Nosotros estamos aquí por la
misericordia de Dios.
Por la fe que Dios derramó en
nuestros corazones, alguien predico la palabra de Dios y por esa fe nosotros
estamos aquí.
Por la palabra de Dios fueron
creados los cielos y la tierra y el universo entero y por esa palabra Dios nos
dio vida a nosotros.
El enemigo trata de desdibujarnos
la palabra de Dios, el nos desdibuja las promesas de Dios y cuando estamos
pasando por situaciones difíciles, él nos desdibuja todo para que no creamos
que en la palabra de Dios hay poder.
Proverbios 30: 5
Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él
esperan.
Es limpia sin contaminación, por
tanto si Dios dice que hará algo, lo hace.
Dios es escudo para los que en él
esperan.
Nuestra fe no se puede doblar,
independientemente de lo que estemos viviendo, porque ¿En qué Dios hemos
confiado?
Dios dice levántate, a un leproso
le decía sé limpio y se limpiaba, a nosotros nos predicó palabra para que
fuésemos salvos y por su misericordia somos salvos.
Si nos sentimos desprotegidos el
nos dice hoy que es escudo alrededor nuestro. Él nos cuida y nos protege.
Proverbios 29: 25
El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será
exaltado.
Cuando dejamos que la duda entre
en nuestros corazones impedimos que el Espíritu de Dios actúe en nuestro favor.
Cuando dudamos le estamos
diciendo a Dios que no puede ayudarnos.
El miedo apaga la fe. Dios quiere
que botemos el miedo, porque Dios dice que ni los incrédulos, ni los cobardes
heredarán el Reino, porque Dios dice que
el Reino de los cielos es para los violentos.
Juan 6: 60
Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra;
¿quién la puede oír?
La palabra tiene que ser dura
para que la podamos oír.
Saltemos al 67:
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también
vosotros?
Muchos rechazan la palabra de
Dios y buscan un evangelio que los contemple y los sobe. No quieren aquello que
los confronte. Buscan un evangelio que les digan: “Tranquilo usted está muy bien,
traiga los diezmos, ofrende que usted está muy bien”. Y estando mal y pecando
contra el mismo Dios.
¿Porque nos hablan duro nos
queremos ir?
En el 68
Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de
vida eterna.
¿A quien iremos nosotros, vamos a
seguir dependiendo de un hombre o de unas circunstancias, viendo que político
hay por ahí que nos puede ayudar?
Si estamos cansados el nos
levanta, tiene palabras de vida. El Espíritu Santo está profetizando hoy sobre
tu vida, sobre tu alma, para que tu alma se levante, recobre vida. Él nos dio
vida estando muertos en delitos y pecados y el Espíritu Santo soplo vida.
Sigue el versículo 69
Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente.
Pero para algunos de nosotros
parece que ni conociéramos ni hubiéramos creído, porque a veces nuestro
comportamiento no es de hijos de fe.
Cuando somos hijos de fe nosotros
declaramos esta palabra y le decimos a Dios: sabemos que tú estás arreglando
nuestra situación.
Cristo es el Salvador para
cualquier problema, no para algunos, para cualquiera.
El Dios al que nos hemos acercado
no es un Dios muerto es un Dios vivo.
Isaías 37: 10
Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú
confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
Aquí vinieron unos mensajeros de
Satanás donde el rey Ezequías para desanimarlo.
¿Cuántos mensajeros han venido a
quitarle a usted la fe y a desanimarlo?
El enemigo poniendo miedo e
interrogante a la palabra de Dios. El enemigo cuestiona la palabra de Dios.
La palabra de Dios es viva y
eficaz y es la misma por toda la eternidad, no es para hoy o para mañana, es
para siempre.
Si la palabra de Dios no tuviera
poder, Satanás no trataría de tergiversarla por medio de tantas personas.
No permita que el enemigo le robe
la palabra.
El nombre de Ezequías significa
Dios fortalece, nosotros no nos llamamos Ezequías, pero si tenemos a Jesucristo
que nos fortalece.
II Corintios 1: 9
Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no
confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;
Dios permite cosas para que no
confiemos en nosotros mismos. Para que confiemos en Dios, para que confiemos en que él tiene respuestas donde parece que nada
hubiera. Dios es todo, el suple para todas nuestras necesidades: “Todo lo puedo
en Cristo que nos fortalece”
Dios da vigor a nuestros huesos,
da fuerza a nuestro cuerpo.
Dios se fortalece en nuestras
debilidades, Dios nos quiere levantar.
Nosotros le ponemos peros a los
milagros de Dios. Nuestra fe es muy pequeña para que Dios pueda actuar. “Dios
cambia nuestro lamento en baile” dice la Escritura.
Tenemos que dejar de ser tan
miedosos para creerle al Señor. O todo o nada, o seguimos hacia adelante o nos
devolvemos, porque si seguimos así no vamos a ver la respuesta de Dios.
Dios quiere un pueblo atrevido,
un pueblo esforzado. ¿Se cayó en el intento? Vuelva y levántese. El águila cuando
llega a cierta edad se va a las montañas y se arranca las plumas y se quiebra
el pico, les nacen nuevas y así ella vive unos años más.
Dios dice que el renueva el
plumaje, pero si le creemos.
Dios quiere que nuestros
problemas desaparezcan, pero tenemos que ser esforzados. Debemos permitir que
el Espíritu de Dios nos renueve
I Pedro 1. 3- 7
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su
grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para
vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar
la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En
lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es
necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que
sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando
sea manifestado Jesucristo,
Nos hizo renacer no para
que viviéramos desanimados y en derrota sino para tener una esperanza viva. La
salvación está reservada para nosotros por tener a Cristo como la esperanza
viva.
La fe nos da poder. Sin fe
no se puede hablar con autoridad. Si no tiene fe no tiene autoridad para
decirle a la situación: “cese ya”.
Si tiene fe aunque sea
pequeña como grano de mostaza ejérzala.
La fe es probada. Sale de
acá fortalecido y llega al problema y empieza a renegar, pierde la fe, cuando
debe ser al contrario frente al problema hay que tener firmeza. En situación
difícil debemos alabar a Dios y que cuando llegue la respuesta Dios nos
encuentre alabándolo.
Judas 1: 3
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra
común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
Tenemos que batallar por la fe,
tenemos que cuidarla porque es un regalo que Dios nos da. No significa que
tenemos que pelear con los que no la tienen, significa que debemos batallar
porque la que nosotros tenemos permanezca en nosotros y crezca.
El enemigo nos dice que no somos escuchados
y que las puertas están cerradas, No. La puerta está abierta.
Este tiempo no es para dudar
porque las profecías están cumplidas casi todas. Cristo no ha venido por
misericordia, esperando que entren más personas a la salvación.
Estaba Jeremías preso, Jerusalén
asediada, en esclavitud, era para desanimarse y él decía: “había como un fuego
ardiente en mi y trate de dejarlo pero no pude”, así es la palabra de Dios.
Salmos 5: 11 – 12
Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre,
porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh
Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
En nosotros debe estar el gozo
del Señor y si no está pidámoslo. Demos canciones de júbilo, porque Dios está
con nosotros y nos defienden. Debemos regocijarnos en Dios independiente de lo
que estemos viviendo. Sintámonos bendecidos porque somos justos, hemos sido
justificados en la sangre de Jesucristo.
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