domingo, 9 de julio de 2017

En la mazorca

I tesalonicenses 5: 23

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.

Apocalipsis 1: 7-8

He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.  Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.

Jesucristo viene por segunda vez y no vienen a llevarse seres humanos que han andado como se les da la gana. Tenemos que santificarnos.

Apocalipsis 1: 3

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”.

Nosotros venimos acá a aprender de la palabra, a leer. Esta es la profecía más segura, la Biblia, la palabra de Dios. Y no solo es oír y leer, es guardar la palabra, atesorarla en el corazón para poderla realizar, hay que hacer la palabra de Dios.

Esta mazorca está compuesta de tres cosas, el estuche o capacho, los granos y lo que los contienen que llamamos tusa. Comparemos con nuestro cuerpo, el espíritu es lo más interno, el capacho cubre la mazorca, nosotros estamos cubiertos de religiosidad y creemos que estamos muy bien porque vamos a una iglesia X, o Y, pero Dios quiere quitar la religiosidad, la incredulidad, la apariencia pues nos creemos buenos. Lo que más se demora para quitar son los granos, en nosotros esas áreas, el adulterio, la fornicación, la ira la contienda, el chisme, las inmundicias. Esos son los granitos, pero está en nosotros si nos dejamos o no.

La mazorca es más liviana sin el capacho y sin los granos, nosotros sin el pecado nos sentimos livianos. Cuando confesamos nuestros pecados y le decimos al Espíritu Santo que quite todos esos granos quedamos livianos. La mazorca quedó limpia, sin nada, desnuda. Así nos quiere Dios.

Así tendremos que llegar ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo, tal cual somos, sin nada, desnudos.

Venimos a Cristo con gran cantidad de errores estábamos perdidos en delitos y pecados, atiborrados de gran cantidad de cosas y Cristo por su sangre preciosa nos limpia, nos hace aceptos en el amado.

Hebreo 4: 13

Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”.

Usted no vino aquí a un grupito más, no vino acá a agradar a su novia, a su papá o a su mamá, si está aquí es porque usted quiere buscar a Cristo.

Busque a Dios de corazón porque a él le tenemos que rendir cuentas.

Cuando nos reunimos él está en medio de nosotros. Usted no le puede ocultar nada a Dios.

No nos engañemos a nosotros mismos, Dios no puede ser burlado.

Si hacemos el pecado a escondidas y pensamos que no nos vio nadie, pero se nos olvida que los ojos de Dios están sobre todos los moradores de la tierra y se nos olvida que tenemos a Cristo en el corazón al Santo de los santos al cual tengo que rendirle santidad.

Desnudos porque no podemos sacar disculpa ante Dios. Tenemos mucho conocimiento.

Tenemos dueño y a ese dueño le tenemos que rendir cuentas.

No más engaños, no juegue al grupo de oración, no juegue a una religión que eso está mandado a recoger.

Dios nos quiere consagrados, Jesucristo te necesita en su obra y a ver ¿con quién cuenta?

1.       Desnudos por comunión

Génesis 2: 25

Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”.

No se avergonzaban porque estaban en comunión con Dios. Dios se paseaba en el huerto y no sentían miedo porque estaban en comunión con Dios. A veces Dios no se pasea entre nosotros porque no estamos desnudos delante de su presencia, porque queremos tapar el pecado que tenemos.

Cuando usted confiesa su pecado, no siente vergüenza porque se desnudó delante de Dios, porque tiene comunión con Dios.

2.       Desnudos por juicio

Génesis 3: 7

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”.

No se sentían desnudos porque estaban en comunión, no sentían necesidad de cubrirse porque no había pecado, estaban en comunión con Dios.

Cuando desobedecieron sus ojos fueron abiertos.

El pecado es insaciable y un pecado trae otro.

Conocieron que estaban desnudos porque la presencia de Dios no estaba con ellos, porque ya no sentían la misma libertad.

Cuando pecamos deliberadamente, aunque tenemos a Cristo en nuestro corazón, la presencia de Dios no fluye en nuestros corazones.

Quisieron tapar su apariencia, cuando estamos en pecado queremos tapar nuestra apariencia de pecado.

Ellos conocieron a un Dios vivo, disfrutaron las delicias de Dios. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que nos arrepintamos de nuestro pecado. Nuestro pecado nos saca de la cobertura de Dios.

Isaías 20

En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó; en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo.  Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto. Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?”

Dios puso a hablar a Isaías desnudo para darle un ejemplo al pueblo de Israel que había quitado los ojos de Dios y los había puesto en las potencias extranjeras, pusieron la esperanza en los hombres. Dios le dijo que puesto que había puesto los ojos en los hombres iban a recibir la vergüenza. Nuestra mirada no puede estar puesta en ningún ser humano. No podemos depender de ningún ser humano. Tenemos que depender de Dios, de nuestra relación con Dios.

No había sufrido porque estaban con la cobertura de Dios, tenían la presencia de Dios, tenían el respaldo de Dios; apenas ellos quitaron la mirada de Dios y la pusieron en los hombres entonces los tomaron en esclavitud.


Cuando quitamos la mirada de Dios y de sus cosas santas, entonces nos toman como esclavos y somos el hazmerreír de otros.

Estaban tan subyugados que no sabía ni como liberarse, nosotros si tenemos esperanza, si sabemos como liberarnos porque Jesucristo es nuestro libertador, Jesucristo rompe las cadenas. Si permitimos que Jesucristo desgrane esa mazorca si tenemos esperanza y no seremos subyugados por el diablo.

