¿Nosotros somos esas personas
fieles ante Dios? Sabiendo esa fidelidad
tan grande de Dios hacia nosotros.
Cuando Dios promete algo no lo
quita, no retrocede.
Juan 10: 7 – 14
“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la
puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y
salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí
entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene
sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para
que la tengan en abundancia. Yo soy el
buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que
no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja
las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el
asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el
buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,”
Dios nos da la promesa que él es
la puerta y Dios abrió esa puerta cuando envió a su hijo Jesucristo a morir por
nosotros. “El que por mi entrare será salvo”.
Él es nuestro pastor. Las ovejas
están oyendo otra voz. Qué voz estás escuchando.
El ladrón viene para matar, hurtar
y destruir.
Vino a traer vida en abundancia.
El buen pastor da la vida por las ovejas.
Ese pastor dio su vida por
nosotros, fue a la cruz por nosotros.
Cuando estábamos afuera, ¿Quién nos
cuidaba? Dios siempre está ahí.
Las ovejas fieles conocen al
pastor y escuchan al pastor en todo momento.
I Reyes 11:
Vamos a hablar de Salomón, Dios
le preguntó que quería y él le pidió sabiduría, Dios se la dio y además le dio riquezas.
I Reyes: 11: 1 – 13
“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres
extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a
las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No
os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán
inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón
con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus
mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres
inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con
Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a
Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E
hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a
Jehová como David su padre. Entonces
edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte
que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de
Amón. Así hizo para todas sus mujeres
extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
Y se enojó Jehová contra
Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que
se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no
siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. Y dijo
Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y
mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu
siervo. Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David tu padre; lo romperé
de la mano de tu hijo. Pero no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a
tu hijo, por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he
elegido”.
Salomón desvió su corazón por eso
dice la escritura: “el que esté firme mire que no caiga”. Muchas veces ponemos
la mirada en un hombre, en una mujer en las riquezas que tiene el vecino.
Desviamos nuestro corazón en cosas terrenales. El enemigo es astuto.
Por una promesa que Dios le hizo a David, Dios
se sostuvo.
Dios cumple sus promesas, somos
nosotros los que no cumplimos.
Sabemos que somos infieles cuando
no sentimos ese amor por Dios. Cuando no hay ese amor y esa pasión los ojos se
desvían para otra parte.
Cuando sentimos ese amor por Dios
y él utiliza un mismo vaso vemos la novedad aunque parezca lo mismo.
Así sean dos o tres palabras que
diga quien esté acá son una gran bendición porque recibí con amor.
Aprendamos a ver las cosas de
Dios diferentes.
Dios nos guarda, ni siquiera
sabemos, no nos damos cuenta de qué nos ha guardado Dios.
Ama a tu prójimo porque si no lo amas, no amas a Dios.
Qué pasa que muchas veces no está
esa fidelidad y ese amor.
Lucas 12: 41 – 46
“Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o
también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién
es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que
a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor
venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus
bienes. Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y
comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y
embriagarse, vendrá el señor de aquel
siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará
duramente, y le pondrá con los infieles”.
No podemos ser mayordomos
infieles. A Luzbel Dios le dio muchas cosas, pero su corazón codició y se
volvió perverso. Dios no creó a Satanás sino a Luzbel.
Proverbios 7
“Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Guarda
mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos. Lígalos a tus
dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
Di a la sabiduría: Tú eres mi
hermana, y a la inteligencia llama parienta; para que te guarden de la mujer
ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
Porque mirando yo por la ventana
de mi casa, por mi celosía, vi entre los simples, consideré entre los jóvenes,
a un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la
esquina, e iba camino a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya
oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche. Cuando he aquí, una mujer
le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón. Alborotadora y
rencillosa, sus pies no pueden estar en casa; unas veces está en la calle,
otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas. Se asió de él, y
le besó. Con semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz había prometido, hoy
he pagado mis votos; por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente
tu rostro, y te he hallado. he adornado mi cama con colchas recamadas con
cordoncillo de Egipto; he perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven,
embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores. Porque el
marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje. La bolsa de dinero llevó en
su mano; el día señalado volverá a su casa. Lo rindió con la suavidad de sus
muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó
tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para
ser castigado; como el ave que se apresura a la red y no sabe que es contra su
vida, hasta que la saeta traspasa su corazón.
Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca. No
se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas. Porque a muchos
ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por ella. Camino
al Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte”.
El enemigo siempre está presto
para ver quien no está firme para atraparlo. El enemigo es astuto y nosotros a
veces somos necios.
El enemigo no se está quieto y
nosotros, sí, El enemigo está acechando con esos guantes de seda.
El enemigo es diligente y nosotros
a veces no.
El enemigo se muestra como algo
bueno, como ángel de luz. El enemigo hace
ver todo hermoso.
Cuando la casa no está adornada
con amor y gozo viene el enemigo y si no estás firme se apodera.
Con el pecado nosotros no le
hacemos daño a Dios sino a nosotros mismos, como el ave cuando va hacia la red.
Ha hecho caer a muchos incluso a
los más fuertes o que se creían más fuertes.
Lucas 6: 46 -49
“¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo
aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es
semejante. Semejante es al hombre que al
edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando
vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo
mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al
hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río
dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa”.
Cuando estamos sobre esa roca que
es Jesucristo pueden venir muchas tormentas, puede venir lo que sea y no nos
movemos. Cuando no edificamos sobre la roca todo se desmorona.
Cuántas personas hemos visto que
ante la dificultad vuelven atrás.
Dios conoce nuestros corazones,
no lo podemos engañar.
Salmos 19: 7 – 11
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de
Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos,
que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El
temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová
son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro
afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es
además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón”.
La palabra de Dios es perfecta,
da testimonio, es recta, es limpia es verdad y hacerla es grande galardón.
Proverbios 4: 20 – 27
“Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No
se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los
que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque
de él mana la vida. Aparta de ti la
perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos
miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus
caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu
pie del mal”.
Este es el consejo que Dios nos
da: apartarnos del mal y guardar nuestro corazón.
Deuteronomio 7: 6
“Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha
escogido para serle un pueblo especial,más que todos los pueblos que están
sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido
Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los
pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a
vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de
servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. Conoce, pues, que Jehová tu
Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le
aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en
persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia,
en persona le dará el pago. Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y
decretos que yo te mando hoy que cumplas”.
¿Tú crees que eres de un pueblo
Santo? ¿Tú crees que eres hermoso y precioso para Jehová tu Dios? Dios tiene
cosas grandes y maravillosas para cada uno de nosotros, nos ha escogido, nos ha
elegido.
Mateo 9: 27 – 29
“Pasando Jesús de allí, le
siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros,
Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo:
¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los
ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho”.
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