En Filipenses 3:8 Pablo dice que
todo lo estimaba por basura por el conocimiento de Dios; Pablo debió ser un
hombre muy rico y tenía seguramente muchos amigos, cuántos le quedaría después
de que él conoció a Cristo.
Salmo 20: 6
“Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos
cielos con la potencia salvadora de su diestra”.
Salmo 105: 15
“No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”.
Los ungidos de Dios tenemos todo
el respaldo y Él nos defiende.
Zacarías 8:23
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que
diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío,
diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros”.
Porque esa unción está sobre
nosotros, porque los que están allá afuera van a ver lo que Dios nos ha dado.
Cuántos hombres en Egipto querían
lo que José tenía. Cuántos en Babilonia querían lo que había en Daniel. Los
escribas y fariseos querían lo que había en Jesús. En Jerusalén, en Roma y
por donde pasaban los apóstoles también querían tener esa unción, esa autoridad,
ese denuedo, y hoy Dios te pregunta ¿Cuántos quisieran tener lo que tú tienes?
Hechos 13: 6 – 12
“Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago,
falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio
Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la
palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su
nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también
es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda
maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar
los caminos rectos del Señor? Ahora,
pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el
sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas;
y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el
procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del
Señor”.
Pablo iba con toda la autoridad y
esa unción que Dios le había concedido y el procónsul creyó.
Juan 3: 1 – 2
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal
entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has
venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú
haces, si no está Dios con él”.
Este hombre vino de noche porque
se sentía avergonzado ante sus compañeros y que siendo él un sacerdote, no
tenía la unción, no tenía ese respaldo de Dios. Lo único que tenía era palabra,
pero palabra muerta, letra muerta, porque podemos saber la palabra al derecho y
al revés, pero si no la hacemos es una palabra muerta, en nuestro corazón no
hace nada.
Dios nos dice que la unción puede
ocasionarnos muchos problemas.
Pongamos mucha atención a esta
palabra porque Dios quiere ministrar algo poderoso en esta mañana.
El Señor hace 8 días traía Una
Medida mayor y después de esa medida viene la unción. El Señor así nos va a
decir: “recibe la unción, recibe ese poder”. Esa unción, ese poder nos va a
ocasionar muchos problemas, muchas situaciones.
I Samuel 16:
“El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu
malo de parte de Jehová. Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un
espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus
siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa,
para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con
su mano, y tengas alivio. Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora
alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió
diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es
valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y
Jehová está con él”.
Vamos a I Samuel: 18: 6 – 9
“Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al
filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y
danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con
instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl
hirió a sus miles, y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y
le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le
falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David”.
David le había servido a Saúl,
pero como este había pecado tanto el Espíritu de Dios no estaba con Saúl. El
Espíritu de Dios estaba con David.
Eso produjo celos en Saúl. Hay
celos entre los mismos hermanos de la fe.
Mucho cuidado con esto.
Daniel 3: 1 -13
“El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de
sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en
la provincia de Babilonia. Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los
sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces,
y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación
de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Fueron, pues, reunidos
los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y
todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el
rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que
había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en alta voz:
Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta,
del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de
música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha
levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado
dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oír todos los pueblos el
son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la
zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas
se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había
levantado. Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron
maliciosamente a los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para
siempre vive. Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la
bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de
todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se
postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Hay unos
varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de
Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han
respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.
Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y
Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey”.
Ellos hicieron eso por envidia de
Daniel, de lo que operaba en Daniel, porque Dios le había dado un puesto importante
en aquel lugar. Ellos eran más estudiados y habían estado más tiempo con el
rey. Él llegó con el poder de Dios, con esa unción y fue puesto en primer
lugar.
Daniel tuvo muchos problemas allá
por la envidia del impío. El impío siente envidia cuando nos ven prosperar. Si
estamos bien metidos con Dios, Él nos prospera.
II Samuel 6: 14 – 22
“Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David
vestido con un efod de lino. Así David y
toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de
trompeta. Cuando el arca de Jehová llegó
a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana,
y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en
su corazón. Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en
medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos
y ofrendas de paz delante de Jehová. Y cuando David había acabado de ofrecer
los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de
los ejércitos. Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así
a hombres como a mujeres, a cada uno un pan, y un pedazo de carne y una torta
de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa. Volvió luego David para
bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha
quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus
siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera! Entonces David respondió a
Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a
toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre
Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré
bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has
hablado. Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte”.
Vamos a sufrir menosprecio,
incluso de nuestros propios cónyuges, hijos, hermanos por lo que Dios está
haciendo en nosotros. No nos vamos a detener.
