Somos realeza y ya no somos títeres del
diablo, ya no estamos para ser manejados por el enemigo.
A las personas que no tiene a Cristo, el
diablo las mueve como quiere.
Nosotros somos movidos por el Espíritu Santo.
II Corintios 10: 3 – 5
“Pues
aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando
argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”
Ya no estamos para hacer lo que nuestra carne,
nuestras emociones nos digan. Estamos para hacer lo que el Espíritu Santo nos
ordena.
El Espíritu Santo nos lleva a hacer cosas que
nuestra carne no quiere hacer, pero que nuestro espíritu si quiere.
Mi alma te anhela, Señor.
La palabra es el poder de Dios en nuestros
labios y es un arma grande para defendernos contra los argumentos del enemigo.
Destrucción de fortalezas, para eso sirve la
palabra de Dios para la destrucción de fortalezas.
Ester 3: 1-6
“Después
de estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo
honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él. Y todos
los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban
ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba
ni se humillaba. Y los siervos del rey que estaban a la puerta preguntaron a
Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey? Aconteció que hablándole cada
día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, para ver si
Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado que
era judío. Y vio Amán que Mardoqueo ni
se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. Pero tuvo en
poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el
pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el
reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo”.
Mardoqueo no se humillaba ante nadie sino
ante Dios. Mardoqueo agradaba a Dios, Amán trataba de agradar al rey.
¿Por no sufrir el oprobio nos arrodillamos
ante el mundo?
Cada día el enemigo viene con el mismo
cuento, con la misma tentación, se disfraza, pero es lo mismo. Nosotros debemos
insistir ante Dios.
Mardoqueo no decía nada porque tenía puestos
los ojos en Dios.
El enemigo viene con muchas propuestas a ver
si usted y yo caemos. A ver si mostramos firmeza.
A veces viene la tentación y sucumbimos. No
debe ser así, siempre debemos estar firmes.
Así usted declare que es de Dios, el enemigo
sigue insistiendo. Debe haber en nosotros firmeza y decisión.
Cuando declaramos verdades, las personas se
llenan de ira.
Métase bien con el Señor y verá que el enemigo
lo quiere atacar.
Ester 3: 8
“Y dijo
Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en
todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo
pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos
vivir”.
El pueblo de Dios esta esparcido por todo el
mundo, no somos los únicos, hay mucho pueblo de Dios, en grupos pequeños,
grandes, con la misma visión, dependiendo del mismo Dios. Somos distintos, es
un pueblo distinto. Tenemos otras costumbres y otras leyes.
No podemos participar en las propuestas del mundo,
inmundicia, chistes de doble sentido. Siempre tenemos que estar en obediencia a
Dios, haciendo lo que a Él le agrada.
Tenemos al Rey de reyes y Señor de señores
que está al tanto de nosotros.
No estamos para someternos a lo que el
enemigo nos dice. Dios no quiere que usted esté enfermo, ni que esté arruinado.
Dios, de alguna manera nos va a proveer.
Dios dice que su pueblo tiene leyes distintas.
Al diablo no le beneficia vernos a nosotros
creciendo espiritualmente, arrebatándole almas, sabiendo que tenemos paz y
gozo.
Ester 3: 10
“Entonces
el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo,
enemigo de los judíos,”
El anillo significa autoridad.
A veces nosotros andamos de la mano del
enemigo.
Cuando recibimos a Jesucristo, nos le salimos
de las manos a Satanás. Por eso no puede andar de la mano con el mundo. No
podemos andar queriendo agradar a Dios y queriendo agradar al mundo.
Desde que recibimos a Cristo entramos en
guerra con el enemigo.
Leer Ester 6: 1 -11
Por la fidelidad de Mardoqueo, Dios lo honra
a través del títere del enemigo.
Dios no apunta nada de lo nuestro en el libro
del olvido, en cualquier momento llega la recompensa.
El que humillo a Mardoqueo, al hijo de Dios,
tuvo que humillarse delante del siervo de Dios.
Daniel 3: 1 - 2
“El rey
Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su
anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de
Babilonia. Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los
magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los
gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua
que el rey Nabucodonosor había levantado”.
Llamó a los más altos. Personas de esas les
da mucha brega someterse a la palabra de Dios.
Daniel 3: 3 - 5
“Fueron,
pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros,
consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación
de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie
delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase
a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de
la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo
instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey
Nabucodonosor ha levantado;”
¿Nos estamos postrando ante la música?
Daniel 3: 6
“y cualquiera que no se postre y adore,
inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo”.
