lunes, 10 de marzo de 2014

Llenura con poder I



Deuteronomio 34: 9

Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés. 

Es tan importante el Espíritu Santo que la Biblia nos habla de él desde Génesis hasta apocalipsis. Es tan importante que Jesús antes de morir dijo que él se iba, pero que nos enviaría al Espíritu Santo para siempre
El Espíritu Santo se contrista cuando el templo de él que somos nosotros se contamina con pecado. El espíritu Santo es el que glorifica el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

No nos podemos olvidar del Espíritu Santo porque en este tiempo sí que lo necesitamos porque son tiempos peligrosos. Lo necesitamos para aguantar la dificultad, para resistir la tentación.
El pueblo de Israel necesitaba un líder que lo llevara a la tierra prometida pues Moisés ya iba a morir.
Nosotros no podemos sentirnos incapaces pues tenemos al Espíritu Santo que nos llena de sabiduría.
Dios nos capacita por el Espíritu Santo para que podamos seguir adelante en el conocimiento de la palabra de Dios. Por el Espíritu de Dios podemos entender su palabra, cuando recibimos a Cristo en el corazón, el Espíritu Santo nos abre los ojos espirituales y nos da sabiduría para comprender el propósito de Dios en nuestras vidas.
Josué fue lleno de sabiduría porque Moisés puso sus manos sobre él. Jesucristo ya puso su mano sobre nuestras vidas. No hay razón para tener desconfianza ni para miedos si el Espíritu Santo está con nosotros.
Los hijos de Israel obedecieron porque vieron autoridad en Josué, porque lo que hablaba y lo que hacía tenía seguridad y convicción.
Cuando no andamos en santidad, cuando no tenemos convicción los demonios nos ven y se burlan de nosotros.
Cuando hay sabiduría la palabra está en nuestros labios y la declaramos con poder y con autoridad y si viene la situación adversa y le declaramos la palabra con convicción esa adversidad tiene que retroceder.
Dios nos llena de sabiduría y de poder para que ejerzamos lo que Dios nos ha dado.
A partir de hoy vamos a pedirle al Señor que ponga en nosotros un vivo celo por sus cosas y a partir de hoy vamos a pedir también que Dios nos lleno con su Espíritu Santo. Si ya fuimos bautizados con el Espíritu Santo pidamos que explote esa llenura.

Exodo 31: 1 – 4

Habló Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce,
Si estamos oyendo o leyendo esta palabra es porque Dios nos ha elegido y para que el Espíritu de Dios aflore en nosotros.  El Espíritu de Dios cuando llega, llega con dones. Dios nos da dones y también talentos para que nos movamos en nuestro trabajo, estudio y hogar.
Que no nos dé miedo dar pasos de fe donde él nos ha puesto. Porque nos da miedo hablar cuando Dios nos ha puesto para hablar.
Somos creadores por el Espíritu de Dios porque el trae ideas para los negocios, en lo que Dios nos ha puesto, que no nos dé miedo, que hoy caiga todo temor, toda inseguridad, toda incredulidad.
Por qué sentimos miedo al enfrentarnos al mundo o al enemigo si tenemos el Espíritu Santo. Cuando sentimos miedo es porque nosotros no le hemos creído a Dios, es porque su palabra no está morando en nuestros corazones, porque si tenemos su palabra en nuestro corazón y le creemos, declaramos su palabra con convicción y el temor tiene que caer.
Jueces 13: 24-25
Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
El Espíritu Santo no hace acepción de personas y bautiza al que sea, al que se disponga.
Cuando nos llenamos de la palabra de Dios damos a luz y empezamos a obrar. Cuando crecemos en la palabra de Dios el Espíritu de Dios nos va llevando en ascenso.  Tendremos la bendición de que somos ganadores de almas para el Reino de los Cielos.
El Espíritu Santo no se manifiesta cuando hay pecado, pero tampoco se manifiesta cuando nuestro conocimiento de la palabra es muy pequeño.
Jueces 14: 5-6
Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él.  Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 
Muchos se frenan o se apartan de los caminos de Dios porque dicen: “yo no tengo fuerzas no aguanto”, pero el Espíritu de Dios nos da fuerza y valor para seguir.
¿Qué Le está estorbando esa llenura?, pidámosle a Dios que lo que está estorbando caiga.
El Espíritu de Dios llegó donde Sansón con poder, pues Sansón despedazó el león con facilidad.
Dios nos ha dado el poder que donde lleguemos el enemigo salga. Hay que ejercer la autoridad.
Dios quiere mostrar en nuestras vidas lo sobrenatural.
I Samuel 9: 1-3
Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita. Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo. Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas. 
Somos hermosos para Dios y nos regala el Espíritu Santo para guiarnos.
A Saúl se le dio una orden y Saúl obedeció. Pero como veremos Saúl salió con un propósito y Dios se lo cambió. Saúl no pensaba en buscar a Dios y menos que iba a ser rey de Israel.
I Samuel 9: 15 – 21
Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo: Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí.  Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo. Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente. Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre? Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante? 
Para oír la voz de Dios tenemos que tener comunión con Dios
Nosotros llegamos a buscar a Dios en este lugar o en este sitio y no pensamos que somos reyes y sacerdotes como nos dice Apocalipsis.
Dios nos ha mirado como su pueblo, y ve nuestro clamor. Pero ¿si hemos clamado por  la llenura del Espíritu Santo.
En el Antiguo testamento a los profetas se les decía vidente.
Cuando subimos a la presencia de Dios y comemos de su palabra Dios nos descubre y nos enseña lo que él quiere.
Todas las bendiciones son para nosotros no debemos preocuparnos por lo poco (las asnas) porque tenemos muchas bendiciones de parte de Dios.
Entreguemos las preocupaciones en las manos de Dios que él lo tiene todo para nosotros.
Saúl iba por unas cosas y salió con otra mucho más grande.
Saúl se creía indigno de ser rey, pero los planes de Dios eran diferentes. Nosotros también podemos creer que no podemos, pero Dios tiene grandes cosas para nosotros. Arrebatemos esas bendiciones en el reino de los  cielos. Lo que nuestro es nadie nos lo puede quitar.
I Samuel 10: 1
Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? 
Cuantas veces no buscamos la llenura del Espíritu Santo porque nos urge lo económico, nos da miedo. Pero si dejamos el miedo Dios nos respalda. Recordemos que si nos ocupamos de las cosas de Dios en se encarga de las nuestras.
No hemos dimensionado lo que viene  así como Saúl no había dimensionado lo que le venía.
¿Dios no nos ha ungido para ser realeza de él, en Cristo Jesús
I Samuel 10: 6
Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer. Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. 
El versículo 6 dice que cuando el Espíritu Santo llega a nosotros somos cambiados totalmente. Cuando el Espíritu Santo llega a la vida del hombre es él el que dirige la vida de cada uno. Aprendemos a esperar en él.

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