Que creemos que la gente por qué
buscaba a Jesús, En Juan 6 dice que la gente buscaba a Jesús y que lo buscaban
no solamente por las señales que hacía, no solamente porque los sanaba. El
siempre estaba atento a las necesidades de las personas y de las necesidades
que las personas tenían, pero miremos
que una palabra dice que no lo buscaban por las señales sino por el pan que les
daba y que saciaban sus almas.
Nosotros venimos acá no solo por
un milagro, muchos venimos porque Dios nos puede hacer libres, en Dios están
esas palabras de consuelo y de vida
eterna que el mundo necesita.
En la cruz Jesús dijo unas
palabras que entraron al corazón de muchas personas, dijo palabras de
sabiduría, palabras de gracia.
Se decía y se dice que nunca un
hombre había hablado así como Jesús. Cuando vinieron a juzgar a la mujer
adultera y él dijo el que esté libre de pecado lance la primera piedra. ¿Cuándo
un hombre había dicho esas cosas? Todos esperaban que él apedreara a esa mujer,
pero ellos acusados por sus conciencia,
¿quién podía decir que estaba libre de pecado?
Siempre las palabras de
Jesucristo eran palabras que levantaban al caído, palabras de gracia, siempre
tenía la palabra para cada situación y cada momento.
Dios quiere poner hoy en nuestro
corazón: sus palabras, las palabras de Dios y sus promesas son las que nos van
a ayudar a seguir hacia adelante. Las palabras de Dios dan vida al mundo, Dios
nos encontró y nosotros no sabíamos que éramos especial tesoro para Dios, no
sabíamos que Dios tenía un propósito para nuestras vidas, lo vinimos a entender
cuando Jesús se reveló a nuestras vidas, por su gracia y misericordia.
El amor de Dios no se compara
con el amor de ningún ser humano, es tan
grande que es incondicional. Nos ama como somos, pero quiere cambiar nuestros
corazones, quiere hacer cosas grandes y maravillosas en nuestras vidas.
El salmo 139 dice: “mi embrión
vieron tus ojos”, o sea que las primeras manos que nos tocaron fueron las de
Dios. Cuando estábamos en el vientre de nuestras madres, Dios ya había pensado
en nosotros y nos había creado con un
propósito y que sus manos fueron las primeras que nos toca.
La gente se pierde porque no
quiere recibir el amor de Dios, porque no quieren obedecerle, porque no quieren
creer a sus promesas, porque no quieren aceptar el sacrificio que Jesús hizo en
la cruz, porque quieren seguir doctrinas y religiones, pero no quieren tener comunión con el Hijo de Dios, la gente
se pierde porque no quiere tener la verdad es su corazón, de que es el amor de
Dios la que nos impulsa a seguir adelante.
Joel 1: 1 -20
“Palabra
de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel. Oíd esto, ancianos, y escuchad,
todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los
días de vuestros padres? De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros
hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Lo que quedó de la
oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la
langosta comió lo que del revoltón había quedado.
Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león.
Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas. Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.
Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo. El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite. Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo.
La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres. Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación. Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová. ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso. ¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?
El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes destruidos; porque se secó el trigo. ¡Cómo gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También fueron asolados los rebaños de las ovejas. A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo. Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto”.
Vemos una situación muy
horrible que estaba viviendo este pueblo. En este tiempo también se está
viviendo una situación muy horrible, de mucha maldad.
El mosto y el vino es el
gozo de la presencia de Dios. El gozo del Espíritu Santo. El aceite la
presencia de Dios en nuestras vidas.
Dice que los árboles del
campo se ha secado y la palabra de Dios dice que nosotros somos árboles
justicia de Dios. Árboles de justicia plantío de Dios, para justicia de él.
Dios dice que nosotros somos esos árboles que Dios quiere que demos fruto. Y
dice en este pasaje que eso árboles se han secado.
Dice que ¿No fue
arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de
la casa de nuestro Dios?
Hay veces que venimos por
venir solamente o cuántas veces estamos tan desanimados que decimos vamos a la
oración, pero no pasa nada en la oración. O no venimos con gozo con alegría de
corazón, pensando en sus promesas, hemos perdido ese gozo y esa presencia de
Dios.
En el 10 dice: “El campo
está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el
mosto, se perdió el aceite”. Está el trigo y la cizaña, pero a veces parecemos
más cizaña que trigo. Dios quiere que ese trigo se vea sobre la cizaña, que esa
luz que hay en nuestros corazones que recibimos como hijos de Dios que se deje
ver en nuestras vidas.
La única manera de que
esta tierra pudiera tener la misericordia de Dios era que convirtieran su
corazón a Dios. La tierra estaba desierta, ¿cómo está su corazón en este día? ¿Será
que tiene ese vino? ¿Será que tiene ese aceite?
