miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Hasta cuando no querrás humillarte delante de mí?



Es la pregunta que Dios nos hace a nosotros, su pueblo, no a los de afuera.

II Crónicas 7: 14

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”

1.       Cuál es el pueblo de Dios

Veamos que Dios está hablando de su pueblo, es una palabra especialmente para los creyentes para nosotros que somos el remanente de Dios, que Jesucristo compró con su sangre para presentar un día ante Dios.

Deuteronomio 14: 12

Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra”

Dios escogió un pueblo par que seamos santos delante de Dios, no un pueblo cualquiera. Es un pueblo único, exclusivo para él, no para el mundo, tenemos que estar muy por encima de lo que el mundo ofrece.

El mundo no nos quiere porque no somos del mundo. No rechazan  porque somos de Cristo.
Nosotros tenemos que marcar una gran diferencia.

Entre miles de  pueblos sobre la tierra el escogió este remante.

El ama al mundo entero, pero él tiene un amor específico y muy grande por Israel y nosotros hemos sido injertados en ese pueblo de Israel. 

I Pedro 2: 9

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” 

Otra característica del pueblo de Dios es linaje escogido. Real sacerdocio, nación Santa, pueblo adquirido por Dios. 

Nos adquirió con el fin para anunciar las virtudes de Jesucristo que nos sacó de las tinieblas del pecado.

Tenemos que nacer de nuevo y el nuevo nacimiento significa que tenemos una transformación de todo nuestro ser en Jesucristo. Esa transformación la hace el Espíritu Santo, pero si nosotros se lo permitimos.

Hay muchas personas que aunque recibieron a Cristo, no han nacido de nuevo.

Dios nos hace esta pregunta a todos. ¿Hasta cuándo?

Cuánto tiempo estamos perdiendo en un televisor en la internet.

Cuando Dios le permitió a Isaías ver toda la gloria de Dios en el tercer cielo, él (Isaías) dijo que era hombre muerto porque pensaba que en él había maldad.

Hay que adorar a Dios y a la adoración le antecede la humillación delante de Dios, para poderle hablar, hay que reconocer que somos pecadores para poder entrar en esa adoración. 

Muchas veces Dios no responde a nuestras oraciones porque nuestras oraciones son muy livianas.

Deuteronomio 26: 18

“Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos;” 

Declaró hoy, Dios nos hace esa declaración hoy, que somos pueblo suyo, de exclusiva posesión.

El único dueño de nosotros se llama Jesucristo para que guardes todos sus mandamientos.

Tito 2: 14

“quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. 

Jesucristo se dio a sí mismo, entrego su vida voluntariamente, derramó su sangre gota a gota, para redimirnos de toda maldad.

Él es santo y no va a permitir que su pueblo esté cargado de maldad.

Las buenas obras son consecuencia de la humillación delante de Dios, la consagración a Dios nos lleva a hacer buenas obras. Son una consecuencia de una vida consagrada a Dios, de una vida santa.

¿Qué significa donde mi nombre de Dios es invocado? Estoy clamando a Dios ¿Qué hay que hacer para invocar el nombre de Dios?

II Timoteo 2: 19

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”

Para invocar el nombre de Jesucristo tenemos que apartarnos del pecado. Por eso cuando empezamos la oración tenemos que ponernos a cuentas con Dios porque nosotros le fallamos mucho.

Con el corazón sucio la oración no pasa del techo.

El fundamento que Dios puso es firme. Jesucristo es una roca que nadie ni nada la puede mover.

La palabra de Dios es firme, tenemos que obedecerla ciegamente.

La palabra de Dios es para asumirla totalmente.

El conoce a los que son suyos porque estamos sellados por el Espíritu Santo.  Cuando recibimos a Jesucristo fuimos sellados por el Espíritu Santo. Empieza Cristo a gobernar nuestra vida y se sigue el nuevo nacimiento y es cuando le permito al Espíritu Santo transformar mi vida  y empezamos a dar el fruto.

Este es el tiempo de humillarnos delante de Dios, si humillación no hay exaltación (I Pedro)

2.       Y oraren

Lucas 22: 40

“Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación”.

Muchas veces caemos en tentación porque los niveles de oración están muy bajitos.

Colosenses 4: 2

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;”

La oración es de todos los días.

Dios quiere que su iglesia ore constantemente. 

3.       Y buscares mi rostro

“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma”.

