I Pedro 2: 9 – 10
“Mas vosotros sois
linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en otro tiempo
no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no
habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.
Inicialmente los gentiles no pertenecía al
pueblo de Dios, el pueblo de Dios era sólo el pueblo de Israel. Si Jesucristo
no hubiera venido a la tierra no estaríamos acá reunidos en oración.
Somos pueblo y queremos que otros entren a
ese pueblo porque esa es la voluntad de Dios y pone los ministerios para
predicar y traer la gente que está afuera y que es para salvación porque
Jesucristo dio la vida por todos.
1. Dios había escogido a Abraham y
a su descendencia como su pueblo.
Génesis 12: 1
“Pero
Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa
de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición”.
La fe era tan grande que salió de estar
cómodo a vivir en tiendas. La fe de Abraham era tan grande que cuando Dios le
pidió que sacrificara al hijo, cuando iba hacia el lugar de sacrificio. Le dijo
a los siervos: “Esperen acá que yo y el muchacho iremos hasta allí adoraremos y
regresaremos a vosotros”. Él sabía que no iba a sacrificar al muchacho porque
Dios se lo había daño en promesa, sabía que Dios lo estaba probando.
2. Linaje escogido
¿Por qué Dios dice que somos linaje escogido
ahora, si era el linaje de Abraham, el pueblo de Israel?
Romanos 11: 17 - 24
“Pues
si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has
sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de
la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe
que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para
que yo fuese injertado. Bien; por su
incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te
ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti
tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la
severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si
permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun
ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es
Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por
naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen
olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su
propio olivo?”
El pueblo de Israel es el olivo real, los
gentiles el olivo silvestre, Jesucristo es la raíz de ese olivo y es él el que
sustenta las ramas y al injertarnos a nosotros Cristo nos sustenta a nosotros.
El pueblo de Israel entré en desobediencia y
nosotros fuimos recibidos. Debemos orar por Israel para que se convierta.
Dios por su misericordia nos injertó en el
olivo real y no es que haya cambiado de opinión que primero escogió a Israel y
luego a los gentiles. Miremos que no
cambió.
Génesis 12: 3
“Bendeciré
a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas
en ti todas las familias de la tierra”.
Dios nos bendijo desde Abraham. Y también en
Gálatas 3: 7-8
“Sabed,
por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura,
previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de
antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las
naciones”.
Desde Abraham Dios vio que nos iba a recibir
a todos. No es que Dios haya cambiado de opinión sino que desde el principio
nos bendijo.
Somos pueblo de Dios porque dice en Juan 1:
12: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios”. Y permanecemos en el pueblo por la fe y
por la obediencia.
3. Real Sacerdocio
Somos real sacerdocio porque dice en
Apocalipsis 1: 6
“y nos
hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los
siglos de los siglos. Amén”.
Cristo nos hizo reyes y sacerdotes por su
sangre preciosa. Además desde el antiguo pacto:
Éxodo 19: 5 – 6
“Ahora,
pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi
especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y
vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las
palabras que dirás a los hijos de Israel”.
Estas son las palabras que dirás al pueblo de
Dios, a los que recibieron a Cristo como Señor y Salvador.
Para pertenecer necesitamos guardar el pacto
de Dios.
Somos especial tesoro para Dios. Que estamos
haciendo creyéndole al diablo que no vamos a conseguir lo que estamos pidiendo
a Dios en su perfecta voluntad si somos especial tesoro para Dios.
Nosotros somos distintos, somos diferentes a
todos los demás pueblos de la tierra. Somos tan distintos que tenemos por
gobernante al Rey de reyes y Señor de señores.
Apocalipsis 5: 9-10
“y cantaban
un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo
linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y
sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
Vamos a reinar sobre la tierra, está escrito.
4. Nación Santa
En Éxodo 19: 6 también dice que seremos para
él gente santa.
Por eso en la oración primero pedimos perdón,
luego ofrecemos sacrificio de alabanza y oración para entrar al lugar santísimo.
Nación: Conjunto de personas de un mismo
origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
Nosotros cumplimos, somos un grupo, tenemos
el mismo origen al haber recibido a Jesucristo, hablamos un mismo idioma,
hablamos de Jesucristo y tenemos esa tradición común.
Pueblo: Conjunto de personas de un
lugar, región o país. País con gobierno
independiente.
Esto también lo cumplimos pues nos gobierna
el Espíritu Santo.
5. Pueblo Adquirido por Dios
I Corintios 6: 19
“¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en
vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Nosotros no nos pertenecemos a nosotros
mismos. Nuestro cuerpo debemos cuidarlo para Dios.
Fuimos comprados por precio. Ese precio es la
sangre de Jesucristo. Es un precio muy alto el que valemos.
6. Dios adquirió el pueblo para
qué
Lo dice en 1 Pedro 2: 9
“Para anunciar las virtudes de aquel que nos
llamó de las tinieblas a la luz admirable”.
Para anunciar las virtudes de Jesucristo.
6.1.
El sacerdote en el antiguo
pacto
Hebreos 9 Leerlo todo.
Leámoslo con cuidado porque está la
comparación del viejo y el nuevo pacto.
El templo se dividía en tres: Atrio, lugar
santo y lugar santísimo. En el atrio estaba el pueblo, al lugar santo entraban
los sacerdotes varias veces al año y al lugar santísimo no entraba sino el sumo
sacerdote y solo una vez al año, y lo hacía luego de ofrecer sacrificio de sangre
por él y por el pueblo.
Había unos velos que no permitían la vista de
un lugar a otro.
6.2.
En el nuevo pacto.
También vemos en Hebreos 9 que Jesucristo sumo
sacerdote, ofreció el sacrificio de su sangre por los pecados de la humanidad,
no por él porque él no tenía pecado. Y lo hizo de una vez y para siempre.
Mateo 27:51
“Y he aquí, el
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las
rocas se partieron;”
El velo se rasgó de arriba abajo y nosotros
podemos entra al lugar santísimo.
Ese es la función del pueblo entrar al lugar
santísimo para salir a anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las
tinieblas a la luz admirable.
Nosotros somos distintos. Pidámosle al Señor “no
que nos saque del mundo sino que nos libre del mal”. Pidámosle que entendamos
que somos de su pueblo y estamos bajo sus órdenes. Somos un pueblo elegido,
somos linaje escogido, un pueblo adquirido por Dios por precio de sangre.
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