¿Por qué, muchas veces, nosotros, cedemos la
bendición? Porque nos creemos buenos porque nos creemos autosuficientes, porque
hemos pedido el sentir la necesidad.
¿Recuerdan que hace poco una mujer que vino y
se le preguntó al final que si querían que oráramos por ella y que ella
contestó que no que por la hermana que necesitaba más?
Se le insistió que por ella y ella insistía
con arrogancia que no que por la hermana. Pues Dios quería que oráramos por
ella, la bendición era para ella y ella la cedió.
Creemos que estamos bien y pensamos que no la
necesitamos y es el momento en que Dios quiere derramar más bendición sobre
nosotros y cedemos la bendición.
Cada vez necesitamos más y más de Dios.
Dios no quiere que estemos apoyados en
nuestra autosuficiencia, en nuestra soberbia, en nuestra arrogancia
1. Esaú
2.
Génesis 25: 19 – 34
“Estos
son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, y era
Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de
Padan-aram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era
estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. Y los hijos luchaban
dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a
Jehová; y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán
divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo,
y el mayor servirá al menor. Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he
aquí había gemelos en su vientre. y salió el primero rubio, y era todo velludo
como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada
su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad
de sesenta años cuando ella los dio a luz. Y crecieron los niños, y Esaú fue
diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba
en tiendas. Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a
Jacob. Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a
Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado.
Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu
primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues,
me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró,
y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado
de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció
Esaú la primogenitura”.
Había una necesidad: Rebeca era estéril.
¿Cuál es su necesidad?, posiblemente usted no
ve una salida hoy en su vida.
Había una esterilidad e Isaac oro para que
esa esterilidad no estuviera más.
La orden de Dios para cambiar las situaciones
es orar, es venir a él y humillarnos delante de él que él cambia las
situaciones.
Isaac no se conformó, él fue y oró. Nosotros
muchas veces nos conformamos, ante las situaciones. Nosotros tenemos poder Dios
ha puesto en nuestras manos las soluciones. Ore que la respuesta va a llegar.
El único que puede cambiar la esterilidad es
Cristo el Señor y no solo la esterilidad física sino también la esterilidad
espiritual.
Dios manda que doble rodillas y que el gozo
de la salvación llegue a su vida y lo levante de nuevo.
Isaac oró y Dios no le dio la espalda.
Cualquier situación que estemos pasan,
cualquier problema que tengamos, cualquiera sea el desierto que estemos
viviendo, si venimos con un corazón sincero delante de Dios, Dios acepta
nuestra oración.
Cuando Dios acepta nuestra oración, nuestras
suplicas viene la concepción del milagro.
Cuando entramos en oración después se tiene
que dar la respuesta de Dios, cuando no se da el respuesta es porque no estamos
orando como es o no estamos en el tiempo del Señor.
Desde el mismo vientre había lucha, siempre
vamos a tener oposición, cuando el enemigo ve un hijo de Dios rendido en las
rodillas el enemigo sabe que perdió, pero nosotros muchas veces no hemos
querido entender eso, que en la rodillas es donde somos fuertes, que en las
rodillas es donde el enemigo no nos quiere ver, porque en las rodillas nos
tiene miedo ya que conquistamos cosas grandes.
Dice Rebeca: si es así para qué vivo yo.
Muchas veces Dios te ha dado promesas, tal vez estás en una bendición y
encuentras una oposición, empieza el enemigo a levantarse, empieza el enemigo a
ponerte dudas y a poner una gran cantidad de cosas y usted en lugar de
consultar a Dios se deja sacar por lo que el enemigo le pone, entonces usted no
vence sino que se desanima. Dios no quiere hombres de desánimo, Dios quiere
hombres valientes que digan que si vino el problema, pues yo voy a enfrentar el
problema con oración, con la guerra espiritual.
Muchos en lugar de venir a consultar a papito
Dios, vamos a consultar a los de afuera, a los que no son hijos de Dios y hacer
caso a lo que Dios no quiere para nosotros y nos sacan de la bendición.
