domingo, 25 de octubre de 2015

El Pan de vida



Jehová Dios es el pan de vida que sacia nuestra alma en todo momento. Cristo es el pan de vida bajado del cielo. 

A través de su palabra Dios sacia nuestra alma.

Eclesiastés 9: 7 – 8

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza”.

Muchas veces comemos ese pan con tristeza porque no le hemos creído a Dios, no le hemos creído a la palabra.

Uno de los frutos del Espíritu Santo es el gozo. Ese gozo que el mundo no nos puede dar. 

¿Qué nos ha dado Dios a cada uno de nosotros? A todos nos ha dado.

Dios nos hace aceptos cuando le creemos.

Dios nos da esa oportunidad de presentarnos ante él en la mañana y pedirle perdón.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos. Nuestra mente, espíritu, alma y cuerpo consagrados a Jesucristo.
Que no falte el aceite, la presencia del Espíritu Santo.

Hay que alabar a Dios en la prueba, hay que decirle gracias Señor por esta dificultad que estoy pasando porque sé que es con un propósito de Dios en nuestras vidas.

Si llega la prueba por qué no seguimos adelante, por qué nos quedamos estancados. No hagamos eso, hay que avanzar. 

Si tenemos alimento y techo tenemos mucho que agradecerle a Dios.

San Juan 10: 7 – 14
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas”.

Volvió el Espíritu Santo a hablarnos a nosotros, Jesús nos dijo: yo soy el buen Pastor, yo soy el que sustento vuestras almas.

Cristo es la puerta. Antes de que conocieras a Dios quién hacía algo por ti, nadie.

El enemigo viene para destruirte. Para decir que no somos nada, cuando somos hijos de Dios.

Dios es un Dios de abundancia. Dios hace maravillas.

Poco clamamos por las promesas de Dios, nos rendimos fácilmente.

Cuando Dios nos da una orden seamos un pueblo obediente.

Al asalariado no le importan las ovejas. Tú le importas solo a Dios.

A veces en lugar de caminar de la mano con Dios le dices a la dificultad: “ven y camina conmigo, ven y caminemos juntos, yo te cargo en mi espalda”: y sentimos ese peso en lugar de caminar con el que todo lo puede, con el que nos quita las cargas. 

Lo mismo le decimos al pecado: “ven y caminemos juntos”. Al que no le importamos y al que nos debe de importar lo dejamos a un lado.

Tenemos que estar confiados de que Dios, ese pan de vida nos va  a hacer cosas grandes y maravillosas.
A veces queremos estar jugando al grupo de oración y no nos damos cuenta de que estamos en los últimos tiempos, de que Dios está a las puertas. 

El tiempo está cerca y cuantos estamos predicando, cuántos estamos ganando almas, cuantos estamos pagando el precio para ganar almas para Cristo.

Mateo 8: 5 – 13

“Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de diente. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora”.

Que fe la de este centurión, sabía quién era él, que cargo tenía, se apropió, pero también sabía quién era Jesús. 

A nosotros nos han dado poder y autoridad sobre toda fuerza del enemigo, pero no nos hemos apropiado porque no hemos creído.

Su situación puede ser grave, per Jesús, si crees te la puede solucionar, él todo lo puede, puede solucionar todo problema.

Es centurión con mucho poder en este problema no podía hacer nada, pero buscó al que si podía y le declaró problema. ¿Por qué no le declaras a Dios por lo que estás pasando?

Dile estoy pasando por este problema, pero yo te creo. 

No soy digno pero di la palabra. Es declararle la palabra al enemigo. Solamente di la palabra.
Señor solamente di la palabra. 

Es hombre tenía autoridad, pero no tenía la autoridad para sanar a su criado, pero sabía que Jesús tenía esa autoridad. 

El Señor nos dijo acá: “He descendido para llevar sus cargas” y no hemos creído a esa palabra. 

El criado fue sanado en aquella misma hora. Como creyó fue sanado ahí mismo. ¡Creámosle a Dios!

