Isaías 6: 1-8
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono
alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había
serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo:
Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su
gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del
que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy
muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo
que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los
ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un
carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él
sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y
limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién
enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a
mí.
Introducción ¿quién era el rey Uzías?
Comenzó su reinad a los 16 años
en el año 740 a de C. y reinó 52 años. El empezó a hacer lo recto delante de los ojos de Yahvé como su
padre y Dios lo respaldaba en todo y ganó muchas victorias y conquistó muchas
riquezas y cuando se sintió poderoso, su corazón se ensoberbeció y se reveló
contra Dios que le había dado todas esas cosas. Entonces prevaricó contra Dios, se tomó una función que no le
correspondía a él sino al sumo sacerdote, se metió al templo a quemar incienso
para Yahvé, aparentemente estaba haciendo una acción buena, pero era
desagradable a los ojos de Dios, pues no era como Dios había ordenado que se
hiciera.
El sumo sacerdote fue y lo
reprendió, le ordenaron salir del templo aunque era el rey, entonces él se puso
en contra de los sacerdotes y se llenó de ira, entonces le vino la disciplina
de Dios y le brotó lepra en la frente, tuvo que vivir apartado y lo excluyeron
de la casa de Yahvé.
Esto nos muestra lo delicado que
es la santidad de Dios. Dios no soporta el pecado porque él es santo.
La visión
Isaías vio unos serafines. La
palabra serafín viene del hebreo saraf que quiere decir arder, tiene que ver
con fuego. Tenían seis alas porque es tanta la santidad de Dios que los
serafines cubren su rostro y sus pies con dos alas pues se sienten indignos de
estar delante esa santidad de Dios.
Es el único atributo de Dios que
se repite 3 veces. No se puede profundizar en la gran santidad de Dios. Los
serafines tenían una adoración ardiente y esa adoración es la que Dios quiere de nosotros.
Antes de presentarnos ante Dios
Todopoderoso en oración debemos estar a cuenta con Dios. Cuando viene la
tentación nos olvidamos que tenemos un Dios santo. Si caemos en el pecado lo
primero que tenemos que hacer es arrepentirnos con todo nuestro corazón y
pedirle a Dios que nos limpie y nos purifique. La voluntad de Dios es que cada
día nos santifiquemos más, que caminemos hacia la perfección. Que cada día
nuestro corazón viva en santidad para él y no por nuestras fuerzas, sino por el
poder del Espíritu Santo.
Era tan ardiente la adoración de
esos serafines que temblaban los quiciales.
En el versículo 5 fue tanto el
impacto que Isaías sintió que no tuvo más que rendirse ante la santidad de Dios
y reconocer su pecado. Por la
misericordia de Dios Isaías reconoció su pecado y los serafines no vinieron inmediatamente con el fuego, porque
Isaías no había reconocido su pecado, apenas reconoció el pecado los serafines
purificaron sus labios. Nosotros tenemos que reconocer nuestro pecado para ser
purificados por Dios.
La sangre de nuestro Señor
Jesucristo nos limpia de pecado y el fuego del Espíritu Santo nos purifica. El
Serfin tomó el carbón con fuego del altar. Le tocó la boca porque el pecado que
el reconoció estaba en su boca. Lo que apartaba a Isaías de Dios estaba en su
lengua.
Como es nuestro testimonio sobre
todo cuando estamos solos, pero que a pesar de creer que estamos solos Dios nos
está viendo.
En el versículo 8 Elías le dijo a
Dios: “heme aquí envíame a mí”, porque ya estaba arrepentido y fue purificado,
antes no había escuchado la voz de Dios. Cuando fue limpio y puro oyó la voz de
Dios. El dispuso su corazón para decirle a Dios: Estoy dispuesto. ¿Cómo está
nuestro corazón para algo que Dios nos pida?
Si caemos en pecado no nos
quedemos ahí acariciando ese pecado, volvamos a esa comunión con Dios
pidiéndole perdón inmediatamente.
Apocalipsis 4: 1
Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la
primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te
mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo
estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el
trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a
piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris,
semejante en aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro
tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas
blancas, con coronas de oro en sus cabezas. Y del trono salían relámpagos
y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las
cuales son los siete espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar
de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro
seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente
era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero
tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y
los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro
estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo
es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y
siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al
que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,
los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono,
y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante
del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y
el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron
creadas.
Después de que Dios les da el
mensaje a las siete iglesias sucede esto.
Esta visión de Juan es más amplia
que la de Isaías. Se compara todo con piedras preciosas por su gran valor y
hermosura.
Los 24 ancianos no los vio Isaías
son la representación de las 12 tribus de Israel y del Antiguo Testamento y los
12 apóstoles en representación del Nuevo Testamento. Las coronas de oro son
galardones que Dios les ha dado a los vencedores.
Los siete espíritus de Dios en
Isaías se encuentran nombrados en Isaías 11:2 Espíritu de Jehová., espíritu de
Sabiduría, de inteligencia, de consejo, de poder, de conocimiento, del temor de
Jehová.
El mar de vidrio es como el
cristal que es transparente limpio, brilla y no hay sombra en él.
La victoria final solo la obtenemos postrados
ante la santidad de Dios. No viviendo una vida mediocre.
En el versículo 7 Los cuatro
seres vivientes son los 4 evangelistas. Mateo está representado por el león
porque el presenta a Jesucristo como Rey de reyes. El becerro o un buey es un
animal que sirve, Marcos presenta a Jesús como siervo; Lucas lo representan
como hombre, Lucas era un médico sana al hombre, y Lucas presentó a Jesús como
el Hijo del hombre; Juan lo representan como un águila, Juan presento a Jesús
como el hijo de Dios.
En el versículo 8 se resalta la
omnipotencia de Dios: Dios Todopoderoso.
Los seres vivientes y los ancianos
reconocen que Dios es el creador del universo el único digno de recibir toda la
gloria, la honra, el poder, la exaltación
En la Biblia siempre que va a
haber adoración hay postración porque la adoración es mucho más profunda. La
adoración tiene que penetrar. La adoración lo hacemos por lo que Dios es. La
alabanza la hacemos por lo que él hace.
La adoración es una rendición total ante Dios, ante la santidad y la grandeza
de Dios.
La obediencia es la mayor
adoración que podemos rendir a Dios
Apocalipsis 5
Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro
escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel
fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar
sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra,
podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se
había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de
mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de
la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar
sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
Vemos como toda la corte
celestial hace reconocimiento a la obra redentora de Jesucristo, es el único de
recibir toda la honra toda la rendición de nuestros ser: espíritu, alma y
cuerpo. Para adorarlo tenemos que tener unidad de todo nuestro ser. Tenemos que
tener esa unidad para que todo nuestro ser se rinda ante la omnipotencia, la
soberanía, la grandeza de Dios. Él es tres veces santo y quiere que todo nuestro
lo adore y se rinda ante él.
Me gusta mucho este estudio que se le hace al apocalipsis, porque solo es para los siervos de DIOS y no para los hombres mundanos...
ResponderEliminarMUY BUENO EL BLOG JOTA
Que bueno que te guste. Es para la Gloria de Dios
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