domingo, 30 de agosto de 2015

La presencia de Dios prometida



En oración pedimos la presencia de Dios, pedimos esa presencia, pero no es sentirla por momentos, la presencia de Dios hay que vivirla cada día en nuestras vidas. ¿Cuántos estamos faltos del fruto del Espíritu Santo?

Cuando hay presencia de  Dios en nuestras vidas hay descanso y refrigerio para nuestras almas, hay gozo y hay paz.

¿Cuántas veces nos dejamos sacar de ese gozo y esa paz y nos ofuscamos?  Nada nos puede quitar la paz.

¿Cuántas veces la gente obedece por miedo al castigo? Dios quiere que le obedezcamos por amor a él, que todo lo hagamos por amor a él. Ese es el temor de Dios en nuestras vidas, sabiendo que los ojos de Dios están sobre nosotros en todo lo que hacemos. Dios quiere sinceridad en nuestro corazón.

Yo le decía: “Señor, cuán difícil es predicar tu palabra, porque tu palabra demanda santidad y obediencia”. El vaso que se para aquí tiene que vivir la palabra, uno no se puede parar aquí fingiendo cosas que no son.
Dice la palabra que seremos transformados de gloria en gloria en la imagen de Jesucristo. 

Debemos estar a cara abierta, nada de hipocresías, ni de máscaras ante su presencia, porque Dios lo que quiere para derramar su presencia es vasos limpios delante de él. 

Nos dejamos robar la paz muy fácilmente, en la vida diaria, en el hogar, en el trabajo, nos ofuscamos fácilmente.

Dios quiere que demos ese fruto. Muchas veces no pedimos perdón cuando nos equivocamos, no reconvenimos el camino, ofendemos y somos ofendidos y no pedimos perdón. No pedimos perdón a nuestro hermano, a veces venimos a la oración y estamos con resentimientos y con raíces de amargura en nuestro corazón. 

¿Qué le podemos ofrecer al Señor, si todo lo que hay en la tierra, todo es de él? Dios quiere de nosotros un corazón que se doblegue ante él, un corazón contrito y humillad.

Éxodo 33: 1 – 3

Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino”.

Dios estaba dolido con el pueblo porque Moisés había subido por los mandamientos y se demoró cuarenta días y el pueblo se desenfreno y se olvidó quién era el que lo había sacado de Egipto. Dios se duele porque fácilmente se nos olvida de dónde nos sacó el Señor, se nos olvida lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
Que no sea que cuando Jesucristo venga estemos adorando un becerro, adorando otros dioses o dándonos la gloria los unos a los otros. La palabra de Dios dice en Romanos 8: “¿quién nos separará del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro?”. 

Hemos visto en el camino de Dios cuántas personas pierden la presencia de Dios. Adán y Eva por codiciar perdieron la presencia de Dios en el Huerto. Saúl por querer la gloria del pueblo perdió la presencia de Dios en su vida. 

Cuántas veces cambiamos la presencia de Dios por cualquier cosa, que la esposa, que los hijos. Cuántos, muchas veces, quieren agradar a su familia, a su esposa antes que a Dios.

Cuántos vienen un día y no vuelven. Cuántos vienen y dicen que están con Dios y vemos en el camino como se van quedando.

Es por la misericordia de Dios que nosotros podemos perseverar y llegar hasta el final. Hay que pedirle a Dios que nos ayude a terminar la carrera.

Mucha s veces vamos hasta detrás de nuestros anhelos queriendo agradarnos más a nosotros mismos que a Dios. 

Que cuando lleguemos a esa meta podamos decir, Señor aquí estoy y mi galardón está en ti, Señor. 

Dios nos pregunta en esta mañana ¿cuán importante es la presencia de Dios en tu vida?

Si la presencia de Dios fuera tan importante en nuestras vidas, nosotros le permitiríamos a Dios que moldeara nuestros corazones, que nos transformara porque la presencia de Dios no se puede derramar en un corazón endurecido, no se puede derramar en un corazón ansioso, en un corazón soberbio, en un corazón con ira, en un corazón con resentimientos. 

