domingo, 7 de febrero de 2016

Una cosa es necesaria



¿Será necesario abrir lugares grandes? Mira este lugar tan pequeñito, pero tan bien adornado para el Señor. Si lo que hacemos acá en estas 4 paredes, no lo hacemos con amor, si este lugar no lo llenamos de su presencia. Si no tenemos un corazón dispuesto para él esto es en vano, porque Él habita en medio de corazones contritos y humillados, corazones dispuestos delante de su presencia.

Jesucristo es un Dios vivo, un Dios real. La palabra de Dios dice en Juan 4 que él anda buscando adoradores en espíritu y en verdad. No es cantar por cantar, cantar muchas cosas bonitas, sino vivirlo cada día. 

No quiere que seamos unos religiosos más y que entremos en una rutina, sino que permitamos que el Espíritu Santo haga en nuestras vidas una novedad.

La palabra de Dios dice que los justos claman y Dios los oye. Somos justos porque hemos sido justificados en la sangre de Jesucristo.

Dice la palabra que Elías era hombre sujeto a pasiones y deseos, esos significa que los hombres de Dios eran hombres comunes y corrientes, no eran sobrenaturales ni extraterrestres. Tenían sentimientos, emociones. La diferencia es que siempre se sujetaban a la voluntad de Dios.

En el salmo 39 David dijo que en el libro de la vida estaban escrita todas sus cosas El libro de la vida es donde Dios escribe todas nuestras cosas. Dios ya sabe cuál va a ser el final de nuestras vidas. Dios ya sabe las pruebas por las cuales estamos pasando.

Dios sabe que aunque pasemos por pruebas y dificultades sabemos que la victoria está segura en Cristo Jesús, Señor Dios nuestro.

Él nos llamó con un propósito y está moldeando, trabajando en nuestras vidas. ¿Si le permitimos al Señor que quebrante nuestros corazones?

¿Estamos viendo un Dios que está intermitente en nuestras vidas? ¿O estamos viendo un Dios que está de continuo en nuestras vidas? Él prometió: “no te dejaré ni te desampararé.

Cuando sabemos esperar con paciencia, Dios inclina su oído a nuestra oración, a nuestra necesidad, a nuestro clamor. 

Tenemos al que hizo sacrificio de una vez por todas, por la sangre de Jesucristo, Dios nos ve perfecto y nuestras oraciones llegan ante el Padre celestial y nos limpia de nuestros pecados.

Un Padre quiere de un hijo que ande en obediencia, que andemos en santidad.

A Dios lo honramos en todo lo que hacemos. Cuando Dios dijo a Adán, procrea, fructifica, enseñorea, Dios no le dijo Adórame, alábame todo el tiempo. 

Nosotros en nuestros lugares de trabajo, en los hogares alabamos a Dios. El Espíritu te da ideas en tu trabajo, ahí estás adorando a Dios. 

Dios dice que quiere adoradores en espíritu y en verdad y si dice esto es porque hay falsos adoradores, gente que dice ser cristiano y no lo son, gente dice yo alabo, pero no tiene un corazón recto.

Al cielo solo irán los lavados por la sangre. No son los que compran indulgencias, ni los que hace obras de caridad, porque es por gracia para que nadie se gloríe. 

Lucas 10: 38-42

Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.  Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.  Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.  Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

María se sentó a los pies de Jesús. Cuántos estamos sentados a los pies de Jesús. Él habita en nuestros corazones. 

Por medio de su Espíritu Santo nos da instrucciones que nos conducen al reino de los cielos.

Marta estaba haciendo cosas buenas preocupándose que Cristo estuviera bien. Cuántos venimos y nos preocupamos más por lo que tenemos que hacer, por nuestras cargas.

María quería postrarse a sus pies y rindió su corazón a él. Cristo exaltó la disposición que había en el corazón de María. 

Lucas 7: 36 – 50

Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.  Entonces respondiendo Jesús, le dijo:Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.  No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz”.

No se puso a mirar a los que no le estaban creyendo, sino que se dirigió a la mujer: “ve en paz”.

Las palabras que salían y salen hoy en día de la boca de Jesucristo, son palabras de sanidad, palabras que confortan, palabras que transforman la mente y el corazón. 

Esa mujer entrego tal vez lo que había ahorrado, lo entregó en los pies del que lo iba a entregar todo. 

Debemos entregar a Dios nuestros dones, nuestros talentos, nuestras alabanzas.

Esta mujer no se humilló delante de los hombres sino delante de Dios. No le importó quien había.

Dice la palabra porque amó mucho se le perdonó mucho. 

Muchas veces nos volvemos religiosos y con una vida de apariencia, venimos acá por rutina, pero no hay fe en nuestros corazones.

Esa mujer quizás vino vacía, pero se fue llena. Se fue diferente.

Usa metió la mano para que el Arca no se cayera y murió al instante. Quiso ayudarle a Dios. David quiso llevar el Arca, pero lo hizo con temor y a la manera de Dios.

I Crónicas 15: 1 – 2

Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda. Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente. Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado”.

I Crónicas 15: 12 -13

y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado; pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza”.

Muchos dicen yo busco a Dios a mi manera, pero no es a la manera que nosotros queramos es como Dios quiera. 

Yo me oro en mi casa, no. No es como yo quiera buscarlo y adorarlo es como Dios quiera.

Él les mandó a santificarse. Podemos cantar alabar, pero si estamos en pecado, quemamos fuego extraño. 

