Esta palabra es una exhortación
(Y la tomo para mí, dice quien predica)
Filipenses 4
“1 Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así
firmes en el Señor, amados”.
Nos preguntamos ¿realmente estamos
firmes?
Porque oramos y terminada la
oración, peleamos con el hermano, alegamos, nos llenamos de soberbia, de contienda
y continuamos llamándonos hijos de Dios.
Desde el momento en que me enfermé
me sentía cerca de Dios, venía al grupo,
me arrodillaba, cantaba, levantaba manos, pero eso no funcionaba. Y yo creía
que estaba en las cosas de Dios. A través de la enfermedad, Dios me preguntó: “¿Usted
qué está haciendo, cuál es la firmeza suya? Si usted hace esto y lo otro”
Desobediencia grande.
La enfermedad implicó una parte
para ese llamado de él.
Yo me sentía bien porque tenía
empleo, un hogar y me podía desenvolver en el medio. Me desenvolvía en el
medio, pero no con Él. La enfermedad significó
un llamado al cambio para no seguir con las cosas que siempre he hecho.
Muchas personas, recibimos a
Cristo en nuestro corazón, pero de labios hacia afuera. El Señor me mostró por
medio de mi enfermedad: “mire lo que yo les regalo a cada uno de ustedes y lo
que ustedes desechan”.
Nos hace una invitación a que
realmente reflexionemos en las cosas de Él, que estamos haciendo aquí, si cumplimos
o no cumplimos su palabra, no estamos llenando de ella o no.
Dios nos dio un cuerpo material,
pero Cristo quiere que este cuerpo sea
glorificado en su nombre.
Filipenses 3: 21
“El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también
sujetar a sí mismo todas las cosas”.
El cuerpo es importante para Dios
y Él lo transformará de tal manera que llegue a ser un cuerpo de gloria.
Nosotros, toda la mirada la
tenemos en lo terrenal, entonces apartémonos de lo que estamos haciendo y hagamos
lo que él quiere.
Volvamos a
Filipenses 4
“2 Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor”.
Estas dos mujeres vivían en discusiones
y transformaron esa división en armonía.
“3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que
combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los
demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”.
Es una verdad que cuando
recibimos a Cristo en nuestro corazón, nuestros nombres son apuntados en el libro
de la Vida.
Cuando me sentí muriendo entendí
esto y ahí si lo llamamos y nos arrepentimos y pedimos perdón.
Por eso es que debemos vivir en
santidad, obedeciéndole a Él, porque no sabemos en qué momento la muerte nos va
a sorprender o en qué momento puede ser el arrebatamiento.
Un arrepentimiento a la carrera
porque se está al borde de la muerte, nadie puede garantizar que sea bien
hecho. Si estamos buscando de Dios no tiene por qué suceder un arrepentimiento
a la carrera y de afán.
Nosotros somos el cuerpo de
Cristo, él es la cabeza y debemos permanecer en obediencia y con gran fidelidad
con él.
Todo Filipense habla del gozo. Preguntémonos
si nosotros estamos en gozo.
Cuál es el regocijo, cual amor
por nuestros hermanos si venimos a la oración y no sabemos qué le pasa a los
hermanos.
Somos hijos de Dios y tenemos que
sentir esa transformación.
El conocimiento del hombre, la
ciencia y el conocimiento que se da en una universidad es basura al lado del
conocimiento de Dios.
Yo estudié tales y tales cosas y la
gente dice este si sabe mucho y no sabe nada de Cristo.
No somos auténticos en las cosas
de Dios y rebuscamos a convenio nuestro, lo que nos interesa.
“4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”
Pablo repite la palabra
regocijaos.
Uno se regocija en su cónyuge, en
su trabajo, venimos al grupo y nos creemos buenos, pero realmente ¿si nos
regocijamos en Cristo? ¿Dónde está mi corazón? ¿Está con Dios? O ¿esta con mi
trabajo? A veces salimos del trabajo y vemos que no nos acordamos de Dios en el
día.
A pesar de todas las cosas que Dios
nos da no nos acordamos de Él.
La oración tiene un poder único.
La adoración a Dios no es los
domingos en el grupo de oración, la adoración a Dios es permanente.
Al borde de la muerte no tuve
miedo porque sabía con quién estaba tratando.
Cuando ustedes hicieron oración
acá por mí yo sentí el cambio en mi cuerpo.
Nosotros vemos que Dios tiene
misericordia de nosotros.
Tomo la decisión de tener mucha
obediencia y fidelidad con Él.
“5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está
cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
Tenemos muy presente la oración
del domingo, pero ¿Qué pasa en la semana? ¿En el trabajo si hacemos un pare
para acordarnos de Él?
Esta palabra me la dio para mí y
para que se la pasara a su pueblo.
Busquemos más allá del milagro, busquémoslo
a él, miremos que le pasa al hermano. A veces cuando un hermano está mal no
estamos haciendo nada para llevarle una palabra de aliento.
Pablo fue enviado por Dios a
Filipo porque era un lugar de mucho pecado. Sin embargo la iglesia de Filipo
creció rápidamente.
El poder llamarse uno hijo de Dios
es un galardón muy grande.
“7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Hablamos de la paz, del amor. Esa
paz que sobrepasa todo entendimiento, no es en el conocimiento nuestro como
seres humanos en lo que tenemos estar, esa paz no la da sino el Espíritu Santo.
La sentimos cuando estamos
sujetando la carne al pensamiento de Nuestro Señor Jesucristo. Como puedo estar
yo en paz, si estoy en pecado, si estoy en problemas, en depresión.
Si usted conoce a Cristo ¿por qué
habla de tener ansiedad?
Cómo podemos decir que estamos en
Cristo y andamos deprimidos, que no tenemos alegría.
Las dificultades existen pero
para eso tenemos a Jesucristo.
Cristo nos da la autoridad a
todos los que estamos aquí y todos sus
hijos en el mundo entero, no a dos o tres.
Para vivir en paz y con gozo es
permanecer fiel a nuestro Señor Jesucristo.
“8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Podemos tener esas condiciones
pero si no somos fieles a él no hay nada.
“9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto
haced; y el Dios de paz estará con vosotros”.
“10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido
vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba
la oportunidad”.
Cuando buscamos a Dios sentimos
el agrado y no importa nada más.
Lo que Cristo quiere hacer con su
iglesia es el fortalecimiento de la presencia de Él en cada uno de nosotros.
Nuestra vida está sujeta al
Espíritu Santo de Dios.
“11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener
abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”.
Pablo tenía humildad de corazón.
Dios lo llamó y lo despojó de todo lo material.
A Veces nos preocupamos más por
nuestra economía y no nos acordamos de las cosas de Dios.
Pablo en el 4: 13
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Dios nos llama a vivir en gozo, “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Nosotros solo pedimos lo material, pidámosle el fortalecimiento de nuestra alma
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