Seremos menospreciados por
nuestras familias o por aquellos que nos conocen, pero seremos una bendición
para nosotros mismos.
Juan 7: 2 – 7
“Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le
dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos
vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo
en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo
siempre está presto. No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me
aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas”.
Los hermanos de Jesús le decían
eso con menosprecio, con murmuración en su corazón.
Juan 7: 10 – 17
“Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió
a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. Y le buscaban los judíos en
la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran murmullo acerca de él
entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que
engaña al pueblo. Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los
judíos. Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se
maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?
Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o
si yo hablo por mi propia cuenta”.
Esta unción nos va a traer un
problema y es que murmuren de nosotros, aún aquellos que nos conocieron en el
mundo.
Murmuran en sus corazones, pero
nada pueden hacer contra los hijos del Dios altísimo.
II Samuel 7: 13
“El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de
su reino”.
II Samuel 44: 2 – 4
“Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y
se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer
que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por
aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías
heteo. Y envió David mensajeros, y la
tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su
inmundicia, y se volvió a su casa”.
Confiarnos demasiado y después caer.
Dios le dio una promesa y Dios lo utilizaba muy hermoso, pero él se confió
demasiado y se tiró una canita al aire y vea lo que le pasó. La unción nos
puede traer muchos problemas.
Jueces 16: 4 – 5
“Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de
Sorec, la cual se llamaba Dalila. Y vinieron a ella los príncipes de los
filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y
cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de
nosotros te dará mil cien siclos de plata”.
Vamos al versículo 15
“Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está
conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué
consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus
palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le
descubrió, pues, todo su corazón, y le djio: Nunca a mi cabeza llegó navaja;
porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi
fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”.
Poner en peligro nuestra vida
espiritual confiando en aquel que aún no tiene un verdadero amor por Cristo.
Muchas veces entregamos nuestro corazón al impío que no tiene temor de Dios. Sansón
sabía que Dios estaba demandando que se casaran con los mismos del pueblo de
Dios, con gente que tiene temor de Dios.
Tenemos que hablar con los que
tenemos el mismo idioma. No podemos pedir consejo a quien no está en Cristo.
Tenemos que empezar a cuidar lo
que Dios va a derramar en nosotros. Dios trajo una palabra acá: que se iba a
derramar grandemente, que iba a haber algo grande y poderoso en este lugar.
Dios está trayendo hoy esto y me
decía: es una advertencia; porque la unción que viene es grande.
Cuando Dios me dio esta palabra
yo estaba con mi familia y él me llamó a oración y caí de rodillas y en lenguas,
y me dijo: “La unción no tiene precio, la unción no tiene precio”.
Dice el Señor que no entreguemos
nuestro corazón a cualquiera.
Hechos 14: 8 – 15
“Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies,
cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual,
fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz:
Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. Entonces la gente,
visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica:
Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. Y a Bernabé
llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la
palabra. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad,
trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre
quería ofrecer sacrificios. Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo,
rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo:
Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a
vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que
hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay”.
Dios me decía mucho cuidado se
dejan enaltecer por el hombre, mucho cuidado cuando venga esta unción. Esto es
para la gloria del Dios viviente. Los que se paran acá a predicar son hombres y
mujeres, pero la gloria es para Jesucristo.
Tenemos que tener mucho cuidado
con la unción que viene, pedirle a Dios que con esa unción venga también la
humildad para que nos creamos los ultra ungidos. Recordemos que Lucifer cayó
por orgullo y codicia.
Que seamos bien dirigidos cuando
levantemos una oración.
Recordemos como reprendió Jesús a
los apóstoles porque ellos fueron a un lugar y no los atendieron veamos en:
Lucas 9: 51 - 56
“Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba,
afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los
cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle
preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a
Jerusalén. Viendo esto sus discípulos
Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del
cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió,
diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no
ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se
fueron a otra aldea”.
Mateo 13: 24 – 28
“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras
dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no
sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les
dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que
vayamos y la arranquemos?”
Marcos 8: 34
“llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
Muchas veces nos sentimos por
cualquier bobada, muchas veces lanzamos oraciones conforme a la ley y nosotros
ya no estamos en la ley, estamos en la gracia.
Cuando unos jóvenes se burlaron
de Jeremías y él les mando unos osos, pero Jeremías estaba bajo la ley.
Eso era conforme a la ley, Jesús
quiere algo diferente, él quiere una medida mayor en nuestras vidas. Nosotros
tenemos que aprender que así como una madre perdona muchísimas veces a sus hijos,
debemos perdonar nosotros. Dios quiere que nosotros seamos así.