El alma está compuesta por voluntad, mente y emociones.  Con todo mi corazón lo busco y con toda mi mente, mi voluntad y todas mis emociones.

Amos 5: 4

“Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis;” 

Tenemos que buscarle con todo nuestro corazón para vivir.

Es muy importante humillarnos delante de Dios para poder ser llenos del Espíritu Santo.

4.       Y se convirtieren de sus malos caminos

Jeremías 15: 19

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”. 

¿Cómo es tu testimonio cuando estás solo? Los ojos de Dios están permanentemente sobre  nosotros.

Humíllense y yo no los voy a desechar dice el Señor.

La clave es venir humillados delante de Dios.

Si entresacamos  lo mejor de nosotros para ofrecerlo delante de Dios.

Conclusión: “yo oiré desde los cielos”

“Si se humillare mi pueblo y oraren y buscaren mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos: yo los oiré desde los cielos”

II Crónicas 7:12

Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio”.

Dios vio la disposición de Salomón y le dijo: “yo he oído tu oración y he elegido esta casa para sacrificio”
Dios quiere una ofrenda viva por lo que yo me tengo que ofrendar diariamente a él.

II Crónicas 7: 15

Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar”.

Un corazón dispuesto y humillado delante de Dios hace que Dios escuche. 

“yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados”

I Juan 1: 9

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Nos exige confesar nuestros pecados delante de Dios.

Y sanaré su tierra 

Lucas 4:18

El espíritu de Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar la libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor

Lucas 7: 21

En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista”.

Dios nos hace sanidad integral, una limpieza total para poder ser llenos del Espíritu Santo

sábado, 27 de diciembre de 2014

Hombres de valor



Cuando digo hombre se refiere a todo el género humano: hombres y mujeres. ¿Cuántos hoy tuvieron que vencer obstáculos grandes para llegar acá a escuchar esta palabra? ¿Cuántos hoy fueron esos hombres de valor? Estaba enfermo o quizás no tenía dinero, o se le presentó un problema antes de salir. Pero se pusieron en la brecha y dijeron: “voy, porque Dios me va a hablar”.

Génesis 2: 16 – 17

“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;  mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.

Dios les puso un requisito. Que no comerían e del árbol de la ciencia del bien y del mal.

Cuántas órdenes nos ha dado Dios y hacemos lo contrario.

Dios no quería que el hombre conociera la muerte y la rebelión porque Él les había dado todo, lo tenían todo en el paraíso.

Estamos capacitados por el Espíritu Santo para ser hombres y mujeres esforzados y valientes para seguir adelante contra cualquier obstáculo.

Génesis 3: 6

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella”.

La mujer se dejó llevar por la codicia, se dejó llevar por sus ojos. Nosotros nos dejamos llevar a veces de lo que ven nuestros ojos.

Era bueno para el hombre, era bueno aparentemente, pero ya era malo por el solo hecho de que Dios lo había prohibido. A veces nos dejamos llevar de lo que creemos que es bueno y realmente no es agradable a Dios.

Cuántos no han querido estar acá porque este grupo es pequeño y se van a buscar denominaciones más grandes y rimbombantes. Dios no es de lugares grandes, Él es de corazones dispuestos, corazones de hombre y mujeres llenos de valor que sean capaces de enfrentar al enemigo, capaces de seguir adelante y no amilanarse con nada.

Querían saber más a pesar que lo que Dios les había dado era suficiente. Así como cuando el pueblo de Dios era guiado por profetas y reyes y no se conformaron con esto sino que querían un rey. 

Cuántas veces queremos saber lo del mundo y no nos basta con tener la sabiduría que nos dio el Dios todo poderoso, que si nos metemos en oración Dios nos enseña todo lo que necesitamos saber.

En ocasiones en lugar de hacer que la gloria de Dios esté en los demás, nosotros nos dejamos contagiar de lo del mundo. A veces se siente tristeza por haber dejado las costumbres del mundo.

Se les pregunta si participan de la navidad y no saben ni que responder. ¿Dónde está el valor, dónde está el poder? En lugar de decir, yo sirvo a Cristo y a Dios no le gusta que participe de eso.

Romanos 5: 18 -19

“Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.  Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. 

Por la desobediencia de un hombre, todos fuimos destituidos de la gloria de Dios, así por la obediencia de uno fuimos justificados.

No podemos unirnos a las festividades de esta época, ¿cómo que nosotros acomodándonos a las costumbres del mundo? Dios dice que eso es enemistad con él. El que se une al Señor un espíritu es con Él. Nosotros no podemos beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. 