Cuando Dios habla a través de un hermano algunos dicen este vaso sí, pero este otro no. 

Dios quiere que seamos excelentes y más con la ayuda del Espíritu Santo.

Dios dijo amad a los que os aborrece, esto fue un cachetada para muchos, porque a muchos se les dice hay que perdonar y dicen que no pueden perdonar. Cuando recibimos su perdón él nos dice que nosotros tenemos que perdonar. Dice la palabra que si no perdonamos a los que nos ofenden entonces tampoco nuestro Padre celestial nos perdona.

Queremos recibir el perdón de Dios y que las personas nos perdonen, pero cuando viene otra persona a pedirnos perdón nosotros rehusamos perdonar.

Es mujer tenía una fama de pecadora y Jesucristo no la desecho, la perdonó. Quienes somos para juzgarnos los unos a los otros, la palabra es la que nos juzgue.

Ninguna palabra de maldición salió de Jesús en la cruz, sino que dijo: “perdónalos porque no saben lo que hacen”.

I Crónicas 15: 14 - 15

Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová Dios de Israel.  Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová”.

Somos portadores de la gloria de Dios. Si hacemos lo que Dios nos está ordenando, vamos a ahorrarnos muchas lágrimas en nuestras vidas.

I Crónicas 15: 16

Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría”.

Con alegría porque tenemos un Dios un maravilloso. 

Solo una cosa es necesaria disponer nuestros corazones para que Dios habite en nuestras vidas.

I Crónicas 15: 24

“Y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del arca. David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría”. 

El Arca de Dios estaba en casa de Oved Edom que estaba lleno de la presencia de Dios. Dice la palabra que mientras el Arca estuvo en la casa de Obed-Edom su casa fue fuertemente bendecida.

David dijo: yo quiero tener esa presencia y esa bendición.

I Crónicas 15: 26

Y ayudando Dios a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y siete carneros. Y David iba vestido de lino fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino. De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas”.

Él es el que nos ayuda, él es el que nos levanta.

Lino fino significa la justicia de Dios en nuestras vidas.

La alegría de David y del pueblo era que estaban en la perfecta voluntad de Dios.

La palabra dice: “Buscadme y viviréis, pero buscadme de todo corazón”. 

Elías fue un profeta de Dios y era de recto corazón. 

I Reyes 18: 36

Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos”.

Los milagros de Dios son para que volvamos el corazón a él.

Esos profetas adoraban a otros ídolos. Cuántas veces nos amedrentamos ante brujería, Dios no la hace ver para que nos levantemos en guerra.

Cuando hay pueblo dispuesto en un lugar los brujos los hechiceros se dan cuenta. Satanás  huele donde está la unción, donde está los hijos de Dios comprometidos, huele de donde lo están sacando.

Así Elías tuvo miedo a los baales veamos:

I Reyes 19: 1 - 2

Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos”.

Cuántas veces el enemigo manda mensajeros a tu vida para meterte miedo. Se confabularon para que cerraran el lugar.

Jezabel era una creatura no creador.

I Reyes 19: 3

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado”.

Huyó, se olvidó del llamamiento, se olvidó de lo que Dios le había mandado a hacer.

I Reyes 19: 4

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.

En esa angustia, en esa desesperanza, Dios pone la prueba por quitar los ojos de él.

Entramos en tristeza y desesperación olvidándonos que Dios se ocupa de todo lo nuestro. 

I crónicas 19: 5

Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come”. 

Así nos quedamos nosotros dormidos, y no venimos a la oración. Debemos decir: “yo me aferro a ti Señor, cómo vamos a desear morirnos si la vida que Dios nos dio, es una vida en abundancia y de excelencia.

Dios envió un ángel. Dios en medio de la angustia pone alimento en nuestra mesa. El Espíritu Santo nos dice: “levántate de tu condición, no temas ni desmayes porque yo estoy contigo”.

I Crónicas 19: 6

Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse”.

Una torta sobrenatural, una bendición sobrenatural.

Volvió a dormirse. Cuantas veces creemos y salimos felices, soy sano me declaro libre. Al otro día le preguntan ¿cómo estás? Y contesta desanimado: ahí.

I Crónicas 19: 7

Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”.

Porque grandes cosas, Dios tiene para tu vida, para cada uno de nosotros.  Que no se nos olvide a lo que Dios nos ha llamado: el ministerio, los proyectos, las cosas que Dios ha puesto en nuestras vidas: largo camino nos resta. 

I Crónicas: 19: 8 – 9

Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?”

La fortaleza de aquella comida le duró unos días. Luego se durmió y se escondió. Así somos unas veces fortalecido y luego débiles. No debería ser así.

Pudiendo escoger a otros Dios nos escogió a nosotros.

I Crónicas19: 10

El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.

Dios no quería a Elías en la cueva. Como si dijéramos Señor nos están persiguiendo cerremos este grupo. Esa no es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es que nos levantemos y hagamos su voluntad, nos necesita para hablar.
 
I Crónicas 19: 11 – 17

Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará”.
Tuvo misericordia con Elías, le siguió hablando. 

Dios le iba a pasar lo que él tenía a Eliseo. Si no queremos nosotros cumplir el ministerio Dios se va a valer de otras persona.

I Crónicas 19: 18

Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”.

No se postraron frente a los ídolos, no se postraron frente a la situación. Se postraron ante Dios.

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