¿Contamos nosotros con Dios en nuestros sueños y en nuestros anhelos?, ¿las decisiones que hemos tomado van de la mano y de la guía de Dios?

Éxodo 33: 4 - 11

“Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos. Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer. Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb. Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo. Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés. Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo”.

Sólo Moisés entraba en comunión con Dios. Sólo Moisés amaba la presencia de Dios. 

El pueblo adoraba a Dios, pero no hablaba cara a cara con Dios.

Cuántos viven de religiosidad, cuántos viven de decir soy cristiano, pero cuantos pueden sentir la presencia de Dios. 

Sin embargo en Josué había hambre y necesidad de Dios. Dios no consumía a Josué porque había un corazón dispuesto en él. 

El sucesor de Moisés fue Josué, no fue Aarón porque este permitió que el pueblo se prostituyera, tras ese becerro de oro. El pueblo entregó sus alhajas y  él, con sus manos, le dio forma.

Cuántos anhelamos la presencia de Dios en este lugar y para el que obedece hay una gran bendición. El congregarnos es una gran bendición.

Dios dice que cuando andamos en obediencia él nos pone por cabeza y no por cola; y ninguna de las maldiciones de la desobediencia nos tocará.

Dios pide que seamos obedientes para que su sanidad, su provisión esté sobre nuestras vidas. 

Éxodo 33: 12 - 13

Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo”.

Moisés sabía que él, sin Dios, nada podía hacer. Muchas veces nosotros queremos cambiar nuestras familias, pero es Dios quien lo hace cuando nosotros ponemos los ojos en él. 

Moisés imploraba la misericordia de Dios sobre su pueblo. Un día Dios le dijo a Moisés: “raeré este pueblo y yo te daré otro pueblo”, pero Moisés seguía rogando por ese pueblo rebelde. ¿Nosotros si rogamos por nuestras familias?, ¿nosotros intercedemos por las promesas que Dios nos ha dado?

Éxodo 33: 14 

“Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”.

La presencia de Dios en nuestras vidas nos lleva a pastos verdes. El Salmo 23 dice que en pastos delicados me hará descansar. 

Yo creo en mi corazón que lo que Dios ha prometido él lo cumplirá, pero tenemos que marcar el paso.
Josué no se apartaba del tabernáculo y anhelaba la presencia de Dios en su vida.

Éxodo 33: 15

Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”.

¿Tú le dices así a Dios?: Señor tengo este sueño y este anhelo, pero si no es tuyo no me permitas hacerlo.
Si tu presencia no ha de estar conmigo en este proyecto no me permitas hacerlo.

Yo sin el Espíritu Santo no soy nada y aquí ninguno de nosotros somos nada sin el poder del Espíritu Santo, por eso el que se gloríe, gloríese en el Señor, porque los dones le pertenecen a él. Gracias a Dios porque utiliza vasos de barro y en ellos deposita su excelencia.

Éxodo 33: 16 - 20

“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”.

Moisés halló gracia en los ojos de Dios.

La gracia de Dios está en nosotros cuando hay un corazón que se doblega delante de él. Dios lo que quiere de nosotros es nuestro corazón, quiere que nuestro corazón sea morada para él. 

Romanos 8: 28 

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. 

Los buenos momentos, los malos momentos, las circunstancias que estemos pasando, para los que amamos a Dios nos ayudan a bien. 

¿Crees que Dios te sacó del mundo para dejarte triste y arruinado?, ¿crees que Dios te sacó del mundo para dejarte tirado? Dios te sacó de allí, te llamó, te santificó para mostrar su gloria en cada uno de nosotros.

Romanos 8: 29 

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. 

Dios cuando empieza una obra la termina, no fue por casualidad que un día alguien te hablo de Dios, ya estábamos en los planes, en los pensamientos, en los propósitos de Dios.