Tenemos que perdonar cualquier
agravio que hayamos recibido por grave que sea. Porque por Jesucristo, Dios nos
perdonó todo.
Una mujer que me había hecho algo
grave estaba muriendo y Dios me llevó a perdonarle y no solo eso sino que Dios
me guió para que la llevara a recibir a Cristo y Dios le hablo de una manera
hermosa. Eso es lo que quiere Dios que perdonemos como él ya lo hizo con
nosotros.
Si no hemos aprendido a perdonar
de todo corazón no nos ha amanecido. No hemos sacado raíces de amargura que aún
hay en nuestros corazones.
Pueblo de Dios, con raíces de
amargura, viene el arrebatamiento y aquí se quedan. No importa lo que te hayan
hecho.
Dios es grande y ha hecho
maravillas en nosotros.
Cuántos hemos orado hipócritamente,
hemos lanzado una oración con hipocresía. Hemos ido a las rodillas u decimos:
yo perdono a tal persona, pero por allá muy adentro decimos: pero que pague lo
que me hizo. Dios no quiere eso, quiere una
medida diferente para nosotros, una medida mayor y si queremos esa medida mayor
tenemos que sacar lo que tenemos en nuestro corazón.
Dios quiere hacer alta cirugía en
nuestros corazones, Dios quiere hacer algo grande.
I Corintios 1: 26 – 31
“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según
la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios,
para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió
Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está
escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”.
Clamemos a Dios que forme su carácter
en nosotros porque esa unción no se consigue tan sencillo, ¿sin dolor? No, esa
unción no es sin dolor, se consigue siendo desplumados como las águilas.
El proceso del águila es muy
duro, pues ella se quita plumas, se quita garras y contra las rocas se arranca
el pico para que todo le salga nuevo y pueda vivir el doble de la edad.
Así para nosotros tenemos que
vivir un proceso diferente.
Esas águilas se tienen que dejar
alimentar de otras, mientras les crecen el pico, las pumas y las garras para
poder valerse por si mimas. Las que no lo permiten se mueren.
Dios nos tiene que pasar por ese
cedazo y vienen otros hermanos en la fe nos dicen que tenemos que cambiar, pero
nuestro orgullo no nos lo permite. Tienes que permitir que esos otros hermanos
vengan y te echen ese alimento para que vuelvas otra vez a ser como esa águila.
Dios quiere que hagamos esto, es
con dolor dice el Señor. Es muy fácil amar al que nos ama, dar una sonrisa al
que la da.
Es renunciado al temor, al miedo
a la envidia, al rencor.
Jesucristo pasó 40 días y 40 noches haciendo menguar la carne.
Cristo en la cruz del Calvario
podía haber dicho mira Padre como me han herido y como me ha humillado que el
fuego los consuma, pero no, él dijo: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Cuántos acá no han podido
perdonar.
Iglesia, ¿en que te estás
deteniendo? ¿Cómo van a obtener esa unción si no han podido perdonar eso que te
hicieron hace tantos años?
Si se puede perdonar, dice el
Señor. Si quieren volar como esas águilas tienen que renunciar a ustedes
mismos. Con dolor sí, pero el Señor va a hacer en sus vidas cosas grandes y
maravillosas, las hace porque las hace.
Pidan esa medida mayor, renuncia
pueblo, renuncia para que puedas obtener esa unción de los últimos tiempos
porque afuera hay un pueblo que yace, que muere y tú tienes esa palabra para
ese pueblo.
Dios permitió que pasáramos angustias con un propósito,
porque necesitamos dar testimonio. No pueden decir que no lo pueden hacer, que
no pueden perdonar un hijo o a un esposo. Si lo pueden hacer.
A cristo le pusieron corona de
espinas, lo vituperaron, derramó su sangre por nosotros y perdonó.
Ya no estamos conforme a la ley,
estamos conforme a la gracia. No devuelvas mal por mal. No lo devuelvas porque
se te devolverá cuadriplicado.
“No quiero eso con mi pueblo,
quiero que reflejen mi rostro en su rostro, quiero esa medida mayor. Quiero que
sean esos guerrero que vienen de esa batalla, victoriosos, victoriosos porque
yo estoy con ustedes. Soy yo el que les ayudo a vencer, soy yo el único. No hay
sicólogo, no hay hombre en la tierra que pueda sanar su corazón, sólo yo a
través de mi sangre preciosa”, dice el Señor.
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