Isaías 51: 12 – 13

Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?  Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?”

No somos nada para tener temor si tenemos al consolador. Somos hijos de Dios y no tenemos por qué temer.

Tienes miedo que te deje alguien sabiendo que tienes a Dios, vas a temer a un problema teniendo a Dios.
Vas a tener miedo de perder un amor que hoy es y mañana no es, cuando tienes el amor de Dios que siempre está ahí.

Hasta acá la palabra me dice el Espíritu Santo.

domingo, 18 de octubre de 2015

Avanzando en medio del fracaso



Es muy difícil avanzar cuando se está en el fracaso, por el contrario muchas veces cualquier cosa que hagamos nos hunde más. 

Cuando un bebé necesita algo la mamá se lo hace. Nuestros problemas no nos dejan avanzar, no nos dejan caminar, pero si entregamos esos problemas a Dios él nos los resuelve. Permitámosle a Dios que quite nuestros problemas.

Así vea el panorama oscuro persevere, avance. No mire atrás. Si nos detenemos a mirar el gigante, si nos detenemos a mirar eso obstáculos ya estamos derrotados. 

Tenemos la cobertura de Cristo el Señor, tenemos su autoridad para avanzar no para detenernos. Avancemos en medio del fracaso. 

Lucas 24: 13 – 32 

Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios  de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.  Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.  Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.  Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”

Ellos venían discutiendo, en medio del fracaso, en lugar de alabar a Dios, empezamos a renegar. Ya se sentían fracasados. Se les había olvidado que Cristo les había dicho que el Cristo tenía que sufrir todo eso.
Jesús caminaba con ellos y ellos no sabían que era Jesús. Nosotros tenemos a Cristo en nuestro corazón y muchas veces lo ignoramos creyendo que no está ahí, sabiendo que lo habíamos recibido en nuestro corazón. 

Lo tuvieron ahí y no sabía que era él. Muchas veces en el problema no podemos ver a Dios. El enemigo nos cierra los ojos espirituales para que no veamos al Dios que hace maravillas y que puede actuar en ese problema. 

Muchas veces nuestros ojos están velados porque nuestros niveles de oración están muy bajos y porque nos quedamos viendo el problema.

Estamos tristes por respuestas que no se nos han dado, Él nos ha dicho que nos gocemos en su presencia, entreguémosle los problemas al Señor.

Estos discípulos lo tuvieron por extranjero, seguían sin distinguir su presencia. Cuantas veces no sentimos su presencia, lo ignoramos sabiendo que él es nuestro redentor que nos puede auxiliar.  Lo tratamos como un forastero, como a un extraño. Cristo no es forastero para nosotros, es nuestro Dios y es nuestro ayudador.
Ellos recordaban lo que Jesús había hecho, pero no aplicaban la palabra a la situación que estaban viviendo. Nosotros recordamos y decimos: “Dios es maravilloso y ha hecho milagros en mi vida”, pero no aplicamos la palabra a la situación que estamos viviendo.

Declárele al enemigo la palabra.

Dios es poderoso en la palabra que hoy nos está expresando. La palabra es de tanto poder que por ella Dios hizo la tierra y el universo entero. El enemigo ante la palabra de Dios tiene que huir porque es la boca de Dios la que se abre para pronunciarla.

Declárele al enemigo que tiene que soltar su vida, que tiene que soltar su familia. 

Esos discípulos tenían su mirada puesta en lo terrenal, no en lo espiritual. ¿Dónde está tu mirada hoy? ¿Está centrando su mirada en el problema o en el que soluciona el problema?

Jesucristo vino a libertad nuestras vidas, vino a libertar a los cautivos. Estos discípulos que iban a Emaús estaban ya desesperanzados.

Nosotros a veces decimos: “he orado y he orado y no ha pasado nada”. 

Dios dice que trae respuesta. No ha pasado porque somos ambivalentes hoy creemos y mañana no creemos. Tenemos que permanecer creyendo. 

