domingo, 18 de octubre de 2015

Avanzando en medio del fracaso



Es muy difícil avanzar cuando se está en el fracaso, por el contrario muchas veces cualquier cosa que hagamos nos hunde más. 

Cuando un bebé necesita algo la mamá se lo hace. Nuestros problemas no nos dejan avanzar, no nos dejan caminar, pero si entregamos esos problemas a Dios él nos los resuelve. Permitámosle a Dios que quite nuestros problemas.

Así vea el panorama oscuro persevere, avance. No mire atrás. Si nos detenemos a mirar el gigante, si nos detenemos a mirar eso obstáculos ya estamos derrotados. 

Tenemos la cobertura de Cristo el Señor, tenemos su autoridad para avanzar no para detenernos. Avancemos en medio del fracaso. 

Lucas 24: 13 – 32 

Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios  de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.  Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.  Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.  Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”

Ellos venían discutiendo, en medio del fracaso, en lugar de alabar a Dios, empezamos a renegar. Ya se sentían fracasados. Se les había olvidado que Cristo les había dicho que el Cristo tenía que sufrir todo eso.
Jesús caminaba con ellos y ellos no sabían que era Jesús. Nosotros tenemos a Cristo en nuestro corazón y muchas veces lo ignoramos creyendo que no está ahí, sabiendo que lo habíamos recibido en nuestro corazón. 

Lo tuvieron ahí y no sabía que era él. Muchas veces en el problema no podemos ver a Dios. El enemigo nos cierra los ojos espirituales para que no veamos al Dios que hace maravillas y que puede actuar en ese problema. 

Muchas veces nuestros ojos están velados porque nuestros niveles de oración están muy bajos y porque nos quedamos viendo el problema.

Estamos tristes por respuestas que no se nos han dado, Él nos ha dicho que nos gocemos en su presencia, entreguémosle los problemas al Señor.

Estos discípulos lo tuvieron por extranjero, seguían sin distinguir su presencia. Cuantas veces no sentimos su presencia, lo ignoramos sabiendo que él es nuestro redentor que nos puede auxiliar.  Lo tratamos como un forastero, como a un extraño. Cristo no es forastero para nosotros, es nuestro Dios y es nuestro ayudador.
Ellos recordaban lo que Jesús había hecho, pero no aplicaban la palabra a la situación que estaban viviendo. Nosotros recordamos y decimos: “Dios es maravilloso y ha hecho milagros en mi vida”, pero no aplicamos la palabra a la situación que estamos viviendo.

Declárele al enemigo la palabra.

Dios es poderoso en la palabra que hoy nos está expresando. La palabra es de tanto poder que por ella Dios hizo la tierra y el universo entero. El enemigo ante la palabra de Dios tiene que huir porque es la boca de Dios la que se abre para pronunciarla.

Declárele al enemigo que tiene que soltar su vida, que tiene que soltar su familia. 

Esos discípulos tenían su mirada puesta en lo terrenal, no en lo espiritual. ¿Dónde está tu mirada hoy? ¿Está centrando su mirada en el problema o en el que soluciona el problema?

Jesucristo vino a libertad nuestras vidas, vino a libertar a los cautivos. Estos discípulos que iban a Emaús estaban ya desesperanzados.

Nosotros a veces decimos: “he orado y he orado y no ha pasado nada”. 

Dios dice que trae respuesta. No ha pasado porque somos ambivalentes hoy creemos y mañana no creemos. Tenemos que permanecer creyendo. 

Las mujeres fueron al sepulcro donde se supone que hay muerte y encontraron ausencia. Dios quiere que en medio de esa ausencia que usted está sintiendo acuda a Él, que es la fuente de todo poder. No acuda al problema a llorar y a entristecerse.

Cuántas veces Dios nos dice que él vive. Declárele al problema: “Cristo vive, yo voy a salir de esta”.

Muchas veces decimos que si pero no lo creemos en nuestro corazón.

La incredulidad es tan dura que como no lo vieron no creyeron. 

Cuando Dios muestra y nos dice algo, nos tenemos que parar en esa palabra, batallar en esa palabra, no cederle al enemigo porque si ya Dios lo dijo es como él dijo. 

El reino de Dios es para valientes y esforzados. 

Dios honra la disposición de nuestros corazones. Honra cuando le buscamos. No dejó avergonzadas a las mujeres sino que los que fueron a comprobar también vieron a los ángeles. 

Si somos atrevidos y le creemos al Señor, Dios nos va a honrar, en medio de aquellos que se han burlado y que nos han menospreciado, en medio de los que te han dejado solo, Dios te va a honrar si le crees a su palabra. 

Somos insensatos como ellos y tardos de corazón pues cuánta palabra hemos escuchado y como nos hemos tardado para creer en lo que él nos ha dicho.

Más fácil le creemos a la mentira del diablo, viene alguien con una mentira y más fácil le creemos al mensajero del diablo que a Dios.

Dios permite la prueba en nuestras vidas para que veamos su gloria, para que veamos que él vive y está para nosotros. 

