Del altar de Dios salen esas
aguas. Esas aguas traen sanidad para el alma. Dice la palabra de Dios que el
que cree en él de su interior correrán ríos de agua viva. Dios lo que quiere en
esta mañana es darnos el agua de vida.
Quizás muchos se sienten secos, que muchos vienen tristes agobiados, sin
esperanza: que muchos ha dejado de sentir la presencia del Señor. Es el agua de
vida que nos refresca en este día.
Juan 4: 1 –
Cuando, pues, el Señor entendió que los
fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a
Galilea. Y le era necesario pasar por
Samaria. Vino, pues, a una ciudad de
Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y
estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así
junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y
Jesús le dijo: Dame de beber.
Nosotros hemos
venido hoy a ese pozo de vida que es Jesucristo. Jesús nos dice en esta mañana:
“Dame de beber”. ¿Qué hay en nuestro corazón que le podamos brindar al Señor?
Versículos 7 y 8
Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a
comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me
pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no
se tratan entre sí.
Jesús hacía lo
inexplicable, comía con publicanos y pecadores y le decían por qué haces esto y
aquello. Pero para Dios no hay razas, no hay colores, Dios no hace acepción de
personas. Jesucristo se le acercaba a los leprosos, él no tenía temor de que
esa enfermedad se le pegara; se acercaba a aquellos pecadores, a aquellos que
nadie en el mundo quería acercarse, se acercaba a los endemoniados, a los que
estaban en el desierto solos y encadenados, se acercaba a las prostitutas, a
aquellos difíciles de amar, Jesús siempre hacía y hace lo inexplicable.
Versículo 10
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el
don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te
daría agua viva.
Donde
de Dios es un regalo, Jesucristo es nuestro regalo. Dios dice en su palabra que
de tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para que toda aquel
que en él crea no se pierda, mas tenga vida eterna.
Es
el mismo Mesías que se encontraba con esta samaritana, es el mismo Jesús con el
que nos hemos venido hoy a encontrar, es el que sacia nuestra alma.
La
mujer samaritana no le podía dar de beber a Jesucristo si tenía vacío su
corazón, si el único que puede llenar los vacíos del ser humano es Jesucristo.
Versículo
11
La mujer le dijo: Señor, no
tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua
viva?
Ella
estaba diciendo: No tienes instrumentos materiales. Pero Cristo no le estaba
hablando de cosas físicas sino espirituales, Cristo le estaba hablando de que
su alma necesitaba ser saciada, de que su alma estaba en angustia y necesitaba
ser refrigerada
Versículo
12 dice
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre
Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus
ganados?
Cuántas veces
nosotros decimos: “Señor a quien iremos, tú tienes palabras de vida eterna”
Jesús no ama como
los hombres, Jesús no ama nuestro cuerpo, ama nuestra alma. Jesús no mira lo
que está por fuera, no mira las apariencias, él mira nuestro corazón.
Versículo 13
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que
bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
Cuántas veces
nosotros en nuestras fuerzas buscamos aquí y allá, pero nada nos sacia, pero
cuando abrimos nuestro corazón y permitimos que esa agua refresque nuestro ser,
que su palabra transforme nuestra vida, entonces seremos como esa fuente de
agua viva siempre. Pero por qué muchas veces somos como desiertos y nos
sentimos vacíos, somos como esas cisternas rotas que no retenemos agua. Dios
quiere que de nuestro interior brote agua de vida. Él dice: “El que cree en mí
en su interior correrán ríos de agua viva”. Que su palabra corra nuestros ser,
que cuando venga la dificultad a nuestras vidas, los problemas, el Espíritu
Santo siempre está ahí recordándonos cada palabra, pero muchas veces creemos
más a las situaciones y las circunstancias que a Dios que nos dio esa palabra.
Jesús es un Dios vivo y real.
El 14 dice
mas el que bebiere del agua que yo le daré,
no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de
agua que salte para vida eterna.
Dios promete en
su palabra que el que bebiere de esta aguan no tendrá sed nunca. Es imposible
que si nosotros tenemos a Cristo en nuestro corazón se apague le gozo y haya
tristeza, si tenemos a Cristo en nuestro corazón no hay por qué andar en
tristeza y en desolación. Él va adelante de nosotros como poderoso gigante.