Las mujeres fueron al sepulcro donde se supone que hay muerte y encontraron ausencia. Dios quiere que en medio de esa ausencia que usted está sintiendo acuda a Él, que es la fuente de todo poder. No acuda al problema a llorar y a entristecerse.

Cuántas veces Dios nos dice que él vive. Declárele al problema: “Cristo vive, yo voy a salir de esta”.

Muchas veces decimos que si pero no lo creemos en nuestro corazón.

La incredulidad es tan dura que como no lo vieron no creyeron. 

Cuando Dios muestra y nos dice algo, nos tenemos que parar en esa palabra, batallar en esa palabra, no cederle al enemigo porque si ya Dios lo dijo es como él dijo. 

El reino de Dios es para valientes y esforzados. 

Dios honra la disposición de nuestros corazones. Honra cuando le buscamos. No dejó avergonzadas a las mujeres sino que los que fueron a comprobar también vieron a los ángeles. 

Si somos atrevidos y le creemos al Señor, Dios nos va a honrar, en medio de aquellos que se han burlado y que nos han menospreciado, en medio de los que te han dejado solo, Dios te va a honrar si le crees a su palabra. 

Somos insensatos como ellos y tardos de corazón pues cuánta palabra hemos escuchado y como nos hemos tardado para creer en lo que él nos ha dicho.

Más fácil le creemos a la mentira del diablo, viene alguien con una mentira y más fácil le creemos al mensajero del diablo que a Dios.

Dios permite la prueba en nuestras vidas para que veamos su gloria, para que veamos que él vive y está para nosotros. 

Cristo les recordó la palabra desde Moisés y los profetas porque se les había olvidado. Así tiene que hacer con nosotros nos recuerda la palabra porque se nos olvida. En medio del fracaso se nos olvidan las promesas de Dios.

En medio del problema no vemos a Cristo, pero Dios nos dice: “avanza”.

Dios quiere que persistamos. Tal vez ya declinamos, ya no tenemos fuerza para seguir, pero Dios nos dice: “Persiste”.

Cristo está con nosotros y dice: “permíteme que yo actúe en tu vida para que veas mi gloria”.
Hoy Dios está partiendo su pan, su palabra, tómelo.

Lo reconocieron cuando partió el pan. Nosotros lo conocimos cuando alguien nos compartió la palabra, nuestros ojos se abrieron, las cadenas cayeron, ahora que tenemos un conocimiento más amplio esas cadenas tienen que caer. Conocemos a Cristo cuando abrimos nuestro corazón y atesoramos su palabra.

Si está escuchando esta palabra su corazón tiene que arder porque el que está hablando es Dios.

Éxodo 3: 13 

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”
Para Moisés era un Dios desconocido. No sabía su nombre a pesar de que Dios le había hablado. Dios nos habla y seguimos sin conocerle.

Éxodo 3: 14

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”.
 
El eterno presente, él te hace hoy el milagro y mañana también. 

Éxodo 3: 15

Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”. 

Estamos alabando a un Dios que conocemos, que lo vemos en el accionar día a día. Recuérdele a Satanás: “Jehová mi Dios, Cristo mi salvador me saca de cualquier problema”. Declárele además al enemigo que él es un derrotado.

Los demonios no resisten el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Éxodo 3: 16

Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;”
 
Dios ve nuestros problemas, es un Dios sensible a nuestros problemas. 

Éxodo 3: 17

y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel”.
 
Yo os sacaré dice el Señor. Dele las gracias a Dios acá estás diciendo que me sacas. La palabra cobra vida cada vez que la leemos. Hoy declaro que la aflicción se va de mi vida. Nos saca para las grandes bendiciones. 

No hemos visto las grandes bendiciones, porque no hemos permitido que Dios actúe, hemos metido nuestras manos.

Éxodo 3: 18

“Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios”. 

Dios nos encontró a nosotros, y ¿nos encontró para dejarnos tirados?, no, él nos encontró para darnos libertad. 

