jueves, 27 de febrero de 2014

Esforzaos





Debemos ser personas esforzadas y valientes en todo momento. Tenemos una bendición y es que Cristo pagó en la cruz del Calvario por nosotros, pero ahora nos toca a nosotros esforzarnos. Así le dijo Dios a Josué: “esfuérzate y se valiente”. Josué se esforzó para poder entrar al pueblo a esa tierra prometida.
¿Cuántas promesas nos ha dado Dios a cada uno?, ¿Cuántos han sido esforzados como Josué para recibir esas promesas? Tenemos que esforzarnos para sacar del corazón el pecado, para sacar del corazón la incredulidad.
A veces nos cuesta mucho esforzarnos, nos cuesta cambiar esa condición terrenal a una condición espiritual. Nos estacamos y nada pasa en nuestras vidas.
La viuda ante el juez injusto se esforzó para que le hiciera justicia porque tuvo la necesidad. Dios nos ha dado tantas cosas, pero a veces no nos hemos esforzado para que esas cosas sucedan. A algunos, Dios les ha dado ministerio y no se han esforzado para que ese ministerio fluya.
Lucas 13: 24 – 28
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.  Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. 
Esforzaos a entrar, Cuántas veces Dios nos ha dicho que cuidemos esta salvación tan grande que él nos ha dado. Debemos esforzarnos para cuidar esa salvación.
Muchos van decir: “Señor yo leía la palabra, yo iba al grupo de oración”, que no nos suceda eso.
Acá hablamos de Santidad y de obediencia, acá no hablamos de  riquezas terrenales sino espirituales, por estas es que tenemos que esforzarnos.
Lucas 14: 16 – 20
Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 
¿Cuántos hemos sido convidados a esa cena, a una invitación que Dios nos hace y sacamos excusas? Sacamos excusas para las cosas del Señor.
Para las cosas terrenales nos esforzamos, para un trabajo, una entrevista nos esforzamos, pero para las cosas de Dios no nos esforzamos, somos un pueblo conformista, para todo hay excusa.
Esforcémonos para llegar a esa gran cena, esforcémonos por ese reino tan grande.
Nosotros como padres terrenales tratamos de darles lo mejor a nuestros hijos, pero a cambio queremos que esos hijos se esfuercen por cumplir con sus deberes, por sacar buenas notas, por ser obedientes. Dios como Padre nos da lo mejor de lo mejor, pero también espera nuestra obediencia y nuestra santidad.
Vea lo que dice Ezequiel 12: 27  
Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste. Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor. 
Amos 6: 1
¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel! 
Nos confiamos como David, que en tiempo de guerra reposo. Nosotros reposamos y dejamos entrar el pecado a nuestros corazones.
Nos reúimos tres veces a la semana y cuántos vienen cada día. Muchos son los ejemplos de los que se confían. Sansón se cufió y le reveló a Dalila su secreto. Nos confiamos y le entregamos al enemigo lo que Dios nos ha dado.
No confíes y esfuérzate a coger esa bendición que Dios te ha dado. No es tiempo de reposar y de confiarnos, es tiempo de levantarnos.
II Timoteo 2: 1
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
La gracia que Jesucristo nos da es su sangre preciosa. Nosotros no éramos pueblo y Dios por su gran misericordia mandó a su hijo Jesucristo a derramar su sangre preciosa y nos constituyó hijos por su gracia.
II Timoteo 2: 4
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. 
¿Cuántas veces Dios nos ha dicho que somos soldados de Jesucristo?, ¿lo creemos solo de boca?, ¿o lo creemos de corazón?
Timoteo 2: 6
El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. 
Primero tenemos que esforzarnos. Tenemos que esforzarnos para dar fruto. Esforcémonos porque Cristo viene pronto, está a las puertas y vendrá en el momento menos esperado. Que no nos sorprenda sino que estemos preparados cuando venga.
Hay que decir como el siervo que dijo que no había hecho nada porque solo hizo lo que se le mandó. Hay que hacer más.
Es tiempo que nos sacudamos y nos quitemos esa mediocridad y ese conformismo, porque Dios ha dado muchas bendiciones en este lugar, no las menospreciemos. Valoremos cada palabra, cada cosa que tenemos, cada bendición.
Dios nos da una formación por medio de unos ministros, unos siervos de él. Es tiempo que nos formemos por medio de estas palabras.
Apocalipsis 3: 5
El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Apocalipsis 3: 11
He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. 
Cristo viene pronto. Atesoremos lo espiritual porque Cristo viene pronto. Que no nos coja relajados, en pecado y sin estar dispuestos para él. No sabemos el día ni la hora, pero que vendrá vendrá

No hay comentarios:

Publicar un comentario