domingo, 5 de julio de 2015

La Unción no tiene precio



En Filipenses 3:8 Pablo dice que todo lo estimaba por basura por el conocimiento de Dios; Pablo debió ser un hombre muy rico y tenía seguramente muchos amigos, cuántos le quedaría después de que él conoció a Cristo.

Salmo 20: 6

Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra”.

Salmo 105: 15

No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”.

Los ungidos de Dios tenemos todo el respaldo y Él nos defiende.

Zacarías 8:23

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros”.

Porque esa unción está sobre nosotros, porque los que están allá afuera van a ver lo que Dios nos ha dado.
Cuántos hombres en Egipto querían lo que José tenía. Cuántos en Babilonia querían lo que había en Daniel. Los escribas y fariseos querían lo que había en Jesús.  En Jerusalén, en   Roma y por donde pasaban los apóstoles también querían tener esa unción, esa autoridad, ese denuedo, y hoy Dios te pregunta ¿Cuántos quisieran tener lo que tú tienes? 

Hechos 13: 6 – 12

Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,  dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?  Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor”.

Pablo iba con toda la autoridad y esa unción que Dios le había concedido y el procónsul creyó.

Juan 3: 1 – 2

“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”.

Este hombre vino de noche porque se sentía avergonzado ante sus compañeros y que siendo él un sacerdote, no tenía la unción, no tenía ese respaldo de Dios. Lo único que tenía era palabra, pero palabra muerta, letra muerta, porque podemos saber la palabra al derecho y al revés, pero si no la hacemos es una palabra muerta, en nuestro corazón no hace nada. 

Dios nos dice que la unción puede ocasionarnos muchos problemas. 

Pongamos mucha atención a esta palabra porque Dios quiere ministrar algo poderoso en esta mañana.

El Señor hace 8 días traía Una Medida mayor y después de esa medida viene la unción. El Señor así nos va a decir: “recibe la unción, recibe ese poder”. Esa unción, ese poder nos va a ocasionar muchos problemas, muchas situaciones. 

I Samuel 16: 

“El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio. Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él”.

Vamos a I Samuel: 18: 6 – 9

Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David”.

David le había servido a Saúl, pero como este había pecado tanto el Espíritu de Dios no estaba con Saúl. El Espíritu de Dios estaba con David.

Eso produjo celos en Saúl. Hay celos entre los mismos hermanos de la fe.  Mucho cuidado con esto.

Daniel 3: 1 -13

“El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas,  que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey”.

Ellos hicieron eso por envidia de Daniel, de lo que operaba en Daniel, porque Dios le había dado un puesto importante en aquel lugar. Ellos eran más estudiados y habían estado más tiempo con el rey. Él llegó con el poder de Dios, con esa unción y fue puesto en primer lugar. 

Daniel tuvo muchos problemas allá por la envidia del impío. El impío siente envidia cuando nos ven prosperar. Si estamos bien metidos con Dios, Él nos prospera.

II Samuel 6: 14 – 22

Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino.  Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.  Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón. Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová. Y cuando David había acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno un pan, y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa. Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera! Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.  Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado. Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte”.

Vamos a sufrir menosprecio, incluso de nuestros propios cónyuges, hijos, hermanos por lo que Dios está haciendo en nosotros. No nos vamos a detener.

Seremos menospreciados por nuestras familias o por aquellos que nos conocen, pero seremos una bendición para nosotros mismos. 

Juan 7: 2 – 7

Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.  Porque ni aun sus hermanos creían en él. Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas”.

Los hermanos de Jesús le decían eso con menosprecio, con murmuración en su corazón.

Juan 7: 10 – 17

Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos. Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”.

Esta unción nos va a traer un problema y es que murmuren de nosotros, aún aquellos que nos conocieron en el mundo.

Murmuran en sus corazones, pero nada pueden hacer contra los hijos del Dios altísimo. 

II Samuel 7: 13

El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino”.

II Samuel 44: 2 – 4

Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.  Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa”.

Confiarnos demasiado y después caer. Dios le dio una promesa y Dios lo utilizaba muy hermoso, pero él se confió demasiado y se tiró una canita al aire y vea lo que le pasó. La unción nos puede traer muchos problemas.

Jueces 16: 4 – 5

Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata”.

Vamos al versículo 15

Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le djio: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”.

Poner en peligro nuestra vida espiritual confiando en aquel que aún no tiene un verdadero amor por Cristo. Muchas veces entregamos nuestro corazón al impío que no tiene temor de Dios. Sansón sabía que Dios estaba demandando que se casaran con los mismos del pueblo de Dios, con gente que tiene temor de Dios.
Tenemos que hablar con los que tenemos el mismo idioma. No podemos pedir consejo a quien no está en Cristo.

Tenemos que empezar a cuidar lo que Dios va a derramar en nosotros. Dios trajo una palabra acá: que se iba a derramar grandemente, que iba a haber algo grande y poderoso en este lugar. 

Dios está trayendo hoy esto y me decía: es una advertencia; porque la unción que viene es grande.

Cuando Dios me dio esta palabra yo estaba con mi familia y él me llamó a oración y caí de rodillas y en lenguas, y me dijo: “La unción no tiene precio, la unción no tiene precio”.

Dice el Señor que no entreguemos nuestro corazón a cualquiera.

Hechos 14: 8 – 15

Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay”.

Dios me decía mucho cuidado se dejan enaltecer por el hombre, mucho cuidado cuando venga esta unción. Esto es para la gloria del Dios viviente. Los que se paran acá a predicar son hombres y mujeres, pero la gloria es para Jesucristo.

