sábado, 1 de febrero de 2014

El Bautismo



EL BAUTISMO


I. ¿Qué es el bautismo?

Mateo 3: 13 17

“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se lo oponía: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús después que fue bautizado, subió luego del agua, y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz en los cielos, que decía: Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia”.

En este pasaje vemos que Jesús dio ejemplo de obediencia a Dios y se bautizó. El bautismo de Juan era el bautismo del arrepentimiento, Jesús no tenía nada de que arrepentirse, porque él era libre de pecado, pero por su obediencia al Padre se bautizó. No sólo eso sino la humildad como el mismo Juan lo dice: el menor bautizó al mayor.

Vemos en este pasaje que se muestra tres cosas fundamentales:

-          Obediencia
-          Presencia del Espíritu Santo
-          Complacencia de Dios.

La alabanza y la oración más grande es obedecer a Dios.

Vemos acá también las tres manifestaciones de Dios: El hijo, el Padre y el Espíritu Santo.

Marcos 16: 14 – 18

“Finalmente apareció a los once mismo, estando ellos sentados a la mesa, y les reprocho su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: id por todo el mundo predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere, será condenado. Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño: sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”

Vamos que es el mismo Jesús quien ordenó el bautismo. No es un invento del ser humano además vemos el bautismo como elemento de salvación: “El que creyere y fuere bautizado será salvo”

II. ¿Qué significa el bautismo en agua?

Romanos 6: 1 – 4

“¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva

Vemos la muerte del viejo hombre que luego resucita a vida nueva. Miremos los versículos 5 a 7:

“Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado”

San Juan  10: 30

 “Yo y el Padre uno somos”

Juan 14: 1 - 11

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a donde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a donde vas; ¿cómo, pues,  podemos saber el camino?”

Jesús le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocieseis, también  a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.

Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre: ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las  hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”.

Vemos dos ejemplos donde Jesús dice que él y el Padre son el mismo. Además cuando dice: “vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo” da la idea perfecta que él es la cabeza y nosotros somos el cuerpo.

III. ¿EN QUÉ NOMBRE DEBO SER BAUTIZADO?

Mateo 28: 16 – 20

“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les hablo diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Nótese que dice en el nombre en singular. Esto unido a que Jesús ya ha dicho continuamente que los tres son uno, tiene mucha importancia en lo que se explica acá.


Hechos 2: 1 – 4

“Cuando llego el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada  uno de ello. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.

Esto es el cumplimiento de la profecía que Jesús hace en

Lucas 24: 44-49

Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”.

Veamos lo que la Biblia dice en

Juan 14: 26

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, el os enseñará todas las cosas, y os recordara todo lo que yo os he dicho”.

Vemos pues acá que el que enseña es el Espíritu Santo. Por eso nosotros no debemos tener el ánimo irrespetuoso de querer convencer a otros. Nosotros sólo damos nuestra experiencia en el Evangelio lo predicamos, pero el que convence es el Espíritu Santo. Querer convencer a otro es quitarle este puesto al Espíritu Santo de Dios. Por esto también siempre debemos hablar con mucho amor sin alegar ni acalorarnos porque la Palabra no es para contender.

Hechos 2: 36 – 40

“Sepa, pues, toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

Hechos 19:1 -5

Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corito, Pablo, después de recorrer las regiones superiores vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”.

Hechos 4: 11 -12

“Este Jesús en la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza de ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en el que podamos ser salvos”.

En el nombre de Jesús somos salvos no en ningún otro.

Hechos 10: 38 – 48

“Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosa que Jesús hizo en la tierra de Judea  y en Jerusalén; a quien mataron colgándolo de un madero. A ése levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el  pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucito de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno acaso impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han  recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días”.

HECHOS 8: 34 – 40

“respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de si mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea”.

El bautismo es el nombre del Señor Jesús. Pues, si los discípulos estaban llenos del Espíritu Santo, ¿por que siempre iban a bautizar en el nombre del Señor Jesús si así no era? No tiene sentido.

I Juan 5: 7

Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.


Lucas 4: 18

“y el Espíritu del Señor está sobre mí…”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario