lunes, 25 de mayo de 2015

Jesús, El pan de vida eterna



Que creemos que la gente por qué buscaba a Jesús, En Juan 6 dice que la gente buscaba a Jesús y que lo buscaban no solamente por las señales que hacía, no solamente porque los sanaba. El siempre estaba atento a las necesidades de las personas y de las necesidades que las personas  tenían, pero miremos que una palabra dice que no lo buscaban por las señales sino por el pan que les daba y que saciaban sus almas.

Nosotros venimos acá no solo por un milagro, muchos venimos porque Dios nos puede hacer libres, en Dios están esas  palabras de consuelo y de vida eterna que el mundo necesita.

En la cruz Jesús dijo unas palabras que entraron al corazón de muchas personas, dijo palabras de sabiduría, palabras de gracia.

Se decía y se dice que nunca un hombre había hablado así como Jesús. Cuando vinieron a juzgar a la mujer adultera y él dijo el que esté libre de pecado lance la primera piedra. ¿Cuándo un hombre había dicho esas cosas? Todos esperaban que él apedreara a esa mujer, pero  ellos acusados por sus conciencia, ¿quién podía decir que estaba libre de pecado?

Siempre las palabras de Jesucristo eran palabras que levantaban al caído, palabras de gracia, siempre tenía la palabra para cada situación y cada momento.

Dios quiere poner hoy en nuestro corazón: sus palabras, las palabras de Dios y sus promesas son las que nos van a ayudar a seguir hacia adelante. Las palabras de Dios dan vida al mundo, Dios nos encontró y nosotros no sabíamos que éramos especial tesoro para Dios, no sabíamos que Dios tenía un propósito para nuestras vidas, lo vinimos a entender cuando Jesús se reveló a nuestras vidas, por su gracia y misericordia.

El amor de Dios no se compara con  el amor de ningún ser humano, es tan grande que es incondicional. Nos ama como somos, pero quiere cambiar nuestros corazones, quiere hacer cosas grandes y maravillosas en nuestras vidas.

El salmo 139 dice: “mi embrión vieron tus ojos”, o sea que las primeras manos que nos tocaron fueron las de Dios. Cuando estábamos en el vientre de nuestras madres, Dios ya había pensado en nosotros y nos había creado con  un propósito y que sus manos fueron las primeras que nos toca.

La gente se pierde porque no quiere recibir el amor de Dios, porque no quieren obedecerle, porque no quieren creer a sus promesas, porque no quieren aceptar el sacrificio que Jesús hizo en la cruz, porque quieren seguir doctrinas y religiones, pero no quieren  tener comunión con el Hijo de Dios, la gente se pierde porque no quiere tener la verdad es su corazón, de que es el amor de Dios la que nos impulsa a seguir adelante.

Joel 1: 1 -20

“Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel. Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado. 

Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. 

Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas. Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.
Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo. El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite. Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo. 

La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres. Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación. Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová. ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso. ¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios? 

El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes destruidos; porque se secó el trigo. ¡Cómo gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También fueron asolados los rebaños de las ovejas. A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo. Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto”.

Vemos una situación muy horrible que estaba viviendo este pueblo. En este tiempo también se está viviendo una situación muy horrible, de mucha maldad.

El mosto y el vino es el gozo de la presencia de Dios. El gozo del Espíritu Santo. El aceite la presencia de Dios en nuestras vidas.

Dice que los árboles del campo se ha secado y la palabra de Dios dice que nosotros somos árboles justicia de Dios. Árboles de justicia plantío de Dios, para justicia de él. Dios dice que nosotros somos esos árboles que Dios quiere que demos fruto. Y dice en este pasaje que eso árboles se han secado.

Dice que ¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios? 

Hay veces que venimos por venir solamente o cuántas veces estamos tan desanimados que decimos vamos a la oración, pero no pasa nada en la oración. O no venimos con gozo con alegría de corazón, pensando en sus promesas, hemos perdido ese gozo y esa presencia de Dios.

En el 10 dice: “El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite”. Está el trigo y la cizaña, pero a veces parecemos más cizaña que trigo. Dios quiere que ese trigo se vea sobre la cizaña, que esa luz que hay en nuestros corazones que recibimos como hijos de Dios que se deje ver en nuestras vidas.