¿Cuánto se demoró para que José fuera gobernador de Egipto? David fue ungido para llegar al trono, pero pasó mucho tiempo para que llegara. En ese tiempo Dios moldee el orgullo y la soberbia. Dejemos que el moldee nuestro corazón. 

Nosotros no podemos cambiar ni transformar nuestra familia en nuestras fuerzas, pero si buscamos la presencia de Dios y permitimos que moldee nuestro corazón entonces él trabaja con nuestras familias.

Nosotros somos el fruto de la obediencia de Jesucristo. Cristo no dijo que iba a hacer otra cosa sino que fue a la cruz del calvario como era la voluntad del Padre. 

Dice la Escritura que fue tanta la angustia de Jesucristo que vino un ángel del cielo para fortalecerle. Dios se valdrá de cualquier cosa para fortalecer nuestras vidas.

Romanos 8: 30 - 32

Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?  El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

Dios nos dio a su propio hijo.

Dice “¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Todas las cosas. 

Romanos 8: 33

“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?  Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,  ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.

¿Cuántos están convencidos en esta mañana, que ni el amor de ningún ser humano, ni el apego hacia nuestros hijos, ni el amor ni el apego hacia nuestras esposas y esposos, nada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús. 

El hombre falla y es  inconstante, hoy te dice sí y mañana no, pero el amor de Dios permanece para siempre y nada nos separará de él. 

El diablo te dice: es imposible que esa situación cambie, pero Jesucristo dice que sí.

Yo creo como dijo Job que mi redentor vive. Job lo creyó en medio de esa enfermedad, de la pérdida de su familia, en medio de la pérdida de sus finanzas, en medio de que estaba todo destruido, en medio de todo esto Job pudo decir: yo creo, yo confío que mi redentor vive.

La palabra de Dios dice levántate y resplandece porque ha venido tu luz y la gloria de Dios ha nacido sobre ti. 

Cuando Moisés subió al monte se veía cara a cara con Dios y dice que su rostro se iluminaba y dice que tenía que cubrirlo con un velo para que el pueblo no temiera. En Jesucristo fue quitado ese velo.
En Jesucristo nosotros podemos heredar las grandes promesas de Dios. Nos ha dado poder y autoridad sobre toda fuerza del enemigo y nada nos dañará.

Cristo es la luz verdadera que resplandece en medio de las tinieblas, él es la luz de nuestras vidas. 

Cuando Pablo vio una luz en el camino, era Jesús que le decía dura cosa es dar coces contra el aguijón, por qué me persigues Pablo y lo tumbón del caballo. Dios tenía un propósito con Pablo y este estuvo ciego por mucho tiempo.

A veces el enemigo quiere poner veneno en nuestros corazones haciéndonos creer que nos somos nada, que no somos dignos de que el Señor nos use, de que el Señor haga maravillas en nuestras vidas, que para Dios es imposible, pero ese velo es quitado en Jesucristo  y por la sangre de ese Cordero, por lo que hizo en la cruz, tenemos hoy nuestra bendición y nos paramos firmes en ella. 

Dice en Filipenses 2: 15: “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;” Sí se puede con la ayuda del Espíritu Santo.

Cuando eres humilde, Dios quita la mancha de tu corazón y te hace brillar en medio de una generación maligna y perversa. No dice que todo va a ser bueno, ni que va a ser fácil, dice: “en medio de una generación maligna y perversa”.

¿Viniste hoy para seguir en la misma condición y que las obras de la carne se manifiesten en tu vida?, sabiendo que tienes la presencia de Dios en tu corazón, el Espíritu Santo en tu vida.

Dice la palabra en Isaías 60 1 – 3

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”.

Esa luz en nuestras vidas es Cristo.

En Isaías 60: 15 dice

En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos los siglos

En Isaías 19 dice: 

El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria”.