Jesucristo vino a marcar la diferencia, Jesucristo es radical. Jesucristo nunca se alió con los fariseos, a hacer lo que ellos hacían. Él marcó la diferencia de lo que era santidad, de lo que era el reino de Dios. Si usted no tiene el valor para marcar la diferencia, pida es valor a Dios.  Que importa que se nos venga el mundo encima, pero vale la pena tener ese valor y ser diferentes, como Dios quiere que seamos.

Jesucristo obedeció y ese acto de obediencia trajo bendición para nosotros.

Jeremías 16: 1-4

“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar.  Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra”. 

Dios llamó a Jeremías y él estaba enamorado y su anhelo era formar una familia y Dios no se lo permitió. Nuestros deseos tenemos que someterlos a la voluntad de Dios. Jeremías más adelante le dice al Señor “mas fuerte fuiste que yo, tu palabra es como un fuego dentro de mí”.

Cuando Dios tiene un designio para nosotros tenemos que rendirnos ante eso, tenemos que someternos.

Muchas veces Dios no quiere que hagamos algo y nosotros seguimos con terquedad buscando los objetivos que queremos, pero que Dios no quiere. Queremos hacer la voluntad nuestra y no la de Dios. Nos da miedo hacer lo que Dios quiere que hagamos. Tenemos que renunciar hoy, a todo miedo.

¿Podemos decir lo mismo que decía Pablo?: “no soy yo quien vivo sino Cristo que vive en mí”.

“Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino. Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él”. 

Daniel no se dejó contaminar por nada, desde joven no se dejó contaminar con la comida del rey.
Tenemos que tener un espíritu superior.

¿Dios podrá decir que nosotros somos fieles como Daniel? Si no lo somos pidámosle a Dios que nos haga fieles.

Debemos seguir orando aunque Dios no haya respondido, sigamos clamando por la misma situación, como Daniel clamaba por volver a la tierra de Israel. A jeremías Dios no le dio hijos, Dios sabrá por qué. ¿Nosotros sabemos esperar  como Jeremías o nos da pataleta porque el Señor no nos concede lo que queremos? ¿Nos enojamos con el Señor y volvemos cuando se nos pasa la pataleta? Eso no es de hombres de valor.

Los hombres de valor están ahí independiente de exista respuesta o no. No importa si el Señor escogió hoy o escogió mañana, si te dio o no te dio, no importa.

Cuántas veces tenemos lo que queremos y le damos la espalda a Dios y él lo que quiere es nuestra alma.  Antes que cualquier milagro, cualquier beneficio, Dios quiere es tu alma.

Usted no viene aquí a perder el tiempo, aquí se preparan almas para el reino de los cielos. Aquí no vamos a arrullar, aquí venimos a prepararnos para el reino de los cielos. Almas para la salvación, antes que cualquier otro milagro es la salvación lo que buscamos y para eso necesitamos mucho valor.

Este mundo se está poniendo cada vez más difícil y si no estamos llenos del Espíritu Santo no  vamos a aguantar. Necesitamos al Espíritu Santo que nos ayuda a interceder ante el Padre, que nos ayuda a superar toda tentación, que nos ayuda en toda debilidad. 

Hombres y mujeres de valor eso debemos de ser. Necesito tener mucho valor, Daniel cuando llegó el edicto del rey que decía que tenía que arrodillarse ante un becerro y él no lo hizo porque sabía que servía a un Dios vivo y real.

A veces nosotros nos postramos ante cualquier cosa del mundo, dinero, mujeres o cualquier otra cosa, olvidándonos que recibimos por Señor a Jesucristo.

Cuántos consultando horóscopos, o jugando lotería,  juegos al azar, eso es adivinación y a Dios no le agrada. 

A Daniel le dijeron que si no se arrodillaba ante el becerro, iba a parar al foso de los leones y él dijo Yahvé al Dios a quien yo sirvo, él  me salvará. Declaró la palabra.

Nosotros debemos declarar la palabra en medio de la tentación.

Jueces 4: 4- 10

“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré.  Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.  Y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él”. 

Dios le dio una palabra a Barac mas el no creyo la palabra de Dios que estaba saliendo por los labios de esa mujer. ¿Cuántos aquí hemos cerrado nuestro corazón a palabras que Dios trae a través de diferentes vasos? Barac no escuchó entonces la victoria se la dio a Dios a una mujer.

