Debemos ser personas esforzadas y
valientes en todo momento. Tenemos una bendición y es que Cristo pagó en la
cruz del Calvario por nosotros, pero ahora nos toca a nosotros esforzarnos. Así
le dijo Dios a Josué: “esfuérzate y se valiente”. Josué se esforzó para poder
entrar al pueblo a esa tierra prometida.
¿Cuántas promesas nos ha dado
Dios a cada uno?, ¿Cuántos han sido esforzados como Josué para recibir esas
promesas? Tenemos que esforzarnos para sacar del corazón el pecado, para sacar
del corazón la incredulidad.
A veces nos cuesta mucho
esforzarnos, nos cuesta cambiar esa condición terrenal a una condición
espiritual. Nos estacamos y nada pasa en nuestras vidas.
La viuda ante el juez injusto se
esforzó para que le hiciera justicia porque tuvo la necesidad. Dios nos ha dado
tantas cosas, pero a veces no nos hemos esforzado para que esas cosas sucedan.
A algunos, Dios les ha dado ministerio y no se han esforzado para que ese
ministerio fluya.
Lucas 13: 24 – 28
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos
procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya
levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta,
diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde
sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y
en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde
sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y
el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los
profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.
Esforzaos a entrar, Cuántas veces
Dios nos ha dicho que cuidemos esta salvación tan grande que él nos ha dado.
Debemos esforzarnos para cuidar esa salvación.
Muchos van decir: “Señor yo leía
la palabra, yo iba al grupo de oración”, que no nos suceda eso.
Acá hablamos de Santidad y de
obediencia, acá no hablamos de riquezas
terrenales sino espirituales, por estas es que tenemos que esforzarnos.
Lucas 14: 16 – 20
Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a
muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados:
Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse.
El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que
me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a
probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por
tanto no puedo ir.
¿Cuántos hemos sido convidados a
esa cena, a una invitación que Dios nos hace y sacamos excusas? Sacamos excusas
para las cosas del Señor.
Para las cosas terrenales nos
esforzamos, para un trabajo, una entrevista nos esforzamos, pero para las cosas
de Dios no nos esforzamos, somos un pueblo conformista, para todo hay excusa.
Esforcémonos para llegar a esa gran
cena, esforcémonos por ese reino tan grande.
Nosotros como padres terrenales
tratamos de darles lo mejor a nuestros hijos, pero a cambio queremos que esos
hijos se esfuercen por cumplir con sus deberes, por sacar buenas notas, por ser
obedientes. Dios como Padre nos da lo mejor de lo mejor, pero también espera
nuestra obediencia y nuestra santidad.
Vea lo que dice Ezequiel 12: 27
Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión
que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza
éste. Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más
ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice
Jehová el Señor.
Amos 6: 1
¡Ay de los reposados en Sion, y de los
confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las
naciones, a los cuales acude la casa de Israel!
Nos confiamos como David, que en
tiempo de guerra reposo. Nosotros reposamos y dejamos entrar el pecado a
nuestros corazones.
Nos reúimos tres veces a la
semana y cuántos vienen cada día. Muchos son los ejemplos de los que se
confían. Sansón se cufió y le reveló a Dalila su secreto. Nos confiamos y le
entregamos al enemigo lo que Dios nos ha dado.
No confíes y esfuérzate a coger
esa bendición que Dios te ha dado. No es tiempo de reposar y de confiarnos, es
tiempo de levantarnos.
II Timoteo 2: 1
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
La gracia que Jesucristo nos da es
su sangre preciosa. Nosotros no éramos pueblo y Dios por su gran misericordia
mandó a su hijo Jesucristo a derramar su sangre preciosa y nos constituyó hijos
por su gracia.
II Timoteo 2: 4
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de
agradar a aquel que lo tomó por soldado.
¿Cuántas veces Dios nos ha dicho
que somos soldados de Jesucristo?, ¿lo creemos solo de boca?, ¿o lo creemos de
corazón?
Timoteo 2: 6
El labrador, para participar de
los frutos, debe trabajar primero.
Primero tenemos que esforzarnos.
Tenemos que esforzarnos para dar fruto. Esforcémonos porque Cristo viene pronto,
está a las puertas y vendrá en el momento menos esperado. Que no nos sorprenda
sino que estemos preparados cuando venga.
Hay que decir como el siervo que
dijo que no había hecho nada porque solo hizo lo que se le mandó. Hay que hacer
más.
Es tiempo que nos sacudamos y nos
quitemos esa mediocridad y ese conformismo, porque Dios ha dado muchas
bendiciones en este lugar, no las menospreciemos. Valoremos cada palabra, cada
cosa que tenemos, cada bendición.
Dios nos da una formación por
medio de unos ministros, unos siervos de él. Es tiempo que nos formemos por
medio de estas palabras.
Apocalipsis 3: 5
El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su
nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y
delante de sus ángeles.
Apocalipsis 3: 11
He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu
corona.
Cristo viene pronto. Atesoremos
lo espiritual porque Cristo viene pronto. Que no nos coja relajados, en pecado
y sin estar dispuestos para él. No sabemos el día ni la hora, pero que vendrá
vendrá
No hay comentarios:
Publicar un comentario