Dios puso su gloria en nuestras vidas. Dile Aquí está mi corazón saca el engaño, la mentira, la ira de mi corazón. Dile Señor cámbiame.

domingo, 23 de agosto de 2015

Señales para la conquista



Una de las señales que Dios estableció para la salida de su pueblo de Egipto fue que celebraría la Pascua y que eso estaría celebrándose hasta que él volviera. Eso fue lo que hicimos hoy. 

Las señales para conquistar son

1-      La palabra de Dios

Deuteronomio 1: 21 -25

Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes. Y vinisteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar. Y el dicho me pareció bien; y tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu. Y se encaminaron, y subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol, y reconocieron la tierra. Y tomaron en sus manos del fruto del país, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron: Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da”.

Dios le dio una palabra al pueblo de Israel.

Lo primero que dijo fue mira, muchas veces no queremos mirar porque tenemos cerrados los ojos espirituales o porque no queremos ver más allá, ver lo que Dios nos está mostrando. 

Cuántas promesas te ha dado Dios y él nos está diciendo hoy mira.

Retomen y vuelvan a recordar lo que Dios les ha dado. ¿Qué te ha dado Dios y por qué te has olvidado?

Dice: “Jehová tu Dios te ha entregado”. No es el mundo, es Dios el que ha entregado las promesas.  A Veces nos esperanzamos en el hombre, o en el mundo o en lo que me pueda dar el dinero que tengo en el bolsillo. Jehová tu Dios te prometió. El justo por la fe vivirá.

No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Toda palabra de Dios es buena. 

Jehová tu Dios te ha entregado. ¿Usted por qué se ha dejado arrebatar su bendición? ¿Por qué se deja quitar las señales que Dios le ha dado? A veces nos las dejamos quitar por la duda. Le cree más al problema que a Dios que le dio la señal por su palabra. 

Luego dice “Sube y toma posesión de ella”. Sube a la presencia de Dios y toma posesión.

Párese en esas promesas que Dios le ha dado y que nada ni nadie lo muevan de ahí.

Dice: “no temas ni desmayes”, el temor nos hace dudar de quien fue el que nos habló, nos hace salir de la cobertura de Dios, el temor nos hace perder la capacidad de arrebatar y ser violentos.

El enemigo nos hace perder el contacto con Dios con el desánimo porque pasa el tiempo y no vemos respuesta.

Hoy tenemos que cambiar la actitud, ¿Cuántas veces nos viene diciendo el Señor que no miremos más el problema? El Señor nos dice que no miremos más las dificultades. Cuando miramos más las dificultades ya estamos derrotados. David no miró al problema, no miro al gigante, el miró a Dios porque él le dijo al gigante: “yo vengo a ti en el nombre de Jehová el Dios de los escuadrones de Israel a quien tu ofendiste”.

 Eso debemos decir nosotros: Yo vengo a ti en el nombre de Jesucristo y él dijo que me iba a sacar de esta situación, de esta encrucijada. 

En el versículo 22 dice: “Enviemos varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar”. Mire la duda, sabiendo que Dios ya les había dado la orden, pero no creyeron y mandaron espías. 

Dice en el 24: “… y reconocieron la tierra”. Estamos nosotros reconociendo las bendiciones que Dios nos entregó. Somos muy dados a reconocer sólo lo que ven nuestros ojos carnales, pero Dios no quiere que seamos así, Dios quiere que reconozcamos aunque no veamos nada. 

Reconozcamos la bendición que Dios nos dio, el fruto que Dios nos dio, reconozcámoslo ya.

Empiece a sentirse victorioso por lo que Dios le dio.

Dios nos da lo mejor. Es hora de que nosotros como pueblo de Dios, le demos lo mejor.

Cuando Cristo vino a nosotros empezó a formarse en nosotros el fruto del Espíritu Santo.

Dios quiere que esperemos en el regalo de él, en el fruto. 

No dijeron es buena la tierra que conquistamos, sino que dijo que era buena la tierra que Dios nos entrega, es buena la bendición que Dios nos entrega,

Deuteronomio 2: 24 – 25

Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él. Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti”.