La única manera de que esta tierra pudiera tener la misericordia de Dios era que convirtieran su corazón a Dios. La tierra estaba desierta, ¿cómo está su corazón en este día? ¿Será que tiene ese vino? ¿Será que tiene ese aceite?

Necesitas ese aceite de Dios, necesitas ese pan que sacie tu alma. De la única manera que Dios manda ese pan sobre su pueblo es cuando hay una conversión genuina de parte de nosotros Veamos lo que dice en:

Joel 2:12 – 17

“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.  Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? 

Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?” 

Y es lo que nos dice el enemigo y lo que dicen muchas personas: “¿dónde está su Dios?”, pero nosotros pisoteamos el nombre del Señor.

La condición del hombre no es porque Dios quiera sino por nuestra desobediencia y por nuestra mediocridad.

Joel 2: 18 – 19

“Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones”.

Cómo es posible que vengamos a la oración y todo salga igual y no hayamos arreglado las cuentas con nuestros hijos, con nuestros cónyuges, y siga lo mismo y Dios dando la palabra y nosotros lo mismo.

Dios lo que mira es nuestro corazón, cuando dejas que el Espíritu Santo te redarguya y te arreglas con tu hermano y pides perdón hay temor en tu corazón, pero cuando perdemos ese temor de Dios ahí no hay nada. Porque hemos contristado al Espíritu Santo y nosotros sin la guía del Espíritu Santo, sin su dirección en nuestras vidas, no somos nada.

La historia del rey David no permitió la guía del Espíritu Santo y su pecado tuvo consecuencias. Nosotros muchas veces recibimos la palabra de Dios y vemos que es muy bonita, pero no dejamos que penetre hasta lo más profundo de nuestro corazón. Todo lo que paso con David dice la palabra que fue desagradable ante los ojos de Dios y Dios mandó su profeta a David  y él mismo juzgó por un ejemplo su propia condición. 

Nosotros a veces juzgamos la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el nuestro.

Lo que siente David cuando fue desenmascarado es lo que sentimos nosotros cuando somos puestos en evidencia.

David conocía a Dios y calló su pecado y la presencia de Dios no estaba fluyendo en su vida Dice David en un salmo: Mientras calle envejecieron mis huesos. No enmendó sus pecados hasta que no llegó el profeta y se lo dijo. Así somos nosotros por qué no enmendamos nuestros errores delante de Dios. Tenemos que esperar que Dios ponga a alguien a que nos diga lo  que tenemos que hacer,  cuando Dios nos habla a través de su palabra diciéndonos: Guarda tu corazón. Dios nos da la capacidad para pedir perdón y para perdonar. 

Si no hay cambio ni arrepentimiento genuino en nuestras vidas no pasa nada y no viene el gozo que Dios da a los que le buscan. En los momentos difíciles muchos buscan a sus dioses o a otras personas, pierden la fe. En momentos de hambre nos llenamos de desanimo, se pierde la fe, tomamos decisiones, insensatas que traerán consecuencias.

La única manera de que Dios tenga misericordia de nosotros es que nosotros nos volvamos a él.
 
Ruth 1: 1:22 Había en ese pasaje un momento de hambre. Nohemí no tenía la fe de que Dios podía darles pan a ellas. Orfa se volvió a su casa y a sus dioses, volvió a las cosas de antes, Ruth creyó a las promesas de Dios , creyó en el dios que podía sanarla, que podía proveerla y no quería volver atrás por nada.

Cuantas veces tenemos todo bien y todo se derrumba, pero si no nos refugiamos en Dios, ¿en quien lo vamos a hacer?, Ruth si creyó en el  Dios de Nohemí. Mas adelante en Ruth 2 dice que empieza Ruth a trabajar en unos campos de un familiar de Nohemí, que era rico y dice que halló gracia ante los ojos de este hombre y que fue reconocida por todo lo que había hecho por su suegra, así nosotros somos reconocidos en nuestra fe cuando hemos decidido de todo corazón creerle al Señor. 

