Cuando nosotros conocemos de Jesucristo, él
abre nuestros ojos. Dice la palabra de Dios que cuando Cristo llega a una vida
entonces rompe las cadenas. Dice que el que practica el pecado esclavo es del pecado.
Juan 8: 31 – 33
“Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás
hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?”
Esta gente era esclava de la ley, era esclava
religiosa, era esclava de las apariencias.
Juan 8: 34 – 37
“Jesús
les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo
sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres. Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi
palabra no halla cabida en vosotros”.
Querían matar a Jesús porque habla palabras
de verdad. Conocía los corazones de todos, conoce los corazones de todos
nosotros, a él no le podemos engañar.
Adán y Eva se escondieron, ¿no iba a saber
Dios donde estaban?, por eso muchos hermanos en Cristo andan escondidos en
cuevas, pero la palabra de Dios dice no hay nada encubierto que no salga a la
luz.
Dios quiere hombres íntegros delante de su
presencia, que seamos los mismos acá, en el hogar y en todas partes, que
podamos tener autoridad para predicar a otros.
Dice la palabra de Dios que son hijos de Dios
los que son guiados por el Espíritu Santo de Dios, los que no se gobiernan a sí
mismos, los que no dejan cabida a las obras de la carne: chismes, murmuración
calumnias, sino que andan en el fruto del Espíritu Santo.
A veces nos levantamos y nos va mal y es que
no nos levantamos pensando en Dios sino peleando con la mamá, con los hijos,
con la esposa…
Dios quiere de nosotros obediencia más que
los muchos sacrificios, para que Satanás no gane ventaja. Yo puedo estar aquí
alabando a Dios y el enemigo se ríe de mí. Porque se está alabando a Dios, pero
en su corazón está resentido, su corazón alberga recuerdos del pasado, pero
Dios te puede libertar en esta mañana, Dios puede romper cadenas en tu vida.
El enemigo siempre te va a recordar el pasado
para hacerte desanimar, Jesucristo limpia y la palabra dijo si el Hijo os
libertare seréis verdaderamente libres y es esa libertad en Cristo la que
nosotros tenemos que cuidar.
Vamos por el mundo y vemos como caen muchos
líderes aun en este lugar, y es doloroso ver como muchas personas, después de predicar
muchas cosas van cayendo, unos se alejan y otros murmuran, pero cuántos oramos
para que Dios levante esos vasos, que Dios vuelva a levantar esas manos que
están caídas, que se cansaron un día.
Yo puedo estar aquí predicando hoy y Dios
quiera que nunca caiga, pero cuántas veces, cuántos lideres desisten y si a uno
le duele, cómo le dolerá el corazón al Señor.
Conocemos la obra del Espíritu Santo que es
una obra maravillosa y conocemos la obra de Satanás que viene para hurtar,
matar y destruir.
Las personitas que vamos en este camino, que
llevamos mucho tiempo, crees que el enemigo va a querer que nosotros sigamos
caminando.
Lo que nos espera con Dios es gran bendición
entonces Satanás no va a querer que caminemos tras esa bendición.
¿Tú crees que cuando recibes a Cristo en tu
corazón el enemigo te va a dejar tranquilo? El enemigo estorbará tu caminar,
pero tú le herirás en la cabeza, eres más que vencedor por medio de aquel que
te amó y sobre todo saca tanto engaño, tanta hipocresía de nuestras vidas que
mostramos una apariencia delante del pueblo de Dios y somos otra cosa allá
afuera.
Dice Jesús que viene por un remanente
escogido por gracia, no por obras para que nadie se gloríe.
Somos un remanente, un pueblo que quiere
agradarle al Señor, un pueblo pequeño, a veces nos vemos pequeñitos en este
lugar de bendición y a veces nos vemos muchos. Cuántas veces habiendo muchos se
siente pesadez, se siente opresión. Cuántas veces habiendo poquitos, pero que
están de sincero corazón fluye la presencia de Dios con gloria porque Dios no
mira multitudes, a Dios no le importa eso, Dios mira es corazones dispuestos
delante de su presencia.
Ya no podemos despilfarrar más la mesa del
Señor.
Cuando esa mujer entró a la casa de Simón y
derramó ese perfume delante del Señor, simón pensó: qué desperdicio. ¿Cuántas
veces pensamos que es un desperdicio venir a las cosas del Señor?
Juan 8: 38 – 40
“Yo hablo lo que
he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro
padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si
fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que
os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros
hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos
nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre
fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido;
pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi
lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre
el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida
desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en
él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de
mentira”.
