Marcos 5: 41
“Y tomando la mano de la niña, le
dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña a ti te digo, levántate.”
Y hoy Dios dice: Pueblo, a ti te
digo levántate.
Si te dejas levantar ya no podrás
detenerte.
Cuantos están quietos sentados
como el paralítico esperando que lo lancen al estanque para sanarse. A veces
somos así esperamos que venga alguien y arrebate las bendiciones por nosotros.
Como Lázaro que ya estaba muerto
y Cristo hizo quitar la roca para sacarlo vivo de allí.
Dios nos dice mueve ese pecado,
quita la pereza, quita ese desanimo, quita esa piedra, quita el conformismo.
Dios dice en su palabra que los
tibios él los vomita, esos tibios, esos que se conforman con poco. Por eso es
que Dios te dice hoy: Talita cumi.
Cuantos estamos como Marta
afanados, turbados. El enemigo nos inquieta y andamos turbados, andando de un
lugar a otro buscando respuestas, buscando consolación. Buscando solucionar
problemas. Y no somos como María que buscó la mejor parte., se postró delante
de Jesús porque sabía que él era su salvador, que ante él iba a poner sus
cargas.
Lo mejor es venir al lado de
Dios, buscar el consejo de Dios. Dios dice: “Clama a mí y yo te responderé y te
enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Esto es sólo cuando venimos a la presencia de
Dios, no cuando andamos de un lugar a otro.
Cuántos están oprimidos por
Faraón. Cuando Dios le dijo a Moisés: “ve i dile a Faraón que deje ir a mi
pueblo para que me haga fiesta en el desierto”, pero Faraón no lo dejo ir y en lugar de eso les
puso más carga. Así nos pasa muchas veces cuando queremos dedicarnos a servirá
a Dios, el enemigo nos pone más carga, más tristeza, más angustia.
Pregúntate cuál ese es faraón que
te está oprimiendo que no te deja ver más allá, de lo que puedes ver. Porque la
palabra de Dios dice: “¿está alguno de vosotros afligido?, haga oración, ¿está
alguno alegre?, cante alabanzas.” ¿Nosotros en el desierto en la dificultad
cantamos alabanzas, o más bien aullamos?
En el desierto Dios muestra sus
grandezas y sus maravillas a su pueblo. Dios quiere que en ese desierto, donde
no hay nada lo glorifiquemos y lo alabemos por lo que él es, pero dejamos que
ese faraón venga y nos oprima y no veamos las respuestas.
Dios dice: “mi pueblo pereció por
falta de conocimiento”, muchas veces no venimos a ese conocimiento, a esa
palabra, a esos ríos, a esos manantiales de agua viví.
Isaías 61: 1 – 3
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová;
me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el
año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar
a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria
en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar
del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de
Jehová, para gloria suya”.
Que la gloria de Dios esté sobre
nosotros, que la presencia de Dios esté en nosotros y nos llene de gozo y de su
cobertura.
Isaías 63: 15
“Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada.
¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades
para conmigo? ¿Se han estrechado?”
Dios te pregunta dónde está tu
poder, dónde alegría cuando vienes a su
presencia, dónde está lo que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros.
Busquemos a Dios porque sintamos
esa necesidad de él, no por ratos, por
momentos; debemos ser fieles a Dios siempre. ¿Dónde está el poder y la
autoridad que Dios nos dio
“sobre toda fuerza del maligno”? Hemos dejado que el enemigo se lleve todas
esas cosas. No hemos cuidado, no hemos guardado esas bendiciones.
Malaquías 3: 13-14
“Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y
dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué
aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová
de los ejércitos?”
Muchas veces hemos declarado
palabras necias y violentas contra Dios. Si antes que pongamos la palabra en
nuestra boca Dios ya la conoce, Dios conoce nuestros pensamientos. Hemos
afligido a Dios con palabras necias. ¿De qué sirve venir un domingo, o martes o
viernes si salimos lo mismo? y decimos que no vemos respuestas, muchas veces
pensamos así y hay veces ni volvemos o venimos para que nos vean, pero no
venimos confiados. Debemos decir: Dios yo no veo la respuesta, pero confío en
que llegará. Declarar palabras de bendición y no de maldición.