Jesucristo lo hizo todo en la Cruz, el que llevó nuestras heridas , el conoció
el menosprecio y el rechazo.
Esa mujer
samaritana estaba triste en su corazón y le dice en el versículo 15:
La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para
que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
Ella estaba creyendo
por la palabra que estaba saliendo de la boca de Jesús, estaba creyendo esa
palabra y esas cadenas estaban siendo rotas, estaba abriendo su corazón a Jesús
y estaba permitiendo que el Espíritu Santo la escudriñara.
Versículos 16 al
19
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven
acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho:
No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes
no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece
que tú eres profeta.
Jesús también le
estaba diciendo que el amor de ningún ser humano puede saciar nuestra alma
El amor es
perfeccionado por Dios en nuestros corazones. Cuántas mujeres como la del
pasaje de la mujer del flujo de sangre se sienten si valor, cuántas mujeres
están mendigando amor, pero como dice una alabanza: “Si conocieras el amor de
Dios, no estarías mendigando el amor de ningún ser humano”.
Si el amor de
Dios no se ha perfeccionado en nuestro corazón entonces cualquier cosa nos derribará.
Muchas veces
recibimos aquí una bendición muy grande del Señor y nos vamos y llega cualquier
persona y nos humilla y nos dice: “No vales nada”. Y crees más esas palabras
que lo que Dios ha hecho por ti. Pero Dios nos ha dado un valor y nos ha tenido como piedras
preciosas en sus manos. Cuando no éramos nada Dios nos tomó. Mira esa mujer Samaritana esa
mujer adúltera cuando la trajeron a los pies del Señor y ella vio en los ojos
de Jesús amor. Eso es lo que Dios nos ofrece en esta mañana. Dios quiere reafirmar
las mujeres de este lugar y que su felicidad no dependa del amor de un hombre,
que la felicidad no dependa del amor de las personas.
A veces personas
que se sienten menospreciadas porque los hermanos no valoran su ministerio,
pero hay que recordar que Jesucristo fue menospreciado y sin embargo siguió
adelante.
La mujer le dijo
que él era profeta porque cuando llegamos al Señor él empieza a hablar a
nuestro corazón por medio de otros ser humano, uno piensa que ese ser humano
sabe algo de nuestra vida y es el Señor que está descubriendo nuestro corazón
por medio de ese ser humano. El Señor conoce nuestra entrada y nuestra salida.
El Señor nos hizo con un propósito.
Esta mujer salió
luego y les dijo a sus vecinos que ese hombre la había dicho esto y aquello y
que creía que era el Mesías, porque él conocía su vida, conocía su corazón.
La palabra de
Dios dice que: “aunque tu padre y tu madre te dejaren con todo y eso yo te
recogeré“. Ese es el amor tan grande del Padre que con cuerdas de amor y de
misericordia te trajo hacia él. Yo no conocía ese amor de Dios y cuando él me
dio su palabra, ésta penetró en mi corazón y entendí que él ha sido mi fuerza y mi fortaleza.
Dios quiere que
nosotros edifiquemos sobre la Roca que es Jesucristo. La palabra de Dios dice
que la mujer sabia edifica su casa, mas la necia la derriba. Dios dice que el
hombre sabio edifica su casa sobre la roca y así vengan tormentas y vientos muy
fuertes, no caerá esa casa porque está fundada sobre la roca. ¿Sobre quién
estamos edificando nosotros? Si es sobre la roca tendremos una fe firme,
inflexible que no la muevan las circunstancias, ni las palabras de maldición.
El hombre
insensato edifica sobre la arena y cuando vienen esos vientos derriban esa casa
porque no está firme.
Una mujer que se
llamaba devora dirigía a Israel y dice que en esa época los hijos de Dios
hicieron lo malo delante de Dios. Dios despertó el espíritu de esta mujer y
ella le habló a un hombre y le dijo: “no ha dicho Jehová que entregará tus
enemigos en tus manos”
Jueces 4: 1
Después de la muerte de Aod, los hijos de
Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. Y Jehová los
vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de
su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim. Entonces
los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros
herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte
años. Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa,
mujer de Lapidot;
Entre tanta gente
Dios escogió una mujer, Dios escoge lo que a él le place. Dios escoge lo que a
él le parece y como él quiere, él hace.