Nos dice levantaos y salid. Cambie la actitud, cambie esa desesperanza, cambie esa duda. 

Salgamos de la mediocridad, de la pereza que no le deja arrebatar lo que Dios ya le dio.

Tenemos que tomar la actitud de sacudir el árbol para que caiga el fruto. Con la oración sacudimos las fortalezas de enemigo para que caigan las bendiciones. 

He entregado la bendición en tus manos dice el Señor. 

“Comienza a tomar posesión y entra en guerra”. Vemos la necesidad de la guerra espiritual. El enemigo no está charlando, él si está en guerra y nos ataca por todas partes. 

Las guerras espirituales son de mucha bendición. No nos dejemos meter la mentira de  que eso no se hace, porque el enemigo si está listo a atacarnos.

Dice hoy pondrá temor delante del enemigo, pero si nos levantamos. El Señor quiere que seamos decididos. Sobre los enemigos, sobre los que le han robado.

Deuteronomio 10: 12 – 14

Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella”.

Donde dice Israel ponga su nombre. 

Para que la palabra de Dios se cumpla en nuestra vida tenemos que obedecer a Dios, para que esas señales de Dios se vean en nuestra vida tenemos que obedecer a Dios. Nadie verá una señal de Dios si no obedece a lo que Dios le está diciendo. 

Qué pide Dios de ti, que le obedezcas, que andes en sus caminos.

Si andamos rectamente ante Dios el no se niega a lo que le pidamos. 

¿Nosotros si servimos a Dios con todo el corazón? Si le sirviéramos con todo el corazón nuestra actitud sería distinta. 

Para que tengas prosperidad, pero primero la demanda de la santidad. Si hay prosperidad, pero primero tenemos que estar en santidad.

Todas las cosas que hay en la tierra son de “Jehová tu Dios”.

Todas las cosas son de Dios, dueño del oro y de la plata. Nosotros lo limitamos porque pedimos con duda, o pedimos cosas muy pequeñas.

2-      La oración

Elías conquisto para que lloviera en las rodillas. ¿Quiere conquistar? Doble las rodillas.

Dios dice que todo al que se dispone le da. Todo esto va acompañado de la fe. Si no la tiene pídala a Dios.

Jonás 2: 

Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.  Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo; el alga se enredó a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra”.

Jonás se escondió, no obedeció a Dios. 

Cuando le damos la espalda al mandato que Dios nos, entramos en maldición.

Jonás cuando oro, estaba en un gran problema, estaba atrapado sin salida, la misericordia de Dios fue grande y respondió a su oración.

En medio de la angustia clamó a Dios y Dios lo oyó.

No importa el problema en el que estemos, o como estemos de derrotados Dios nos oye.

Los juicios nos sucede porque somos desobedientes a lo que Dios nos ordenó.

Declare, en medio de la dificultad que Dios lo salva. 

Tú, Dios mío, eres mi solución.

MI oración está llegando ante su presencia. 

La alabanza es importante.  Es una actitud de agradecimiento. 

Cuando Jonás reconoció, Dios lo sacó del problema.

3-      La revelación

Hechos 16: 8 – 10

Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.  Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”.

Dios le mostró a Pablo en una visión. Para tener visiones debemos tener una buena comunión con Dios.
Pablo no dudaba de lo que Dios le mostraba. ¿Nosotros estamos convencidos de lo que Dios nos ha mostrado?

4-       La Fe 

Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos”.

Estemos firmes en la fe en lo que Dios nos ha mostrado.

Si se pierde la fe se pierde todo.

No al miedo.

Cuando usted tiene seguridad el miedo desaparece. Si tiene miedo no tiene comunión con el Señor.

domingo, 16 de agosto de 2015

Al tercer día



Oseas 2: 8

Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal”.

Baal es el dios de los cananeos. Quien se entregaba a él no alababa al verdadero Dios.