Por mantenerse firme a la palabra. No se
postraron. Nosotros no debemos postrarnos al mundo.
Daniel 3: 7
“Por lo
cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril,
del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos
los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que
el rey Nabucodonosor había levantado”.
También habla del Anticristo. El que no esté
firme en la palabra se va a postrar ante las órdenes del Anticristo. Por eso nos
tenemos que preparar desde ya.
Daniel 3: 8
“Por esto en aquel
tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos”.
El que está ahí afuera que se dice ser su
amigo, no crea que lo es.
Dios dice que no hay comunión de las
tinieblas con la luz.
El enemigo lo que quiere es tumbar su
vida espiritual.
Daniel 3: 9 - 12
“Hablaron y
dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive”.
“Tú, oh rey, has
dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de
música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea
echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Hay unos varones judíos, los
cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y
Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni
adoran la estatua de oro que has levantado”.
Esos varones judíos eran importantes en ese
reino. Lo mismo nos pasa, nos dicen que no respetamos las costumbres, la
religión.
Daniel 3: 13 - 15
“Entonces
Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y
Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. Habló
Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros
no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? Ahora,
pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de
música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la
adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego
ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?”
¿Cuál es la prueba o el fuego en que estamos?
Que dios lo libra de sus manos. Cuántas veces
no creemos que Dios nos puede sacar del atolladero en que estamos.
Daniel 3: 16
“Sadrac,
Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario
que te respondamos sobre este asunto”.
Ellos estaban confiado que el Dios al que le
habían mostrado firmeza los iba a respaldar. Si estamos firmes con Dios él nos
va a respaldar.
Daniel 3: 17
“He aquí nuestro
Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará”.
Estaban confiados que le estaban sirviendo al
Dios real.
Diga: yo declaro en el nombre de Jesucristo que
el Dios al cual yo sirvo me librará de ese horno de fuego, de esa prueba, él me
sacará, no me dejará ahí, el me levantará y yo veré su gloria y veré que
trabaja por mí.
Daniel 3: 18
“Y si
no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la
estatua que has levantado”.
Estaban tan seguros que sabían que sus almas
eran de Dios.
Daniel 3: 19
“Entonces
Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra
Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más
de lo acostumbrado”.
El enemigo nos quiere apretar cada vez más.
Daniel 3: 20
“Y mandó
a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y
Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo”.
Manda hombres fuertes, el enemigo.
Daniel 3: 21- 22
“Entonces estos
varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos,
y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo
habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a
Sadrac, Mesac y Abed-nego”.
A ellos no les hizo nada y a los títeres del
diablo los quemó.
Daniel 3: 23 - 25
“Y estos tres
varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego
ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó
apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados
dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey”. Y él dijo: He
aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir
ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses”.
La gente se asombra que en la prueba estamos
tranquilos.
Estaba el ángel de Jehová acompañándolos, así
como a nosotros.
No sufrimos daño en la prueba. No estamos
solos, Dios está ahí.
Daniel 3: 26
“Entonces
Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo:
Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces
Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego”.
Siervos del Dios altísimo, nosotros somos
eso. Soy siervo del Dios altísimo y Dios pelea por mí.
Salimos del medio de la prueba. Salid pueblo
mío dice el Señor.
Daniel 3: 27-28
“Y se
juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del
rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno
sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas
estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Entonces Nabucodonosor
dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su
ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto
del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su
Dios”.
Dios los protegió porque no se postraron ante
la imagen ni ante hombre.
Dios nos levanta, él no deja a su pueblo en
vergüenza.
Daniel 3: 29
A través de nuestros problemas almas conocen
a Cristo.
Hechos 13: 4 – 12
“Ellos,
entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí
navegaron a Chipre. Y llegados a
Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían
también a Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos,
hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con
el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo,
deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se
traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo,
que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda
maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar
los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está
contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente
cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le
condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido,
creyó, maravillado de la doctrina del Señor”.
Eran guiados por el Espíritu Santo.
El mago estaba con alguien importante.
Los presidentes ahora se hacen acompañar de
brujos.
Su alma deseaba oír la palabra de Dios, el
diablo procura apartarnos de la fe en Cristo.
El pueblo de Dios ora y batalla por esas
almas.
Pablo estaba lleno del Espíritu Santo.
Los discípulos no permitieron que el enemigo
les quitara esa alma que era para Cristo. Llenos del Espíritu Santo,
reprendieron.
El enemigo vino a trastornar, a dañar, a
destruir.
Tumbaron un títere del enemigo.
Con palabra así de poder almas se convierten
al Señor. Nos toca a nosotros tumbar títeres.
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