Versículo 5 y 6
y acostumbraba sentarse bajo la palmera de
Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel
subían a ella a juicio. Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de
Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo:
Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de
la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón;
Ese hombre no
estaba haciendo lo que Dios le mandó y Dios escogió una mujer para que le
recordara lo que Dios le había ordenado: “No te ha dicho Dios que él te va a
dar la victoria”
Versículos 7 - 9
y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a
Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo
entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré;
pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será
tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá
Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.
Barac vio en
Devora determinación, vio carácter, Dios forma nuestro carácter a través de las
pruebas, a través de un esposo tosco, a través de esos hijos que se levantan.
Dios quiere que nosotros salgamos como el oro en refinamiento.
Dios le dio la
victoria al pueblo de Israel
Jueces 5: 7
Las aldeas quedaron abandonadas en Israel,
habían decaído, hasta que yo Débora me levanté,
Me levanté como madre en Israel.
Me levanté como madre en Israel.
Habían decaído
teniendo un Dios tan grande y tan poderoso.
Hasta que Devora
se levantó. Que todas las mujeres acá se puedan levantar en el nombre de Jesús:
“me levanto por esta situación, me levanto por mi hogar, me levanto por mis
hijos”. Muchas mujeres están esperando que sus esposos se levante, pero esta
mujer no esperó que su esposo se levantara.
Muchas veces los
mismos esposos no te valoran, pero Dios te ha valorado y te ha dado un lugar y
eso es lo que Dios quiere que sean. Las
mujeres tienen que levantarse por las familias.
En proverbios 31
dice que la mujer virtuosa ¿quién la hallará?, porque su valor es como las
piedras preciosas. Quienes de ustedes, varones. ¿No le han dado ese valor a la
mujer? Es el momento que les den ese valor a las mujeres.
Dice la palabra
que por esa mujer virtuosa su esposo nunca carecerá de ganancia.
Cuántas mujeres
ha estado esperanzadas en el amor de un hombre que de un momento a otros se va, pero el amor de
Dios permanece para siempre.
En el hombre
también permanece el amor de Dios, pero ese hombre tiene que estar firme porque
si no vendrá cualquier dalila y robará lo que Dios ha puesto en el corazón.
Dios quiere que
nosotros seamos hombre y mujeres sabios. Se ha dicho mucho que acá viene un
avivamiento, pero Dios quiere firmeza y determinación.
A veces te
preguntas por qué sigues en la misma situación, pero si abrieras tu corazón
entenderías que Dios quiere saciar tu alma, que Dios quiere llenar tu corazón.
Todos necesitamos de Dios y hemos venido en esta mañana porque necesitamos del
Señor Jesucristo
Isaías 54: 4 – 8
No temas, pues no serás confundida; y no te
avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza
de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.
Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu
Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque
como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la
esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. Por un breve
momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un
poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia
eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.
Cuando nosotros estamos
tristes él nos fortalece. El con
misericordia nos rescata. Cuántas se sienten menospreciadas. Dios las rescata
no crean más a las palabra del enemigo. Creámosle a Dios, él es tu salvador y
te compró por precio. Dios declaró bendición sobre tu vida y Dios cumplirá su
propósito en tu vida. La obra que Dios ha empezada en nuestras vidas será
perfeccionada.
Nuestros amigos y
nuestras familias nos pueden maldecir, pero para Dios somos especiales y si Dios nos llamó cumplirá todas las cosas
en nuestras vidas.
Es tiempo de
levantarnos por nuestras familias, por nuestros hijos y no dejar que el enemigo
nos pisotee más y nos agache la cabeza, cuando Dios nos ha puesto para pisar la
cabeza del enemigo, El avergüenza nuestros adversarios.
Es hora que
rompamos esas cadenas de maldición en nuestras vidas. Dios tiene un propósito
en la vida de cada uno de nosotros y no nos podemos dejar robar la bendición
del enemigo, los tesoros preciosos que Dios te ha dado
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