La mujer no sintió miedo, ella fue a la guerra.

Uno viene a la guerra a arrebatar las bendiciones. ¿Cuántas veces le da miedo a usted reprender las obras del enemigo?

Débora se apropió de la palabra que Dios le dio. Así nosotros tenemos que apropiarnos de las palabras que Dios nos da. 

Barac confió en el hombre, puso la mirada en la mujer no en Dios.

Cuando Dios decreta algo lo hace por encima de todo.

Jueces 4: 14 – 15

“Entonces Débora dijo a Barac: Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.  Y Jehová quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie”. 

Creamos que hoy es el día en que Jehová entrega sus enemigos. Pero hay que tener disposición de soldados.

El miedo no le está dejando ver la bendición de Dios.

Mateo 8:8

“Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará”.

La diferencia: Barac no se fue con la palabra, este centurión solo fue la palabra de Dios y le bastó, por creer en la palabras se fue con su milagro. Si usted cree usted se va con su milagro. 

Si usted creyó la palabra se fue con ella y con la victoria.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Boga mar adentro



Es el tiempo de entrar en el océano de Dios y sumergirse en  lo más profundo.

Isaías 55: 1 – 3

“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.  ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.  Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”.

Dios nos invita a todos los sedientos, a que vengamos a e3sas aguas y a sumergirnos. Es gratuito lo que Dios nos está dando.

Dios a todo momento nos da esa leche espiritual no adulterada. Sumerjámonos en esas aguas del Espíritu.

Por qué buscamos saciarnos en otras cosas que no sean lo de Dios. Por qué gastamos nuestros esfuerzos en cosa que no nos aprovecha.

Que nos humillemos ante la presencia de Dios. Cuando dios hace una promesa y nunca se rompe. Dios cumple sus promesas.

Nuestra alma tiene sed de Dios, tiene esa necesidad de sumergirse en las aguas de Dios.

Salmo 42: 1 – 3


“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”

Nosotros somos eso ciervos que estamos buscando a Dios para saciarnos.

Bramar es gemir y eso debemos hacer nosotros gemir ante el Señor.

Pidámosle a Dios que nos haga sensibles ante tantas cosas que él puede darnos. Queremos saciar nuestra alma de esas cosas maravillosas que Dios tiene para nosotros. Esas aguas son la palabra de Dios.

Esos hombres de Dios, esos ciervos de Dios lo dejaron todo por seguirlo vieron cosas grandes y maravillosas.

Se dieron cuenta de que Dios los iba a utilizar poderosamente y renunciaron al mundo y siempre querían más de Dios.

Dios quiere que nos introduzcamos en esas profundidades. Nosotros somos un pueblo preparado y por eso hay que bogar mar adentro.

Ezequiel 47:

“Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.  Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.  Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado”

¿Cual nivel tenemos nosotros? Porque en la orilla están los mediocres.

En la Biblia hay cosas grandes y maravillosas, promesas grandes. Pero muchas veces no le creemos o creemos que era para otros. Sin embargo Jesucristo dijo: “aun cosas mayores haréis”.

En nosotros tenemos el Espíritu Santo que mora en nosotros.

Juan 5: 1 – 5
“Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.  En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.  Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.  Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”. 
Cuanto tiempo llevan esperan que vengan y se agiten esas aguas. Yo tengo la palabra para decir soy sano. Yo tengo la palabra para decir me levanto en el nombre de Jesús.
¿Cuántas veces decimos yo no tengo necesidad de eso, de predicar? Y el Señor nos dice: “yo conozco tus obras que no eres frío ni caliente” y por eso el Señor nos puede sacar de su cobertura.
¿Cuántos no quiere venir a sumergirse en esas aguas que traen refrigerio para nuestras almas? La palabra nos trae sanidad y refrigerio para nuestras almas.
Nosotros tenemos esas aguas, tenemos esa palabra que es refrigerio para lasa almas que está allí afuera. No podemos tener el agua ahí retenida, tenemos que llevarla a los demás.
Nosotros estamos para ir a esas personas que tienen hambre y sed, que necesitan una palabra de aliento.
Muchas son las iglesias que se están quedando sin visión, porque ya no tienen revelación de la palabra.
Proverbios 20: 5
“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará”.
El consejo de Dios es como aguas profundas en nuestro corazón.  La sabiduría que nos da Dios no es la sabiduría humana, viene de lo alto.
Juan 7: 37 – 38
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.
Lucas 5: 4
“Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”.