La iniciativa es de Dios. No fue nuestra fue del Dios Todopoderoso, que a pesar de nuestro pecado e infidelidad dio por nosotros precio de sangre y nos redimió.

Éxodo 3: 19

Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte”.
 
Moisés estaba desanimado e incrédulo, quizás estamos como Moisés. Dios dice que nos sacará con mano fuerte, porque el Dios que tenemos es un Dios de poder.

Éxodo 3: 20

“Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir”. 

¿Usted Cree que Dios extiende sus manos con todas sus maravillas a favor de sus benditos? Cosas que ojo no vio ni oído oyó son las que Dios tiene preparadas para los que le aman.

Éxodo 3: 21

Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;”

Dios pone gracia y si usted no la tiene pídale a Dios y no saldrá con las manos vacías. En el desierto nada nos faltará.  Hoy sale de acá con las manos llenas porque la boca de Dios lo dice.

Cuando Dios saca a su pueblo de la esclavitud a libertad no lo saca con las manos vacías, lo saca con las manos llenas porque estamos diseñados para triunfar. 

Éxodo 3: 22

sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto”.

Dios nos ha llamado a que despojemos al enemigo de lo que nos ha quitado, de lo que nuestro es.  Declaremos que despojamos a enemigo de los tesoros que son nuestros y que él nos ha quitado.

Dios dice: “Te he dado las llaves para abrir las puertas de los cielos y todo lo que ates será atado y lo que desates será desatado. Te he dado el poder, te he dado la autoridad”. La llave no se la dan a los extraños, se le dan a los hijos, a los dueños.

Éxodo 4: 1 - 2

Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara”.

Todo lo que vio Moisés y sin embargó duda. ¿Qué tienes en tu mano?

Salimos de acá con la palabra y nos dice el enemigo: “¿eso es así de fácil, eso sí irá a pasar?”

Declárele: “Dios me dijo que si se puede”.

En la mano tenemos la palabra de Dios, la vara es símbolo de autoridad. 

El poder está en la palabra y el pueblo tiene que sacarla a flote.

II Corintios 5: 6 – 7

Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor  (porque por fe andamos, no por vista);”

Confiados siempre, no por momentos, no dejar entrar la duda. No estamos viendo al Señor, pero lo sentimos. No mires lo que ven tus ojos mira al Dios de poder que tienes al frente.

Isaías 28: 26

Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;”

En medio de la prueba o del fracaso Dios nos enseña el camino, nos enseña los pasos que hay que dar. Hoy nos instruyó Dios a través de su palabra, nos inyecto fe y ánimo. 

domingo, 11 de octubre de 2015

En Formación



Hace unos días me invitaron a visitar el museo Casa de la Memoria y en uno de los letreros que había en un muro, había un error gramatical, la niña que nos estaba guiando lo repitió y yo le corregí. Luego me arrepentí de haberlo hecho y le pedí disculpas a la señorita, a lo que ella respondió con mucha amabilidad y firmeza: “señor yo lo autorizo a que me corrija cuantas veces lo considere necesario porque yo soy una persona en formación y quiero aprender”. Me dejo perplejo tanta humildad. 

Así debemos ser con el Señor y que podamos decir a Dios lo mismo: “Corríjanos cuantas veces sea necesario pues somos sus hijos en formación”.  Recordemos que cuando lo recibimos le dijimos que él era nuestro Señor y Salvador.

Permitámosle a Dios que nos corrija como sea. Dios nos puede corregir por medio de un hermano y eso no nos pude airar ni enojar.

1.       Dios nos recibe como hijos

Juan 1: 12- 13

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.

Cuando recibimos a Cristo en el corazón Dios nos da la potestad de ser hechos sus hijos. Eso es por la voluntad de Dios. Estamos acá por la voluntad de Dios.

2.       ¿Quiénes son hijos de Dios?

