domingo, 17 de enero de 2016

Desnudos para ver su gloria



La palabra es para que Dios se glorifique y que no creamos que nosotros somos nada por más problemas que nosotros tengamos. El enemigo quiere venir a frustrarnos, quiere decirnos: mirá como estás, que vas a ir a hablarle a otro, mira como está tu familia, mira tus finanzas. No nos dejemos acusar por las situaciones que estemos viviendo.

Salmos 26: 2

“Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”.

Cerremos lo ojos un momento, pidámosle a Dios con todo nuestro corazón que examine nuestro corazón, que examine nuestra vida.

Señor tu sabes que somos un pueblo que quiere adorarte, que somos un pueblo que quiere alabarte, mira, Señor, cuánta veces el enemigo nos ha hecho creer que nosotros no somos nada, tal vez porque estamos enfermos o por tantas cosas que suceden en nuestras vidas, pero somos grandes tesoros en tus manos. Padre,  tú te quieres glorificar a través de estos vasos, para ir allá afuera a sacar a otros que están en aflicción. Nosotros con muchas pruebas y muchas dificultades tenemos un gozo grande y poderoso en nuestro corazón porque sabemos que tú lo haces y que nos sacarás, Señor, a victoria y que grandes cosas harás con tu pueblo, porque tú lo has dicho y tú palabra es verdad y es vida. Tu palabra dice: “muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas nos librará Jehová”. Tu  palabra dice que alzaremos los ojos a los montes porque nuestro socorro viene de Jehová porque él no nos va a dejar resbalar ni caer, porque él es el que nos sostiene, es el que sustenta su pueblo. Oh Dios, ayúdanos a ser valientes y esforzados para levantarnos como leones rugientes y no dejarnos engañar por el enemigo, porque grandes cosas tú harás con tu pueblo.

Vamos a Éxodo 3: 1 – 6 y luego al 10

Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios”.

Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”.

Moisés era hebreo, pero se crió con la familia real de Egipto, pero cuando vio que era hebreo, se indignó con el trato que le daban a los de su pueblo, mató a uno de los egipcios. Se tuvo que ir al desierto. Él no se sentía digno de que el Señor lo utilizara, de que le hablara. Se sentía que era nada. Cuántas veces nosotros nos hemos sentido así.

Nosotros creemos ser nada porque tenemos muchas dificultades, porque estamos pasando por tantas cosas. Nos hemos sentido así y hemos desechado esa palabra tan grande y tan poderosa y todo ese poder que Dios nos ha dado.

Cuándo venía para acá Dios me hacía ver que nos hace falta tanto, empezando por este vaso que Dios está utilizando. Hemos sido tan despilfarradores de la palabra de Dios. Tanto que hemos escuchado.

No se ha manifestado esa gloria de Dios que él tiene para sus hijos, porque muchas veces tenemos temor de ir a hablar a otros porque no nos sentimos dignos, Dios no quiere más eso. Mire el propósito tan grande que Dios tenía con Moisés y éste negándose.

Pensamos que el pecado que confesamos y que Dios nos perdonó, pensamos que todavía está en nosotros.
Dios nos está diciendo hoy, quita el calzado, quita ese pecado, quita ese temor, quita ese miedo, porque yo te necesito para cosas grandes. Porque yo te necesito para libertar a mi pueblo.

No te niegues porque te sientes enfermo, porque tienes deudas ¿por eso crees que no eres nada? “Si yo voy a mostrar mi gloria en mis hijos”. Es necesario que todas estas cosas acontezcan para que nosotros podamos tener fe.

En Jeremías 15: 19 dice: “Si entresacares lo precioso de lo vil serás como mi boca”. Moisés saco la hermosura que había en él y pudo ser lo boca de Dios, desnudó su corazón delante de Jehová y después de esto hablaba cara a cara con él y dice la escritura que el rostro le alumbraba tanto que el pueblo le pedía que se cubriera porque no podían soportar ese resplandor, esa presencia de Dios que había en él. En el pueblo había pecado por eso no soportaban la presencia de Moisés. Era un pueblo que Dios había sacado con prodigios y con maravillas de Egipto, lo mismo que a nosotros, Dios nos ha sacado con todas esas maravillas.

Qué estamos esperando. Saquemos eso hermoso, eso precioso que hay en nuestras vidas, no escondamos más lo hermoso y lo maravilloso que Dios ha puesto en cada uno de nosotros.

II Samuel 12: 1- en adelante

“Jehová envió a Natán a David;y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia. Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl,  y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá. 

Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 

Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan. Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová,”

David inmediatamente reconoció su pecado y Dios por eso también inmediatamente le perdonó y lo bendijo con Salomón. Por ese reconocer y arrepentirse, Dios le dio una victoria muy grande.

Cuando el niño murió no se le dio lo que David estaba pidiendo y sin embargo David siguió adorando a Dios.

I Samuel 15: 3 y luego nos vamos al 7

Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos”.

I Samuel 15: 7- 21

“Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto.  Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron. Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche. Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal. Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos. Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di. Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?  Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal”.

Saúl se justificó y fue desechado.

Muchas veces Dios nos habla por algunos vasos y nos enojamos, hasta nos habla con los de afuera y seguimos patinando en el mismo error. 

Cuando nos justificamos estamos escondiendo nuestro pecado y añadimos otro pecado al justificarnos, porque si Dios nos está hablando a través de un vaso, no debemos enojarnos sino que debemos hacer caso a lo que Dios nos dice y darle gracias a Dios porque nos está hablando y que nos está diciendo en que estamos fallando. 

