Es la pregunta que Dios nos hace
a nosotros, su pueblo, no a los de afuera.
II Crónicas 7: 14
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y
oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces
yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
1.
Cuál
es el pueblo de Dios
Veamos que Dios está hablando de
su pueblo, es una palabra especialmente para los creyentes para nosotros que
somos el remanente de Dios, que Jesucristo compró con su sangre para presentar un
día ante Dios.
Deuteronomio 14: 12
“Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para
que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la
tierra”.
Dios escogió un pueblo par
que seamos santos delante de Dios, no un pueblo cualquiera. Es un pueblo único,
exclusivo para él, no para el mundo, tenemos que estar muy por encima de lo que
el mundo ofrece.
El mundo no nos quiere
porque no somos del mundo. No rechazan
porque somos de Cristo.
Nosotros tenemos que
marcar una gran diferencia.
Entre miles de pueblos sobre la tierra el escogió este
remante.
El ama al mundo entero,
pero él tiene un amor específico y muy grande por Israel y nosotros hemos sido injertados
en ese pueblo de Israel.
I Pedro 2: 9
“Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”
Otra característica del pueblo de
Dios es linaje escogido. Real sacerdocio, nación Santa, pueblo adquirido por
Dios.
Nos adquirió con el fin para
anunciar las virtudes de Jesucristo que nos sacó de las tinieblas del pecado.
Tenemos que nacer de nuevo y el
nuevo nacimiento significa que tenemos una transformación de todo nuestro ser en
Jesucristo. Esa transformación la hace el Espíritu Santo, pero si nosotros se
lo permitimos.
Hay muchas personas que aunque
recibieron a Cristo, no han nacido de nuevo.
Dios nos hace esta pregunta a
todos. ¿Hasta cuándo?
Cuánto tiempo estamos perdiendo
en un televisor en la internet.
Cuando Dios le permitió a Isaías
ver toda la gloria de Dios en el tercer cielo, él (Isaías) dijo que era hombre
muerto porque pensaba que en él había maldad.
Hay que adorar a Dios y a la
adoración le antecede la humillación delante de Dios, para poderle hablar, hay
que reconocer que somos pecadores para poder entrar en esa adoración.
Muchas veces Dios no responde a
nuestras oraciones porque nuestras oraciones son muy livianas.
Deuteronomio 26: 18
“Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva
posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos;”
Declaró hoy, Dios nos hace esa declaración
hoy, que somos pueblo suyo, de exclusiva posesión.
El único dueño de nosotros se
llama Jesucristo para que guardes todos sus mandamientos.
Tito 2: 14
“quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad
y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Jesucristo se dio a sí mismo,
entrego su vida voluntariamente, derramó su sangre gota a gota, para redimirnos
de toda maldad.
Él es santo y no va a permitir
que su pueblo esté cargado de maldad.
Las buenas obras son consecuencia
de la humillación delante de Dios, la consagración a Dios nos lleva a hacer
buenas obras. Son una consecuencia de una vida consagrada a Dios, de una vida
santa.
¿Qué significa donde mi nombre de
Dios es invocado? Estoy clamando a Dios ¿Qué hay que hacer para invocar el
nombre de Dios?
II Timoteo 2: 19
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el
Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el
nombre de Cristo”.
Para invocar el nombre de
Jesucristo tenemos que apartarnos del pecado. Por eso cuando empezamos la
oración tenemos que ponernos a cuentas con Dios porque nosotros le fallamos
mucho.
Con el corazón sucio la oración
no pasa del techo.
El fundamento que Dios puso es
firme. Jesucristo es una roca que nadie ni nada la puede mover.
La palabra de Dios es firme,
tenemos que obedecerla ciegamente.
La palabra de Dios es para
asumirla totalmente.
El conoce a los que son suyos
porque estamos sellados por el Espíritu Santo.
Cuando recibimos a Jesucristo fuimos sellados por el Espíritu Santo. Empieza
Cristo a gobernar nuestra vida y se sigue el nuevo nacimiento y es cuando le
permito al Espíritu Santo transformar mi vida y empezamos a dar el fruto.
Este es el tiempo de humillarnos
delante de Dios, si humillación no hay exaltación (I Pedro)
2.
Y oraren
Lucas 22: 40
“Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación”.
Muchas veces caemos en tentación
porque los niveles de oración están muy bajitos.
Colosenses 4: 2
“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;”
La oración es de todos los días.
Dios quiere que su iglesia ore
constantemente.
3.
Y
buscares mi rostro
“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo
buscares de todo tu corazón y de toda tu alma”.
El alma está compuesta por
voluntad, mente y emociones. Con todo mi
corazón lo busco y con toda mi mente, mi voluntad y todas mis emociones.
Amos 5: 4
“Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis;”
Tenemos que buscarle con todo
nuestro corazón para vivir.
Es muy importante humillarnos
delante de Dios para poder ser llenos del Espíritu Santo.
4.
Y se
convirtieren de sus malos caminos
Jeremías 15: 19
“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y
delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi
boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”.
¿Cómo es tu testimonio cuando
estás solo? Los ojos de Dios están permanentemente sobre nosotros.
Humíllense y yo no los voy a
desechar dice el Señor.
La clave es venir humillados delante
de Dios.
Si entresacamos lo mejor de nosotros para ofrecerlo delante
de Dios.
Conclusión: “yo oiré desde los cielos”
“Si se humillare mi pueblo y oraren y buscaren mi rostro y se
convirtieren de sus malos caminos: yo los oiré desde los cielos”
II Crónicas 7:12
“Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le
dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de
sacrificio”.
Dios vio la disposición de
Salomón y le dijo: “yo he oído tu oración y he elegido esta casa para
sacrificio”
Dios quiere una ofrenda viva por
lo que yo me tengo que ofrendar diariamente a él.
II Crónicas 7: 15
“Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en
este lugar”.
Un corazón dispuesto y humillado
delante de Dios hace que Dios escuche.
“yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados”
I Juan 1: 9
“Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad”.
Nos exige confesar nuestros
pecados delante de Dios.
Y sanaré su tierra
Lucas 4:18
“El espíritu de Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
a pregonar la libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en
libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”
Lucas 7: 21
“En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de
espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista”.
Dios nos hace sanidad integral,
una limpieza total para poder ser llenos del Espíritu Santo