domingo, 30 de abril de 2017

No la cedas

¿Por qué, muchas veces, nosotros, cedemos la bendición? Porque nos creemos buenos porque nos creemos autosuficientes, porque hemos pedido el sentir la necesidad.

¿Recuerdan que hace poco una mujer que vino y se le preguntó al final que si querían que oráramos por ella y que ella contestó que no que por la hermana que necesitaba más?

Se le insistió que por ella y ella insistía con arrogancia que no que por la hermana. Pues Dios quería que oráramos por ella, la bendición era para ella y ella la cedió.

Creemos que estamos bien y pensamos que no la necesitamos y es el momento en que Dios quiere derramar más bendición sobre nosotros y cedemos la bendición.

Cada vez necesitamos más y más de Dios.

Dios no quiere que estemos apoyados en nuestra autosuficiencia, en nuestra soberbia, en nuestra arrogancia

1.       Esaú
2.        
Génesis 25: 19 – 34

Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor. Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre. y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz. Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob. Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”.

Había una necesidad: Rebeca era estéril.

¿Cuál es su necesidad?, posiblemente usted no ve una salida hoy en su vida.

Había una esterilidad e Isaac oro para que esa esterilidad no estuviera más.

La orden de Dios para cambiar las situaciones es orar, es venir a él y humillarnos delante de él que él cambia las situaciones.

Isaac no se conformó, él fue y oró. Nosotros muchas veces nos conformamos, ante las situaciones. Nosotros tenemos poder Dios ha puesto en nuestras manos las soluciones. Ore que la respuesta va a llegar.

El único que puede cambiar la esterilidad es Cristo el Señor y no solo la esterilidad física sino también la esterilidad espiritual.

Dios manda que doble rodillas y que el gozo de la salvación llegue a su vida y lo levante de nuevo.

Isaac oró y Dios no le dio la espalda.

Cualquier situación que estemos pasan, cualquier problema que tengamos, cualquiera sea el desierto que estemos viviendo, si venimos con un corazón sincero delante de Dios, Dios acepta nuestra oración.

Cuando Dios acepta nuestra oración, nuestras suplicas viene la concepción del milagro.

Cuando entramos en oración después se tiene que dar la respuesta de Dios, cuando no se da el respuesta es porque no estamos orando como es o no estamos en el tiempo del Señor.

Desde el mismo vientre había lucha, siempre vamos a tener oposición, cuando el enemigo ve un hijo de Dios rendido en las rodillas el enemigo sabe que perdió, pero nosotros muchas veces no hemos querido entender eso, que en la rodillas es donde somos fuertes, que en las rodillas es donde el enemigo no nos quiere ver, porque en las rodillas nos tiene miedo ya que conquistamos cosas grandes.

Dice Rebeca: si es así para qué vivo yo. Muchas veces Dios te ha dado promesas, tal vez estás en una bendición y encuentras una oposición, empieza el enemigo a levantarse, empieza el enemigo a ponerte dudas y a poner una gran cantidad de cosas y usted en lugar de consultar a Dios se deja sacar por lo que el enemigo le pone, entonces usted no vence sino que se desanima. Dios no quiere hombres de desánimo, Dios quiere hombres valientes que digan que si vino el problema, pues yo voy a enfrentar el problema con oración, con la guerra espiritual.

Muchos en lugar de venir a consultar a papito Dios, vamos a consultar a los de afuera, a los que no son hijos de Dios y hacer caso a lo que Dios no quiere para nosotros y nos sacan  de la bendición.

Cuántos como Rebeca han deseado la muerte para no hacer frente al problema o han querido regresar al mundo para no enfrentar el problema.

Dios le dio respuesta también a Rebeca, Dios no nos deja sin respuesta cuando sus hijos le consultan de todo corazón. Si Dios no respondiera en vano vendríamos nosotros a la oración.

En el mundo hay dos bandos, están los hijos de Dios y los hijos del diablo, los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. Siempre va a ver una guerra, siempre va a ver una lucha. Dese que recibimos a Cristo en el corazón hay una lucha y nosotros tenemos que batallar por eso y no dejarnos sacar.

Cuando nosotros recibimos a Jesucristo en el corazón, no nos convertimos en un pueblo débil, nos convertimos en un pueblo fuerte, en un pueblo que no se amilana ante ninguna dificultad. Si el enemigo le quiere hacer ver que no se puede, que usted no es capaz, que usted es un don nadie, reprenda al diablo, porque Dios dice que usted y yo somos un pueblo de poder porque el que reina es un Dios Todopoderoso y ese Dios nos ha llamado a nosotros a su pueblo. El mundo no tiene lo que usted y yo tenemos, el mundo se apoya en las cosas del mundo. El poder está en Dios y para sus hijos hay poder entonces por qué nos sentimos débiles.

Cuántos no han podido dar a luz a esas promesas que Dios le dio. Hoy es el día para ver esas promesas.

Nosotros engendramos en el Espíritu nuestras peticiones. Dios quiere que demos a luz las promesas de Dios.

Cuantos han olvidado las promesas porque miran al gigante y no miran al Dios Todopoderoso.