Dios empezó a levantar a Ruth y a traer bendición a su casa y Nohemí empezó a ver que Dios podía restaurar su alma y así lo hizo Dios empezó a restaurar el alma y el corazón de Nohemí y empezó a hacer una obra en el corazón de Ruth.

Jehova recompense tu obra. No es en vano buscar a Dios, él ha sido nuestro refugio. El salmo 91 tiene muchas promesas. El nos librara de todo. Dios destruirá a todos nuestros enemigos, a todos los que se levanten contra nuestras vidas, Si nosotros caminamos con nuestro Dios, fieles a él Dios avergüenza nuestros enemigos.

Así como restauró el alma de Nohemí, Dios quiere restaurar el alma de nosotros hoy, Dios quiere darnos sus promesas y quiere sanar nuestros corazones,

Salmo 90: 1 – 2

“Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo,  desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”.

domingo, 17 de mayo de 2015

El Fuego



El fuego purifica y Dios quiere que nuestros corazones sean purificados, que sean lavados de tantas cosas que tenemos, que se mueven, todavía, en nuestras vidas, de tanta mediocridad, de tanto conformismo, de tanta religiosidad, de la idolatría, de la inmundicia, de la soberbia. De todo eso que no se debiera ver ya en nuestros corazones.

Estamos pidiendo la llenura del Espíritu Santo y él no se va a derramar en una vasija sucia.
 
Jeremías 23: 29

“¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”

Ese fuego tiene que purificar nuestros corazones, tiene que quemar todo aquello que esté estorbando, en nuestras vidas, a su Santo Espíritu. Que ese fuego consuma en nuestras vidas todo pecado.

No se entiende cómo nosotros teniendo al Espíritu Santo consolador,  y nos estamos sintiendo tristes, sintiéndonos solos. No nos podemos sentir desolados. 

La palabra quebranta un corazón duro, un corazón donde hay incredulidad.  Muchas veces no sucede nada en nuestras vidas porque nosotros no permitimos que el Espíritu Santo llegue a lo más profundo de nuestros corazones. 

Permita que el Espíritu Santo quebrante ese pecado que está estorbando su bendición, pídale al Señor: “señor que este martillo, que es tu palabra, quebrante lo que está estorbando en mi vida”.

Malaquías 3: 2 – 3

2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. 3  Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia”.

El anuncia cuando llega, se manifiesta en fruto, en lenguas, en sanidades, en poder y gloria. 

Él no se va de la vida del hombre, pero por nuestro pecado se contrista. Cuando hay pecado, él no fluye, no se manifiesta. Y la culpa es nuestra por nuestra irresponsabilidad.

Si usted se siente lleno del Espíritu Santo, pida más, los hijos de Dios no nos conformamos queremos cada vez más de sus Santo Espíritu.

El que habla en lenguas habla misterios con Dios.

Cuando el Señor llega es algo indescriptible, uno no puede soportar ese fuego, uno tiene  que postrarse delante de su presencia.

Es tan grande cuando viene,  con los regalos que viene que usted no lo puede creer. 

El Espíritu Santo cuando llega, llega a purificar.

Cuando él llega nosotros presentamos sacrificios de gratitud. 

Si usted ya sintió el Espíritu de Dios y ahora no lo siente como esas veces, debe preguntarse ¿qué pasó?

Nosotros no debemos dejar apagar el Espíritu Santo en nuestras vidas por nada, así se presenten dificultades y tribulaciones. Que nada ni nadie nos quite esa paz que él da. Cuando se pierde es porque nuestra relación con Dios no es buena. 

Si estamos continuamente en la presencia de Dios, él no nos deja perder esa presencia. 

Hay muchos ejemplos: Pablo un hombre perseguido, golpeado, en cárceles y nunca dejaba de alabar a Dios.

Jeremías 20: 9

Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude”.

Trató de no volver a hablar de Dios, pero no podía porque el Espíritu de Dios era muy fuerte en su vida.
Dígale al Señor: yo quiero sentir ese fuego.

Cuando la presencia de Dios llega a la vida de un ser humano, el hombre tiene que doblegarse ante esa presencia.  Que ese fuego también sea ardiente en nuestros huesos.

II Crónicas 7: 1

Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa”.

Salomón estaba orando. Cuánto tiempo le dedicamos al Señor.