Cuántos como Rebeca han deseado la muerte
para no hacer frente al problema o han querido regresar al mundo para no
enfrentar el problema.
Dios le dio respuesta también a Rebeca, Dios
no nos deja sin respuesta cuando sus hijos le consultan de todo corazón. Si
Dios no respondiera en vano vendríamos nosotros a la oración.
En el mundo hay dos bandos, están los hijos
de Dios y los hijos del diablo, los hijos de la luz y los hijos de las
tinieblas. Siempre va a ver una guerra, siempre va a ver una lucha. Dese que
recibimos a Cristo en el corazón hay una lucha y nosotros tenemos que batallar
por eso y no dejarnos sacar.
Cuando nosotros recibimos a Jesucristo en el
corazón, no nos convertimos en un pueblo débil, nos convertimos en un pueblo
fuerte, en un pueblo que no se amilana ante ninguna dificultad. Si el enemigo
le quiere hacer ver que no se puede, que usted no es capaz, que usted es un don
nadie, reprenda al diablo, porque Dios dice que usted y yo somos un pueblo de
poder porque el que reina es un Dios Todopoderoso y ese Dios nos ha llamado a
nosotros a su pueblo. El mundo no tiene lo que usted y yo tenemos, el mundo se
apoya en las cosas del mundo. El poder está en Dios y para sus hijos hay poder
entonces por qué nos sentimos débiles.
Cuántos no han podido dar a luz a esas
promesas que Dios le dio. Hoy es el día para ver esas promesas.
Nosotros engendramos en el Espíritu nuestras peticiones.
Dios quiere que demos a luz las promesas de Dios.
Cuantos han olvidado las promesas porque
miran al gigante y no miran al Dios Todopoderoso.
Jacob salió pegado, su mano estaba enredada
al pie del hermano desde el principio él no soltó su bendición. Así Dios quiere
que no soltemos la bendición aunque el mundo nos diga que eso no se puede, no
ceda la bendición, que si se puede.
En quietud y en confianza será nuestra
fortaleza, Dios quiere que reposemos en su presencia.
El papá inclinado por el mayor y la mamá
inclinada por el menor, por el que tenía confianza en Dios.
Jacob aprovechó la oportunidad. Dios quiere
que cuando él te presente la oportunidad la aproveches inmediatamente. Dios quiere
hombres y mujeres agresivos.
La primogenitura tenía sentido para Jacob,
pero para Esaú no. Dios quiere que usted sepa la bendición que hay para su
vida.
La importancia de la palabra, Jaco insistía.
La palabra tiene poder, cuidemos lo que declaramos con nuestra boca. En el
pueblo de Dios no existen ni raquíticos ni paralíticos espirituales. Dios
quiere que avancemos.
Así desprecio Esaú la primogenitura por
cualquier bobada.
Dios quiere que usted se vaya con su
bendición y que alcancen para su familia.
3. El ciego
4.
Lucas 18: 35 – 43
“Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto
al camino mendigando; y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era
aquello. Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. Entonces dio voces, diciendo:
¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le
reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten
misericordia de mí! Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia;
y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo:
Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y
luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio
aquello, dio alabanza a Dios”.
El ciego estaba junto al camino,
no estaba en el camino; nosotros estamos en el camino.
Sintió la curiosidad y pregunto
qué era, sintió el toque y se interesó. Si usted cree que Jesucristo está aquí,
dígale, Señor yo sé que tú lo harás, sé que hay respuesta par mi petición.
El ciego clamó al oír que Jesús pasaba, cómo que estamos junto
al Mesías y él no va a ser nada por nosotros. Al ciego no le importó que
trataran de impedírselo.
Pedid y se os dará, buscad y
hallareis. Dios no despreció el clamor del ciego. Dios tiene una respuesta para
tu vida, no desprecies la bendición.
Esa es la pregunta que Dios nos
hace: ¿Qué quieres que yo te haga hoy?
Recibió la visión y recibió la
salvación.