Voy a hablar por mí (dice la mujer que está predicando en este momento) A mí me gustaba hacerme leer las cartas y el dinero para eso aparecía. Dios me daba el dinero y yo lo destinaba a lo que no glorificaba a Dios. Dios nos daba el dinero para las cosas que no eran de Dios. 

Por ese dinero yo le daba la gloria al dios que tenía en ese momento, no al Dios Todopoderoso que hoy reina en mi vida.

Aunque no reconocíamos que él nos daba todo, aun así Dios procuraba que el Espíritu Santo estuviera con cada uno de nosotros y nosotros no lo reconocíamos, no le dábamos la gloria al Dios Todopoderoso, sino al dios de ese momento, al dios de las circunstancias, al dios que nos movía.

Oseas 58: 15

Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán”.

Cuál de nosotros no llegó al Señor en una angustia, en un problema, cuál de nosotros no levantó los ojos al cielo y empezamos a decir: “¿Dónde está?” Yo fui de esas, yo levanté mis ojos y le dije: “¿dónde estás, no que eres Dios?

Estaba sirviendo a otros dioses, pero si le clamaba al Dios Todopoderoso que se mostrara en la necesidad. Y lo hacemos, y lo seguimos haciendo, seguimos cayendo en lo mismo. Seguimos diciéndole: “¿dónde estás?, y él dice: “hasta que reconozcan su pecado”. Tenemos que reconocer el pecado para que Dios se muestre en nuestras vidas. Cuando reconocemos nuestros pecados él se muestra por su infinita misericordia.

Oseas 6: 2

Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él”.

Hemos pasado tribulaciones, desiertos, el hambre, el frío y aquí viene el Señor al tercer día a levantarnos. 

Primero nos ha dado la provisión, luego nos ha puesto a reconocer el pecado y al tercer día es cuando nos levanta, nos dice: “aquí estoy yo soy tu Dios, el que todo lo puede hacer, el Todopoderoso.

Lucas 24: 46

y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día”;

La resurrección para cada uno de nosotros, de nuestros problemas, de nuestras dificultades, de nuestras situaciones se llama Jesucristo y es resucitado al tercer día. Todos somos conocedores de la palabra y sabemos que para Dios no hay tiempo. El tiempo de Dios es diferente al de cada uno de nosotros. Si contamos a partir de hoy la respuesta a lo que estamos pidiendo sería el martes. El tiempo de Dios es diferente la respuesta puede llegar hoy o mañana o el miércoles. Lo seguro es que llega.

Él dice que él maneja los tiempos diferentes, nuestros pensamientos son limitados. Dios es perfecto en su tiempo, no llega ni antes ni después. Será el tercer día para el Todopoderoso.

Isaías 58: 11- 12

Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”.

¿Cuándo nos ha faltado la palabra?, a pesar de haber pasado por cosas tremendas. El tercer día de Dios, no nos ha faltado la palabra, no nos ha faltado el agua. No me refiero al agua líquida, me refiero al agua que estamos bebiendo hoy, a esta agua pura que estamos atesorando en nuestros corazones. 

Esta palabra está hablando de nuestro Señor Jesucristo. La palabra de Dios habla de nuestro Señor Jesucristo desde el principio hasta el fin. 

Dice que los tuyos edificarán las ruinas porque nosotros somos los enviados a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestros vecinos, a los allegados y aun a los desconocidos.

Dice tuyos porque a través de nosotros llegaron, pero las almas que llegan son de nuestro Señor Jesucristo, a él le pertenecen. 

Isaías 60: 2 – 3

Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”.

La luz llega a nosotros cuando recibimos a Jesucristo y eso lo verá todo pueblo, toda nación si realmente estamos caminando con Dios, si realmente estamos permitiendo que el Espíritu Santo haga la obra en nosotros. 

I Corintios 6: 14

Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder”.

Nosotros cuando oramos y cantamos alabanzas decimos cuan poderoso es el Señor, pero realmente ¿lo tenemos en nuestro corazón?

Sabemos que el corazón bíblico es nuestra mente. 