Si somos hijos de Dios, las cosas de Dios
hacemos, si somos hijos de Dios, lo que Dios dice hablamos, no estamos haciendo,
ni viendo, ni participando de conversaciones de cosas que a Dios no le
glorifican.
Cuantas veces rechazamos lo vasos que Dios
utiliza.
El diablo se camufla, nos induce al pecado
por medio de la mentira y tú te vas detrás de esa mentira, cuantas veces nos
vamos detrás de la mentira y el diablo nos acusa: ¿te vas a parar allá a
predicar? ¿Cómo vas a ir a ese lugar? Él te hace caer y luego te señala y te
acusa.
Dios quiere que nosotros permanezcamos en su
palabra para ser llamados verdaderos discípulos, si permanecemos en la palabra
de Dios en la verdad de Dios entonces no vamos a caer.
Si permanecemos en los caminos de Dios
entonces seremos prosperados.
Nuestro gozo no depende de las circunstancias,
de lo que tenemos o de lo que no tenemos.
Hay gente que no tiene nada, que no tiene la
nevera llena y están gozosos porque están llenos del Espíritu Santo.
La mentira, el adulterio, todo no es verdad,
es una mentira del diablo.
En el colegio, los amigos a los jóvenes, les
dicen que la virginidad era para otro tiempo, pues no, Dios viene por una iglesia
sin mancha y sin arruga.
Debemos ser diferente, el sexo, las
relaciones no son todo en la vida hay cosas más importantes, el amor de Dios es
el que permanece para siempre.
Ningún ser humano, ni nuestra esposa, ni
nuestros hijos pueden hacernos felices, el único que puede darnos esa felicidad
y ese gozo es Jesucristo.
Juan 8: 45
“Y a
mí, porque digo la verdad, no me creéis”.
Dios nos da una promesa que nos va dar un
empleo y llega el enemigo y dice: no vas a poder, no te van a dar ese empleo. Y
le creemos más al enemigo que Dios que dice la verdad.
Juan 8: 46
“¿Quién de
vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no
me creéis?”
A Jesucristo no le podía que lo había sorprendido
en algo malo, el hacía todo lo que predicaba,
nadie podía redargüirlo de pecado.
Él podía decir: tengo autoridad para decirle
a ustedes que estoy predicando una verdad.
Todo el que cree verá la gloria de Dios.
Todo lo que el enemigo te tiene atado,
Jesucristo nos dice: no te he dicho que si crees verás la gloria de Dios, por
su palabra fueron hechos los cielos y la tierra y nosotros siervos de Dios,
ministros de Dios, instrumentos en las manos de Dios, no nos predicamos a
nosotros mismos, predicamos a un Cristo vivo, un Cristo crucificado que se
levantó al tercer día y resucitó, nosotros también nos levantaremos con Él y
veremos su gloria.
Como decía Pablo: si yo predicara para
agradar a los hombres no sería siervo de Jesucristo.
Juan 8: 47
“El que
es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no
sois de Dios”.
Cuántas veces queremos que nuestros
familiares vengan. Demos gracias a Dios que por su gracia y misericordia, no
porque seamos especiales, sino porque Dios se quiso fijar en nosotros que éramos
lo más vil y menospreciado, Dios nos quitó las vendas y nos podemos levantar
todas las mañanas sabiendo que Dios existe, que no es un Dios lejano sino que
es un Dios de cerca que quiere habitar en nuestros corazones.
Cuando tienes a Cristo tu empiezas a ver a tu
esposa, a tus hijos de una manera diferente, ves a tu esposa más hermosa que cuando
la conociste, ves a los hijos más hermosos y los cuidas más cada día porque
Dios cambia nuestra visión y nuestra mentalidad.
Jesucristo llena nuestra vida, llena nuestros
corazones y es quien quiere gobernar.
I Juan 3: 5 -9
“Y
sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto,
ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo,
como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo
peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las
obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido
de Dios”.
Que nadie nos engañe ni siquiera nos engañemos
a nosotros mismo.
Practicar el pecado es hacerlo
constantemente.
La luz en las tinieblas resplandece y las
tinieblas no pueden prevalecer ante la luz.
Cuando hacemos lo justo delante de Dios, Dios
nos va a defender.
Dios me ha dado poder y autoridad sobre toda
fuerza del enemigo.
No voy a permitir que el enemigo se enseñoree
de mi vida.
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