Cristo les recordó la palabra desde Moisés y los profetas porque se les había olvidado. Así tiene que hacer con nosotros nos recuerda la palabra porque se nos olvida. En medio del fracaso se nos olvidan las promesas de Dios.

En medio del problema no vemos a Cristo, pero Dios nos dice: “avanza”.

Dios quiere que persistamos. Tal vez ya declinamos, ya no tenemos fuerza para seguir, pero Dios nos dice: “Persiste”.

Cristo está con nosotros y dice: “permíteme que yo actúe en tu vida para que veas mi gloria”.
Hoy Dios está partiendo su pan, su palabra, tómelo.

Lo reconocieron cuando partió el pan. Nosotros lo conocimos cuando alguien nos compartió la palabra, nuestros ojos se abrieron, las cadenas cayeron, ahora que tenemos un conocimiento más amplio esas cadenas tienen que caer. Conocemos a Cristo cuando abrimos nuestro corazón y atesoramos su palabra.

Si está escuchando esta palabra su corazón tiene que arder porque el que está hablando es Dios.

Éxodo 3: 13 

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”
Para Moisés era un Dios desconocido. No sabía su nombre a pesar de que Dios le había hablado. Dios nos habla y seguimos sin conocerle.

Éxodo 3: 14

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”.
 
El eterno presente, él te hace hoy el milagro y mañana también. 

Éxodo 3: 15

Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”. 

Estamos alabando a un Dios que conocemos, que lo vemos en el accionar día a día. Recuérdele a Satanás: “Jehová mi Dios, Cristo mi salvador me saca de cualquier problema”. Declárele además al enemigo que él es un derrotado.

Los demonios no resisten el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Éxodo 3: 16

Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;”
 
Dios ve nuestros problemas, es un Dios sensible a nuestros problemas. 

Éxodo 3: 17

y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel”.
 
Yo os sacaré dice el Señor. Dele las gracias a Dios acá estás diciendo que me sacas. La palabra cobra vida cada vez que la leemos. Hoy declaro que la aflicción se va de mi vida. Nos saca para las grandes bendiciones. 

No hemos visto las grandes bendiciones, porque no hemos permitido que Dios actúe, hemos metido nuestras manos.

Éxodo 3: 18

“Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios”. 

Dios nos encontró a nosotros, y ¿nos encontró para dejarnos tirados?, no, él nos encontró para darnos libertad. 

La iniciativa es de Dios. No fue nuestra fue del Dios Todopoderoso, que a pesar de nuestro pecado e infidelidad dio por nosotros precio de sangre y nos redimió.

Éxodo 3: 19

Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte”.
 
Moisés estaba desanimado e incrédulo, quizás estamos como Moisés. Dios dice que nos sacará con mano fuerte, porque el Dios que tenemos es un Dios de poder.

Éxodo 3: 20

“Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir”. 

¿Usted Cree que Dios extiende sus manos con todas sus maravillas a favor de sus benditos? Cosas que ojo no vio ni oído oyó son las que Dios tiene preparadas para los que le aman.

Éxodo 3: 21

Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;”

Dios pone gracia y si usted no la tiene pídale a Dios y no saldrá con las manos vacías. En el desierto nada nos faltará.  Hoy sale de acá con las manos llenas porque la boca de Dios lo dice.

Cuando Dios saca a su pueblo de la esclavitud a libertad no lo saca con las manos vacías, lo saca con las manos llenas porque estamos diseñados para triunfar. 

Éxodo 3: 22

sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto”.

Dios nos ha llamado a que despojemos al enemigo de lo que nos ha quitado, de lo que nuestro es.  Declaremos que despojamos a enemigo de los tesoros que son nuestros y que él nos ha quitado.

Dios dice: “Te he dado las llaves para abrir las puertas de los cielos y todo lo que ates será atado y lo que desates será desatado. Te he dado el poder, te he dado la autoridad”. La llave no se la dan a los extraños, se le dan a los hijos, a los dueños.

Éxodo 4: 1 - 2

Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara”.

Todo lo que vio Moisés y sin embargó duda. ¿Qué tienes en tu mano?

Salimos de acá con la palabra y nos dice el enemigo: “¿eso es así de fácil, eso sí irá a pasar?”

Declárele: “Dios me dijo que si se puede”.

En la mano tenemos la palabra de Dios, la vara es símbolo de autoridad. 

El poder está en la palabra y el pueblo tiene que sacarla a flote.

II Corintios 5: 6 – 7

Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor  (porque por fe andamos, no por vista);”

Confiados siempre, no por momentos, no dejar entrar la duda. No estamos viendo al Señor, pero lo sentimos. No mires lo que ven tus ojos mira al Dios de poder que tienes al frente.

Isaías 28: 26

Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;”

En medio de la prueba o del fracaso Dios nos enseña el camino, nos enseña los pasos que hay que dar. Hoy nos instruyó Dios a través de su palabra, nos inyecto fe y ánimo. 

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