto. Los dones los talentos, los
ministerios, es tiempo de que se den. Es el tiempo para que nos levantemos con
el poder del Espíritu Santo. Es tiempo de la visitación del Señor.
Hageo 1: 2 – 5
Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No
ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea
reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo,
diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras
casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de
los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.
Vamos al 7
Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera,
y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha
dicho Jehová.
Nos fijamos en lo de afuera, pero
debemos mirar lo de adentro el corazón que es lo que quiere el Señor cambiar.
Si dejamos que Dios nos cambie nuestros rostros reflejan la presencia del
Espíritu Santo.
Subamos a la presencia de Dios a
ese lugar santísimo donde vamos a ser transformados por el poder de Dios como
Moisés que no bajaba igual, sino que bajaba transformado. Hay reedificar el templo
que somos nosotros y que Dios quiere habitar.
¿Qué estamos haciendo con el
templo?
Malaquías 1: 6-8
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre,
¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los
ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En
qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan
inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa
de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el
sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es
malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás
acepto? dice Jehová de los ejércitos.
Vamos al 11
Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre
entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda
limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los
ejércitos.
¿Qué le estamos ofreciendo al
Señor? Nuestra ofrenda debe ser un corazón limpio.
Dios nos está pidiendo nuestro
corazón.
Malaquías 2:1-2
Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. Si
no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová
de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras
bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de
corazón.
Esto es para nosotros porque
Según Apocalipsis, Cristo nos hizo reyes y sacerdotes. Hay que decidirse de
corazón no de dientes para afuera.
No es para los de afuera es para
nosotros que conocemos la voluntad de Dios.
Dios nos quiere bendecir, pero
cuando no nos decidimos de corazón se retienen esas bendiciones.
Jeremías 17: 5-8
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone
carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama
en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los
sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el
varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como
el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus
raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el
año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Cuando ponemos nuestra confianza
en el hombre se nos maldice. Cuando no
decidimos de corazón servir a Dios, seremos como el desierto.
Bienaventurado si confiamos en
Jehová. Solamente le pedimos a Dios, el nos guía. Dios es nuestro proveedor.
El que creó la los cielos y la
tierra ¿no te puede dar la provisión?
Zacarías 3: 7-8
Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si
guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis
atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. Escucha pues, ahora,
Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son
varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
“Si andares en santidad” esto es
para gobernar lo que Dios nos ha dado.
Zacarías 4: 6 -7
Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel,
que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová
de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel
serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de:
Gracia, gracia a ella.
¿Cuál es ese gran monte, ese
obstáculo que no te deja avanzar? Dios nos ha dado un espíritu de poder y de
autoridad. El Espíritu Santo de Dios Gobierna en cada uno de nosotros
Dios nos ha dado el poder del
Espíritu Santo. Dios nos escogió para cosas grandes. No estamos acá por
casualidad, estamos para cosas grandes porque Dios nos escogió. Somos muy
valiosos para el Señor. Por eso este es el tiempo.
Ageo 2: 4 – 9
Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también,
Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la
tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de
los ejércitos. Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de
Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. Porque
así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y
la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones,
y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha
dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dice
Jehová de los ejércitos. La gloria postrera de esta casa será mayor que la
primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice
Jehová de los ejércitos.
Dios no sacó de Egipto.
¿Usted puede creer que en su mano
tiene autoridad? Ejérzala. Usted habla en el nombre de Jesús. Nombre que es
sobre todo nombre, nombre ante el cual se dobla toda rodilla.
Hay poder en el nombre de Jesús,
ha poder para sanar, para restaurar, poder para hacer cosas grandes y
maravillosas en el nombre de Jesús. Hay poder para restaurar nuestra familia.
David tenía una honda y una
piedra y le dijo al gigante hoy Dios te entregará en mis manos. Digamos
nosotros a la circunstancia: hoy Dios te entregará en mis manos.
Hageo 1: 14
Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador
de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu
de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de
los ejércitos, su Dios,
Cree y arrebata lo que es tuyo.