Cuando le hacemos una petición a Dios en silencio sin mover los labios, Satanás no puede saber lo que le estamos pidiendo a Dios.

Yo lo proclamo con mi boca Satanás se entera. El también como nos conoce cuando estamos dispuestos o no, por nuestros gestos, por la postura de nuestro cuerpo.

La palaba de Dios dice que Dios levantó al Señor y también nos levanta a nosotros  a pesar de los tropezones o las caídas. 

¿Qué tanta disposición tengo yo para aceptar que al tercer día el Señor hará la obra? Al tercer día renacerá el Señor Jesucristo en mí.

A veces sentimos que la cobertura de Dios está en nosotros, que su mano poderosa está sobre nosotros y cuando estamos pasando la prueba dejamos de ver la mano poderosa de Dios sobre nosotros, lo digo por mí, no veo la mano de Dios.

La mano de Dios siempre está con nosotros su mano da la vuelta y nos levanta, pero cuando nos deja pasar la prueba nos desesperamos.

Cristo Jesús hace ese tercer día real. Cuando nos desesperamos es porque se nos olvidó reconocer nuestro pecado, se nos olvidó que él, al tercer día, hace la obra. 

La palabra de Dios es santa como él es santo. 

Si le pidiéramos a Dios y le dejáramos que se moviera en cada uno de nosotros volaríamos en milagros, en fe, en sanidad, en cada situación.

Estamos permitiendo que las emociones nos manejen, que la incredulidad nos golpee, poner la mirada en el hombre, estamos permitiendo que nuestra mirada se ponga en cosas que Dios no quiere. Tenemos que tener la mirada puesta en Cristo Jesús.

Efesios 5: 14

“Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”.
A nosotros nos toca despertarnos, dejar de  dormir.

Dios nos está diciendo que seguimos dormidos, sin arrebatar, que seguimos pidiendo, pero pidiendo si creer.
Dios nos viene diciendo que pidamos una unción mayor, que dejemos la mediocridad y Dios sigue diciéndonos que no nos quedemos en la mediocridad, ni en el conformismo.

Efesios 4: 30

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.

Estamos sellados por el Espíritu Santo. 

Tan estamos sellado que antes de que Dios me tomara, conocí una chica que era cristiana y como a mí me gustaba que me leyeran las cartas me fui con ella a donde una señora que eso hacía. La muchacha entró y salió, la señora le dijo que no se las podía leer porque había algo en ella que no permitía leer la suerte. Esa muchacha estaba sellada por el Espíritu de Dios. 

Cuándo salí le pregunte a la amiga: “¿Por qué a mí sí y a usted no?” Ella me contesto: “Es que yo soy cristiana”.

Somos sellados con el Espíritu Santo.

Les quiero compartir cuando el Señor Jesucristo llegó a mi vida en la última oportunidad.

Él llegó en el momento que no me imaginé. Mi mejor amiga de parranda, de fiestas se tomó un frasco de veneno. Yo conocía a una señora llamada María que me dijo que ella conocía a unas personas que me podían ayudar. 

Yo había sido muy altanera con mi amiga y le dije que lo que ella quería era llamar la atención, que no quería morirse. Ella empezó a llorar y yo le tiré el teléfono y también me puse a llorar porque era una amiga que quería mucho.

La señora María me dio el teléfono de don Carlos. Yo llamaba y me contestaba doña Diana, la esposa de don Carlos, diciendo: “la paz de Dios”.  

Yo inmediatamente pensé, esto es una parroquia. Sin embargo repetí la llamada y doña Diana me dijo: “déjele su número telefónico   que él la llama mañana a las ocho”.

A las ocho sonó el teléfono, era don Carlos. Qué sorpresa cuando él me dijo: “la paz de Cristo esté en tu corazón”. Me quedé muda, no sabía qué decir porque sentí por el teléfono la unción del Espíritu Santo a través de don Carlos. Esto demuestra que el Espíritu Santo si sella. 