Él se quedó con el milagro y con
el Dios de los milagros, lo siguió glorificando. Afuera muchos glorificarán a
Dios por el milagro que Dios ha hecho en nosotros.
5.
Saqueo
Lucas 19: 1 – 10
“Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió
que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba
ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de
estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque
había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia
arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario
que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al
ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre
pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la
mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se
lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta
casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Vea la diferencia el uno era un hombre rico y muy importante y el otro era
ciego y estaba mendigando.
Ni las riquezas ni la
importancia entre el pueblo le sirvieron para acercarse a Jesús.
Dios escucha al que atiende a su
palabra. Saqueo tenía la inquietud, la necesidad de ver y saber quién era
Jesús. La situación física no le impidió ver a Jesús. Estaba convencido de que
Jesús pasaba por ahí y lo vería. Usted está convencido de que Jesús está aquí y
que si usted le pide él le va a responder.
Dios está esperando que usted
cambie su actitud para él poder obrar en su vida.
Pueblo despierte es necesario
que veas mi gloria, hoy voy a obra en tu vida poderosamente.
Deje la duda y la mediocridad.
Hoy es el día de soltar las cadenas, hoy es el día de soltar las amarras, hoy
es el día para quedarse en la gloria del Señor.
Hoy es necesario que en tu
corazón se empiecen a gestar los milagros, los beneficios de Dios, las grandes
maravillas del Dios Todopoderoso.
Saqueo lo recibió gozoso, porque
era Jesús en su vida. Gocémonos porque Jesús está aquí.
Dios no quiere que usted se esté
lamentando, levantase que Dios quiere restaurar su vida, quiere hacer hombres y
mujeres transformados.
Hubo oposición, empezaron a
murmurar. Cuando recibimos a Cristo viene la oposición.
Con la palabra que Jesús le
habló trajo convicción. Cristo llega a la vida del ser humano trae
arrepentimiento.
Hoy ha venido la salvación a
nuestras vidas por cuanto somos hijos de Jesucristo, por cuanto somos hijos de
fe, engendrado por el Espíritu de Dios.
Estábamos muertos en delitos y
pecados y estamos aquí porque Jesucristo nos tocó y nos trajo con cuerdas de
amor, para que tomáramos lo que él tiene servido en su mesa para cada uno de
nosotros.
6. Joás
7.
II Reyes 13: 14 – 25
“Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él
Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío,
carro de Israel y su gente de a caballo! Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas
saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. Luego dijo Eliseo al rey de
Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces
puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, y dijo: Abre la ventana que da
al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo:
Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás
a los sirios en Afec hasta consumirlos. Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego
que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó
tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo:
Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno;
pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria. Y murió Eliseo, y lo sepultaron.
Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció
que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y
arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto
los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies. Hazael, pues, rey
de Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz. Mas Jehová tuvo
misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto
con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su
presencia hasta hoy. Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar Ben-adad
su hijo. Y volvió Joás hijo de Joacaz y tomó de mano de Ben-adad hijo de Hazael
las ciudades que éste había tomado en guerra de mano de Joacaz su padre. Tres
veces lo derrotó Joás, y restituyó las ciudades a Israel”.
El rey se acercó a Eliseo
llorando. Se veía sin esperanza, tal vez estamos así. Miraban la circunstancia,
quizás usted no ve una respuesta, una solución.
Ponga su mano sobre las promesas
de Dios y permita que sean realidad en su vida.
Abra su corazón delante de Dios,
saca la duda, la incertidumbre, la tristeza, Declárale al enemigo hoy hay
palabra de vida, de restauración, de sanidad.
Dios le dice insista, orar
siempre y no desmayar. Hoy es el día levántese por su bendición.
A veces soltamos la bendición
porque nos da miedo de lo que se avecina.
Dios mira el pacto que usted y
yo hicimos con Jesucristo. Por ese pacto Dios tiene misericordia. Hasta hoy no
nos ha echado de su presencia por su misericordia, no nos ha dejado por fuera.
No ceda su bendición por nada.