Jacob salió pegado, su mano estaba enredada al pie del hermano desde el principio él no soltó su bendición. Así Dios quiere que no soltemos la bendición aunque el mundo nos diga que eso no se puede, no ceda la bendición, que si se puede.

En quietud y en confianza será nuestra fortaleza, Dios quiere que reposemos en su presencia.

El papá inclinado por el mayor y la mamá inclinada por el menor, por el que tenía confianza en Dios.

Jacob aprovechó la oportunidad. Dios quiere que cuando él te presente la oportunidad la aproveches inmediatamente. Dios quiere hombres y mujeres agresivos.

La primogenitura tenía sentido para Jacob, pero para Esaú no. Dios quiere que usted sepa la bendición que hay para su vida.

La importancia de la palabra, Jaco insistía. La palabra tiene poder, cuidemos lo que declaramos con nuestra boca. En el pueblo de Dios no existen ni raquíticos ni paralíticos espirituales. Dios quiere que avancemos.

Así desprecio Esaú la primogenitura por cualquier bobada.

Dios quiere que usted se vaya con su bendición y que alcancen para su familia.

3.       El ciego
4.        
Lucas 18: 35 – 43

Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios”.

El ciego estaba junto al camino, no estaba en el camino; nosotros estamos en el camino.

Sintió la curiosidad y pregunto qué era, sintió el toque y se interesó. Si usted cree que Jesucristo está aquí, dígale, Señor yo sé que tú lo harás, sé que hay respuesta par mi petición.

El ciego clamó al  oír que Jesús pasaba, cómo que estamos junto al Mesías y él no va a ser nada por nosotros. Al ciego no le importó que trataran de impedírselo.

Pedid y se os dará, buscad y hallareis. Dios no despreció el clamor del ciego. Dios tiene una respuesta para tu vida, no desprecies la bendición.

Esa es la pregunta que Dios nos hace: ¿Qué quieres que yo te haga hoy?

Recibió la visión y recibió la salvación.

Él se quedó con el milagro y con el Dios de los milagros, lo siguió glorificando. Afuera muchos glorificarán a Dios por el milagro que Dios ha hecho en nosotros.

5.       Saqueo

Lucas 19: 1 – 10

Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

Vea la diferencia el uno era  un hombre rico y muy importante y el otro era ciego y estaba mendigando.

Ni las riquezas ni la importancia entre el pueblo le sirvieron para acercarse a Jesús.

Dios escucha al que atiende a su palabra. Saqueo tenía la inquietud, la necesidad de ver y saber quién era Jesús. La situación física no le impidió ver a Jesús. Estaba convencido de que Jesús pasaba por ahí y lo vería. Usted está convencido de que Jesús está aquí y que si usted le pide él le va a responder.  

Dios está esperando que usted cambie su actitud para él poder obrar en su vida.

Pueblo despierte es necesario que veas mi gloria, hoy voy a obra en tu vida poderosamente.

Deje la duda y la mediocridad. Hoy es el día de soltar las cadenas, hoy es el día de soltar las amarras, hoy es el día para quedarse en la gloria del Señor.

Hoy es necesario que en tu corazón se empiecen a gestar los milagros, los beneficios de Dios, las grandes maravillas del Dios Todopoderoso.

Saqueo lo recibió gozoso, porque era Jesús en su vida. Gocémonos porque Jesús está aquí.

Dios no quiere que usted se esté lamentando, levantase que Dios quiere restaurar su vida, quiere hacer hombres y mujeres transformados.

Hubo oposición, empezaron a murmurar. Cuando recibimos a Cristo viene la oposición.

Con la palabra que Jesús le habló trajo convicción. Cristo llega a la vida del ser humano trae arrepentimiento.

Hoy ha venido la salvación a nuestras vidas por cuanto somos hijos de Jesucristo, por cuanto somos hijos de fe, engendrado por el Espíritu de Dios.

Estábamos muertos en delitos y pecados y estamos aquí porque Jesucristo nos tocó y nos trajo con cuerdas de amor, para que tomáramos lo que él tiene servido en su mesa para cada uno de nosotros.

6.       Joás
7.        
II Reyes 13: 14 – 25

Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos.  Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria. Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies. Hazael, pues, rey de Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz. Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy. Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar Ben-adad su hijo. Y volvió Joás hijo de Joacaz y tomó de mano de Ben-adad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en guerra de mano de Joacaz su padre. Tres veces lo derrotó Joás, y restituyó las ciudades a Israel”.

El rey se acercó a Eliseo llorando. Se veía sin esperanza, tal vez estamos así. Miraban la circunstancia, quizás usted no ve una respuesta, una solución.

Ponga su mano sobre las promesas de Dios y permita que sean realidad en su vida.

Abra su corazón delante de Dios, saca la duda, la incertidumbre, la tristeza, Declárale al enemigo hoy hay palabra de vida, de restauración, de sanidad.

Dios le dice insista, orar siempre y no desmayar. Hoy es el día levántese por su bendición.

A veces soltamos la bendición porque nos da miedo de lo que se avecina.

Dios mira el pacto que usted y yo hicimos con Jesucristo. Por ese pacto Dios tiene misericordia. Hasta hoy no nos ha echado de su presencia por su misericordia, no nos ha dejado por fuera.


No ceda su bendición por nada. 

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