lunes, 7 de abril de 2014

Pellízcate



Está basada en el Salmo 119: 43 – 45

No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, Porque en tus juicios espero. Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente. Y andaré en libertad,
Porque busqué tus mandamientos.

Cuando nos reunamos hagámoslo con todo el corazón.

“No quites de mi boca en ningún tiempo”, esto significa que no se quite bajo ninguna circunstancia, estemos pasando por lo que estemos pasando.

El enemigo es el que nos roba la palabra de Dios, inclusive acá en este lugar, pone nuestro pensamiento en otra parte para robarnos la palabra de Dios. Hay que pellizcarse, si nos estamos desconcentrando hay que volver a poner toda la atención en la palabra.

Hay que declararle a Satanás la palabra de verdad. Porque el diablo están poniendo una cantidad de problemas  

No quites de mi boca tu palabra de verdad y es en cualquier tiempo, en el tiempo más aciago. Por las cosas que usted esté pasando, declare la palabra.

Esperamos que Dios haga justicia. 

Los milagros suceden por la comunión con el Espíritu Santo.

La perfecta voluntad de Dios es que vivamos en holgura, el quiere que vivamos muy bueno. 

Qué está pasando con la comunión con Dios. Hay que dejar esas murmuraciones, malos pensamientos y todo lo que nos estorba.

El compromiso por no apartar de la boca la palabra de Dios,  es guardar la ley de Dios siempre.
Lo que se está ordenando para nosotros en este tiempo no se está cumpliendo porque estamos declarando, pero no estamos guardando el corazón para Dios.

Si se guarda el corazón viene la conclusión: “andaré en libertad porque busqué tus mandamientos”.
Tenemos que estar andando en línea con Dios. No podemos desistir hay que ser constantes.

¿Dónde está nuestro corazón realmente? Pellizquémonos, tenemos que despertar de este letargo. Hay algunos que siguen muy aletargados y Dios no quiere eso para nosotros.
“y andaré en libertad porque busqué tus mandamientos”. Ese “busqué” es actitud. Ando en la libertad de Dios porque mi actitud es de buscarle

II Corintios 10: 3 – 4

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 

Por eso es que nos tenemos que pellizcar de una manera definitiva y andar despiertos, porque las fortalezas más impresionantes están en estos últimos tiempos para que no fluya en nuestras vidas lo que Dios ha dicho de nosotros, lo que Dios ha profetizado a la iglesia de los últimos tiempos.

Sacamos muchas disculpas para las cosas de Dios, sabemos que hay poder en la oración individual, pero mucho más poder en la colectiva.  Debemos reunirnos, que no nos de pereza reunirnos para alabar y glorificar al Señor. No nos podemos dejar robar este momento tan grande de estar reunidos, esta oportunidad tan espectacular.

Porque “Aunque andamos en la carne no podemos militar según la carne”. La carne dice por ejemplo: no hay esperanza, no se puede ya estás muy viejo”. En cambio Dios dice: “Tu eres mi  hijo, para mí todo es posible”. Piense en Abraham, de 90 años  igual que su esposa y tuvieron a Isaac.

“Las armas son poderosas para la destrucción de fortalezas”. Poder para vencer el poder de fortalezas que nos tienen en la pobreza, en la enfermedad, en la desidia. Ya conocemos las armas espirituales: oración, la palabra de Dios, la alabanza, la sangre de Jesucristo.

Son tremendas fortalezas, no subestimemos a Satanás, pero también son tremendas las armas que Dios nos dio y reunidos sí que le damos duro a Satanás. Lo que hace que llegó este grupo acá esto se está estremeciendo y falta aun más. Vamos a insistir y nos llenamos de la gloria de Dios. Dice la palabra que somos como la luz de la aurora que no la detiene nadie. Así somos nosotros como hijos de Dios, ¿cómo nos vamos a detener en la negligencia, en la pereza?

Daniel 10: 12 – 13

Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.  Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 

La solución ha venido.  Si nos disponemos a buscar a Dios tiene que venir la respuesta, tiene que venir la solución. Esto es una ley divina. Si no está llegando es porque algo está pasando.

“A causa de tu oración yo he venido”, por causa de tu oración, por causa de pellizcarte y reaccionar yo  he venido y he traído las bendiciones. A la gran bendición la gran oposición. Pero honrará la disposición porque las “armas de nuestra milicia no son carnales”. La disposición de Daniel es más grande que la de nosotros que estamos en un mejor pacto y que deberíamos estar más dispuestos.