Cuando estamos orando se debe sentir la presencia de Dios, la gloria de Dios fluyendo en nuestras vidas. 
Dios quiere llenar su templo, su casa que somos nosotros. Pero nosotros tenemos que venir con una actitud de disposición. 

Cuando el Espíritu santo llegó en pentecostés como fuego, dice la Escritura que “estaban todos unánimes juntos”  y estaban orando.  Todos tenían un mismo sentir, estaban orando por un mismo propósito.  Todos fueron llenos del Espíritu Santo porque todos estaban dispuestos.

Muchos estamos tomando una actitud religiosa y la maldita religión es la que ha mandado muchas almas al infierno. Pidamos a Dios que cambie es actitud por una actitud espiritual y de disposición hacia él.
No vengamos acá con la actitud de “vamos a ver qué pasa”. No haga eso, sino que  diga: yo voy porque Dios me va a hablar, porque Dios está conmigo.

I Reyes 18: 24

Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho”.

Pasemos al versículo 36 al 39

36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. 38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. 39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”

Elías era un hombre, un ser humano y nosotros lo somos. Si nosotros oramos con fe Dios responde. En nosotros no sucede nada porque no clamamos con fe.

Juan 7: 37 – 38

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.

Cada vez que nos reunimos es una fiesta y en una fiesta hay gozo. Vengamos a este lugar en gozo, vengamos avivados. 

Si alguno tiene necesidad, busca al Señor. Es también para necesidades espirituales. Los ríos sale del interior, de lo más profundo, pero cuando expresamos la necesidad: “quiero más de ti”.

No debe haber desesperanza, debe haber vida. 

Nos tienen que acompañar los prodigios y los milagros porque hay vida. 

Levítico 6: 13

El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará”.

No se apagará, preguntémonos, ¿por qué se está apagando?

El fuego arde cuando le echamos leña, combustible. Debemos pues alabar y orar esos son el combustible.
Si oramos con fe, con autoridad y eso tiene que dar fuego. 

Isaías 58: 13 – 14

Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado”.

En nosotros tiene que haber la necesidad, actitud de volver al primer amor. Nuestro reposo es Jesucristo.
 Ya no es lo que queremos hacer nosotros, es lo que Dios quiera.

Muchas veces cambiamos a Dios por muchas situaciones.

Todos los días son santos para Dios. 

Digámosle a Dios que ya no queremos hacer nuestra voluntad, sino que tenemos un dueño que se llama Jesucristo.

La reunión de nosotros debe ser una delicia. Acá venimos a gozarnos en su presencia. Venimos a ver qué promesas y qué demandas tiene Dios para nosotros.

Por eso pedimos que Dios ponga sus palabras en nuestros labios. 

Buscar la propia voluntad es creer que Dios tiene que responderme de acuerdo con lo que nosotros queremos.

Cuando nos rendimos a él y le damos lo mejor a él, nos deleitaremos en él. Él nos hará vivir en el fuego en todo momento.

Tenemos que expresar la necesidad y tenerlo a él en el primer lugar.

domingo, 10 de mayo de 2015

Ellos en lo uno y nosotros en lo otro



Es tiempo de una marcada definición, es tiempo de una marcada separación, juntos, pero no revueltos.

Haga su trabajo con excelencia, como para nuestro Señor Jesucristo, no como para los hombres o para que lo vean.

Basados en

Romanos 10: 1 - 4

“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”. 

El hablaba para Israel y oraba por Israel porque Israel rechazaba el evangelio. 


Acá estamos hablando de los religiosos.

Se tiene celo de Dios, pero no conforme a ciencia, no conforme a su palabra. Los religiosos se salen de su palabra.

Hacen lo que a ellos les parece que agrada a Dios, pero lo que realmente tienen es una mixtura, ve uno católicos y evangélicos asistiendo al culto, sembrando, pero ponen la mirada en el hombre, hacen cosas livianas están por la prosperidad y hacen cosas muy lindas, pero no conforme a ciencia. 

El que ahora predica de la santidad, del compromiso con Dios, no es mirado bien. En las denominaciones casi no se habla del rapto y de la santidad que tiene que tener para irse en ese rapto. No se habla mucho de la obediencia integral, hablan de la obediencia por pedacitos, donde les conviene que es en donaciones, diezmos y primicias.

