I Samuel 15: 1 – 11
“Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey
sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo
castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía
de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te
apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas,
ovejas, camellos y asnos. Saúl, pues,
convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez
mil hombres de Judá. Y viniendo Saúl a
la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y
salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos;
porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando
subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila
hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo
el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl
y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor,
de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo
quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron. Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:
Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no
ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda
aquella noche”.
Dios nos ha ungido con su Santo
Espíritu y esto nos capacita para obedecer. ¿Por qué se ve ala usencia de Dios para obedecer?
Dios quiere que nos afirmemos con
él de una vez por todas, que caminemos como el Espíritu Santo de Dios nos
manda.
Dios le mando a Saúl a
destruir todo porque Amalec no los dejó pasar por sus
tierras y no les quiso dar ni agua, entonces Dios los quería castigar por eso.
Dios no quiere que toquen sus hijos. Dios se levanta contra los que nos
agravian y nos desprecian.
Dios quiere que a la guerra espiritual
vengamos con toda porque el enemigo si viene con toda. No podemos venir a
distraernos, sino a batallar en lo espiritual. Esa angustia, esa tristeza, esa
depresión tiene que caer.
Cuando Dios tiene un juicio
contra alguien, nadie se puede meter. Y si Dios tiene algo a favor nuestro
nadie, ni siquiera nosotros mismos nos podemos oponer.
A veces le pedimos al Señor que
nos haga justicia y que pelee con nosotros y cuando lo hace nos metemos. Cuando
Dios tiene un juicio contra alguien nosotros no nos podemos meter porque nos va
mal a nosotros. Porque esa persona ya había recibido advertencia por parte de
Dios y por medio de alguna persona, un sueño o cualquier otro medio.
Saúl con la palabra de Dios
grabada en su corazón y haciendo todo lo
contrario a lo que Dios le mandó y dejo vivo al rey. Nosotros a veces hacemos lo mismo.
A veces permitimos a Dios llegar
hasta cierta parte de nuestras vidas, sabiendo que le dijimos que él era
nuestro Señor y mandaba en toda nuestra vida.
Saúl perdonó lo más agradable cuando
para Dios todo era vil y despreciable.
No tenemos disculpas para no
obedecer a Dios pues hemos sido ungidos por el Espíritu Santo para poder
obedecer.
Qué ausencia de Dios hay en
nuestras vidas que no nos permite hacer y vivir su palabra, que no nos deja
fluir ni avanzar espiritualmente.
Saltemos al versículo 22
“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en
los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que
la grosura de los carneros”.
A Dios le gusta
que lo adoremos y que nos reunamos, pero en vano lo hacemos si no le obedecemos
En el 23
“Porque como pecado de adivinación es la
rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la
palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”.
La desobediencia
es como la adivinación o como cualquier otro pecado.
Obedecer es lo
mejor que los sacrificios. Se complac3e más en que vengamos acá a adorar.
Saúl no fue escogido
porque Dios quería tener un rey para Israel, Saúl fue escogido porque el pueblo
quería un rey, anteriormente el pueblo de Israel era gobernado por jueces, por
profetas.
I Samuel 16: 14
– 17
“El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y
le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí
ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que
están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando
esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas
alivio. Y Saúl respondió a sus criados:
Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo”.
Se salió de la
cobertura de Dios y vino el enemigo a atormentar.
Dios vino para
darnos vida y vida en abundancia. ¿Por qué no estamos viviendo en esa
abundancia? Si nos salimos de la cobertura de Dios viene otro.
¿Qué ausencia
tiene usted que el Espíritu Santo no fluye en usted?
Si has perdido
la paz en estos días vuelva a recuperarla Dios lo levanta.
Lo más horrible
que nos puede pasar es creer que Dios está ahí, pero no está.
II Samuel 11: 1
– 4
“Aconteció al año siguiente, en el tiempo que
salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a
todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se
quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de
su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado
a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y
le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a
él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió
a su casa”.
Samuel no fue a
la guerra cuando tenía que ir.
Nosotros somos
reyes y Dios nos dice que tenemos que estar en las reuniones de guerra
espiritual.
¿Cuántas veces
Dios te dice ve a la guerra y hay mil disculpas?
Cuando bajamos
los niveles de oración y dejamos de guerrear, viene el enemigo con la
adversidad y la tentación.
David estaba en
ocio, estaba desocupado.
Si nos metemos
en oración, en comunicación con Dios. Él nos revela todo.
Satanás no
conoce la vergüenza, no conoce la misericordia.
David estaba
perdiendo el tiempo en un terrado mirando una mujer casada cuando debería estar
guerreando.
David ya sabía
que era casada cuando la mandó a llamar, muchas veces sabemos lo que a Dios le
ofende y sin embargo lo hacemos.
Abusó del
derecho que tenía como rey, nosotros abusamos de lo mismo y de ser hijos de
Dios para darnos canitas al aire.
Ella no fue
capaz de decirle al rey que no. A qué no somos capaz de decirle nosotros que
no.
Cuantas veces
pecamos sabiendo que a Dios no le agrada lo que hicimos.
Jueces 13: 1
“Los hijos de Israel volvieron a hacer lo
malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por
cuarenta años”.
Y nosotros
decimos ¿por qué tanto tiempo yo en esta prueba?
Tenían una gran
ausencia de la bendición de Dios porque Dios los entregó durante 40 años.
Cuando nos salimos de la cobertura del Señor el Señor se queda quieto y el
enemigo viene y barre con nosotros.
Salmo 51 10 -13
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y
renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites
de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me
sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se
convertirán a ti”.
¿Cómo sería la
ausencia que vivió David, que vemos acá la súplica que lanzó. La súplica de
David era: Cambia mi actitud.
Cuando el
Espíritu Santo de Dios “se apaga” se siente tristeza, angustia, vacío y
ausencia.
El Espíritu de
Dios no se va, se contrista pero es como si se fuera, porque no hay gozo en
nosotros.
Vuélveme el
gozo, que la tristeza no se enseñoree de nosotros, que tu palabra sea
refrigerio para nosotros.
Cuando me vuelvo
a Dios el Espíritu nos da palabra para hablarle a otro.
Oseas 2: 14
“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré
al desierto, y hablaré a su corazón”.
Dios nos lleva a
un desierto para que entremos en razón y nos habla al corazón.
Ezequiel 22: 33
“Y busqué entre ellos hombre que hiciese
vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para
que yo no la destruyese; y no lo hallé”.
Es posible que
estemos llevados por el derrotismo y por eso Dios no encuentra estas personas
que hagamos vallado. Dios quiere que hagamos ese vallado, Dios está buscando
quien lo haga.
Isaías 10: 4
“Sin mí se inclinarán entre los presos, y
entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía
su mano está extendida”.
Sin la presencia
de Dios nos inclinamos ante lo que hace el mundo.
Juan 15: 5
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer”.
Sin la presencia
de Dios nada somos