Tenemos que tener mucho cuidado con la unción que viene, pedirle a Dios que con esa unción venga también la humildad para que nos creamos los ultra ungidos. Recordemos que Lucifer cayó por orgullo y codicia.

Que seamos bien dirigidos cuando levantemos una oración.

Recordemos como reprendió Jesús a los apóstoles porque ellos fueron a un lugar y no los atendieron veamos en:

Lucas 9: 51 - 56

Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén.  Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea”.

Mateo 13: 24 – 28

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?”

Marcos 8: 34

“llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

Muchas veces nos sentimos por cualquier bobada, muchas veces lanzamos oraciones conforme a la ley y nosotros ya no estamos en la ley, estamos en la gracia.

Cuando unos jóvenes se burlaron de Jeremías y él les mando unos osos, pero Jeremías estaba bajo la ley.
Eso era conforme a la ley, Jesús quiere algo diferente, él quiere una medida mayor en nuestras vidas. Nosotros tenemos que aprender que así como una madre perdona muchísimas veces a sus hijos, debemos perdonar nosotros. Dios quiere que nosotros seamos así.

Tenemos que perdonar cualquier agravio que hayamos recibido por grave que sea. Porque por Jesucristo, Dios nos perdonó todo.

Una mujer que me había hecho algo grave estaba muriendo y Dios me llevó a perdonarle y no solo eso sino que Dios me guió para que la llevara a recibir a Cristo y Dios le hablo de una manera hermosa. Eso es lo que quiere Dios que perdonemos como él ya lo hizo con nosotros. 

Si no hemos aprendido a perdonar de todo corazón no nos ha amanecido. No hemos sacado raíces de amargura que aún hay en nuestros corazones.

Pueblo de Dios, con raíces de amargura, viene el arrebatamiento y aquí se quedan. No importa lo que te hayan hecho. 

Dios es grande y ha hecho maravillas en nosotros.

Cuántos hemos orado hipócritamente, hemos lanzado una oración con hipocresía. Hemos ido a las rodillas u decimos: yo perdono a tal persona, pero por allá muy adentro decimos: pero que pague lo que me hizo.  Dios no quiere eso, quiere una medida diferente para nosotros, una medida mayor y si queremos esa medida mayor tenemos que sacar lo que tenemos en nuestro corazón. 

Dios quiere hacer alta cirugía en nuestros corazones, Dios quiere hacer algo grande.

I Corintios 1: 26 – 31

Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,  a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”.

Clamemos a Dios que forme su carácter en nosotros porque esa unción no se consigue tan sencillo, ¿sin dolor? No, esa unción no es sin dolor, se consigue siendo desplumados como las águilas. 

El proceso del águila es muy duro, pues ella se quita plumas, se quita garras y contra las rocas se arranca el pico para que todo le salga nuevo y pueda vivir el doble de la edad.

Así para nosotros tenemos que vivir un proceso diferente.

Esas águilas se tienen que dejar alimentar de otras, mientras les crecen el pico, las pumas y las garras para poder valerse por si mimas. Las que no lo permiten se mueren. 

Dios nos tiene que pasar por ese cedazo y vienen otros hermanos en la fe nos dicen que tenemos que cambiar, pero nuestro orgullo no nos lo permite. Tienes que permitir que esos otros hermanos vengan y te echen ese alimento para que vuelvas otra vez a ser como esa águila.

Dios quiere que hagamos esto, es con dolor dice el Señor. Es muy fácil amar al que nos ama, dar una sonrisa al que la da.

Es renunciado al temor, al miedo a la envidia, al rencor.

Jesucristo pasó 40 días y 40  noches haciendo menguar la carne. 

Cristo en la cruz del Calvario podía haber dicho mira Padre como me han herido y como me ha humillado que el fuego los consuma, pero no, él dijo: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”. 

Cuántos acá no han podido perdonar. 

Iglesia, ¿en que te estás deteniendo? ¿Cómo van a obtener esa unción si no han podido perdonar eso que te hicieron hace tantos años? 

Si se puede perdonar, dice el Señor. Si quieren volar como esas águilas tienen que renunciar a ustedes mismos. Con dolor sí, pero el Señor va a hacer en sus vidas cosas grandes y maravillosas, las hace porque las hace. 

Pidan esa medida mayor, renuncia pueblo, renuncia para que puedas obtener esa unción de los últimos tiempos porque afuera hay un pueblo que yace, que muere y tú tienes esa palabra para ese pueblo.

Dios  permitió que pasáramos angustias con un propósito, porque necesitamos dar testimonio. No pueden decir que no lo pueden hacer, que no pueden perdonar un hijo o a un esposo. Si lo pueden hacer. 

A cristo le pusieron corona de espinas, lo vituperaron, derramó su sangre por nosotros y perdonó.

Ya no estamos conforme a la ley, estamos conforme a la gracia. No devuelvas mal por mal. No lo devuelvas porque se te devolverá cuadriplicado.

“No quiero eso con mi pueblo, quiero que reflejen mi rostro en su rostro, quiero esa medida mayor. Quiero que sean esos guerrero que vienen de esa batalla, victoriosos, victoriosos porque yo estoy con ustedes. Soy yo el que les ayudo a vencer, soy yo el único. No hay sicólogo, no hay hombre en la tierra que pueda sanar su corazón, sólo yo a través de mi sangre preciosa”, dice el Señor.

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