Saquemos lo hermoso que hay en nuestros corazones, dejémoslo fluir lo que el Espíritu Santo pone en nuestro corazón. Muchas veces detenemos un abrazo para un hermano, si Dios lo pone en el corazón hagámoslo, si nos pone en el corazón llamar a un hermano, llamémoslo. Si Dios nos pone a hacer algo hagámoslo, no importa que nos digan hasta ridículos. 

Yo vivo en una urbanización con dos parques y uno de ellos se llena de viciosos en la noche. El Señor me puso en el corazón que predicara en ese parque. Pero me daba temor porque de pronto mi hijo estaba en la droga. Dios me puso: “Ve y predica que Dios sacará a tu hijo de los malos paso”.

Si tienes un hijo que está en el vicio y Dios te pone a predicarles a otros que están en el vicio, Satanás va a venir a burlarse de ti, tú le responderás: “yo sé que mi redentor vive y él lo va a sacar de ahí”.

No tengas temor de hablas no importa en la situación que estés.

Pablo tenía un ojo enfermo y él oraba y clamaba y oraba por enfermos y eran sanados. Él no se dejaba acusar del diablo porque estaba enfermo y no pensaba que él era nada, porque él sabía que era un vaso precioso para el Señor.

No importa la situación, no importa las circunstancias, no importa como esté tu esposa, tus hijos. Satanás tiene que soltar las vidas de nuestros hijos, él nos tiene que soltar.

Mi hijo adolescente se metió en las drogas, yo me le arrimaba para abrazarlo y él me rechazaba, yo sabía lo que estaba operando en él. Yo insistía y clamaba por él, y le decía al enemigo lo tienes que soltar. No me dejé doblegar porque el Señor me ayudó, porque me fortalecí en Cristo. Muchas veces me tocaba dejarlo en la calle tres horas y él me decía: “déjeme entrar, tengo hambre”. Yo le decía: “las horas que te tuve que esperar a que llegaras, me tendrás que esperar a que yo habrá”. Yo me quedaba orando y leyendo la Biblia y el me repetía: “mamá tengo hambre” y yo le contestaba: “Acá está la nevera  llena para qué se fue a pasar hambre allá afuera”. Hoy le doy la gloria a Dios porque es técnico de aviación.

Gálatas 5:9 

Un poco de levadura leuda toda la masa”.

Un poquito pecado leuda todo esto tan lindo que Dios nos ha dado. Dañamos todo.

No nos dejemos acusar más por el enemigo. Dios nos va a levantar. Dios va a hacer maravillas con su pueblo.

Tu cabeza erguida porque Dios hará maravillas.

Todos aquellos que se han sentido como nada, el enemigo ha pisoteado sus vidas. Dios va a hacer maravillas con su pueblo y todo ojo lo verá, solamente dispón tu corazón, saca de ti lo hermoso que Dios ha puesto. Dios no quiere que guardes más lo hermoso que él te ha dado.

Jeremías 13: 26-27

Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia, tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás al fin limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?”
Dios dice que va a sacar de nosotros esos relinchos. Cuántas veces hemos relinchado cuando Dios nos habla.

Éxodo 34: 1-10

“Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste. Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte. Y no suba hombre contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del monte. Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra. Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró. Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad. Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo”.

Dios quiere que volvamos a retomar todos los mandamientos.

Solamente podemos hacer ese nuevo pacto con Dios.

Dios dice hoy: Hagamos hoy ese pacto.

Perdónanos oh  Dios de Israel porque hoy hemos invalidado ese pacto, porque hemos sido rebeldes, porque no hemos creído en tu palabra. Señor nosotros hacemos hoy ese pacto contigo, hoy nosotros creemos a tu voz. Te clamamos por esas almas que están allá afuera.

Hoy el enemigo no tendrá nada de que acusarnos, no importa lo que haya en nuestras familias, pero tú nos has puesto a predicar y si el enemigo viene acusarnos nosotros le declararemos la palabra: escrito está: Dios es grande y poderoso y él sacará mi familia de ahí, de donde esté, él los sacará porque el enemigo no podrá hacernos frente. Dios está con nosotros y hará maravillas en su pueblo. Padre que podamos estar desnudos, desprovistos para poder ver tu gloria, desnudos totalmente, mira Señor cuántas cosas te ha ofendido tú las conoces bendito Rey, ayúdanos a sacarlas de nuestro corazón, de nuestras vidas, ayúdanos, Señor, que seamos valientes, que seamos esforzados, que seamos valientes para seguir adelante. No importa lo que estemos pasando. 

Padre nosotros hemos retardado la bendición y cuando estuvimos en ella no la supimos valorar. Ahora Padre, tú sabes que hemos reconocido nuestro pecado como David y lo que viene es mejor, es más grande, más poderoso. Ahora hemos aprendido a valorarlo. Gracias Dios mío, Señor te clamamos por tu pueblo, por tu Iglesia. Padre, en el mundo entero, mira que hay un pueblo de corazón sincero que te busca. Señor, que seamos tu mismo cuerpo, que seamos tu mismo espíritu. Padre te clamamos por ellos donde quiera que se encuentren, ayúdales, Señor, a estar desnudos para ver tu gloria. Ayúdanos, te necesitamos, Señor, necesitamos ver tu gloria, necesitamos alumbra, Señor, como Moisés, Señor,  que estaba en tu presencia, oh Dios de Israel y alumbraba por donde quiera que iba. Gracias bendito Rey. En Cristo Jesús te damos muchas gracias, amén y amén, Bendito Padre.

1 comentario:

  1. Es verdad Dios quiere liberar nuestras vidas, sin embargo nosotros somos los que no nos disponemos, tenemos que arrepentirnos para ser libres.

    ResponderEliminar