11- Prueba
Eclesiastés 7: 29
“He aquí, solamente
esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas
perversiones”.
El hombre tiene un corazón engañoso, nos vamos detrás de
dioses ajenos, tras de vicios y placeres. Buscamos la felicidad que nos brinda
el mundo.
Deuteronomio 8: 19 – 20
“Mas si llegares a
olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les
sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de
cierto pereceréis. Como las naciones que
Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis
atendido a la voz de Jehová vuestro Dios”.
Nos advierte que es lo que nos pasa sino lo seguimos.
Proverbios 29: 19
“El siervo no se
corrige con palabras; porque entiende, mas no hace caso”.
Nos da un ejemplo que contradice
a los que dicen: “¿pero Dios por qué no nos habla?”. Dios no explica el porqué
no nos habla, ya que el siervo no se corrige con palabras. Como siervos necesitamos la disciplina de
Dios y las pruebas que Dios nos pone.
Deuteronomio 8: 2
“Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios
estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber
lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos”.
Nos dice que nos vino a probar
para saber qué había en nuestro corazón.
Si nos retiramos de esta visión y nos vamos al mundo nos va a faltar
todo, ya que sabemos que Dios todo lo hace por nosotros.
Deuteronomio 8: 5
“Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo,
así Jehová tu Dios te castiga”.
Dios nos pide que reconozcamos
que el castigo es necesario.
El gozo que Dios nos da derrumba
todas las penas.
Deuteronomio 8: 16
“que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no
habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien”.
22-
Cuando
decidimos buscar a Dios
Cuando pedimos perdón Dios nos perdona
y según dice la Escritura, Dios entierra esos pecados en el fondo de la mar y
no se vuelve a acordar de ellos, así nosotros también debemos olvidarnos.
Deuteronomio 30: 1 – 16
“Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición
y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de
todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y
obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos,
con todo tu corazón y con toda tu alma,
entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti,
y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus
desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de
allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra
que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más
que a tus padres. Y circuncidará Jehová
tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu
Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. Y pondrá Jehová tu Dios todas estas
maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y
pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra
de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el
fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para
bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios,
para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley;
cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Porque este mandamiento que yo te ordeno
hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién
subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo
cumplamos? Ni está al otro lado del mar,
para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos
lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu
boca y en tu corazón, para que la cumplas.
Mira, yo he puesto delante de ti
hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu
Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus
decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la
tierra a la cual entras para tomar posesión de ella”.
Dios acá nos promete algo, pero
también nos demanda algo. Los cautivos, acá nos habla de los herederos de la
salvación, que están en vicios y Dios dice que traerá esos cautivos si nosotros
nos volvemos a él con todo el corazón.
Lo malo que está pasando se
convertirá en bueno. Nuestras finanzas, nuestra salud y todo lo demás nos será
devuelto si buscamos a Dios de corazón.
Si buscamos a Dios de corazón él
se encarga de cortar con el pecado y poner en nuestros corazones amor por él y
por sus cosas.
En el 8 dice que volveremos a las
cosas de Dios cuando nos alejamos.
Vendrán las bendiciones con la
consagración de nosotros.
Dios se agrada cuando estamos con
él y eso es una alegría para nosotros.
También nos dice que no es
difícil buscarlo.
Delante de cada uno de nosotros pone la vida y el bien.
La promesa: es: “que vivas y seas
multiplicado”
Santiago: 1: 2-8
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para
que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y
le será dada. Pero pida con fe, no
dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es
arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá
cosa alguna del Señor. El hombre de
doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”.
Cuando estemos pasando por dificultades
no nos desanimemos y no perdamos la alegría. No es fácil, pero Dios nos da ese
gozo y esa paz para vivir bien a pesar
de las circunstancias.
Gálatas 6: 9
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si
no desmayamos”.
La bendición es que segaremos,
pero la demanda es: si no desmayamos.
Eclesiastés 8: 5-9
“El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del
sabio discierne el tiempo y el juicio. Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y
juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo
haya de ser, ¿quién se lo enseñará? No
hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni
potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad
librará al que la posee. Todo esto he
visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo
en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo”.
En el Espíritu Santo somos
sabios, Dios nos da sabiduría.
Lo material nos nace olvidar lo
espiritual. Ningún hombre tiene potestad para retener el espíritu ni sobre la
muerte.
Acá se predica una palabra muy libre,
no es pidiendo diezmos ni enriqueciendo a nadie, sino predicando una palabra
que aunque fuerte, es para el bien de las almas y para salvación.
Eclesiastés 8: 14- 15
“Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes
sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como
si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene
el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le
quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol”.
Hay personas que hacen el mal y
es como si hicieran el bien porque poseen en abundancia, y algunos es como si
no estuvieran en las cosas de Dios, pero es vanidad ponernos a fijarnos en eso,
debemos dedicarnos a vivir con lo que tenemos. Darle siempre gracias a Dios por
lo que tenemos.
Eclesiastés 8: 17
“y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la
obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no
la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla”.
Si vamos a hacer algo es porque
Dios así lo quiere.
Eclesiastés 9: 3-6
“Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo
suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres
está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de
esto se van a los muertos. Aún hay
esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo
que león muerto. Porque los que viven
saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque
su memoria es puesta en olvido. También
su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo
lo que se hace debajo del sol”.
A todos los hombres les sucede,
es una cadena que se sigue y se rompe cuando recibimos a Cristo como Señor y
Salvador en nuestros corazones.
Mientras haya vida hay esperanza
de arrepentirnos de los malos caminos. Agradezcamos la vida porque es
oportunidad de arrepentirnos.
Cuando muramos obligatoriamente
tenemos que renunciar a las cosas del mundo, entonces es mejor renunciar voluntariamente
para obtener la salvación.
Números 23: 21
“No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él”.
Cada uno pone su nombre donde
dice Jacob.
Eclesiastés 9: 7-8
“Anda, y come tu pan con gozo, y
bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y
nunca falte ungüento sobre tu cabeza”.
Es todo un reto entregarse
totalmente a Dios.