Romanos 8: 14 – 15

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”

Ahora que hay tantas denominaciones, acá se nos responde quienes somos hijos de Dios. Los que nos dejamos guiar por el Espíritu Santo somos hijos de Dios. Y nos guía en todo lo referente a nuestra vida.

Recibimos espíritu de adopción y le podemos decir papito Dios, Abba Padre.

Nosotros fuimos injertados en el olivo real que es el pueblo de Israel como dice la escritura. 

Como ya fuimos adoptados por Dios como hijos, Dios nos va a llevar de su mano como Padre, nos va a enseñar y nos va a corregir. 


3.       Un padre con su hijo lo forma y lo castiga porque lo ama

Salmo 32: 8

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos”.

Como él es el Padre sobre nosotros fijará los ojos y nos va a enseñar el camino que debemos andar.

Proverbios 3: 12

“Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere”.

Si no vemos el error estamos en desobediencia debemos agradecer que el Señor por medio de algo o de alguien nos llame la atención.

Hebreos 12: 5 -6

y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él;  Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”.

Dios nos recibe como hijos y no debemos menospreciar su disciplina sea de la forma que Dios lo haga. Acá estamos formando personas para el reino de los cielos, esto es una bendición muy grande, acá no estamos formado gente para una religión o para un club social. Entonces no se enoje cuando el Señor le llame su atención.

Si el Señor nos corrige es para que nos pongamos en obediencia y si estamos en obediencia el día del arrebatamiento o el día de la muerte ya sabemos que nos esperan las moradas eternas de gloria que Cristo tiene preparadas para nosotros. Si Dios nos corrige es para que salgamos de los errores y podamos recibir el galardón que él nos prometió.

Proverbios 13: 24

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;  mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”.

Como Dios es buen Padre y ama a sus hijos entonces nos castiga cuando nos portamos mal.

Dios, para reprender lo hace de diferentes maneras y por medio de cosas u seres espirituales y físicos.

4.       Dios reprende por medio de sus ángeles.

Números 22: 31 – 32

Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí”.

Dios mandó a su ángel para reprender a Balaam porque éste estaba obrando mal.

5.       Dios reprende por medio de sus hijos o siervos 

 Hebreos 3: 12 -13

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;  antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado”.

Exhortaos unos a otros, no es invento de algún ser humano, la Escritura lo dice.

6.       Por medio de animales 

Números 22: 21- 34

“Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. Y viendo el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla. Y el ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda. Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. 

 Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?  Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No. 

 Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva.  Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré”.

Balaam iba a maldecir el pueblo de Israel y el asna le habló y ni así entendió.

7.       No se oponga a la reprimenda 

Romanos  9:20

Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?”

¿Quién es uno para decirle a Dios que no es como él dice?

Romanos 8: 28

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

Todo es para bien así sea que el Señor no reconvenga a través de un hermano y en público. Si aceptamos con humildad y hacemos caso a lo que Dios nos dice, es para nuestro bien.

Acá estamos conforme a la voluntad de Dios, conforme a su propósito.

8.       Cómo dice la escritura que debe reprender el hermano

Mateo 18: 15 - 17

Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.

Como Dios nos muestra que nos llama la atención por medio de lo hermanos y debemos oírlos.

Cuando no aceptamos lo que se nos dice, nos pueden tener por gentiles.

Si se nos llama la atención en público es porque ya el Señor nos la ha dicho por alguna otra forma, por medio de la palabra, o por medio de un hermano, pero esta escritura se cumple.

9.       La formación es hasta que Cristo sea formado en nosotros

   Gálatas 4: 19

Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros”,

10.   La iglesia es formada 

Efesios 4: 11 – 16

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,  sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,  de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.

Este tema es objeto de varios estudios, pero queríamos mostrarlo para entender que Dios hace muchas cosas y tiene muchos ministerios para formación de la Iglesia. En este lugar Dios ha mostrado varios ministerios.

Dios constituye estos ministerios para que no caigamos más en errores. Todos estos ministerios son necesarios para crecimiento nuestro y de la iglesia.