No nos podemos conformar acá, de venir enfermos tienen que ser sanados espiritual y corporalmente.

Dispongámonos de tal manera que debemos preguntarnos si lo que estamos viendo u oyendo glorifica a Dios o no lo glorifica. Sería mejor estar orando que viendo eso en TV o en  la internet.

Cambiemos la actitud vamos a buscar más a Dios, pero más en lo colectivo.

Hay potestades que no dejan fluir y nosotros durmiendo. 

II Reyes 6: 16 – 18 

El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.  Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.  Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo. 

Estaban rodeados y el criado estaba temeroso.

“No tengas miedo” es lo que le dijo a Daniel el ángel y está 365 veces en la Biblia.

 La constante en estos versículos es la oración, el contacto con Dios para que pase lo sobrenatural. Siempre hay un obstáculo, en nuestro caso puede ser la ceguera espiritual, que no nos deja ver las maravillas de Dios.
El criado dudó aunque tenía allí a Eliseo, y nosotros tenemos a Jesucristo y no le estamos creyendo a sus promesas, lo tenemos dentro de nuestro corazón, en el viejo pacto lo tenían afuera. Pidamos que se nos quite la ceguera espiritual para poder ver que para Dios no hay nada imposibles.

Se imagina lo que nos estamos perdiendo por no tener ese contacto con Dios. Si en el viejo pacto hacían todo eso como será en este nuevo pacto que es mucho mejor.

Ese criado seguro le produjo tristeza a Eliseo. Puede ser que nosotros le estemos produciendo tristeza a Dios con nuestra actitud y falta de compromiso y de pellizcarnos.

Más disposición está pidiendo el Espíritu Santo, que entreguemos nuestro corazón, si queremos ver cumplido lo prometido: dispongámonos. 

Deuteronomio 20:1 

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. 

Si estoy con Dios es que las circunstancias se van a enseñorear, no se puede enseñorear, hay que pellizcarse, Dios está conmigo, aunque el problema lo veamos tan grande. El criado de Eliseo no podía percibir y nosotros no tenemos la condición de criados, tenemos la condición de hijos. El hijo abre su boca y ¿papá no le dará?

I Crónicas 12: 38

Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey. 

Nosotros somos soldados y Dios puede hacer grandes cosas por medio de nosotros. En este pasaje las veces de Jesucristo las hace David. Hay que pellizcarse. 

Jesucristo es rey de reyes y tiene que ser visto en la tierra a través de su cuerpo, de su iglesia.
Ebrón en el hebreo quiere decir unido, ligado a.

Nosotros, por la sangre de Jesús, estamos ligados a Jesucristo. Nosotros tenemos que actuar con un corazón perfecto para que Jesucristo sea visto en nuestras vidas. Muchas veces la gente no está viendo a Jesucristo en nuestras vidas.

El pueblo quiso poner a David por rey porque vio unos soldados dispuestos y de buen ánimo.

Si nosotros nos pellízcanos, cuando la carne nos diga no vayas, no ores, vaya con más ganas porque ese día la bendición es más grande. Hay que pellizcarse. 

Dios nos puso acá para que Jesucristo sea exaltado. Estamos llamados a romper cadenas. 

Jeremías 1: 9 – 12

 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.  Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.  La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.  Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra. 

Dios ha tocado nuestra boca, nuestros ser, la ha tocado para que profeticemos para que hablemos a las dificultades a los problemas que se están enseñoreando, tienen que caer. 

Que autoridad tan grande nos ha dado Dios en su palabra, esa palabra mora en nuestro corazón y está esperando que nos dispongamos para que la podamos declarar y declarando la solución porque nos hemos guardado para Dios, este es el llamamiento de Dios a Jeremías y este es el llamamiento total, definitivo de Dios a su iglesia para que se pellizque.

Dios nos puso para reinar, ¿cómo se van a enseñoreara las fortalezas? Como vamos a llevar nosotros la ruina si el arruinado es Satanás que fue derrotado en la cruz del calvario.

El también apresura su palabra para ponerla por obra cuando nosotros  nos disponemos. “yo la apresuro para que venga una lluvia de bendiciones.

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