Nehemías 13: 1 – 2
“Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue
hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la
congregación de Dios, por cuanto no
salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero
a Balaam para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en
bendición. Cuando oyeron, pues, la ley,
separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros”.
Muchas personas buscan brujos
para que nos maldigan, por eso hay que cancelar.
¿Qué tiene el extranjero en tu
vida? No podemos aceptar consejos del mundo.
¿Que hay en la nuestra vida que a
Dios no le gusta y tenemos que cancelar? Hay que sacar de nuestras vidas lo que
está estorbando la bendición de Dios.
Ezequiel 2: 1- 2
“Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo. Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí
y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba´”.
Del 6-8
“Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras,
aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas
miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde. Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o
dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.
Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la
casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy”.
Dios nos está llamando a que
tengamos una posición firme con él. Tomemos el lugar que nos corresponde. Ya el
Espíritu de Dios entro en nuestra vida cuando recibimos a Cristo en nuestros
corazones. Dios quiere firmeza. No quiere gente que hoy sí y mañana no.
Pidámosle al Señor que nos
afirme.
Cuántas veces decimos que tenemos
al poderos de Israel y estamos temerosos porque nos dicen que tal o cual lugar
es muy malo y nos atemorizan y nosotros dizque teniendo a Cristo. “y tu hijo de
hombre no les temas”. No les temas a las palabras necias, cuando el diablo se
levanta contra nosotros a maldecirnos, a
decirnos que no nos va a salir nada
bueno.
Dios dice que: “yo deseo que tú
seas prosperado en todo”, así como prospera tu alma tu vida también, en lo
material, en lo familiar, en lo conyugal.
Nos estamos enfrentando a muchas
cosas, pero Dios nos dice que no tengamos miedo de nada. No temamos a las
maldiciones porque somos unos benditos de Dios.
Tenemos que llenarnos de la
palabra de Dios para declarársela al enemigo.
Oiga lo que el Espíritu de Dios
dice y reténgalo en su corazón. Comamos la mesa que Dios ha servido hoy por
medio de su palabra.
Jeremías 1: 17 –19
“Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande;
no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de
ellos. Porque he aquí que yo te he
puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro
de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus
sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y
pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová,
para librarte”.
Yo estoy contigo para librarnos.
Ciñámonos a la palabra de Dios, firmeza en el Señor, firmeza en su palabra.
Ejerza el poder que te he dado,
nos está diciendo el Señor.
No tenemos por qué tener miedo.
Muchas veces caemos en las garras del enemigo por el miedo. Tenemos que
cancelar todo temor, tenemos que cancelar toda derrota. No tengamos temor para
que no nos haga avergonzar el Señor.
Al enemigo hay que decirle soy
columna de hierro, soy ciudad fortificada.
Somos reyes y sacerdotes y el rey
no deja que las situaciones gobiernen, él gobierna por encima de las
situacione.
II Samuel 6: 11
“Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y
bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa”.
El Arca es la presencia de Dios y
Dios bendijo a este personaje solo porque la presencia de Dios estuvo en su
casa. Nosotros tenemos la presencia de Dios en nuestros corazones, tenemos la
presencia de Dios eternamente, para siempre. En nosotros no es por tres meses,
es para siempre. ¿Por qué no sentimos esa presencia?
Origen de la maldición
1.
Desobediencia
Génesis 3: 14 – 19
“Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita
serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu
pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar. A la mujer dijo:
Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los
hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la
voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de
él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los
días de tu vida. Espinos y cardos te
producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.
La primera maldición vino de la
desobediencia y la mandó Dios. En Deuteronomio 28 se puede ver.
El hijo de las tinieblas no puede
ser amigo de un hijo de Dios. La iglesia de Dios no puede tener por amigo a
Satanás ni a las cosas del mundo.
El enemigo viene a estorbar el
caminar con Cristo.
Lo declarado por mí o por el enemigo
Colosenses 4: 6
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que
sepáis cómo debéis responder a cada uno”.
Una palabra con unción, que la
palabra de Dios dé sabor.
Dios dice yos soy tu sanador. Él
te sanará de cualquier cosa. No nos podemos deprimir, Dios dice que él es
nuestra alegría.
Salmo 63: 11
“Pero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que jura por
él; Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada”.
Apocalipsis dice que somos reyes
y sacerdotes. La boca de aquellos que profieren el mal contra los hijos de Dios
será cerrada.
Salmo 31: 18
“Enmudezcan los labios
mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras con soberbia y menosprecio”.
La palabra de Dios tiene poder,
no podemos enmudecer nosotros son ellos los que deben enmudecer en el nombre de
nuestro Dios y Señor Jesucristo. Somos justos porque Cristo nos justificó con
su sangre preciosa y por eso somos justos.
Dios dice: lo que atemos en la
tierra es atado en el cielo, lo que es desatado en la tierra es desatado en el
cielo.
El origen de la bendición
Juan 8: 32
“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Y conoceréis la palabra y os hará
libre, por la palabra conoceremos liberta, obediencia para ejecutar lo que ella
dice. La palabra nos hace libres de una cantidad de ataduras, rompe cadenas en
nuestras vidas, pero tenemos que obedecer esa palabra.
Ester 9: 1
“En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo
mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo
día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos, sucedió
lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían”.
El decreto es una maldición, el
enemigo había decretado destruir el pueblo de Dios, pero el pueblo de Dios
intercedió y el rey permitió que se armaran para que se enfrentara al enemigo.
Dios permite que usted se arme con alabanza, con oración, con el nombre y la
sangre de Jesucristo.
Cuando la maldición del enemigo
se decretó contra este lugar o contra los hijos de Dios, pero ese día este
“grupito” se enseñoreo del enemigo, que el enemigo se vaya ya.
Diga: yo veré la gloria de Dios.
Yo sé que mi redentor vive. Cuando el pueblo de Dios iba a la guerra iba armado
de valor, con espíritu de valentía.
Salmos 120: 1-3
“A Jehová clamé estando en angustia, y él me respondió. Libra mi alma,
oh Jehová, del labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta. ¿Qué te dará, o qué
te aprovechará, oh lengua engañosa?”
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