“…Procurando la suya propia”, como a ellos les conviene porque aman más la gloria del mundo que la gloria que procede del Padre. Acá lo dice claro Romanos 10: 3: “porque ignoran la justicia de Dios”, pero este ignorar es voluntario como dice en 2ª de Pedro 3: 5, porque tanto Cristo como el Espíritu Santo se habían presentado en Israel, Cristo durante 3 años de ministerio y el Espíritu Santo en el aposento alto y fue notorio para todo Israel y en seguida los apóstoles se dispersaron a predicar.

De pablo decían que era una plaga, esto indica que si había escuchado, entonces si ignoran voluntariamente. Esto ocurría en el siglo primero donde no había todas las comunicaciones que hay ahora por medio de la internet, cómo será en este tiempo.

Pablo era notorio y comprometido, no se parece al ahora donde todo es aleluya, gloria amen y con una mediocridad bien grande. 

Miremos el versículo 4: “porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”.  Seguir sus pisadas, no es lo que nos parece sino seguir a Cristo conforme a su palabra, ellos el uno y nosotros en lo otr.

Romanos 10: 12-21

“12. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! 16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. 18 Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras. 19 También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con pueblo insensato os provocaré a ira. 20 E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. 21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor”.

Empecemos subrayando “todos los que le invocan”, invocar el nombre de Nuestro Señor Jesucristo de una manera eficaz es “apártese de iniquidad todo aquel que invoque el nombre del Cristo” (2ª Timoteo 2:19)

Aunque difícil, si estamos con Dios todo se puede, Cristo ya hizo la mayor parte por nosotros y si no nos está yendo bien es porque no tenemos comunión con su hermoso Espíritu Santo.

Miremos el 13, la palabra de Dios ha sido muy predicada, nosotros mismo tenemos mucha palabra consignada y a veces no hemos creído como debe ser porque viene la situación y nos mueve y si esto sucede nos pasamos al grupo de “ellos”: “Ellos en lo uno y nosotros en lo otro” y lo otro es estar en Cristo Jesús, creyendo su palabra.

En el 14 esto no es predicar por predicar, si no es bajo la dirección del Espíritu Santo.

“Mas no todos obedecieron al evangelio”, este versículo es clave, todos escucharon, pero no todos obedecieron: ellos el uno y nosotros el otro, ellos en la desobediencia y nosotros en la obediencia, ahí se distingue el hijo de Dios y otra característica del hijo de Dios es que dependemos 100% de Jesucristo porque “separados de mí nada podéis hacer”.

Las religiones y grupos dependen mucho de las obras y de lo que hagan, pero nosotros dependemos totalmente de  Jesucristo, no nos movemos si la voz del pastor (Jesucristo) no nos dice que nos movamos.
Si Jesucristo volviera en este siglo como sacaría a los cambistas, a los que se enriquecen en denominaciones con el evangelio.

Dios a través de nosotros está provocando, desde el siglo primero a celos a su pueblo Israel, pero a nosotros se nos está acabando la hora de los gentiles, se está cerrando las puertas de la gracia a los gentiles y se empieza a abrir el panorama para Israel, por eso es que nosotros debemos procurar cuidar esta salvación y que Dios nos utilice bien lindo en ganar almas. Esas almas hay que engendrarlas en oración y Dios las pone para que él, a través de nosotros, las ubique en su iglesia, en la de Jesucristo.

Dígale a Dios llévame a los que son, a los herederos de la salvación, que no echemos las perlas a los cerdos sino que seamos totalmente dirigidos por el Espíritu Santo a los que realmente son.

El 21 dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor. Que este no vaya a ser el caso de nosotros. Somos ovejas de su prado: ellos en lo uno y nosotros en lo otro:

Ezequiel 3: 27 

“Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde son”.

Dios nos está invitando a que seamos obedientes en todo: ellos en lo uno y nosotros en lo otro. Cristiano a ser hijos realmente, a brillar con la luz propia del Espíritu Santo, no podemos seguir divagando entre dos pensamientos.

Isaías 6: 8-10 

 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.