Le expliqué lo que pasaba, hicimos una cita para el sábado a las dos y media de la tarde. Quedé muy impactada.

Ellos llegaron puntuales a las dos y media, pero mi amiga llegó a las tres y media.

En esa hora el Espíritu Santo trata conmigo a través de don Carlos, mientras doña Diana la esposa oraba en voz muy baja. 

Llegó mi amiga con una gaseosa y unos pastelitos como si viniera para un paseo. Yo la regañe y le dije muchas cosas, creo que ellos oyeron porque yo hablo muy duro. Le decía: “yo con esas personas allá hace una hora hablándome, y eso es para usted no para mí. Vinieron por usted”. 

Subimos y me volví a poner la careta de la amabilidad para presentarles a mi amiga.

Nos dice don Carlos: ¿ustedes recibieron a Cristo? Yo si lo había recibido, ya había estado en una iglesia cristiana. Don Carlos empezó a dirigir la oración de fe para que mi amiga recibiera a Cristo y yo me quebranté, lloré. ¿El Espíritu Santo iba por ella? No. Iba por mí. MI Señor Jesucristo vino a recogerme a mí, ese fue mi tercer día, me recogió a mí. 

Yo era en llanto y mi amiga se reía, seguía en su soberbia porque no era por ella que venía el Espíritu Santo sino por mí, era por mi vida, era mi tercer día, era mi encuentro con Jesucristo.

Cuando ya se iban, de pronto se devolvió don Carlos y me dijo: “así te dice el Señor Jesucristo”, el rostro le cambió, yo  no entendía, pero vi cuando le cambió el rostro y no era don Carlos el que hablaba, era el Espíritu Santo que estaba hablando a mi vida y dijo: “Esta es tu última oportunidad, este es el último vagón o te coges de él o te mueres, esta es la última oportunidad”.

Ellos se fueron. El trato para cada uno no es igual, pero para mí si fue ese tercer día. 

Cuando ellos se fueron, por no creer que estamos sellados con el Espíritu Santo, nos echamos las cartas, tomamos tinto y fumamos. 

Al tercer día de este suceso yo me acosté y viví la experiencia que me tiene aquí parada, al amanecer desperté y vi a mi lado un cuasimodo, un hombre pequeño y maletón con la cara llena de verrugas, y me tenía abrazada, había también un hombre fuerte, era alto con un vestido largo como de monje con las manos resguardas, cada una en la maga contraria. Al pié del hombre fuerte había otro cuasimodo, el que mandaba era el grande, el hombre fuerte al que yo le había entregado antes mi vida y que había borrado en el momento que recibí Cristo.

Tenía que vivir esta experiencia para para saber que el Espíritu Santo realmente sella, que la oración es fuerte y que Dios está en nuestras vidas. 

El primer cuasimodo daba un paso, y el grande también lo daba. Ninguno daba el frente siempre estaban de lado. Venían reclamar lo que yo había rechazado el día que recibí a Cristo, venía reclamar que yo era de él, venía por mi alma, porque aunque el Señor me había limpiado a través de sus siervos. Yo pisoteé lo que ellos habían hecho. Pero Dios por su misericordia me daba otra oportunidad. Esto demuestra que el Señor si sella con su Espíritu Santo.

Cuando vi que esos seres se estaban acercando yo cerré los ojos y todo lo que oí a través de don Carlos y doña Diana llegó a mi mente, la oración y todo. Vienen por mi alma porque me hice leer las cartas.
Empecé a orar y a orar y a clamarle misericordia al Señor. De pronto grité: “Dios yo te necesito”. Cuando grité esto los seres explotaron. 

Me senté y le pedí perdón a Dios y le dije: “Señor ten misericordia de mí”. 

Me quedé dormida, había perdido el sello del Espíritu Santo pero Dios me volvió a respaldar con su sello.
Este es el tiempo perfecto de Dios. Estamos sellados por el Espíritu Santo de Dios.

Dios si está con nosotros.