Dios dice que él es nuestro
pastor y que nada nos faltará, aunque no veas la respuesta créele, solamente
dale las gracias, dile: Señor, gracias yo espero la respuesta. Dios dice que
cuando pases por el fuego no te quemarás, que aunque pases por las aguas no te
ahogarás. Dios es nuestro sanador, nuestro salvador, nuestro guardador.
Ser como el búfalo que la fuerza
la tiene en las rodillas. Cuando doblamos las rodillas y reconocemos ante Dios
que dependemos de él es cuando tenemos fuerzas.
Las cosas se ganan en la oración,
siendo fieles a Dios.
Proverbios 6: 6-11
“Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no
teniendo capitán, ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su
mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de
tu sueño? Un poco de sueño, un poco de
dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad
como caminante, y tu pobreza como hombre armado”.
La hormigas trabajan unidas y
nosotros con capitán que es Jesucristo, debemos de ser diligentes como las
hormigas.
Gedeón era hombre que se creía
poca cosa y guardaba el trigo para que el enemigo no se llevara sus cosechas. ¿Será
que nosotros dejamos que el enemigo se lleve todas bendiciones? Dios envió un profeta y le dijo que él lo iba
a levantar y que con un solo hombre él iba a derrotar a todos esos enemigos.
Gedeón creyó y derrotó a sus enemigos. No nos creamos tan poca cosa.
Siempre está la misericordia de
Dios que hace que puedas ver un día más.
Isaías 41: 17-18
“Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está
de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio
de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas
en la tierra seca”.
Cuantas veces tenemos la boca tan
seca que no podemos ni agradecer a Dios.
Dios dice que no nos desampara,
él es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en la
tribulación.
Seamos como el siervo cuando
clama por las corrientes de agua, va a las alturas para calmar el calor. Puertas cerradas Dios las abre. Las puertas
que Dios abre el enemigo no las puede cerrar.
“Las bendiciones que Dios me dio
el mundo no me las dio y como no me las dio no me las puede quitar.”
Josué 18: 3
“Y Josué dijo a los hijos de Israel: ¿Hasta cuándo seréis negligentes
para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová el Dios de vuestros padres?”
Para venir a poseer, a tomar
territorio, a reclamar la bendiciones
que Dios nos dio.
Josué 17: 17-18
“Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés,
diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola
parte, sino que aquel monte será tuyo;
pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más
lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque
sea fuerte”.
Somos mayoría y tenemos un gran
bendición y la bendición será completa, no una parte y la poseerás aunque la
veas lejana.
David ante Goliat no se mostró
temeroso, sino que le dijo: “Tú vienes contra mí con espada y jabalina, mas yo
vengo contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos”. Nosotros venimos con
la palabra de Dios para derrotar al enemigo, en nombre de Jehová de los ejércitos.
Dios nos ha dado poder a veces lo
creemos, pero no lo ponemos por obra porque creemos a medias.
Hay que declararle al enemigo lo
que Dios nos ha dado. Derrotemos el desánimo, la tristeza con la que enemigo
nos tiene.
Nehemías 4: 15
“Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que
Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada
uno a su tarea”.
Cuando oyeron nuestros enemigos
que habíamos entendido: que Dios nos da el poder, que Dios nos da la autoridad;
cuando entendemos esas cosas. El enemigo tiene que huir, porque Dios confunde la
mente de los adivinos y agoreros, de los que se quieren levantar contra nosotros.
Dios nos dice: Iglesia, Talita
cumi, levántate porque Dios nos ha dado poder y autoridad. Satanás tiene huir cuando
hijo de Dios alaba y glorifica a Dios.
El enemigo te entristece para que
no alabes ni glorifiques a Dios porque él no puede alabarle, el enemigo quiere
quitarnos la paz y el gozo de alabar a Dios.
Volvámonos a la tarea que Dios
nos hadado. Alabarle. Glorificarle, ganara almas para él, que se levanten todos
los ministerios para trabajar para Dios. Nuestro cuerpo está lleno de la
bendición de Dios.
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