3.       Vestidos por misericordia y por gracia

Antes de venir a Jesucristo estábamos desnudos, harapientos y Jesucristo renovó nuestras vestiduras.

Génesis 3: 21

Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”.

¿Por qué Dios tuvo que hacerles túnicas si ellos tomaron hojas para cubrirse?

Porque la cobertura del hombre no sirve. Ellos fueron a cubrirse con hojas.

Nosotros nos cubrimos de apariencia y eso no cubre ni lava nuestro pecado.

Para Dios hacer eso tuvo que sacrificar un animal, eso estaba hablando de lo que iba a pasar en el nuevo testamento, del sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario. Si Jesucristo no se hubiera sacrificado, no tendríamos salvación ni vida eterna.

Por ese sacrificio Jesucristo paso por alto nuestras iniquidades y somos una nueva creación en Jesucristo. El pecado del hombre no lo perdona el hombre, no lo cubre el hombre, lo perdona es Jesucristo por eso necesitamos de él.

Tan grande es la misericordia de Dios que antes de sacarlos del huerto del Edén los vistió. Antes de que sucedan tantas cosas en nuestras vidas Dios nos advierte, nos llama con lazos de amor.

Apocalipsis 7: 13 – 15

Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos”.

Delante de la presencia de Dios nos tenemos que presentar impecables, nuestras vestiduras espirituales deben ser sin manchas, permitámosle a Dios que las limpie.

Son los que han recibido a Jesucristo en su corazón y lo aceptan como su Señor y Salvador.

Cuando habla de tribulación hablan de prueba. Son los que han salido de la prueba, los que no le hemos permitido al enemigo que nos aplaste.  Las pruebas nos forman, nos muestran en donde tenemos la mirada, nos muestran en quien hemos creído, nos muestran si somos o no aptos para el reino de los cielos.

Los esforzados son los que arrebatan el reino de los cielos.

Dios nos ama tanto que nos da la oportunidad hoy para que nos pongamos a cuenta con él.

Estar de día y de noche con Dios no implica no trabajar y apartarse de lo que tenemos que hacer en esta tierra.

La Biblia no habla de lugares intermedios ni de purgatorios.

Tenemos que ser agradecido porque Dios nos sacó de lugares muy oscuros. Que no se nos olvide todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Por eso que el Cordero de dios hizo es que ellos estaban en el cielo adorando a Dios.

Todos hemos tenido muchas oportunidades, Dios nos da muchas oportunidades en la vida.

Zacarías 3: 1-4

Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala”.

Vestidos por misericordia y por gracia.

Nosotros somos sacerdotes porque ministramos delante de la presencia de Dios. Dios dice que somos reyes y sacerdotes, ministros de un nuevo pacto.

El que nos acusa día y noche es Satanás. Nos refriega el pecado. Tenemos que salir de ahí, no dejarnos acusar sino confesar nuestro pecado ante Dios y volver a su camino.

Nosotros nos presentamos delante de Jesucristo.

Dios lo reprendió, Dios manda a reprender las obras de la carne, no a que nos hagamos compinches de ella.

Ponga su nombre donde dice Jerusalén, siéntase un escogido.

Nuestras vestiduras estaban como las de Josué, ¿cómo están ahora?

Con cuánto pecado vinimos y nos presentamos con esas malas vestiduras viles, pero Cristo nos viste de ropa de gala.

Jesucristo quitó nuestro pecado, quitó la maldición y nos vistió de ropa de gala.

Hoy nos quita el Señor esas vestiduras viles.  Repítase ahí: “y a mí me dijo: mira que he quitado tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala”.

Cuando el Señor nos dice que nos va a vestir de ropas de gala es porque nos está preparando para las bodas del Cordero.

4.       Conclusión

Por tanto

Colosenses 3: 1 – 10

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,”

Si dice que resucitamos con Cristo es porque morimos al pecado y resucitamos a una nueva vida.

No tengo porque poner mi mirada en el hombre sino en las cosas de arriba. Muchas veces endiosamos muchas cosas en la tierra.  No dice que no haga las cosas de la tierra, sino que no ponga la esperanza en ellas.

Cambiamos de dueño. Nuestra vida está escondida con Cristo porque él nos guarda.

Jesucristo es nuestra vida ahí lo dice. Cuando Jesucristo empiece a hacer una explosión en nuestra vida se verá la gloria de él en nosotros.

Tenemos que hacer morir lo terrenal en nosotros.

Muchas veces no queremos dejar las cosas de la tierra, hay cosas que nos ha dado dificultad entregar y dejarlas. Cuando entregamos algún pecado del todo, no lo volvemos a cometer.

Es necesario hoy rendirnos ante el Señor.

Somos una nueva naturaleza en Jesucristo, nos despojamos del viejo hombre.

Que a través de esta palabra vamos siendo renovados.

5.       ¿Cómo hago para que resplandezcan mis vestiduras?

Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”.

Nos tomó para orar, la clave está es la oración para que nuestras vestiduras se cambien por vestiduras blancas y resplandecientes. Es imposible ir a la oración y que quedemos igual.


Los escogidos somos nosotros, nos llamó y subió a orar, nos dio ejemplo, a medida que oramos nuestras vidas van siendo diferentes. 

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