Necesitas ese aceite de
Dios, necesitas ese pan que sacie tu alma. De la única manera que Dios manda
ese pan sobre su pueblo es cuando hay una conversión genuina de parte de
nosotros Veamos lo que dice en:
Joel 2:12 – 17
“Por
eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con
ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos,
y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo
para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién
sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es,
ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?
Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?”
Y es lo que nos dice el
enemigo y lo que dicen muchas personas: “¿dónde está su Dios?”, pero nosotros
pisoteamos el nombre del Señor.
La condición del hombre no
es porque Dios quiera sino por nuestra desobediencia y por nuestra mediocridad.
Joel 2: 18 – 19
“Y
Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. Responderá Jehová,
y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados
de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones”.
Cómo es posible que
vengamos a la oración y todo salga igual y no hayamos arreglado las cuentas con
nuestros hijos, con nuestros cónyuges, y siga lo mismo y Dios dando la palabra
y nosotros lo mismo.
Dios lo que mira es
nuestro corazón, cuando dejas que el Espíritu Santo te redarguya y te arreglas
con tu hermano y pides perdón hay temor en tu corazón, pero cuando perdemos ese
temor de Dios ahí no hay nada. Porque hemos contristado al Espíritu Santo y nosotros
sin la guía del Espíritu Santo, sin su dirección en nuestras vidas, no somos
nada.
La historia del rey David
no permitió la guía del Espíritu Santo y su pecado tuvo consecuencias. Nosotros
muchas veces recibimos la palabra de Dios y vemos que es muy bonita, pero no
dejamos que penetre hasta lo más profundo de nuestro corazón. Todo lo que paso
con David dice la palabra que fue desagradable ante los ojos de Dios y Dios
mandó su profeta a David y él mismo
juzgó por un ejemplo su propia condición.
Nosotros a veces juzgamos
la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el nuestro.
Lo que siente David cuando
fue desenmascarado es lo que sentimos nosotros cuando somos puestos en
evidencia.
David conocía a Dios y
calló su pecado y la presencia de Dios no estaba fluyendo en su vida Dice David
en un salmo: Mientras calle envejecieron mis huesos. No enmendó sus pecados
hasta que no llegó el profeta y se lo dijo. Así somos nosotros por qué no
enmendamos nuestros errores delante de Dios. Tenemos que esperar que Dios ponga
a alguien a que nos diga lo que tenemos
que hacer, cuando Dios nos habla a
través de su palabra diciéndonos: Guarda tu corazón. Dios nos da la capacidad
para pedir perdón y para perdonar.
Si no hay cambio ni
arrepentimiento genuino en nuestras vidas no pasa nada y no viene el gozo que
Dios da a los que le buscan. En los momentos difíciles muchos buscan a sus
dioses o a otras personas, pierden la fe. En momentos de hambre nos llenamos de
desanimo, se pierde la fe, tomamos decisiones, insensatas que traerán
consecuencias.
La única manera de que
Dios tenga misericordia de nosotros es que nosotros nos volvamos a él.
Ruth 1: 1:22 Había en ese
pasaje un momento de hambre. Nohemí no tenía la fe de que Dios podía darles pan
a ellas. Orfa se volvió a su casa y a sus dioses, volvió a las cosas de antes,
Ruth creyó a las promesas de Dios , creyó en el dios que podía sanarla, que
podía proveerla y no quería volver atrás por nada.
Cuantas veces tenemos todo
bien y todo se derrumba, pero si no nos refugiamos en Dios, ¿en quien lo vamos
a hacer?, Ruth si creyó en el Dios de
Nohemí. Mas adelante en Ruth 2 dice que empieza Ruth a trabajar en unos campos
de un familiar de Nohemí, que era rico y dice que halló gracia ante los ojos de
este hombre y que fue reconocida por todo lo que había hecho por su suegra, así
nosotros somos reconocidos en nuestra fe cuando hemos decidido de todo corazón
creerle al Señor.
Dios empezó a levantar a
Ruth y a traer bendición a su casa y Nohemí empezó a ver que Dios podía
restaurar su alma y así lo hizo Dios empezó a restaurar el alma y el corazón de
Nohemí y empezó a hacer una obra en el corazón de Ruth.
Jehova recompense tu obra.
No es en vano buscar a Dios, él ha sido nuestro refugio. El salmo 91 tiene
muchas promesas. El nos librara de todo. Dios destruirá a todos nuestros
enemigos, a todos los que se levanten contra nuestras vidas, Si nosotros
caminamos con nuestro Dios, fieles a él Dios avergüenza nuestros enemigos.
Así como restauró el alma
de Nohemí, Dios quiere restaurar el alma de nosotros hoy, Dios quiere darnos
sus promesas y quiere sanar nuestros corazones,
Salmo 90: 1 – 2
“Señor, tú nos has sido
refugio de generación en generación. Antes que
naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres
Dios”.